Tú eres la razón. (#FixYou2)

Door TerryGarciaCL

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Ganadora del tercer lugar del concurso Christmas Nightmare 2018, organizado por @_IKI_. En la categoría: Nove... Meer

Sinopsis
Prólogo
Capítulo 1: Lo que fue de ella.
Capítulo 2: Todo estará bien.
Capítulo 3: Lo que siento por él.
Capítulo 4: Un acosador.
Capítulo 5: Adiós.
Capítulo 6: Ya no pienso en tí.
Capítulo 7: Una nueva oportunidad.
Capítulo 8: Una visita sorpresa.
Capítulo 9: Mensajes.
Capítulo 10: Un extraño.
Capítulo 11: Es su perfume favorito.
Capítulo 12: Invitadas Especiales.
Capítulo 13: Ella se va a casar.
Capítulo 14: Una visita sorpresa.
Capítulo 15: No arruines esto.
Capítulo 16: Las cosas malas siempre vienen acompañadas.
Capítulo 17: Perdiendo el control por una noche.
Capítulo 18: Aún te amo.
Capítulo 19: De nuevo tú.
Capítulo 20: Nunca deje de amarte.
Capítulo 21: La galería.
Capítulo 22: Salvada una vez más
Capítulo 23: Solo debía quedarme.
Capítulo 24: No es demasiado tarde.
Capítulo 25: No estás sola.
Capítulo 26: ¿Cómo es esto posible?
Capítulo 27: ¿Te arrepientes?
Capítulo 28: Di que no te irás.
Capítulo 29: Asesina.
Capítulo 30: Simplemente tan sencillo.
Capítulo 32: Y no la asesina.
Capítulo 33: Recuerda que yo no exagero.
Capítulo 34: Abogado al rescate.
Capítulo 35:¿Y Erick?
Capítulo 36: Un par de mentiras.
Capítulo 37: Un escape fallido.

Capítulo 31: Pensé que las cosas no se podían poner peor.

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Door TerryGarciaCL

Capítulo 31: Pensé que las cosas no se podían poner peor.

Sierra...

—Señora Dana, ¿ha visto a Helena? —le pregunto cuando Erick y Cristián ya se han marchado y no logro verla por ningún sitio.

—No cariño—me responde mientras se pone de pie luego de estar buscando algo en la cocina.—Pensé que estaba contigo.

—No, no lo está—le digo y entonces recuerdo que el único sitio en el que no la he buscado es en el balcón por lo que me dirijo hacia allá.

—¿Qué crees que estás haciendo ahí?—le pregunto cuando entro lentamente, ya que se encuentra con casi medio cuerpo fuera del barandal del balcón, viendo hacia abajo.

—Solo observo—me responde llanamente pero inclina su cuerpo aún más hacía fuera, lo que comienza a asustarme.

—Y si te alejas de ahí, porque necesito hablar contigo y preferiría que fuera de frente—le pido y me acerco a tomarla de la blusa para jalarla hacia mí, antes de que haga algo estúpido.

—¡Oye!—se queja mientras me enfrenta.

—¡¿Qué crees que estabas haciendo ahí intentando lanzarte al vacío?!—le reclamo comenzando a enojarme por su actitud.

—No estaba intentando lanzarme al vacío, solo estaba observando.

—¿En un balón que está a veinte pisos del suelo?—le pregunto de manera sarcástica comenzando a enojarme más.—Discúlpame que no te crea.

—¡Pues no iba a lanzarme!—me grita alterandome también, mientras sus ojos se llenan de lágrimas.—¡No soy lo suficientemente valiente para ello! ¡Pero ojalá lo fuera! ¡Así terminaría de una vez con todos los problemas!

En ese momento, no pienso y simplemente reacciono y dejo que mi enojo y mi dolor hablen por mi, por lo que estrelló mi mano contra su mejilla para hacerla callar.

—¡¿Tú de verdad piensas que eso solucionaría todo?! ¡¿Qué sería simplemente tan sencillo como eso?! ¡Pues no Helena, no lo sería! ¡Según tu se acabaría el problema; pero, ¿y el dolor?! ¡¿Sabes lo que eso nos provocaría?! ¡Pues no, no lo sabes! ¡Porque tú no tuviste que estar en vela por noches, pensando si vivirías o no! ¡Tú no tuviste que manejar la presión ni la preocupación de verte tendida en una cama! ¡Lo que sentí cuando me dijeron que te habían disparado y pensé que lo peor hacia sucedido! ¡La horrible sensación de tener que contarle a la señora Dana y a tu mamá que estaban en el hospital heridos por una bala y que podrían morir! ¡Tú no tuviste que pasar por ninguna de esas cosas y no es justo que ahora quieras que preparé tu funeral también! ¡Así que si no te importa tu vida, al menos comienza a demostrar un poco de consideración por mí de una buena vez!

—¡Sierra! ¡Sierra, espérame!—me pide cuando comienza a seguirme y es que solo he terminado de decirle esto, antes de salir corriendo del departamento ya que no tengo más energía para continuar peleando con ella.

—Detente, por favor, solo detente—me pide cuando logra alcanzarme antes de que sea capaz de entrar en el elevador. —Tienes razón, lo siento. He estado tan sumida en mis problemas que no me he preocupado lo suficiente por ti, pero es que esto es exactamente a lo que me refería cuando le dije a Cristián que que somos como una reacción en cadena. Y es que solo estoy cansada de arrastrarlos hacia mis problemas, ya no quiero hacer eso. No quiero que mi vida siga repercutiendo en la suya, ustedes merecen ser felices y no es justo que no lo sean solo por mi culpa. Así que si, me pasó por la cabeza tan solo por un segundo la opción de lanzarme por el balcón solo para terminar lo que Matheo no pudo terminar, ¡pero no iba ha hacerlo! ¡No podría! Porque entonces todo lo que Cristián y ustedes han tenido que pasar por mi ya no tendría sentido y sería injusto. Además quiero ver a Emily crecer, te quiero ver casarte con Erick y que tengan bebés. Quiero saber qué se siente tener setenta años y haber pasado mi vida entera con Cristián, pero también tienes que entender que estoy cansada de estarles arruinando la vida como lo he venido haciendo últimamente. Y sabes perfectamente que eso es algo que puede conmigo.

Para este momento ambas estamos llorando fuertemente; pero verla tan destruida, al igual que siempre, puede desvanecer toda mi furia de golpe, así que camino los pocos pasos que nos separan y la abrazo y ambas nos permitimos llorar como siempre lo hemos hecho en los brazos de la otra. Al igual que en todos esos otros momentos que pudieron habernos destruido, pero que finalmente no lo hicieron porque nos teníamos la una a la otra.

—Perdoname, por favor, yo no sabía que te estaba causando tanto daño. Sabes que eso es lo que siempre estoy tratando de evitar, ¿lo sabes verdad? Que yo jamás haría nada para perjudicarte incondicionalmente.

—Lo sé, lo sé —la tranquilizo al verla tan alterada, además porque sé que es cierto. — No tengo nada que perdonarte, porque después de todos los años, sigues siendo la persona más buena que he conocido algún vez. La que debes disculparme eres tú, deje que el miedo a perderte se apoderará de mí.

—No es cierto, si he sido mala contigo, ambas prometimos que nos cuidariamos la una a la otra siempre y yo no lo he estado haciendo.

—¿Podemos dejar de hacer esto? —le pregunto separándola de mí y tomando su rostro entre mis manos. — Después de todo ya nada de eso importa, lo único importante es el hecho de estamos aquí juntas y lo seguiremos estando siempre. ¿Así que podríamos contentarnos y ya? Como siempre lo hemos hecho, con una película romántica y boba y un montón de comida chatarra.

Esto nos provoca una ligera risa entre las lágrimas, porque sabemos que esa siempre es la solución a nuestras discusiones.

—Gracias por mantenerte a mi lado a pesar de todo —me agradece.

—Gracias a ti por haberme salvado la vida en más de un sentido —le agradezco de regreso. — Ahora dime, ¿vas a hacerme sentir muy orgullosa de ti?

—Más que la última vez —me responde con una sonrisa genuina. —Y prometo que trataré de hacerlo por siempre, mientras te mantengas a mi lado.

—Hasta que seamos viejitas, ¿recuerdas? No vas a deshacerte de mí al menos hasta que tengamos unos noventa años.

—Me parecen una cantidad de maravillosos años juntas —me dice de regreso y estamos a punto de abrazarnos de nuevo cuando escuchamos un sollozo tras nuestro que llama nuestra atención; por lo que giramos a mirar, solo para encontrarnos con la señora Dana llorando recargada en el marco de la puerta.

—Lo siento —se disculpa de inmediato. —Yo no quería espiarlas, pero las escuché discutir y quería cerciorarme de que todo estuviera bien.

—¿Y por qué está llorando? —le pregunta Helena limpiándose sus propias lágrimas.

—Es que sus palabras me conmovieron, la amistad que tienen de verdad que es muy hermosa —le responde limpiando también sus lágrimas mientras trata de controlar sus sollozos.

—Lo es, definitivamente lo es. Somos afortunadas de tenernos la una a la otra —digo limpiandome mis propias lágrimas, antes de que todas entremos de nuevo al departamento.

—Que suerte que tenemos un montón de comida chatarra para estos casos —comenta la señora Dana cuando llegamos a la cocina, así que Helena y yo nos reímos por su comentario.

—¿Me dejarían unirme a su fiesta de reconciliación? —nos pregunta mientras todas finalmente vamos tranquilizandonos completamente.

—Será un placer —le responde Helena a la señora Dana ante su cuestionamiento, antes de que alguien detrás de nosotros grité muy emocionada.

—¡Lena! —es Emily la que grita mientras se acerca corriendo hacia ella.

—Hola cariño, pensé que no estabas aquí —le dice Helena mientras la carga y me doy cuenta de lo feliz que logra hacerla Emily solo con esto, al igual que desde el primer momento en que se conocieron.

—Comio muchos dulces en la fiesta de ayer, así que tuvo dolor de estómago por la noche, nos dormimos bastante tarde por ello, por eso no la había despertado —explica la señora Dana mientras comienza a servirle cereal a Emily, luego de tendernos un pañuelo para que podamos retirarnos bien las lágrimas.

—¿Estabas enferma ayer Emily? —le pregunta Helena y mientras la pequeña se enfrasca en una extensa explicación sobre sus males, Helena se la lleva hacia la sala.

—Si no supiera que me quiere, me pondría celosa de Emily —le comento a la señora Dana entretanto le ayudo a partir el trozo de pastel que ha sacado del refrigerador, con el cuchillo que me entrega.

—Desde el primer momento en que se conocieron me ha sorprendido la conexión que tienen. Recuerdo que la primera vez que ví a Helena, ella y su mamá fueron a darnos la bienvenida y yo tenía a Emily gateando en ese momento y solo basto que observara a Helena para que se pescara de su pierna y demandará su atención. Y ella solo necesito observarla de vuelta para enamorarse también y así como así fue como conectaron y ve, ni dejarse de ver dos años ha cambiado eso que tienen.

—No conocía tantos detalles de esa historia, pero es hermosa.

—Definitivamente lo es y sabes, siempre bromeaba con Helena diciéndole que había hechizado a esta familia, pero creo que es verdad. Es el amor de la vida de mi hijo, mi hija la ama y yo siempre la he considerado una hija; así que creo que siempre estuve en lo correcto y ella nos hechizo con su encanto.

—Ella siempre he tenido un encanto que atrae, incluso cuando no lo muestra o lo intenta. De hecho recuerdo que cuando comenzamos a ser amigas, yo la observaba mientras me contaba algo y pensaba como era posible que estuviera tan sola siendo tan bondadosa y también pensaba lo mismo cuando llegaba todas las mañanas a la escuela con café, o galletas o pasteles o con cualquier cosa que le hubiera estado ayudando a hornear a su mamá un día antes y me sentía afortunada de saber que yo era la única que disfrutaba de ello. Y bueno ya no soy la única que disfruta de ello, pero aún me siento afortunada por tenerla en mi vida.

—Y ella es afortunada por tenerte a ti en la suya y además te trajo a nuestras vidas también; así que creo que ha hecho mucho bien en la vida de todos. Por mucho que ella crea que nos hace mal.

—Definitivamente lo ha hecho —concuerdo con ella; al tiempo, que sin poder evitarlo, rememoró ese primer instante en que se acercó a mí y que sin saberlo, salvo mi vida.

—¿Sierra? ¿Podrías ayudarme con eso? —me pregunta la señora Dana llamando mi atención por lo que tomo los platos que me indica y la sigo hacia la sala en donde Emily y Helena están escogiendo una película.

—Mami, veremos un película —dice Emily bastante emocionada brincando sobre Helena mientras esta, busca en la televisión algo que ver.

—¿Qué quieres ver Emily? —le pregunta Helena mientras la sienta de nuevo en sus piernas.

—Peditos —grita la pequeña emocionada, lo que provoca que todos nos riamos.

—Se dice perritos, Emi, no peditos —la corrije la señora en cuanto mi teléfono comienza a sonar por lo que me alejo de la sala para responderlo.

—Sierra Carson.

—Señorita Carson, soy Jonathan Ross; perdone que la moleste tan temprano, pero necesito hablar con usted urgentemente.

—No se preocupe, no es ninguna molestia —lo tranquilizo sintiéndome extrañada por su llamada. —¿Sucede algo? Porque se suponía que íbamos a vernos hasta la semana que viene.

—Si, sucede algo, pero me gustaría verla en persona para hablarlo y cuanto antes mejor.

—De acuerdo, lo veré en su oficina en unos cuarenta minutos.

—Aquí la espero —me dice y luego me cuelga, al tiempo en que un muy mal presentimiento se apodera de mi pecho.

—¿Sierra? ¿Está todo bien?—me pregunta la señora Dana cuando regreso hacia la sala.

—Seguro —respondo de inmediato. —Solo tengo que irme.

—¿Sucede algo? —me pregunta Helena girandose a mirarme, así que de inmediato sonrió para tranquilizarla, porque realmente aún no hay nada sobre lo que debamos preocuparnos.

—Solo cosas de trabajo, olvide que tenía una reunión importante y tengo que irme. ¿Está bien si te quedas aquí con la señora Dana? Prometo volver en cuanto me desocupe.

—Por supuesto que estoy bien, vete sin preocupaciones que te aseguro que de aquí no me muevo —me responde Helena mientras deja a Emily en el sillón y se levanta para abrazarme. —Te quiero.

—Y yo a ti—le aseguro y la abrazo fuertemente también.

—Las veo en un rato—finalmente me despido y tomo mi bolso antes de salir del departamento.

El camino me parece eterno mientras pienso que es lo que pudo haber sucedido para sea necesario tener esta reunión de emergencia. Se supone que la semana que viene iba a reunirme para cerrar el trato y finalmente conseguirle a Helena ser la imagen de un prestigioso perfume para un comercial y la demás publicidad. Y todo marchaba de maravilla, asi que me preocupa que puede haber sucedido.

—Hola, buenos días, el señor Ross me está esperando—le digo a la chica de la recepción cuando finalmente llegó a la oficina.—Soy Sierra Carson.

—Puede pasar señorita Carson—finalmente me permite, luego de que le avisa al señor Ross que ya estoy aquí.

—Señorita Carson, un placer verla otra vez—me saluda mientras me indica la silla frente a su escritorio para que me siente.

—El placer es mío señor Ross, espero que se encuentre bien.

—Me encantaría decirle que estoy de maravilla, pero la realidad es no me gusta tratar el tema que estamos a punto de tratar.

—¿Pasa algo malo? Porque ya está comenzando a preocuparme.

—Vamos a cancelar el trato, ya no queremos a Helena Jonhson para la campaña publicitaria—me dice mortalmente serio y de inmediato se me hela la sangre al escuchar esto.

—¡¿Pero por qué?!—le pregunto exaltada poniéndome de pie.—Estabamos por firmar, ya está todo listo. No puede solo cancelar a una semana de la filmación.

—Podemos señorita Carson, si la modelo en cuestión va a dañar nuestra imagen en lugar de ayudarla.

—¿A qué se refiere?—le pregunto tontamente, porque definitivamente lo sospecho, mientras me siento de nuevo lentamente. Entretanto él toma su teléfono y busca algo.

—Esto está rondando por todas las redes sociales señorita Carson—me dice entregándome su teléfono, en donde se está reproduciendo un vídeo de lo que le sucedió a Helena está mañana.—¿Considera usted que esa sería una buena publicidad para nosotros?

—Esto no es cierto señor Ross, alguien está tratando de dañarnos al hacer esto. Ella no asesino al tipo ese, ni siquiera está muerto para comenzar.

—Mire, señorita Carson...

—Además, ¿recuerda que cuando comenzamos a hablar de la campaña y que le pregunté por la fechas? ¿En ese entonces le conté que Helena había sufrido un ataque y que le habían disparado, por lo que necesitaba descanso? Pues fue el tipo ese el que le disparó y también casi mata al novio de Helena, él estuvo en coma por más de un mes por culpa del hijo de esa señora y ese no fue el único momento en que intento matar a Helena. Tiene que créerme, ella es inocente y no es justo que la estén descartando por esto.

— Señorita Carson, lamento que estén pasando por esta situación, pero tenemos que pensar en nosotros primero y en lo que más nos conviene, así que lo lamento mucho pero nuestro trato se cancela.

—Pues en ese caso guardese su campaña por dónde mejor le quepa y espero que se lamente y se arrepienta mucho cuando se de cuenta de su error.

Luego de que le digo esto, salgo de la oficina dando un portazo y me apresuró hacia la calle a buscar un taxi para llegar a la oficina de los chicos.

**************

—¿Sierra? ¿Qué pasa?—me pregunta Erick preocupado cuando irrumpo en su oficina.

—Todo está mal—le respondo mientras permito que sus brazos me envuelvan y esto provoca que mis lágrimas de desesperación finalmente afloren.

—¿Pero qué pasó exactamente? ¿Estás bien? ¿Alguien te hizo daño?— me cuestiona aún más preocupado, separándome de él para buscar algún daño visible.

—No, bueno sí. Pero nada que puedas observar.

—¿Entonces que sucede?

—¿Recuerdas que les había dicho que tenía unos cuantos tratos secretos para Helena?

—Sí, seguro, haz estado siendo bastante hermética respecto a todo eso.

—Pues hace un rato me llamo un productor, conseguí para Helena ser la imagen de su campaña publicitaria para un perfume, ya estaba todo listo, solo firmaríamos el contrato la semana siguiente para comenzar las grabaciones. Pero me pidió que fuera a verlo a su oficina y me dijo que todo se cancelaba, que ya no querían a Helena para la campaña.

—¿Y eso por qué?

—Por los malditos videos de esta mañana, dice que con la publicidad y la fama que está obteniendo Helena, su imagen se puede dañar, así que me cancelo todo. Y para colmo mientras venía en el taxi hacia acá, me llamaron de otra audición a la que la iba a llevar y también me cancelaron, ¡y por el mismo motivo!

—Tranquila, no hay que alarmarnos, debe de haber algo que podamos hacer.

—¡¿Qué, Erick?! ¡¿Qué podemos hacer?! Dime, porque yo no lo sé.

—Busquemos más audiciones, en lo que sea, debe haber alguien a quien no le importe esto y nos crea. Y si no lo hay, nosotros buscaremos la manera de incluirla con las empresas que trabajamos.

—¿Y si nadie quiere? A este paso, para el final del día, me habrán cancelado todos los proyectos.

—No te preocupes, llama a las personas que aún no te cancelan y habla con ellos, si es posible diles que es publicidad para alguna obra o algo por el estilo. Debemos adelantarnos a los hechos y usar esta publicidad a nuestro favor.

—¿A dónde vas tú? —le pregunto con pánico, cuando lo veo dirigirse hacia la puerta.

—A hablar con Cristián.

—¡No! ¡No hagas eso! —le pido alarmada. —No quiero que le vaya a decir algo a Helena, ya tiene suficiente con que lidear como para que se entere de esto.

—Tranquila, solo voy a pedirle algo, te prometo que no le diré nada.

Entonces sale de la oficina y me deja sola, y sospecho que simplemente se va para que yo pueda hablar tranquilamente a solas, así que tomo mi teléfono y comienzo a hacer lo que me recomendó.

—¿Cómo te fue? —me pregunta cuando finalmente vuelve a la oficina unos cuarenta minutos después. —Y lamento haberme tardado, pero Cristián y yo tuvimos que resolver algo de urgencia.

—Oficialmente estamos desempleadas —le respondo tirando de mi cabello para intentar aliviar el dolor de cabeza tan espantoso que tengo.

—¿Pero, por qué? ¿Qué fue lo que te dijeron? —me cuestiona arrodillándose frente a mi.

—Nadie me creyó, todos simplemente han asumido lo que esa tipa está diciendo es verdad, así que ninguno quiere verse envuelto con una "asesina". Lo único que tengo en pie aún, es la audición con las personas del señor Giordano y eso solo porque no me tomo la llamada.

—Con eso es suficiente, si logramos que una productora tan importante, como lo es Giordano & Entertainment, proteja y promueva a Helena; lograremos que todo esté bien. Solo hay que planear nuestro próximo movimiento con ellos y ya verás que todo estará bien.

Simplemente lo miro a los ojos por un momento y luego permito que me abrace, porque lo necesito, necesito de sus brazos a mi alrededor para mantener la poca esperanza que me queda y también para que no pueda ver qué le mentí.

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