Chains Of Love- Ziam

By sunshinexyoongi

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¨Chains of love¨ (fanfic Ziam) ¿Qué pasaría si pidieras un deseo? Pensando que la felicidad estará en tus man... More

Chains Of Love- Ziam
Capitulo 1. A dream child.
Capitulo 2. Father-son relationship.
Capitulo 3. A new summer.
Capitulo 4. The gift.
Capitulo 5. The pet.
Capitulo 6. setting the rules
Capitulo 7. Become a pet.
Capitulo 8. Hi, I'm Louis.
Capitulo 9. change of prisoner puppy.
Capitulo 10. Who are you? Part 1.
Capitulo 11. Who are you? Parte 2
Capitulo 12. Shopping, the Lady and the kiss.
Capitulo 13. Never leave you.
Capitulo 14.Let it snow, let it snow, let it snow.
Capitulo 15. First comes the storm...
Capitulo 16. ...And then comes the calm
Capitulo 17. Maybe in another life.
Capitulo 18. Mythology.
Capitulo 19. Hermes
Capitulo 20. Apolo and Artemis.
Capitulo 21. Ares
Capitulo 22. Aphrodite
Capitulo 23. The oracle.
Capitulo 24 The dark forest of Zayn.
Capitulo 25. The dark forest of Liam.
Capitulo 27. Chains of love.
Capitulo 28. Chains of love.
Capitulo 29. Chains of love.
Epilogo.

Capitulo 26. Cage opens

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By sunshinexyoongi

Los escalofríos recorrían su cuerpo, agrietando su piel y dejando quebrado lo poco que quedaba. Gracias a la alimentación que recibía, su masa muscular no disminuía, a simple vista, podía ser el mismo chico que llego a esa mansión, pero no lo era. Las cicatrices delataban su estado y su espirito, se transformo en un cristal que cae al suelo. ¿Cuánto había pasado? Una semana, dos… Tal vez un mes, o llevaba la cuenta, pero para que hacerlo, después de tiempo se dio cuenta que gran parte de su vida seria de esa manera. Nunca lo vieron desmoronarse, nadie se dio cuenta. Ahora, mientras los clientes de su padre abusaban de él, ya no oponía resistencia, sus ojos se perdían en el inmenso espacio sin ningún rumbo o destino. Cada noche visitaba a Zayn en sus sueños. Sentía su tibia piel, escuchaba su risa, probaba sus labios, sentía su intimidad y por ultimo despertaba con lágrimas surcándole las mejillas. La realidad se estaba transformando en una tortura y la tortura se estaba volviendo vida. Con desesperación necesitaba atención y afecto, llevaba varios días balanceándose sobre la cuerda de la cordura. No quería terminar loco, y si no fuera por sus cursos de psicología tal vez ya lo estaría.

Liam se estiro en la cama, extendió todas sus extremidades lo más que pudo. Observo el techo blanco, ese techo que observaba cada vez que entraba un invitado a su cuarto. Giro su rostro con asco, observo la pared blanca. Ese mismo punto que encontraba en las noches antes de dormirse. Se estremeció y bajo su vista al suelo. Madera con gotas de sangre. Manchas que se producían cada vez que su padre entraba a castigarlo. Una lágrima amenazo por salir, pero no lo logro. Todo en ese maldito espacio confinado le producía soledad, dolor y tristeza. Se puso de pie y camino medio metro. Era la única distancia que podía recorrer con la cadena amarrada a su cuello. Su bóxer blancos estaban impecables, cada día la señora que se encargaba de atenderlo se los cambia para que los clientes no vieran los otros. Desgarrados, manchados de sangre y con las pistas de la visita anterior de alguien. Todo eso lo sabían entre ellos, pero pareciera que no les importaba, ni siquiera lo mencionaban.

Había noches donde pensaba en las esposas de esos hombres, en sus pequeños que los esperaban en casa. Se preguntaba una y otra vez si ellos estarían consientes del trabajo de su familiar. Si tenían conocimiento al hecho que ese hombre que llevaba el pan a su casa abusa sexualmente de un joven que no se puede defender, que ahora no se puede defender. Lo intentaba al principio, pero sus músculos le empezaban a fallar y eso significaba una tortura por su padre, eso seguro. No existían más opciones. Ser una mascota era lo que sería toda su vida. Su futuro con Zayn se había desaparecido desde el instante que le tomaron esa foto. Las pesadillas despiertas no se comparaban con las sombras tortuosas de la noche. Imaginarse al moreno mirando la foto con asco, despreciándolo por completo, entregándole su cuerpo a otro. Esas eran las cosas que lo mantenían sumergido en depresión, sus demonios particulares. Pero no tenía alternativa. Ya no, nunca la recuperaría. Bajo sus manos para acariciar los huesos de su cintura, uno de los lugares que más le gustaba tocar al azabache. Por unos segundos, y solo por unos segundos podía permitirse sentir a Zayn físicamente, aunque no estuviera ahí.

···················································

Despertó entre las cobijas. Olfateo la sudadera que estaba entrelazada en sus brazos. El olor a Liam se desvaneció días atrás y ese único consuelo nocturno ya no existía. Se levanto de la cama y se adentro en el baño. ¨Que asco¨ pensó el ojimarron al ver su reflejo. Era solo un destejió de lo que alguna vez fue. Las ojeras surcando sus ojos, la ropa arrugada y sucia. La barba no le crecía y se mantenía aseado gracias a la ayuda de Louis. Todas las noches antes de ponerse a llorar para después quedarse dormido, su amigo lo acobijaba, le regalaba palabras de aliento y se retiraba. No estaba seguro desde cuando Louis vivía en la mansión para no alejarse de él. No recordaba la última vez que vio a Harry, siempre llegaba con muchos papeles, le daba un dulce beso a Louis y se retiraba del lugar para poder seguir con sus asuntos. Al castaño no le molestaba ver a su novio tan apurado, no le habían dicho, pero conservaba la esperanza que aun siguieran con las búsqueda de Liam.

-Parecen años…- susurro lo más bajo que pudo.

Salió del cuarto y bajo a la sala. Se acurruco enfrente del teléfono, su rutina diaria. Esperaba que una llamada de la policía le indicara que encontraron a su amado, pero solo eran falsedades. En su mente él conocía el hecho que la policía ya no trabajaba en esa situación. Entre el silencio Louis entro en la sala con una bandeja de alimento. Se sentó al lado del moreno y le paso la mano por los hombros. Casi no lo abrazaba y evitaba el contacto físico con él, varias veces toco el lugar equivocado, lugares de su cuerpo que le recordaban a Liam y soltaba lagrimas como ríos.

-Te traje el desayuno- dijo con una sonrisa el ojiazul.

El azabache observo el plato de avena y el pan tostado. Hizo una cara de asco y siguió con su trabajo de mirar el teléfono. Louis dejo escapar un suspiro de exasperación.

-Sabes que tienes que comer, tienes que mantenerte fuerte- le insistió con una cuchara cerca de su labio.

El ojimarron volvió a girar su rostro. No estaba de humor para comida. Solo quería que este horrible día terminara, despertar de esa pesadilla y encontrarse con la mirada preocupada de su castaño, esa mirada que lo consolaba cuando se encontraba triste, débil y asustado. Se encogió en su propio cuerpo. Louis se puso de pie y camino a la cocina. Por más que lamentara esta perdida y por lo mucho que el también había llorado por Liam, no podía permitirle a su amigo hundirse en esa depresión. Agarro un pedazo de papel que se encontraba pegado en el refrigerador, tomo su teléfono y realizo una llamada. Al finalizarla regreso a la sala con un vaso de agua. Tomo asiento junto a Zayn.

-Zayn, llame a psiquiatra…- soltó directamente, el estilo sutil no era lo suyo.

Su amigo solo lo miro con un destello de odio en sus ojos y regreso a observar el teléfono. Su labio inferior temblaba sin control, pero su rostro era inmutable.

-Zayn, es necesario que recibas ayuda, por más que ames a Liam no puedes seguir hundiéndote de esta manera, no te lo permitiré- dijo firmemente.

Ninguna respuesta. Este juego de hablar solo no le agradaba para nada pero por su mejor amigo viviría lo peor.

-Zayn, entiende que es por tu bien, es momento de que…- no pudo terminar su frase porque el moreno ya se encontraba de pie.

-¡No lo digas! ¡Que ni se te ocurra!- grito con frustración.

El castaño se puso de pie y se intento acercar. Al ver la mano de su amigo cerca, alejo su cuerpo. No permitiría que nadie lo tocara, solo Liam, solo su castaño. El silencio congelo el cuarto y las miradas retaban al otro a continuar, sí es que se atrevían.

-Es momento que…-.

-¡No lo digas! ¡No lo digas!- grito tapando sus oídos, como si de esa manera evita escuchar la fuerte voz de su amigo.

-Zayn, escúchame- le ordeno mientras intentaba separar sus manos de los oídos de su amigo.

-¡No, Louis! ¡No!- le grito en la cara mientras forcejeaba para soltarse.

-¡Es momento de que te olvides de Liam!- le grito.

Zayn se quedo estático al escuchar la oración. Ya sabia que eso seria lo que le dijera, pero no esperaba que sonara más feo de lo que ya se había imaginado. Las lágrimas empezaron a escapar de sus ojos, el labio de Zayn temblaba de tristeza.

-Se que tengo que hacerlo- respondió el azabache bajando la mirada –Pero no quiero, no puedo olvidarlo-.

Las lágrimas eran amargas, como los recuerdos de esos últimos días. La tristeza era más fuerte que antes. Se sentía como una tonelada en sus hombros, como si todo el peso del cosmos recayera en su insignificante realidad. Sus piernas le fallaron y termino hincado en el suelo. Observo el teléfono que jamás sonaría. Observo a Louis con el rostro lleno de sombras, la tristeza le afectaba también a él, pero jamás lo entendería. Unos golpes violentos sonaron en la puerta y el castaño se puso de pie. Se dirigió a la entrada. Tal vez era Harry con nueva información o algo que los ayudara a encontrar al ojimiel. Se acerco y abrió la puerta.

-Harry ¿Por qué tocas…?- la sangre se le fue a los pies.

Esas eran bromas muy pesadas, pero no existía persona que conociera la historia. No fuera de ellos cuatro, Harry y Simon nunca se les ocurriría hacer eso, y Zayn y él no eran factibles. Entonces, eso solo podía ser la realidad, una realidad diferente.

·····································

El hombre se puso de pie y se levanto los pantalones. El castaño solo voltio su rostro de lado y escucho todo el ruido que hacia su invitado. Se observo los brazos con un par de cortes nuevos, a este sujeto le gustaba ver sangre correr cuando tenían relaciones. Ya no le importaba, estaba tan herido que ni siquiera les prestaría más atención a las nuevas cicatrices.

-Cada vez te pones más bueno niño- soltó el hombre antes de acercarse a él.

Lo sujeto de la mandíbula y lo obligo a verlo a los ojos. El hombre los vio llenos de soledad, como la vista de un animal muerto. Dejo escapar una sádica sonrisa.

-Por fin tu espíritu se quebró- le escupió en el rostro y salió de la habitación.

El cuarto volvió a la poca paz que podía existir entre esas cuatro paredes. El ojimiel estaba atado a una silla y no podría escapar de los nudos que le había puesto. No le importaba, no era la primera ni la última vez que eso pasaría. Quejarse no serviría de nada. Los ruidos en los piso de abajo empezaron a aumentar. Pisadas se escuchaban corriendo de un lugar a otro. Liam levanto la mirada. ¿Qué estaba pasando? Nunca se habían alterado de esa forma. Bruscamente la puerta se abrió y entro un hombre. Los ojos del castaño se abrieron a más no poder. Él no, todo menos él, no podría resistirlo. Que los clientes de su padre llegaran a abusar de su cuerpo sonaba razonable a comparación de esto. El padrino de Zayn no podía abusar de él, moriría de vergüenza si eso pasara. El hombre se acerco y saco un cuchillo. ¨Genial, otro sádico adicto a las heridas¨. Cerró fuertemente los ojos esperando las cortadas, pero nunca llegaron. Simon estaba serruchando las cuerdas que lo mantenían atado. Ya desamarrado el hombre se inclino delante de él y en sus ojos se observaba la desesperación.

-Escúchame atentamente Liam- el ojimiel asintió –En parte trasera de la casa te espera un carro negro, tienes que bajar los tres pisos sin que nadie te vea, solo tienes cinco minutos para salir de aquí- le dijo indicándole la puerta, pero el castaño no reaccionaba -¡Corre!- le grito.

Liam no necesitaba que se lo dijeran otra vez. Salió corriendo del lugar con todas sus fuerzas. El segundo piso estaba completamente vacio. La planta baja era otra cosa. Hombres corriendo de un lugar a otro. No tenia ni la menor idea de lo que pasaba, pero no le importaba, quería largarse. Corrió en dirección a la cocina. El único que se encontraba ahí era su abusador de un par de minutos antes. El hombre estaba asustado, intentándose esconder. Cuando vio al joven castaño, se puso de pie.

-¡¿Quién te dejo salir?!- le grito mientras buscaba su cuchillo -¡¿Tu no te vas de aquí?!-.

El sujeto se acerco lentamente a Liam y este con toda la fuerza que le quedaba le dio un puñetazo en la cara al hombre. El hombre chillo de dolor, su nariz estaba rota. El castaño aprovecho el momento y salió corriendo de la mansión. Observo a su alrededor desesperadamente. No estaba ningún carro. ¿Y sí le había mentido? ¿Y sí todo era una broma? Su respiración se empezó a alterar. Sus ojos, en medio de la desesperación, vieron un destello entre los arbustos. Lo observo bien, era un auto negro. Sin pensarlo corrió al coche y se subió. El vehículo arranco violentamente dejando la mansión en un pasado.  El ojimiel observo el paisaje. Conocía este lugar, no estaban muy lejos de la casa de Zayn como esperaba. El automóvil subió a unas colinas y se perdió en los pastizales. El hombre dio media vuelta y se detuvo.

-Bájate- le dijo a Liam –No te puedo llevar más lejos o pondría en peligro tu vida, la casa que buscas esta en aquella dirección- le indico con el dedo.

El ojimiel se quedo dubitativo unos segundos y salió disparado del carro. Corrió lo más rápido que sus piernas le permitían. Los pastizales eran enormes y con muchas piedras que le dañaban los pies, pero no le importo. A distancia podía reconocer la mansión Malik. Si su cuerpo estaba guardando refuerzos, en ese momento salieron. Se sentía volar por los aires. Aceleraba y aceleraba sus pisadas. Se detuvo enfrente de la puerta y la golpeó violentamente. En un par de segundos Louis estaba abriéndola.

-Harry ¿Por qué tocas…?- se quedo en silencio -¿Liam?-.

El castaño solo asintió, Louis le ordeno que pasara y cerró la puerta. Ambos caminaron a la sala y se quedaron quietos. Zayn seguía viendo el teléfono. El castaño se quería acercar, pero no estaba seguro de las reacciones de su amado.

-Zayn…- dijo el ojiazul con voz llorosa.

El azabache giro su rostro y observo a los dos jóvenes. No reconoció a ninguno al instante, pero al verlos un par de segundo se puso violentamente de pie. Se acerco a los dos a una distancia prudente. Observo al chico castaño, sucio, sudado, sangrando. Pero esos ojos, esos ojos tenían el brillo de siempre, no era un espejismo ni una mala jugada de su mente. Estaba ahí, parado frente a él, como si nada hubiera pasado. En el rostro de Liam se podía notar la vergüenza de encontrarse en ese estado. Zayn lo conocía, odiaba la lastima y la compasión.

-Louis, vete de la casa- le ordeno.

-¿Pero Zayn?- respondió el ojiazul.

-¡Que te largues!- le grito.

El castaño no dijo nada y salió de la gran mansión. En silencio se quedaron observando. Ambos jóvenes no eran lo que recordaban, pero eso se debía a los horrendos acontecimientos. Zayn se acerco lentamente a Liam y le agarro el brazo. Juntos subieron al segundo piso. El moreno abrió la puerta de su cuarto, entraron al baño y el azabache coloco la tina. Después de unos segundos el agua estaba caliente y con espuma. Zayn se acerco para quitarle la ropa interior a Liam, pero este dio un paso para atrás. Los ojos del moreno amenazaban con ponerse a llorar. Liam se quito el collar y los calzoncillos, con la ayuda de su amado se metió en la tina. Dejando que el agua caliente lavara sus problemas. El azabache dejo escapar un suspiro y se puso a limpiar el cuerpo del ojimiel. No tardo en descubrir las cicatrices en su espalda. Liam se quiso dar la vuelta para detenerlo, pero el moreno se lo negó. La esponja fue bajando por la espalda flagelada. Zayn se puso a llorar en silencio, sabia que el castaño se dio cuenta pero no le importo. Mientras sus lágrimas amargas y de impotencia se mezclaban con el jabón y el agua tibia, observaba cada marca. Le dolía el alma, era como sentirlas en su propia piel. Le lavo todo el cuerpo y el cabello. Le atendió un par de heridas que aun seguían abiertas y le coloco la piyama. Lo recostó en la cama y salió del cuarto.

-Regreso pronto- le dijo el moreno antes de salir del cuarto.

Al paso de los minutos entro con un plato lleno de sopa caliente. Se sentó frente a él y como a un bebé, le dio de comer. Limpiaba lo que no entraba en su boca. Cuando el plato se vacio dejo la bandeja en la mesa de noche. El azabache entro en el cuarto de baño y se coloco su ropa para dormir. Normalmente ya nunca la usaba con Liam, pero no estaba seguro de cómo venia su amado. Se acerco a la cama, apago la lámpara de mesa y se metió bajo las cobijas junto a Liam. Ambos se observaron por horas. La noche ya estaba entrada y ninguno de los dos dormía. No decían ninguna palabra ¿Pero que decir? ¿Qué hacer? El ojimarron temía ser rechazado por su amado si se acercaba, como lo había alejado en el baño. Pero no podía resistirse ni un segundo. Se acerco lentamente y recostó su cabeza en el pecho de Liam, rápidamente los brazos del castaño lo rodearon y lo presionaron contra él. Ambos deseaban tanto sentirse, tocarse, pero sentían el mismo miedo. Se observaron a los ojos, ambos tenían lágrimas en ellos. Acercaron sus labios y se dieron un tímido beso. El sueño los atrapo y quedaron dormidos. Abrazados lo más cerca posible entre ellos, no querían despertar y no ver al otro a su lado.

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