Esto era una molestia total. Regresar de las mejores vacaciones de su vida y lo primero que hacer era visitar a su padrino, la ultima persona que desearía ver. No tenía otra opción, si quería que todo siguiera con normalidad en su casa y que Liam no fuera dañado por nada, tendría que enfrentar este amargo momento. Una dulce y delicada sonrisa se pinto en los labios del azabache, recordar todos los momentos tan mágicos con su castaño le erizaba la piel, fueron tan especiales. Recuerdos que guardas para una vida, momentos que les puedes contar a tus nietos. Sus ojos se nublaron ¿Nietos? Él jamás había pensado en tener hijos y ya estaba pensado en tener nietos con Liam. Pero por más imposible que le pareciera, eso quería. Poder envejecer junto al ojimiel, verlo canoso y seguir pensando ¨Esta tan guapo como el día en que lo conocí¨. La velocidad del transporte lo estaba sacando de quicio, pareciera que la lentitud fuera toda intención del conductor.
-Disculpe… Necesito que acelere, tengo mucha prisa - dijo algo molesto el ojimarron.
-No me apresure joven- respondió el conductor entre gruñidos.
Molesto se tiro sobre el respaldo del asiento. Que falta de educación, siendo que esto es un servicio y se presta de buena gana o no se presta. El tiempo no le importaba y mucho menos la velocidad, antes hubiera preferido tener algún accidente en la calle para no regresar a esa horrible y solitaria casa, pero las cosas cambian. Ahora estaba seguro que al llegar vería el hermoso rostro de Liam con una sonrisa, esperándolo sentado en el sillón para ver alguna película juntos, tal vez un baño caliente en la tina, una noche más de pasión y dormir abrazados bajo las cobijas. Si alguien conociera sus pensamientos, dirían que son trivialidades, cosas mundanas sin sentido, pero era lo que deseaba, no lo que quería hacer por el resto de su vida. Entre sus pensamientos podía observar a lo lejos la casa de su padrino. No era tan grande como su mansión, pero era una persona que jamás pasaría hambre.
-Llegamos- dijo el conductor, aun con sus gruñidos y mal humor.
Zayn abrió la puerta y le dio el dinero –Aquí tiene- le dijo seca y golpeadamente.
El azabache camino hasta la puerta y toco el timbre. Espero solo un par de segundos antes de que una mujer abriera la puerta.
-Buenas tardes, vengo a ver al señor Cowell- La voz del ojimarron no mostraba ninguna señal de interés en ver al mencionado.
-Claro que si, pase joven- dijo la mujer, haciéndose a un lado para darle paso a la casa al joven de piel morena.
Lentamente cerró la puerta y lo dirigió a la sala de estar. El verde ocre y el café gobernaban en el lugar. Serio, formal y solitario, eran las palabras que pensaba el azabache si tuviera que describir ese lugar.
-Le avisare al señor de su visita, en un momento regreso- menciono la joven en voz alta antes de salir de la habitación.
El moreno observo todos los asientos. Ninguno se veía cómodo, pero eso no importaba, solo estaría en ese lugar un par de minutos. Tomo asiento y espero que llegara su padrino. ¨Y jamás supe cono hacías tanto dinero, pero ahora ya lo sé, maldito desgraciado¨. Observo minuciosamente todo el recinto. Adornos de un gusto muy malo, telas algo viejas y un par de fotos y diplomas. Diplomas, Zayn sonrió ampliamente. Liam se llevaría una gran sorpresa cuando supiera que lo había inscrito en la mejor escuela de medicina del lugar, y lo mejor, era que estaba justo al lado de la universidad donde él estudiaba. De esa manera, el castaño podría terminar sus estudios y dedicarse a lo que tanto desea, poder salvar vidas inocentes.
-Que grata sorpresa- dijo Simon fingiendo emoción y sacando al chico de sus pensamientos.
Zayn solo lo observo un par de segundos para acto seguido desviar su mirada a otro punto del cuarto. El hombre lo observo, cada vez su ahijado estaba más raro, pero cada vez que lo veía podía observar que estaba dejando de ser un muchacho adinerado y solitario, ahora podía ver a un joven que estaba tomando su lugar en el mundo, un joven que se estaba convirtiendo en todo un hombre. ¿Pero qué podía hacer con su actitud? Solo el tiempo lo diría.
-¿Quieres algo de tomar?- le pregunto el hombre mientras tomaba asiento.
-Déjate de falsas cortesías y hablemos de lo que hago aquí- le respondió con un gruñido.
-Esta bien- respondió algo intrigado por la nata impaciencia de su ahijado –Dime ¿Qué haces aquí?-.
El azabache lo observo directo a los ojos. Su rostro transmitía asco total por el hombre delante de él –No te hagas idiota- le soltó de golpe -¿Para qué me llamaste?-.
La mirada del señor Cowell se volvió más curiosa por las palabras del joven. Pero no era curiosidad como tal, era un desconcierto ¿A qué estaban jugando?
-No sé a que te refieres, pensé que venias a que habláramos de lo que paso entre nosotros- al mencionar la última palabra los ojos de Simon se volvieron distantes y melancólicos. Amaba a su ahijado como el hijo que nunca pudo tener.
-Yo no…- su voz se quebraba –Recibí un mensaje de Louis que decía que me querías ver- la frustración empezaba a percibirse entre sus palabras.
Simon frunció el seño –Para nada, yo no te llame-.
Las palabras se quedaron estáticas en la habitación. El tiempo se detenía mientras sus pensamientos intentaban cuadrar una posible realidad. No había lógica en nada de lo que estaba ocurriendo. La respuesta y las palabras tomaron forma física, la realidad de fue como un balde de agua fría.
-¡Liam!-.
Zayn se puso de pie en un solo movimiento y salió de la habitación a toda velocidad. El señor Cowell se quedo en su asiento. Analizo la respuesta de su ahijado, no existía otra posibilidad. El momento que esperaba que jamás saliera a la luz, ahora era la realidad que los atormentaba. Si todo salía como esperaba, no seria complicado deshacerse del problema.
-Kelly-.
-¿Dígame señor?- pregunto la mujer entrando en la habitación.
-Tráeme el teléfono, tengo unas llamas importantes que realizar-.
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Salió corriendo del transporte. Llego a la entrada de la mansión y saco las llaves para abrir la puerta. No le hacían falta, la puerta aun estaba semi abierta. El azabache sintió como toda la sangre se le iba a los pies. Abrió lentamente la puerta y termino en el suelo de rodillas. El lugar estaba impecable, la única pieza que estaba fuera de lugar era un jarrón destrozado en el suelo junto a un pequeño charco de sangre. Las lágrimas empezaron a salir de sus ojos, no era posible que esto estuviera pasando, pero no se quedaría como un idiota, actuar lo antes posible era lo más sensato. Saco su celular del bolsillo.
-Hola Zayn ¿Paso algo?- pregunto despreocupado el castaño.
-Louis, se llevaron a Liam-.
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Cuatro días habían pasado desde la desaparición del ojimiel. Entre Zayn, Louis y Harry habían alarmado a todo el sistema policiaco. Tenían escuadrones y equipos de inteligencia buscando al joven, gracias a la influencia del poder de los Malik. Una de las pocas cosas que podía apreciar Zayn de su apellido era esa, tener habilidades de respeto entre las autoridades. Las horas se volvían largas y las noches de llanto en silencio. No quería que nadie sintiera lastima por él, no necesitaba que alguien que no fuera Liam consolara sus penas. Cuando nadie lo observaba abraza una de las sudaderas de Liam, la que utilizaba para hacer ejercicio. Lo amaba ver entrenar de vez en cuando, verlo fortalecer sus músculos, mirar como las delicadas gotas de sudor descendían por su rostro. Una solitaria lágrima escurrió por su mejilla. Lo extrañaba como la mañana extraña al alba. Las sobras cobraban vida en los rincones y sus demonios salían a bailar entre su soledad, su mente le jugaba las peores bromas que se pudiera imaginar. Ver el cuerpo frio y muerto de Liam no lo dejaba dormir. Cada vez que cerraba sus ojos se observaba a si mismo, solo, como un anciano acabado que pasaba sus últimos días sin nadie a su lado. Con la sudadera del castaño acallo un grito amargo, su garganta se desgarro de tristeza. La oscuridad lo observaba sufrir y como broma del destino, las sombras se burlaban de él.
-Liam…- alcanzo a articular entre lágrimas.
Tan poco tiempo que pasaron juntos, y su alma lo necesitaba para seguir. Veía como cada día todos los colores se transformaban en grises sin vida. La risa del ojimiel aun retumbaba en sus oídos, sus ojos aun lo observaban en silencio y su piel aun quemaba su intimidad. No sentía que perdía a una persona, esta perdiendo una parte de si mismo, su alma. Entre sus clases de arte recordaba como los maestros le decían que cuando un artista perdía su musa, no tenia más sentido que morir, su vida perdía sentido. Recostado en el frio suelo de su habitación recordaba donde Liam había dormido la primera noche. Ese tape aun conservaba su aroma, la tibieza del castaño estaba en cada centímetro y por primera vez, desde la desaparición de su amado, Zayn se permitió llorar en voz alta, mientras su llanto desgarraba las paredes y sus lágrimas bañaban el suelo. Louis entro con toda velocidad al cuarto de su amigo, lo vio tumbado en el suelo y comprendió que ninguna palabra serviría para consolarlo. Se acerco y lo abrazo fuertemente.
-Llora Zayn, llora todo lo que quieras- le dijo con una voz suave mientras le acariciaba la espalda para consolarlo.
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-Pero no pueden dejar esto como esta- gruño Louis en voz baja.
-Lo sentimos señor, ya pasaron cuatro semanas y no tenemos ni una pista del joven, tenemos que darlo como muerto y seguir con nuestras vidas- respondió el hombre.
-¡¿Pero es que usted no entiende?!- la furia de Louis se estaba elevando problemáticamente.
-Lo siento, es todo lo que podemos hacer- respondió antes de colgar la llamada.
Louis dio un gran suspiro de frustración y dejo salir todo la ira en ese acto. Sirvió un plato de comida y sirvió un vaso de agua. Ahora tenia que encontrar como le daría esta noticia a Zayn. Nada estaba saliendo como esperaba que sucediera. Camino a la sala y vio el correo tirado en la entrada de la puerta. Lo recogió y entro en la habitación del azabache. Desde que los policías dijeron que tenías cosas más importantes que hacer, el ojimarron puso violento y decidió el solo salir a las calles a buscarlo. Hizo y decido para averiguar alguna cosa, alguna pista, algo que lo llevara al paradero del castaño, pero regreso derrotado. Y el ojiazul usaba esa palabra porque asi es como el moreno se encontraba, llevaba tres días sin salir de su cuarto. Encerrado, acostado enfrente de la chimenea.
-Te traje algo de comer- dijo Louis entrando lentamente al cuarto.
Ya que no recibió ninguna respuesta entro en la habitación y se sentó al lado de su amigo. No se quitaba la ropa de Liam, no dormía, solo estaba ahí, sentado.
-Zayn tienes que comer algo, llevas varios días sin alimentarte- dijo el castaño mientras estiraba una cuchara de alimento que Zayn desecho girando su rostro para otro lado.
El ojiazul suspiro frustrado, su amigo era tan terco que moriría antes de decir lo que le sucedía.
-Tienes correo- le menciono estirándole las cartas.
Nada, el azabache no las quería recibir. Louis abrió sobre por sobre. Fue leyendo las cartas, conservando las importantes, guardando los recibos para pagar y tirando las propagandas. El último sobre era pequeño, no tenia ninguna información, estaba completamente en blanco. El castaño frunció el seño y abrió el pequeño rectángulo blanco. Observo el contenido. Su piel se puso pálida y se tenso, tan evidente fue que Zayn se había dado cuenta de todo eso. Estiro la mano para quitarle a Louis el pequeño contenido del sobre. El castaño cerró fuertemente su mano, intentando inútilmente de no dejar que Zayn viera eso. Con algo más de esfuerzo el Malik le quito el pequeño cuadrado y lo observo. El silencio se impregno en la habitación seguida por la rabia de Zayn. Arrojo lo que tenia en las manos a la chimenea y con furia empezó a destrozar todo lo que estuviera a su paso. Su piel estaba completamente roja y sus ojos desorbitados por el enojo y bañados en lágrimas por la tristeza.
Mientras Louis intentaba tranquilizar al moreno y evitar que se hiciera más daño en la chimenea ardía una fotografía. Una imagen donde se podía observar un joven desnudo y avergonzado, un joven que estaba encadenado a la pierna de la cama por una correa de perro. Un joven que había sido tratado como un animal. Y lo último que el fuego consumió en llamas fue el rostro de Liam, bañado en derrota.