Liam giro su rostro, la luz del día ya lo estaba molestando. Abrió los ojos y encontró el lugar junto a él vacio, por lo visto Zayn se había levantado más temprano. Incorporo su cuerpo en la cama y observo la habitación, no solo se levanto más temprano, también limpio el lugar. El castaño dejo escapar una dulce sonrisa, pareciera que la pelea de hace una semana nunca hubiera pasado. Durante el transcurso de ese tiempo conocieron varios lugares pero hoy, su último día, la lista de cosas que hacer era inmensa. Se limpio los ojos, los paseos eran tan hermosos, aparte de conocer lugares que jamás imagino ver, descubrió otra faceta de Zayn, su gusto por la mitología y la cultura. No le sorprendía, un estudiante de arte sin gusto por lo bello del mundo, es como un medico con miedo a la sangre. Un medico ¿Y ahora que? No podría seguir con sus estudios de medicina. El ojimiel bajo la mirada y se perdió entre los pliegues de las cobijas, una de las cosas que más amaba tendría que verse interrumpida. Pero, Zayn tenía sus papeles, tal vez si se lo pedía podría inscribirse en una nueva escuela de medicina cerca de su nueva casa, no perdía nada intentándolo. Se dejo caer sobre la cama nuevamente, esto de pedir permisos y hacer lo que otros le pidan nunca fue con su personalidad, pero no existían otras opciones.
-Buenos días- dijo el azabache mientras entraba en la recamara.
Liam levanto la mira y vio entrar al ojimarron con un pequeño carrito. Se volvió a levantar y le sonrió dulcemente. Amaba los hermosos gestos que Zayn tenia con él, lo hacia sentirse muy especial importante.
-Buenos días- respondió medio dormido.
-Pedí servicio a la habitación, para que desayunaras, hoy tenemos muchas cosas que hacer- le dijo destapando los alimentos.
-Zayn… ¿Por qué hay tocino en el plato? Sabes que yo no como carne- le dijo con un puchero.
-Ya sé, es que a mi desayuno le faltaba y por eso viene en tu plato, son para mi- le respondió mientras se llevaba a la boca uno de los trozos de alimento.
Ambos desayunaron en silencio, Zayn pensando en todos los lugares que les faltaba conocer antes de irse y Liam pensando en como decirle a Zayn para seguir sus estudios. Pero eso se lo diría llegando a la casa, quería que su moreno disfrutara cada segundo en esa tierra exótica, se lo merecía. El azabache se puso de pie y recogió los platos.
-Báñate, tenemos un día muy largo y si queremos terminarlo, tenemos que salir en este momento- le ordeno.
-Lo que tú mandes y ordenes- respondió sarcásticamente.
Zayn hizo un puchero y se acerco para darle un beso –Asi es, lo que yo mande y ordene-.
Liam no le respondió con palabras, al momento en que el ojimarron se dio la vuelta le arrojo una nalgada, haciendo que el azabache diera un salto del susto.
-Eso es por ser tan mandón Malik- le soltó entre carcajadas y entro en el baño.
Ambos listos con sus mochilas repletas de los artículos necesarios salieron del hotel y subieron a una motoneta que rentaron para su primera parada. Subieron a ella, Liam la encendió mientras Zayn se agarraba de su torso. El camino era hermoso, se podían ver las claras costas del mar mediterráneo, el sol brillaba fuerte en lo más alto del cielo, los niños jugaban sin problemas en las pedregosas calles. Todo era como un cuento de hadas, o mejor, un cuento de los antiguos griegos. Hicieron una parada en una esquina del pequeño pueblo antes de llegar a la próxima ciudad.
-¿A dónde vamos?- pregunto el ojimiel limpiándose el sudor de la frente.
-Derecho, no te quiero decir el lugar que visitaremos- le susurro al oído.
El castaño suspiro derrotado, Zayn y sus secretos. Acelero y se dispuso a recorrer lo que les quedaba de camino. El paseo era tan tranquilo y el paisaje tan místico que se podría pensar que ese era el propósito de estar ahí. Acelero y de lejos vio la ciudad. Uno de esos lugares donde se conserva la belleza del pasado y el encanto del futuro.
-Ya llegamos- pregunto antes de detener la moto.
-No, nosotros nos dirigimos a las afueras de la ciudad- le respondió el moreno.
Mejor era darse prisa si quería cumplir con todo el itinerario de su novio. Siguió en transito de turistas, normalmente todos van a los mismos lugares. Al llegar al fin del camino contemplo un enorme pórtico, la altura de este se perdía en los principios del cielo y las columnas de mármol parecían diseñadas para sostener el peso de un dios mismo. Dejo escapar un silbido de admiración. Uno de esos lugares que Zayn llamaba ¨Pedazos del paraíso en la tierra¨.
-¿Dónde estamos?- pregunto el castaño mientras se bajaban de la motoneta.
-Se llama ¨El Partenón de Atenea¨, uno de los lugares más conocidos de Atenas- respondió sacando el bloqueador y colocándole un poco en la cara a Liam.
Ambos entraron en el santuario de la diosa de la caza y la estrategia de batalla. Riqueza arquitectónica, en pintura y otras bellas artes se destacaban a lo largo del lugar. En el centro del lugar estaba erguida con orgullo la estatua de la diosa. La base donde se encontraba parada era más grande que cualquier visitante del lugar. Liam se dio cuenta del astuto diseño. ¨Tener que levantar la cabeza a lo más alto del cielo para poder ver el rostro de la estatua a cierta distancia. Como si fuéramos mortales acercándonos a la verdadera diosa, muy listos ateneos, muy listos¨ pensó el ojimiel.
-Es hermoso ¿No crees?- dejo escapar el azabache mientras su mirada se perdía en los bordes de pintura esculpida en los bordes del techo.
-Mucho- respondió –Es mágico-.
-Y es solo el principio del todo el día que tengo planeado- le dijo mientras le sonreía dulcemente a su castaño.
Después de apreciar los aposentos de la diosa se dirigieron a micenas, uno de los pueblos ricos en arqueología de esa nación, un par de travesías bajo las ruinas del lugar y encontrar el encanto de los principios de los reinos de Hades. Al terminar sus caminos bajo tierra, el plan los llevaba a recorrer las aguas de Grecia. Se detuvieron en el muelle y ahí los esperaba la tercera fase de todo su recorrido. Un barco los llevaría a una travesía conocida como ¨De isla en isla¨. Mientras observaban las más pequeñas y se bajaban aun pequeño recorrido en las de mayor tamaño, el azabache le explicaba a el ojimiel en que consistía este viaje.
-Grecia esta compuesta por archipiélagos de islas muy pequeñas, por eso no nos bajamos en algunas y las más grandes aun tienden a ser pequeñas, pero tienen una que otra cosa curiosa- le explico mientras regresaban al bote.
-Me siento como ¨Indiana Jones¨ entre toda esta selva- le respondió como broma.
El moreno solo le sonrió dulcemente y lo reto a llegar al barco primero. Al término de este recorrido sobre el agua regresaron por la motoneta y partieron de regreso a la ciudad donde se encontraba su hotel. No era el final del paseo, solo otra escala para prepararse. Ya habían estado en viaje casi medio día y necesitaban detenerse a comer, que mejor que el restaurante que visitaron su primera vez en la hermosa Grecia. Un poco de descanso en las sillas del restaurante después de una abundante comida y siguieron su largo camino.
-¿A dónde capitán?- pregunto el castaño.
-Al este, vamos a conocer un hermoso lugar- le respondió.
El ojimiel dio media vuelta a la pequeña maquina y se dirigió al camino contrario del anterior. El camino seguía siendo igual de hermoso, pero esta vez era my contario. No recorrían las hermosas costas, si no que se adentraba en la espesura del corazón de la ciudad. Las playas quedaron lejos y ahora todo eran colinas pastosas y montañas a lo lejos. Parecía otro lugar, otra situación, pero de igual manera se respiraba el mismo aire. Al final del camino llegaron a unas enormes piedras.
-Este lugar se conoce como ¨Delfos y Meteora¨ las ruinas de los elfos- dijo Zayn mientras sacaba un par de cuerdas de las mochilas.
-Esas piedras son enormes- dijo observándolas desde abajo -¿Y a que vinimos?- pregunto.
-Vamos a subir a la punta- le respondió con una voz muy débil, como quitándole importancia.
-¡¿Qué?!- dejo escapar el grito -¡¿Vamos a escalarlas?!-.
-Asi es, en la punta se encuentran los antiguos lechos de los oráculos- le dijo pasándole un arnés.
-A veces creo que tienes mal el cerebro de tanto oler pintura fresca- le respondió algo asombrado.
Ambos se colocaron el equipo y subieron de poco a poco las enormes runas míticas. Parecía ilógico que estuviera escalando, y sin embargo ahí se encontraba, junto a Zayn subiendo unas inmensas piedras para llegar a la cima. El camino de subida fue muy largo y cansado, pero para ambos valió la pena. Ninguno dio un paso atrás, ninguno se acobardo, y gracias a todas las fuerzas del universo, ninguno sufrió un accidente intentando subir. Al llegar a la punta Liam observo a lo lejos personas que iban subiendo por un camino diseñado para los turistas.
-¿Y esas personas?- pregunto algo confundido, ya se imaginaba la respuesta.
El azabache bajo la cabeza algo avergonzado, fue descubierto –Yo quería subir por aquí, fue más divertido- le respondió sin levantar la cabeza del suelo.
El ojimiel le levanto la cara con su mano, lo observo directo a los ojos con una cara seria. De la nada, achico sus ojos y le sonrió abiertamente. Zayn se sonrojo y se acerco a besarlo. Sudados, sucios y cansados, pero eso no les quitaba las fuerzas para amarse.
-Mira, para esto te traje- le dijo el moreno al castaño.
Liam observo en la dirección donde el dedo de Zayn apuntaba. Las rocas frías y grises con tonos azulados era lo primero que vio, a su seguir el bosque estaba verdoso tomando colores naranjas en la punta y a lo lejos se observaba como el sol se ocultaba en el borde del horizonte. Todo se torno en colores naranjas y amarillentos, el cielo tomo colores rosados y morados, las estrellas empezaron a ser presencia de existencia. Grecia no lo dejaba de sorprenden, aun conservaba toda la magia de la mitología.
-Vámonos- soltó el azabache de la nada –Tenemos que alcanzar al grupo para regresar con ellos-.
Ambos se pusieron de pie y recogieron todo lo que cargaban con ellos. Caminaron sobre la enorme piedra, terreno santo para los elfos y lugar turístico para las personas del mundo. A lo lejos se veía el grupo descansa en una de las pequeñas y antiguas tiendas de recuerdos. Se acercaron lentamente agarrados de la mano.
-Amantes del destino- se escucho una débil voz.
Ambos giraron para ver quien les hablaba y se encontraron con una anciana sentada en el suelo. Un par de piedras y cristales descansaban enfrente de ella. Su aspecto no era de una persona comida por el tiempo, se conservaba joven, aunque ya se le veían los años encima.
-Dijiste que este era un lugar para las brujas- soltó Liam.
-Brujas no joven- dijo la mujer observándolos –Oráculos, personas con la habilidad de ver el tiempo y el espacio, puestos en esta tierra por los dioses- giro sus manos sobre un par de cristales acomodados en circulo -¿Quieren conocer lo que los dioses les quieren decir?- pregunto con una media sonrisa en su rostro.
Ambos se observaron a los ojos –Esta bien- respondieron al unisonó.
La mujer cerro los ojos e inhalo profundamente –Veo amor entre ustedes, inicio de una manera diferente a cualquier relación- giro su mano en sentido contrario –Veo que existen lazos que los unen de muchas maneras e historias por vivir- se quedo quieta, los dos jóvenes sonrieron –Pero cuidado, el destino los va a probar, tienen que ser fuertes. Aun no entran en el oscuro bosque, tengan cuidado con las sombras- la mujer abrió los ojos –Pueden irse-.
Los dos se pusieron de pie algo confundidos, la mujer acertó en las cosas del principio, pero el final fue demasiado oscuro para el gusto de ambos. Caminaron con el grupo de regreso a la motoneta y se encaminaron a su hotel. En el se dispusieron a guardar todas las cosas, su avión partía en la mañana y tenían que estar listos. Y que mejor para acabar el día que hacer el amor por ultima vez en esa mágica y sagrada tierra. Se desvistieron y encontraron la intimidad del cuerpo del otro, como lo hacían cada noche. Sus cuerpos bailaron una vez más en los secretos de la noche en Grecia, que Artemisa presenciara los actos de amor que se llevaban acabo en su mando del tiempo. Apolo los encontraba en una guerra de uñas y dientes, donde ambos salían con marcas de guerra. Y para que todo finalizara, Afrodita los había observado y acobijado desde un principio. A la mañana siguiente salieron del hotel y se despidieron de la joven de la recepción, una buena propina por todos sus grandes servicios era lo adecuado. Llegaron al aeropuerto y regresaron a la ciudad donde habían partido. Antes de subir al auto que los esperaba recibió un mensaje.
¨Zayn, tu padrino quiere verte en su casa. Dijo que tienes que ir, que ya conoces las consecuencias si no asistes.
Louis¨.
Zayn frunció el seño. No le agradaba saber de ese hombre, ya no, todo había cambiado y al parecer Simon no lo entendía.
-¿Qué paso? ¿Quién era?- pregunto algo preocupado el ojimiel, ya conocía las caras de molestia del moreno.
-Toma tú el carro, yo tengo que tomar el taxi a otro lugar- le respondió.
-Está bien- fue lo único que dijo y se despidieron con un beso.
Liam tomo el carro a la mansión de Zayn. Regresar solo a esa casa no era lo que tenia en mente, pero no podía decirle a Zayn que no asistiera a donde tenia que ir, no era cortes ¨¨Al diablo la cortesía, yo quería acurrucarme con Zayn en el sillón¨ pensó. Llegaron a la casa Malik y se bajo del vehículo con sus maletas. Abrió la puerta y observo el lugar. Estaba oscuro y muy lúgubre. Todo estaba limpio, señal de que Louis había ido durante su estancia en Grecia. Demasiado silencio para su gusto. Sintió un escalofrió recorrerle el cuerpo ¨Cuidado con las sombras¨ recordó las palabras de la excéntrica anciana. Entro con cautela.
-Bienvenido- escucho un susurro a sus espaldas.
Rápidamente giro su rostro pero fue muy tarde, sintió como un objeto se impactaba contra su cabeza y sin más fuerzas caía al suelo. Observo el horizonte del frio piso y se perdió en la oscuridad de su inconsciencia. En un bosque donde mucho se pierden y no regresan.