El beso esta subiendo de tono, mis manos se posan en sus caderas, mientras camino lentamente hacia atrás, hasta que su cuerpo choca con el borde de mi cama, se aparta de mí, para deshacerse de mi camisa, yo hago lo mismo con su blusa, pero es justo ese momento cuando la veo en brasier que mi hermosa rubia viene a mi mente, así que me aparto bruscamente.
—¿Qué pasa? -pregunta. —no quiero hacer esto. -digo y ella se acerca a mi y pone su mano en mi pecho.
—Daniela, hablo enserio. -me mira. —¿es por esa chica que viste en el aeropuerto? -pregunta.
—es por nosotros, ni siquiera somos algo, y esto no esta bien. ¿comprendes eso?
—Simón, el que no seamos nada no significa que no podamos divertimos. -sigue acariciando mi pecho, y luego me besa, yo tomo sus brazos y la aparto de mí. —dije que no quiero, Dani. -su mirada cambia, se ha molestado.
Escucho que la puerta se abre entonces recojo su blusa y se lanzó, yo me quedo como estoy, son Nico y Pedro. —hola. -saludan al unísono, Daniela toma su bolso. —cuando sepas lo que quieres me llamas. -pasa por un lado de los chicos y se va.
Los chicos me miran esperando a que yo diga algo. —¿Qué? -pregunto. —que a ti nadie te logra entender. -dice Pedro y pasa por un lado hasta la cocina.
—¿Por qué lo dices? -ambos me miran. —hace horas estabas mal porque te enteraste de que Ambar se fue y ahora estabas con Daniela haciendo quien sabe quién.
No digo nada, él tiene razón en cierto modo, estuve cerca de acostarme con Daniela, a pesar de como me siento con respecto a Ambar.
2 meses Después...
Ha pasado exactamente 2 meses desde que regresé a Buenos Aires, dos meses desde que la vi por ultima vez, desde eso no sé nada de ella, no tengo nada, Ni Mónica, Ni Mateo han querido darme información de ella, por más que se los he pedido.
He estado pensando mucho acerca de lo que tengo con Daniela, a pesar de que no saco a Ambar de mi cabeza no he logrado encontrar las palabras para terminar con esta farsa, yo no siento mucho por ella, pero aun así sigo con ella por agradecimiento.
—hola. -me saluda Jazmín con un beso en la mejilla. —hola. -me mira confundida.
—¿te pasa algo? -niego con la cabeza. —Simón, puedes decirme lo que te pasa.
—no Jazmín, no tengo nada, solo estaba pensando. -me mira. —¿sigues pensando en ella?
—¿a quien te refieres? -pregunto, aunque se su respuesta. —en Ambar. -niego con la cabeza.
—¿entonces que tienes?
—nada de verdad. -digo y entonces aparece Daniela. —hola. -le sonrío.
—los dejo, bye. -dice Jazmín y se va rápidamente. —¿de que hablaban?
—cosas de la banda, ¿tu en donde estabas? Hace rato te estoy esperando. -da un casto beso en mis labios. —ya me conoces me distraje por ahí. Pero ¿Cuál es tu urgencia de verme?
—Daniela, he estado pensando que lo mejor para los dos es que cortemos. -no se de donde me sale el valor para hablarle tan directamente. —¿Qué? ¿estas bromeando?
—no. -bajo la mirada. —¿Por qué? Creí que todo estaba bien entre los dos. ¿es por ella?
—ella ni siquiera está en Buenos Aires, esto es más por ti que por otra cosa, no quiero que... -me interrumpe. —que me haga ilusiones contigo, pues sabes algo ya me las había hecho. Simón debiste pensar en esto antes de irme a buscar esa tarde, después de lo que paso entre nosotros.
—por eso te lo digo, ya te he hecho daño y no quiero seguir haciéndolo. No lo mereces.
—vete a la mierda Simón, estuve aquí 2 meses solo por ti, porque pensé que esto tal vez podría funcionar, pero no, tu siempre la has tenido en tu memoria y eso no te deja ser feliz.
—es que ese es el problema Daniela. Ambar no esta en mi memoria, ella vive en mi corazón y si, no la voy a dejar salir de ahí, porque la amo, ella es la persona que quiero a mi lado, aunque eso no vaya a ocurrir. -siento su mano en mi mejilla.
—entonces no debiste jugar conmigo, eres un idiota. -dice por ultimo y se va enojada.
Cuando llego a casa Pedro y Nico están allí, trato de no escuchar lo que hablan y solo me acuesto en la cama, no me interesa en lo más mínimo saber el motivo de su conversación.
—Simón. -salgo de mi ensimismamiento, gracias a que Nico golpea mi cara con un cojín. —¿Qué? -lo miro molesto.
—estuvimos hablando de Ambar en el Roller. -dice Pedro, me quedo mirándolos. —¿Por qué? -pregunto.
—Jazmín nos estaba mostrando fotos de la fiesta que le hicieron a Luna hace 2 meses y medio. -lo miro, se me encoge el corazón cuando recuerdo lo que paso ese día. —¿Qué tiene que ver con Ambar?
—no sé si lo quieres escuchar. -dice Pedro. —hablen. -digo.
—ten. -Nico estira su teléfono en mi dirección, yo lo tomo sin comprender. -—mira. -observo la foto que esta en la pantalla, efectivamente es Ambar, y esta abrazada de un chico al que inmediato reconozco es Manuel, su hermano.
—es el mismo que una vez la acompaño a su casa una tarde ¿lo recuerdas? -asiento. —¿Qué tiene de especial esta foto?
_¿Cómo qué? Simón, ese chico es su novio. -sonrío. —¿Qué te parece tan gracioso?
_es que hablas de Manuel, y no puedo creer lo que dices. -me miran confundidos. —¿Por qué? Es muy normal, siempre estaban muy juntos. -dice y yo vuelvo a sonreír.
—es que ellos no son nada, no pueden serlo. -siguen mirándome sin entender. —¿Por qué dices eso? -pregunta Pedro.
—ellos son hermanos, ¿lo comprenden? -sonrío. —debo ir a buscar a Mateo. -digo y salgo de la casa con el teléfono de Nico en mi mano, enterarme de eso me ha alegrado el día.
Cuando estoy llegando al Roller lo veo en el parque esta patinando con mi mejor amiga, sonrío cuando los veo, me quedo viéndolos por un momento. Es increíble que pueda verlos así sin que sienta que mi mundo se desmorona como me pasaba anteriormente. —Simón. -dice Luna cuando nota mi presencia.
—hola. -saludo, Mateo parece incomodo, aun no nos llevamos muy bien. —¿puedo hacerte una pregunta? -hablo refiriéndome a Mateo.
—si es de Ambar. No. -Luna lo mira. —esta bien. ¿Qué quieres? -dice resignado.
—mira. -ambos se quedan viendo la foto. —es Ambar. -dice burlón.
—eso lo sé. -ruedo los ojos. —y su novio. -me quedo mirando a Luna, mientras Mateo asiente con la cabeza.
—si enserio te consideras su amigo, dime la verdad. -me mira. —es su hermano. -dice después de pensarlo mucho, Luna se queda viéndolo sé que hay algo de enojo en la forma en como lo mira.
—eso lo sé, Mateo. -digo. —¿entonces porque lo preguntas? -de nuevo esa chispa de ironía.
—porque quiero la verdad. -rueda los ojos. —bien, quieres la verdad. Ambar te engaño nunca tuvo ninguna relación con nadie. Ahí esta la verdad. -lo miro confundido, eso no puede ser verdad yo la escuche y ella lo confirmo.
—eso no es verdad, a mi nadie me lo dijo, yo la escuche. -me interrumpe. —estaba hablando sola, sabia que estabas por llegar por eso fingió estar hablando con alguien.
—¿Por qué Ambar haría algo así? -pregunta Luna. —por él, por quien más, ella te escucho hablando con Pedro. -revivo esa conversación en mi mente, fue el día que se dio cuenta de quien era su mamá.
—¿y que con eso? -cuestiona mi mejor amiga.
—Luna, Simón no iba aceptar ir a la gira, por quedarse con Ambar, ese día ella descubrió quien es su mamá y tu amigo fue la primera persona a quien se lo contó. -todo lo que Mateo dice resuena en mi cabeza. —¿Por qué no me lo dijo?
—porque tú tampoco lo hiciste, ella estaba dolida, muchas cosas pasaron en su vida de pronto y tú estabas dispuesto a quedarte con ella así eso significara arruinar tu sueño y el de tus amigos, ella dijo que tu eras muy terco y que así te lo dijera no aceptarías irte.
—¿Por qué se fue entonces? -pregunto. —tú lo arruinaste, yo iba a convencerla de no irse, después de todo vivía con su mamá y estaba feliz con su familia.
—¿Cómo que lo arruine? -lo miro confundido. —si, tu empezaste a salir con la tal Daniela y ella insistió en irse, después de que besaste a esa chica delante de todos, ella no podía quedarse, a pesar de que tuviera más razones para hacerlo que para irse.
—debes decirme como la ubico, Mateo necesito hablar con ella. -niega con la cabeza. —por favor Mateo. -dice Luna.
—se lo prometí, no puedo decirte. -dice. —pero es que debo buscarla necesito que sepa que la amo y que me importa lo que haya hecho que la necesito a mi lado.
—lo lamento, no puedo hacerlo, ya hable de más. -dice. —ok, gracias. -Luna toma mi brazo antes de que me vaya.
—¿Qué vas a hacer? -pregunta asustada. —iré a Paris y así tenga que buscarla casa por casa la voy a encontrar. -digo y salgo corriendo hacia mi casa, tengo que hacer maletas, ella debe saber lo que siento y que le perdono que me haya mentido, tengo que pedirle perdón por todo por lo que le hice pasar.
Algo golpea mi cuerpo con tal fuerza que caigo en el suelo golpeándome la cabeza, todo me da vueltas, intento ponerme de pie, pero nada me responde, apenas si soy consiente de que Luna grita mi nombre desesperada, cuando mis ojos notan sus ojos verdes todo se vuelve negro.
Narra Ambar...
Despierto asustada, mi corazón late a muy rápido, y puedo sentir el sudor bajar desde mi frente y perderse en mi cuello, y no se si es por la horrible pesadilla que he tenido o porque hace demasiado calor.
Pongo una mano en mi pecho mientras trato de controlar el latir desbocado de mi corazón, Simón, mi mexicano de ojos cafés. ¿estará bien? Claro que lo esta Ambar, solo ha sido una horrible pesadilla, pienso.
Me levanto de la cama cuando alguien toca la puerta, sonrío cuando me encuentro con Luciana, mi hermanita, es una niña increíblemente divertida y eso me hace recordar mucho a Sol cuando estaba pequeña. Su cabello es de un rubio oscuro, sus ojos son verdes y físicamente se parece mucho a mí, y no es por alardear.
—hola. -saluda y yo la levanto en mis brazos. —hola, pequeña. -ella frunce el ceño odia que le diga así.
—mi mami quiere que bajes a desayunar. -su madre se llama Florencia, es una señora muy agradable tiene 33 años, su cabello es castaño y sus ojos son igual de verdes que los de su hija. —dile que bajo en un minuto. -doy un beso en su mejilla y la pongo en el suelo y ella sale corriendo.
Desde hace unos dos meses que estoy aquí, aunque yo siento que ha sido más, ha sido un meses muy buenos a pesar de que no logro dormir mucho, pero ahora me siento en paz, más relajada, he tenido mucho tiempo sola puesto que aun no comienzan mis clases, por lo que he pensado mucho en lo que hice y sí, por primera vez me di cuenta de que lo que hice estuvo mal.
Ocultarle a Luna su verdad no estuvo bien, no sé porque de repente pienso tanto en eso, después de todo nadie me presiono para que dijera la verdad. A veces quisiera tener un poco de tiempo con ella, hablar, pedirle disculpas por habérselo ocultado, intentar retomar esa amistad que teníamos cuando niñas y que estábamos empezando a construir antes de que pasara lo que paso con Simón, pero soy consiente de que mi orgullo es mucho más grande que eso.
—buen día. -saludo cuando llego al comedor, después de haberme cambiado. —buenos días. Ambar. -dice sonriente.
—tu papá, las recogerá en una hora. -la miro confundida. —no puede ser, lo olvidaste. -dice.
—lo siento, ¿Qué olvide? -pregunto. —dijo que me llevaría a Disneyland. -dice mi hermanita. uhhh si es cierto y le prometí que iría con ellos.
—no te preocupes Lu, ahora que termine de comer, me iré a arreglar. -ella sonríe feliz, me pregunto cuantas veces la han llevado allí. —¿tu no vendrás? -le pregunto a Florencia mientras unto de mermelada una tostada.
—no, tengo que ir a ver un cliente, es el único día que puede hacerlo. -hace una mueca. Y comemos en silencio.
—Ambar, puedes hacerte cargo de Lu, debo salir ahora. -dice después de terminar con la llamada. —si claro, no hay problema. -ella sonríe, da un beso en la mejilla de Lu, hace un gesto de despedida en mi dirección y luego se va.
Cuando ambas terminamos de comer, subimos a mi habitación, enciendo el televisor para que ella vea muñecos en lo que yo me arreglo, a ella solo tendré que cambiarle la blusa ya que se mancho de yogurt.
Tal como lo dijo Florencia mi papá llego una hora después, por suerte el tiempo me alcanzo para hacer todo. —se ven hermosas. -dice papá cuando nos ve, yo llevo un enterizo rosa pálido, con una chamarra de jean y unas sandalias bajas.
—gracias papá. -le dedico una sonrisa y luego salimos de la casa.
Cuando llegamos al parque Lu hala de mi brazo para que yo comience a seguirle el paso, se nota lo emocionada que esta, mi padre por su parte trata de seguirnos el paso. Lu insiste en que se quiere subir a todos los juegos, mientras que mi padre niega con la cabeza esto será un día muy largo.
—¿Cómo te has sentido? -me pregunta mi papá, mientras que Lu esta lanzando pelotas a unas cosas que no se que son para poderse ganar un oso del que se enamoró. —bien, me ha sentado Paris.
—te sientes cómoda con nosotros. -asiento. —lamento todo el tiempo que perdimos, pequeña. -él y su insistencia en llamarme pequeña.
—yo tambien lo hago, pero me alegra que lo estemos recuperando. -digo y él me abraza emocionado. -abrazo. -grita mi hermana cuando nos ve, entonces se une a nosotros.
~❤️~
El día paso demasiado rápido ni siquiera me di cuenta a que hora se oscureció, hemos pasado un día excelente, mi padre nos ha comprado todo lo que le hemos pedido, nos ha consentido todo el día. A pesar de esto no he dejado de sentir una extraña sensación en mi pecho, es como si me oprimieran con fuerza el pecho que me impide respirar con tranquilidad.
—¿estarán bien? -pregunta mi papá por ultima vez, antes de irse, él y Florencia irán a una reunión de amigos, insistieron en que fuera con ellos, pero no acepte, estoy lo bastante cansada como para acostarme y ya. —si papá, tranquilízate. -le sonrío y da un beso en la frente de nosotras y luego se va.
—bueno, Lu espérame aquí, yo iré a traer las palomitas. -Lu ha tenido la "magnifica" idea, la verdad la odio. De quedarnos a dormir en el jardín, veremos una peli en su IPad y luego a dormir.
Voy a la cocina y saco las palomitas del horno, las pusimos allí mientras terminábamos de organizar la tienda, no puedo creer que en verdad yo haya accedido a una cosa como esa, hace algún tiempo ni siquiera lo hubiese imaginado.
—ya está. -digo y cierro la tienda, pongo las palomitas entre las dos y me acuesto, ella le da play a la película, su favorita, Enredados...