El Mismo Corazón... (Simbar)

Capítulo 27

Días Después...

Hace mas de 2 semanas de que termine con Luna, hace una semana que la veo saliendo con Mateo, desde eso no hemos hablado, creo que ha sido lo mejor por ahora, espero que con el tiempo las cosas se arreglen entre los dos es mi mejor amiga y no quiero que eso se pierda.

Con Ambar he hablado, pero solo por teléfono, su madrina es muy estricta y la castigo una semana por haber llegado tarde aquel día, y la otra semana ha tenido exámenes y prefiere quedarse en casa estudiando. Me contó acerca de lo que piensa de la medallita de Luna y quiero ayudarla con eso, pero se me hace muy difícil en estos momentos hacerlo.

Dentro de 2 días será su cumpleaños, todos hablan de lo que será su fiesta, pero yo no he recibido una invitación formal, espero que me invite, me sentiría decepcionado si no lo hiciera.

—ve a hablarle. -Nico me saca de mis pensamientos. —no. Esta bastante ocupada, además no quiero que piense que la estoy presionando.

—yo de ti me pondría las pilas, ese patinador se ve bastante interesado en ella, y si yo fuera ella lo escogería a él.

—¿de verdad lo crees? -el ríe y se va de mi campo de visión. Nico y Pedro han estado haciéndome bromas, hoy por fin Ambar vino al Roller, pero llego con su amigo, y no se han separado en ningún momento, y yo no me he atrevido a acercármele.

Después de un par de minutos más, él se va y la deja sola. Entonces aprovecho y me acerco a ella.

—hasta que por fin podemos hablar. -digo y ella sonríe. —¿Cómo estás? -pregunta.

—no tan bien como tú, pero se hace el esfuerzo. -ella se sonroja levemente. —¿ya arreglaste las cosas con tu amiga?

—no, quiero dejar que se calmen las cosas, después de lo que paso antier con Mateo.

—no debiste seguirle el juego, Simón. Mateo solo quiere seguir ganando puntos con ella y que tu te pusieras a pelear con él, fueron punto perdidos a tu favor.

—si ya lo sé, ella se enojó más.

—además ya no valía la pena, ya todo el Roller sabe que tú y yo fingimos ser novios y bueno sea culpa de quien sea ya ni modo reclamar acerca de ello.

—tienes razón. Cambiando el tema ¿no quieres ir a comer un helado? -ella frunce el ceño sorprendida. —si no quieres esta bien.

—no, por mi esta bien, pero estas trabajando.

—mi turno ya se acabó, ¿vamos? -ella asiente y se levanta, su mirada se pierde en el piso, se agacha a recoger algo.

—es la medallita de Luna. -dice y empuña la mano cuando Luna aparece en nuestro campo de visión. —Ambar de pronto no has visto mi medallita. -dice ignorando totalmente mi presencia.

—no he visto nada, lo siento. -dice y luego toma mi mano para nos vayamos. —nos vemos luego. -le dice antes de que la perdamos de vista por completo.

—¿Por qué no le entregaste la medallita?

—porque es la única oportunidad que tengo, para saber si su medallita tiene alguna conexión con la de Sol. Además, cuando ya no la necesitemos tú puedes entregársela. Es un buen pretexto para hablarle.