No se la verdad que hora es, hace unos minutos que me despedí de mi familia, y a pesar de que trate de por todos los medios no llorar, las palabras de mi mamá y mi hermano lograron que una que otra lagrima se escapara de mis ojos, ahora mismo, voy a abordar el avión, después de un largo rato en el filtro de seguridad.
Voy con la mirada perdida en mi teléfono, que no me doy cuenta de que alguien viene hasta que choco, maldita costumbre, pienso. Despego mi vista de mi celular para disculparme y es entonces que mis ojos se encuentran con los suyos, la sangre se agolpa en mis pies y sé que he perdido todo el color de mi cara.
Verlo allí de pie frente a mí, con su mano entrelazada con la de la chica de la fiesta hace que mi corazón lata a un ritmo fuera de lo normal. —pon más atención. -dice la chica, pero yo solo estoy allí perdida en sus ojos, sin poder articular palabra.
—lo lamento. -digo y estoy por echarme a correr, pero su mano me detiene. —¿estas bien? -no me siento capaz de articular palabra, así que solo asiento con la cabeza.
—hey, mírame. -su voz es firme así que lo hago, soy totalmente consciente de que las lágrimas caen ahora de mis ojos, forcejeo para que suelte su agarre, pero en su lugar me hala hacia él y me abraza, su corazón late a mismo ritmo que él mio, huele tan cual lo recuerdo, inspiro su aroma mientras dejo que los recuerdos me invadan.
Entonces se aparta de mi y pone sus manos en mis mejillas, limpia mis lágrimas. —lo siento. -digo y aprieto mi abrazo, pero el recuerdo de la chica viene a mi cabeza por lo que lo último que hago es soltarme de su agarre y salir corriendo en dirección a donde tengo que abordar
Narra Simón...
Nunca me hubiese imaginado esta mañana que me la encontraría en el aeropuerto, verla me hizo sentir tan bien, su abrazo me reconforto el alma y el delicioso olor a fresa que irradiaba su cabello me hizo recordar todo lo que pasamos juntos.
Pero todo paso tan de repente que no puede evitar que saliera a correr, y eme aquí corriendo tras de ella.
—Ambar, detente. -grito, pero ya es muy tarde ya ha pasado la azafata, ella se gira en mi dirección un momento, veo como las lágrimas salen de sus ojos y chocan con el suelo. Después se gira y sigue su camino.
Me quedó inmóvil viendo hacia el lugar en donde desapareció. ¿A dónde va? Es la pregunta que ronda en mi cabeza, me acerco a la azafata.
—lo lamento mucho, pero es protocolo, no puedo dejarlo subir. -dice cuando le pido que me deje ir a buscarla. —gracias. -digo y ella solo sonríe. Suelto un suspiro mientras veo cuando ella cierra la puerta.
Vuelvo con Daniela, quien sigue esperándome con sus maletas en la mano y ademas esta molesta, lo sé por la forma en que me mira.
-¿Qué fue eso? -pregunta cuando llego a su lado. —nada. -contesto molesto, y avanzo hasta la salida.
Sonrió cuando veo a Luna, esta junto a Mateo, pero eso la verdad no me importa mucho, ella corre hacia mi y me abraza. —te extrañe mucho Simón. -dice mientras nos abrazamos —y yo a ti. -doy un beso en su mejilla antes de separarme de ella.
—Dani ella es Luna, mi mejor amiga. -digo y ambas se saludan. —hola. -saluda Mateo.
—hola. -estrechamos las manos, saludo a Jim y a Delfi. —solo cabemos 4 en un taxi. -dice Delfi.
—no se preocupen chicos, Dani y yo tomaremos otro taxi. -digo. —emm, perdon olvide decirte que mi amiga me esta esperando afuera. -dice Dani.
—tranquila, no hay problema. -le digo, ella da un beso en mi mejilla y luego se va. —tu vendrás con nosotros. -dice Luna y yo asiento, acompañamos a los chicos a tomar el taxi y después caminamos hasta el estacionamiento.
—¿no vieron a Ambar? -pregunto. —no, de hecho, hoy no fue al Blake. -dice Luna, Mateo se ha puesto tenso.
—¿sabes algo? -Mateo me mira. —no, nada. -contesta, pero se que hay algo más.
Subimos al auto en silencio. —¿Por qué preguntaste? -miro a Luna. -es que... -hago una pausa. —la acabo de ver. -ambos me miran, pero ninguno de los dos hace más preguntas al respecto.
El auto sale del estacionamiento, Luna me pregunta como ha sido el vuelo y hablamos de la gira, Mateo sigue en silencio, pero cada que lo miro trata de disimular, algo sabe y yo no me bajare del auto hasta que lo sepa tambien.
—¿A dónde vamos? -pregunto cuando el auto pasa la calle del loft. —a almorzar a mi casa, ¿no recuerdas que te invite?
-no estoy seguro de eso, Luna. -me mira. —por favor Simón. -asiento con la cabeza.
Cuando estamos por llegar a la Mansión el teléfono de Mateo suena, él mira la pantalla, teclea algo en respuesta. Y luego ordena detener el auto, aun no hemos llegado. Luna y yo lo miramos sin entender.
—Simón, sí sé algo acerca de eso. -lo miro confundido, pero luego caigo en cuenta que se refiere a lo de Ambar. —¿Qué sabes? -pregunta Luna.
—ella no sabía a que hora llegabas, pensó que seria más temprano y así no se encontrarían, pero no sé qué habrá pasado con tu vuelo y bueno ambos se vieron. -no entiendo ni una sola palabra de lo que esta diciendo. —¿ella tambien te vio allí? -asiento con la cabeza.
—Mateo ¿Qué hacia Ambar en el aeropuerto? -pregunto nervioso. —a Ambar le dieron una beca para terminar sus estudios en París y luego empezar su carrera allí. -sus palabras se cuelan dentro haciendo estragos con mi estabilidad.
—en París. -repito y él asiente con la cabeza. —su vuelo salía ahora a las 2. -cierro los ojos por un segundo.
—¿Por qué no la detuviste?
—porque es muy terca, si te lo digo ahora, es por que ella me entrego algo para ti y para hacerlo tenía que decirte la verdad. -saca algo de su bolso.
—ten. -Me entrega un sobre color azul —ademas te dejo esto. -siento como mi corazón se estruja cuando veo que me extiende la pulsera que ella me dio.
—no debiste dejarla ir. -él no dice nada, tengo mil cosas en la cabeza. —Perdoname Luna. -digo y abro la puerta del auto y me bajo. Camino sin rumbo fijo, no se lo que siento en este momento, enojo, tristeza o que. Como es posible que se fuera.
De pronto me encuentro en la plaza en donde los 2 estuvimos sentados esa noche, una sonrisa se dibuja en mis labios al recordar todo lo que paso ese día, me siento en la misma banca en donde vimos las estrellas.
Contemplo la pulsera en mis dedos, recuerdo todo lo que le dije y eso me hace sentir sumamente mal, sí, yo estaba muy molesto, pero eso no me daba el derecho de tratarla mal. Me pongo la pulsera y abro el sobre.
"Hola
La verdad no se porque razón decidí dejarte esta carta, pero justo en este momento tengo tantos sentimientos encontrados que no me importa. Lo primero es pedirte perdón, no quería lastimarte, de verdad. Porque eres esa única persona que a pesar de todos mis rechazos siempre estuvo ahí para mi y por eso me duele lo que paso, me duele lo que te hice, porque no lo merecías, no merecías enamorarte de una persona para que después te rompiera el corazón como yo lo hice.
Quiero que sepas que todas las noche que pasamos juntos, cada roce de tu cuerpo con el mio, cada sonrisa, cada beso, cada palabra que recibiste de mi parte fue real, tan real que fue devastador dejar a un lado esos recuerdos para seguir adelante. Comprendo que para ti es difícil creerlo, pero es cierto no se pueden fingir los sentimientos, o al menos yo no puedo hacerlo.
Gracias por todos esos momentos, y por enseñarme tantas cosas lindas, y perdón por todas las mentiras y engaños. Espero que tu viaje te haya servido en tu propósito de olvidarte de mí, tratare de hacer lo mismo, aunque sea difícil olvidar esa sonrisa encantadora que tienes, también te deseo con el alma que esa chica sea la persona perfecta para ti, que te haga feliz siempre y que nunca que te haga pasar lo que yo te hice.
Adiós Simón."
A la única que quiero es a ti. Dios como voy a superar a esta chica, después de haberla visto subirse a ese avión, después de ese abrazo y de sentir su corazón ir al mismo ritmo que él mio.
~❤️~
Cuando llego a al departamento, las luces están apagadas, solo una lampara ilumina el lugar, pienso por un momento que estoy solo, pero cuando enciendo las luces me quedo inmóvil cuando veo a Pedro y a Delfi besándose, ambos se separan de inmediato, ella solo tiene puesto su sostén y él solo el pantalón.
—perdon, no sabia que estaban ocupados. -digo y Delfi me mira mal. —por dios Simón no la mires. -dice Pedro apenado, entonces me doy media vuelta para que ella pueda ponerse la blusa.
La escucho susurrar algo y luego pasa por mi lado. —perdon. -dice y sale corriendo del departamento. —eres un idiota Simón. -dice molesto.
—si hubiese sabido que estaban ocupados, no fuera entrado. -río. —deberías darte un baño, creo que tendrás que esperar otro día para saciar tus ganas. -le digo y él me tira un cojín en la cara.
Me acuesto en la cama en lo que él entra al baño, me tapo la cara con el mismo cojín que me lanzo hace poco. —¿Qué tienes? -lo escucho preguntar.
—nada. -contesto sin descubrirme la cara. —no te entendí. -dice.
—que nada. -digo y me siento. —te conozco. Algo te paso.
—Ambar se fue. -se queda viéndome. —Ambar, ¿A dónde? -pregunta.
—a Paris, lo peor fue que la vi, vi como abordaba ese avión y no hice nada para detener la. -me mira. —yo creí que estabas tan molesto con ella que no te iba importar nada de lo que pasara con ella, después de todas las mentiras que dijo creí que ya la habías superado.
—es que no puedo hacerlo, ella no es una chica cualquiera, ella me hizo sentir cosas que ninguna otra chica ha logrado, lo que viví con ella no se compara con lo que he tenido con nadie más, y de alguna manera me siento responsable de que se haya ido.
—y siento decirte que fue por ti, es lo único que se me ocurre, irse justamente hoy, que nosotros regresábamos. Eso no fue casualidad. Mira Simón si tu estas dispuesto a perdonar lo que te hizo busca a alguien que te pueda ayudar a localizarla, si no sigue tu vida como hasta ahora y déjala a ella hacer la suya.
—es una decisión muy difícil. -digo. —lo sé, pero piénsalo. Porque no serviría de nada buscarla si no la vas a perdonar. -dice.
—gracias por tus consejos. -le digo y él asiente con la cabeza. —¿vamos al Roller?
—hoy no Pedro, quiero estar solo. -él asiente y se despide.
Me quedo acostado en la cama, pensando en todo lo que paso hasta este momento, no creí que mi regreso a Buenos Aires iba a ser así, si, tenia miedo de encontrarme con ella, pero el saber que se ha ido ha sido algo peor.
El solo pensar que ha sido por mí, me parte el corazón, ¿de verdad soy el causante de su partida? Es imposible que deje de sentirme como lo hago, no cuando releo las palabras escritas en su carta.
~❤️~
Abro los ojos por el constante sonido de mi teléfono, no tengo ni idea de porque lo hace, lo saco de mi bolsillo y contesto sin siquiera ver de quien se trata. —Simón. -es Daniela.
—hola. -saludo. —¿interrumpo?-pregunta.
—no tranquila, solo estaba descansando. -digo. —ok, es que dijiste que me llamarías para salir.
—oh si lo siento, ¿Qué hora es? -pregunto, y la escucho reír. —ya casi son las 6. -dice.
—ok, te envió la dirección del depa, si quieres. Es que no tengo muchas ganas de salir.
—si, entonces nos vemos un rato. te quiero. -dice y cuelga. Espero no arrepentirme de haberla invitado, le envió la dirección en un mensaje y luego me levanto de la cama.
Busco mi maleta por todo el loft, es entonces que recuerdo que baje del auto sin ella, ahora tendré que llamar a Mateo para saber en donde las ha dejado. Marco su número, pero este solo suena y no responde. Entonces estoy por llamar a Luna, pero el timbre de la casa suena. ¿Cómo es posible que llegara tan rápido?
Me apresuro a abrir, a mi sorpresa es Mateo quien está frente a mí. —hola. -me saluda.
—hola, ¿quieres pasar? -pregunto. —solo vine a dejarte esto. -dice y estira la maleta hacia donde estoy.
—gracias. -digo. —no es nada.
—hola. -escucho la voz de Daniela detrás de Mateo, él se gira para mirarla, no dice nada y camina hasta su auto, se sube y se va. —vaya que es grosero. -dice y da un beso en mi mejilla, para después entrar.
—¿todo bien? -pregunta. —si. -contesto. Ella se acerca a mí, pone sus manos en la parte baja de mi cuello, y me besa...