DULCE DESTINO

By Sabastu

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[ JERZA ] [ RATED M ] Cuando los hilos rojos del destino se cruzan pueden traer dulces encuentros. Una actríz... More

~La Apuesta~
~El Pastel~
~La Ayuda~
~La Foto~
~La Lista~
~El Contacto~
~La Iniciación~
~El Fracaso~
~La Confusión~
~El Orgullo~
~La Incomodidad~
~La Atmósfera~
~La Lluvia~
~La Salida~
~El Hervor~
~El Reto~
~El Consenso~
~La Oscuridad~
~El Despertar~
~La Sorpresa~
~La Propuesta~
~El Consejo~
~El Avance~
~El Antojo~
~El Llanto~
~ El Domingo ~
~La Adicción~
~El Aviso~

~La Dificultad~

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By Sabastu

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¡Hola! .o./ Me alegra que les gustase el cap anterior 7v7)r PKdores... Así que ya que hay dulce y limón, habrá que balancear la receta con algo de... :x

¡Espero lo disfruten! NwN/

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Disclaimer: Fairy Tail pertenece a Hiro Mashima. La historia extraña y dulcemente empalagosa es totalmente mía.

Referencias De Lectura:

Diálogo.

«Pensamientos»

Narración.

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Capítulo Vigésimo Quinto

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~La Dificultad~

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Dentro de él solo había una agradable sensación.

Una que le embargaba desde hacía días.

Y esa sensación lo hacía actuar con más atrevimiento.

Desde el lunes en la mañana, mientras estaba trabajando y Erza tomaba las fotos del postre de la semana, Jellal se había dado cuenta que buscaba estar cerca o en contacto con ella cada vez que podía. Sin importar que sus asistentes estuviesen junto a él, el pastelero aprovechaba de tomar a Erza de la mano para conducirla por la cocina, y no solo la conducía, sino que sostenía su mano por varios minutos más, se inclinaba hacía ella para inhalar su aroma de vainilla mezclado con el de su propio jabón y champú puesto que la actriz se había bañado en su casa y en ocasiones habló con voz más baja de lo necesario solo para lograr que Erza se acercase más a él.

Y ella lo hacía.

Y lo hacía con una hermosa sonrisa casi cómplice.

Jellal no tenía que preguntarse si sus compañeros de cocina sospechaban algo de ese nuevo comportamiento, ellos mismos lo dejaron claro con sus miradas durante la sesión de fotos y con risillas divertidas, y por supuesto, Macbeth no dudó en mandarlos a buscar un motel cuando Jellal le dio de comer con sus dedos de la deliciosa mini tarta de higos al ron con frangipanne que habían elegido como postre especial para vender durante la semana.

¿Pero que podía hacer él?

Se sentía exultante.

Cierto era que después de llevarle el desayuno a la cama el lunes en la mañana no habían vuelto a tener sexo, pero sí que habían ganado un nuevo grado de intimidad, y aunque de vez en cuando un buen sonrojo no podía faltar, ahora había más confianza.

Incluso, hasta más deseo.

En las tutorías no habían podido estar solos pues Mirajane había llegado el lunes a su clase, al igual que Gajeel y su pequeño hermano el martes, quien para sorpresa de Jellal resultó un niño muy tranquilo y centrado ―tan contrario a Gajeel―, pero, aunque no habían podido estar a solas, siempre encontraban la manera de compartir alguna caricia o gesto que reforzaba el sentimiento de esa nueva intimidad que Jellal sentía.

O tal vez estaba confundiendo todo.

¿Y si solo estaba cegado por la esperanza de ser algún día correspondido más que físicamente?

Jellal observó a Erza pelear con un huevo al intentar separar la clara de la yema y soltó un suspiro, las dudas ya estaban escalando hasta su cerebro cuando Erza volteó y con solo una sonrisa mandó a todas esas dudas al diablo.

Se aferraría a la esperanza que brillaba en esa sonrisa.

―¿De verdad no podemos usar el huevo entero en esta receta, profesor Fernandes? ―Jellal rió―. Creo que así sería más nutritivo, esto es muy difícil.

―Tal vez sea más nutritivo pero no sería una Crème Brûlée si también le echamos las claras ―el azulado se acercó a ella―. Y lo único que necesita para lograrlo es más pa-tien-ce, Señorita Scarlet ―separó cada silaba para darle énfasis al consejo que más le daba―. Es curioso que para esto no tenga paciencia y para muchas otras cosas sí.

―¿Sí? ¿Cómo para que cosas?

―Como para leer y contestar las cartas de todos sus fans.

―Ya no las contesto todas. Y Wen es quien escribe las direcciones ahora.

―Pero sí firma cada foto que envía, y sí lee las cartas.

―Es lo mínimo que puedo hacer...

―Es mucho más de lo que algunos siquiera intentan ―le pasó un nuevo huevo, pero antes de que Erza lo golpease contra el borde de la mesa para abrirlo y separarlo, sujetó su mano―. Espere, tengo una idea, ahora recuerdo algo que Mère hizo con Meredy cuando ella no podía lograrlo, esperé aquí... ―el pastelero se dirigió a la refrigeradora y sacó una botella pequeña de bebida, se bebió el contenido y luego lavó la botella antes de volver con Erza―. Listo ―la actriz le vio sin entender―. Ahora busque un plato extendido, y abra el huevo ahí.

―¿Sin separarlo?

―Sin separarlo ―asintió y Erza obedeció―. Ahora, mire, solo coloca la boca de la botella sobre la yema y presiona el medio de la botella y... ―la actriz observó como la yema era succionada dentro y dejaba la clara limpia, Jellal vació la yema en otro recipiente―. Listo... separados. Tardará un poco más pero es efectivo. Inténtelo usted, señorita Scarlet.

Erza lo intentó, y para su sorpresa, lo logró a la primera.

―Debiste enseñarme esto primero ―sonriendo complacida de sí misma miró a Jellal―, así no habría desperdiciado más de veinte huevos mientras intentaba el modo profesional.

―¿Desperdiciar? ―Jellal negó con la cabeza―. No en mi cocina, señorita, hoy aprenderá a hacer omeletes, y ―continuó observando el recipiente lleno de los fallidos intentos de Erza por separar clara y yema―. Creo que tendrá suficiente práctica como para dominarlos, o eso espero, por el bien de los comensales ―soltó con falso temor y Erza le hincó el abdomen con un dedo―. ¡Auch!

―Te lo mereces ―le dijo sacándole la lengua―. Ahora mi profesor se burla de mí también, y luego quieren que las personas aprendan...

―¿Yo? ¡Jamás! No me estaba burlando ―la respuesta de Jellal estaba tan llena de diversión mal oculta que Erza no pudo evitar sonreír―. Y eso de verdad dolió.

―Mentiroso... ―Erza dejó su nuevo artilugio mágico de cocina a un lado y se acercó a su profesor―. Te he visto sin camisa ―dijo en tono bajo después de ver hacía el pasillo que daba a su oficina, Wendy no la escucharía ni aunque hablase casi gritando, pero de igual manera bajó el volumen de su voz y su tono se volvió sugerente por voluntad propia―, tienes suficientes músculos bien entrenados aquí ―la peli-escarlata colocó su palma abierta sobre el abdomen de Jellal―, como para protegerlo apropiadamente de mi ataque, y de verdad estoy muy segura ya que los he visto y... tocado... ―el pastelero solo pudo sonrojarse y Erza sonrió victoriosa.

Había utilizado los pensamientos atrevidos que incluían a Jellal para ese juego.

¿Y qué podía hacer si ahora que había probado la tentación llamada Jellal solo se le había antojado más?

Ahora cada roce, cada toque, cada susurro solo le recordaba lo que habían hecho y disfrutado hacía tres días, y tenerlo tan cerca empeoraba las ganas de, bueno, repetirlo.

Pero no podían, porque aunque era miércoles y nadie más había llegado ese día, la pequeña Wendy estaba en su oficina y por nada del mundo atentaría contra su bienestar por sus ganas de, repetirlo.

Soltó un largo suspiro.

―¿Señorita Scarlet? ―preguntó extrañado Jellal―. ¿Le sucede algo?

―Umm, yo... ―Erza sintió sus mejillas calientes y escogió la primera excusa en su cabeza para no decirle lo que realmente estaba pensando―, yo... me preguntaba cómo alguien tan ocupado como usted, profesor Fernandes, puede mantenerse tan en forma...

Jellal no le creyó ni por un momento que ese fuese el motivo del largo suspiro pero igual decidió contestar:

―Las personas no le dan crédito suficiente a las tareas del hogar, créame, deberían considerarlo deporte olímpico, nada como dejar ollas y pisos de madera brillante para estar en forma.

Erza rió.

―Le creo que las labores del hogar sean extenuantes, pero sin duda hace más que eso para mantenerse así de... ―carraspeó y dejó sin finalizar la oración.

Claro, como si la persona frente a ella se lo fuese a permitir.

―¿Así cómo? ―su sonrisa traviesa envió cosquillas a todo el cuerpo de Erza.

―Ya-ya... ya sabes... así de... ¡Tonificado! ―casi gritó emocionada al dar con una palabra profesional y no una casi vulgar como la que no dijo.

Jellal rió más pero se apiadó de la cara roja de ella.

―Salgo a correr al patio todos los días apenas me levantó.

―¿Al patio? ―Erza alzó una ceja.

―Sé que puede parecer aburrido y tal vez tonto ―se desacomodó el cabello―, antes salía a correr varias vueltas al parque en la madrugada mientras Wen dormía, pero desde lo del robo ya no me atrevo a dejarla sola ―Erza asintió entendiendo por completo la situación―, así que corro en el patio y hago algunos ejercicios más, y también boxeo un poco. En Francia lo hacía más, mi compañero de habitación era un fanático del boxeo y me enseñó, una de las primeras cosas que compré al volver fue una vieja bolsa de boxeo en una venta de garaje.

―¡Oh! ―le miró emocionada―. Para una de mis películas recibí algunas clases, es divertido.

―Mucho ―Jellal tomó con cariño su mano―. ¿Qué tal si un día practicamos juntos? ―la emoción de Erza creció―. El saco de box está en el sótano pero la iluminación es buena, así que... ―el pastelero se detuvo cuando la observó tensarse―. ¿Erza?

―Yo... creo que podríamos hacerlo algún día ―con una sonrisa que no llegó a sus ojos se separó de él y volvió a su tarea de separar claras de yemas.

Sótano.

Jellal supo que esa simple palabra era la causante de que Erza perdiera el brillo en su mirada.

―Hay una parte techada en el patio en donde podría colocar el saco de boxeo ―dijo acercándose de nuevo a ella y ella negó.

―No tienes que hacer eso por mí... ―respondió fingiendo concentrarse en su labor.

―Lo sé ―dijo él con simpleza―, no tengo que hacerlo, pero quiero hacerlo ―Erza volteó a verlo y Jellal tuvo claro que estaba por pelear con toda la infinita terquedad dentro de ella, así que se adelantó, la tomó de la cintura y silenció sus labios con un largo beso que los dejó sin aliento, y aprovechando que él pudo recuperarlo unos segundos antes que ella, continuó el tema―. ¿Cuántas personas en el mundo tienen la oportunidad de practicar boxeo con su heroína de películas de acción favorita? ―el azulado besó rápidamente los labios de la actriz que comenzaron a formar una sonrisa―. No perderé esta oportunidad por nada del mundo. ¡Jamais! Después de todo soy su fanboy número uno ¿No?

Erza rió.

Era un tonto.

Y ella también lo era por sentirse así como se estaba sintiendo.

...Fuese lo que fuese eso que sentía en ese momento...

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~°0°~

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Miró seriamente el papel impreso y luego la pantalla del ordenador.

Soltó un largo suspiro.

―¿Y? ―el anciano frente a él en la mesa le miró con gran emoción―. ¿Estás sorprendido?

―Si soy sincero, nunca esperé esto ―el rubio volvió a mirar el papel―. Nunca.

―Este viejo aún puede darte sorpresas, Laxus ―el anciano miró el papel con orgullo―. Y eres mi único nieto, es lo menos que puedo hacer por ti y por Mira, que es como una nieta para mí. ¿Crees que ella esté de acuerdo?

Laxus volvió a ver el papel.

Esa era una buena pregunta.

Y la única que había estado pasando por su cabeza desde que su abuelo le mostró eso.

Si bien era cierto, Mirajane quería a su abuelo como si fuese su propio abuelo, y, aunque él ―Laxus― generalmente la llamase demonio, en realidad Mirajane era una persona realmente amable y de buen corazón, pero la idea de su abuelo a pocas semanas de la boda era bastante estrafalaria, y no estaba seguro de si su futura esposa cedería una parte tan importante de la boda al deseo repentino del viejo.

¿De verdad aceptaría?

La planeación de la boda para Mirajane había sido algo de verdad serio, ella había tomado bajo su control todo sobre ello, y a Laxus no le extrañaba puesto que Mirajane era sumamente perfeccionista en sus cosas, en su trabajo y en cualquiera de sus planes, eso y además que odiaba el desorden y las cosas que no podía controlar, así que su propia boda no se la iba a confiar a nadie más; y, aunque era un evento bastante sencillo en la playa y con menos invitados de lo que la mayoría esperaría, llevaba un plan de inteligencia y de coordinación de bodas más grandes.

Y todo controlado desde una libreta sencilla.

Muchas veces había bromeado con Mirajane sobre la posibilidad de una tercera carrera como planificadora de bodas, juntando así sus pasiones por coordinar, planear, controlar, y ser cupido, Mira siempre le respondía que sus capacidades en ese área solo las utilizaría en pocas personas, no para cualquiera pasaría por tal estrés, y entre esas personas elegidas estaban sus hermanos, y Erza.

De hecho, ya había hecho comentarios sobre locaciones para alguna eventual boda de la actriz.

Laxus nunca había imaginado a Erza casándose, pero hasta donde sabía, sus opiniones cuando se trataban de esas cosas eran totalmente ignoradas por su demonio especialista en romance, y, ahora que veía como se estaban llevando Jellal y ella, no podía más que darle la razón a Mirajane sobre ese tema del romance.

Aunque sobre un matrimonio entre ellos, aún tenía muchas dudas.

―¿Crees que deba peguntarle hoy? ―el abuelo Makarov interrumpió sus pensamientos―. Mira parecía muy alegre hacía un rato.

―Mira siempre estará más que alegre cuando percibe que sus objetivos como cupido están avanzando ―resopló Laxus―, yo de Erza me iría preparando para cualquier cosa que se le pueda ocurrir a ese demonio a partir de ahora.

―¿Erza? ―Makarov de levantó de su silla y le miró con ojos brillantes―. ¿¡Mi ahijada, mi otra nieta del alma también se me va a casar!? ¿¡Quién es el joven!? ¿¡Lo conozco!? ―Laxus se golpeó mentalmente. Si algo tenían su abuelo y Mirajane en común era su amor por el amor―. No me digas que es un actor también... ―continuó con las manos a su espalda sopesando esa posibilidad―. Esos tipos suelen ser muy infieles. ¡No, no, no! ―sonrió de nuevo―. De ser así mi Mira no estaría apoyándolos, Mira es muy buena juzgadora de carácter.

―En eso no te pongo objeción, viejo ―Laxus bebió de su whisky, la intuición de Mirajane era excepcional.

―¿Entonces quién es? ―continuó intrigado―. ¡Oh! ¿Acaso es ese chico, el hijo del alcalde de Magnolia? Ahora recuerdo que él estaba muy pendiente de Erza el día de la fiesta de mi cumpleaños y se sonrojó cuando Erza le llevó la copa de vino. ¡Debe ser él! Mirajane también lo vio, sin duda es un joven muy trabajador, su padre es un buen hombre, y su pequeña hermana es tan seria y madura para su edad. ¡Una gran familia!

―Para de maquinar, viejo, si Mira te oye juntando a Erza con otro tipo se va a molestar y no te va a cumplir el capricho.

―¿No es el hijo del alcalde Mikazuchi?

―No, no es Simon, viejo ―chasqueó a lengua―. Es un buen tipo pero no tiene lo que se necesita para soportar a esa pelirroja violenta.

―Umm... ―Makarov asintió y volvió a sentarse―. ¿Entonces quién es el hombre que intenta ganarse el corazón de oro de mi pequeña guerrera?

―¡Oh! ¡Están hablando de Er! ―la voz dulce de Mirajane tensó a Laxus y ocultó el papel que le dio su abuelo y cerró la portátil en la mesa con la velocidad de un rayo―. Ese tema es perfecto para la cena, abuelo ―una de las empleadas de la casa llegó a su lado a colocar la comida preparada por Mirajane, aunque la cocinera de la casa era sumamente buena, cuando Mirajane visitaba a su abuelo insistía en cocinar ella pues cocinar era una de sus más grandes pasiones, si no había optado por volver esa pasión una carrera había sido porque la música le había dado ganancias primero y ella no quería convertir su segunda gran pasión en algo que debía hacer por dinero.

Quería mantenerla como algo que solo llenaba su corazón y no su bolsillo.

―¿Quién es, Mira? ¿Quién es? ―Makarov le miró casi desesperado por conocer la información, Laxus le miró divertido.

―Bueno, es un hombre muy trabajador y sincero.

―¿Es de una familia conocida?

―No, sus padres eran personas sencillas y trabajadoras, pero ya están en un mejor lugar... ―el abuelo Makarov asintió con pena―, y él ahora se encarga por completo de sus hermanas.

―Eso es maravilloso, ¿en dónde trabaja?

―Trabaja en el restaurante de Laxus ―Mirajane se sentó a un lado del abuelo.

―¿Es un mesero?

―No, es un chef principal ahora.

―¿¡Lahar!? ―le miró incrédulo.

―¡JA! ¡Pff! ―Laxus casi escupe su whisky, no solo Lahar y Erza eran impensables como pareja por sus caracteres, sino también porque Lahar no estaba particularmente interesado en las mujeres.

―No, no, no ―Mirajane aguantó la risa―. Se llama Jellal.

―¿Jellal? ¡El amigo de Laxus! ―recordó de pronto―. ¿Es el joven que estudiaba en Francia y volvió cuando su padre falleció, verdad? Cuando lo conocí me pareció un gran chico, muy educado, amable pero muy firme y centrado, ¡e inteligente también! Recuerdo que hablé con él sobre un tema muy interesante sobre las ruinas de Stella. Ahora que lo pienso, su hermana menor está en mi escuela, Erza me lo dijo ―asintió para sí―. Así que es él, es muy bien parecido. ¿No era el joven que le daba clases de cocina a Erza?

―Sí, es él. Y eso solo prueba que es cosa del destino en acción, Erza evitó que dejara de trabajar en el restaurante justo el día antes de que estuviese por irse definitivamente ―la demonio cupido junto sus manos animada―. Y sobre apuesto, sin duda lo es ―afirmó Mirajane y Laxus frunció más su ceño perpetuamente marcado―. Yo te amo, Pikachu, pero no estoy ciega ―le cerró un ojo y Laxus puso los ojos en blanco―. Aún así no te preocupes, no es mi tipo ―Laxus sonrió con suficiencia―. Aunque eso no le quita que sea dueño de un excelente biotipo para observar ―el gruñido de Laxus hizo reír a ambos en la mesa.

―Pero... ―Makarov comió una cucharada de su estofado favorito y sonrió encantado por el sabor antes de continuar hablando―, él era asistente de Lahar, no sabía que ya era chef, ¿en qué área lo es?

―En un área que confirma lo del destino ―Mirajane se inclinó hacia el abuelo y le habló en voz baja―. ¡Es especialista en pastelería!

Makarov se levantó de repente y no pudo evitar aplaudir.

―¡Es perfecto!

―¡Es lo que pienso!

―Ustedes están muy jodidos...

―¡Laxus!

Laxus sonrió de medio lado ante el regaño sin fuerza de su futura esposa y siguió comiendo.

―Un pastelero para una amante de los dulces... ¡Es un dulce destino!

―¡Oh! ¡No había pensado eso! ¡Me gusta! ―la albina y el anciano chocaron sus manos con ojos brillantes.

―No se metan tanto o arruinaran todo ―dijo Laxus.

―Ara~, no nos vamos a meter tanto ―dijo Mira en un puchero―. Solo un par de empujoncitos.

―Ya has dado bastantes empujoncitos.

―Solo un par más. ¿Verdad, abuelo?

―¡Por completo! ―Makarov se sentó en la mesa―. Y creo que será más que apropiado el invitar de nuevo a la casa a Jellal, así que, nieto mío. ¡Te lo encargo!

El rubio dejó caer la cuchara de su mano.

―¿¡Y yo por qué tengo que encargarme de traer a Jellal!?

―Porque es tu amigo, así no sospechará de la verdadera razón por la que vendrá.

Mirajane y el abuelo compartieron una sonrisa que inquietó a Laxus.

―¿Qu-qué están planeando hacerle?

―Ara~, pues si quieres saber... solamente vam...

―¡Alto! ―Laxus negó y bebió de un trago lo que quedaba de su bebida alcohólica―. Prefiero no saber, si no sé no es traición. Solo no lo asusten, no solo se quedarán sin candidato para la pelirroja violenta, sino que me dejarán sin una de mis jodidas mejores cartas en el restaurante.

Makarov y Mirajane rieron.

―Estará bien, Laxus ―aseguró Mirajane―. Jellal es un hombre con valor, y sé que la quiere, su mirada es muy sincera con respecto a sus sentimientos, el lunes que estuve con ellos en las tutorías noté que ya no tiene dudas con respecto a ellos. Y no solo quiere a Er, la aprecia y la protege ―la mirada de la compositora se volvió muy cariñosa―. Er confía mucha en él, creo que en poco tiempo él se ha convertido en una persona importante para ella. Hay cosas ahora en Er que antes no pensé que pudiera ver en ella.

―¿Qué cosas? ―preguntó con curiosidad Makarov.

―No sabría explicarlo ―Mira soltó un suspiro―, es como que, cuando está con él no le importa aparentar ser la Erza indestructible e implacable, es como si con él pudiese descansar de lo que se ha convertido en su papel constante de guerrera intachable e invencible. Parece más tranquila y no tan estricta consigo misma... no lo sé, es difícil explicarlo.

El abuelo Makarov se concentró en el plato frente a él.

Si Erza había encontrado a alguien que tranquilizara su corazón de las pesadillas de su pasado, él lo recibiría con los brazos abiertos.

―¿Viejo? ―Laxus le miró preocupado pero Makarov solo negó y sonrió con entusiasmo renovado.

―¡Pues ahora quiere ver a ambos juntos! ¡Tráeme a los dos, Laxus!

―¿¡Qué!? ¿¡Y cómo diablos voy a traer a los dos sin que alguno sospeche de algo raro!?

―Crié a un hombre inteligente y estratega ―lo señaló con la cuchara―. Encárgate.

Laxus se echó atrás en la silla con un gran bufido de fastidio.

A veces no le podía seguir el paso a ese viejo que ya pasaba de los ochenta.

―¡Al final ese permiso para efectuar matrimonios que hice en línea no solo me servirá para casarlos a ustedes! ―soltó el anciano de pronto y ambos volvieron a ver a Mirajane con temor.

Lo había dicho sin pensar.

―¿Casarnos usted? ―la albina subió una ceja―. ¿Se ordenó como ministro en línea?

―Mi-mira... ―comenzó Laxus cuando su abuelo tragó grueso y asintió, sin embargo su réplica no fue necesaria pues la joven se había levantado de la silla para abrazar a su abuelo.

―¡Es una gran idea! ―la emoción fue tan real que Laxus sintió su corazón conmovido―. ¡Esto será lo mejor de la boda! ¡Le agradezco por pensar en algo tan maravilloso, abuelo Makarov!

Sí, no debió dudar del corazón de oro de su futura esposa.

Aunque le gustase tener las cosas bajo su control, lo más importante para Mirajane eran las personas que amaba.

Ahora se lamentaba de no ser él quien la hiciese tan feliz como en ese momento.

Aunque tal vez no era demasiado tarde para darle otra sorpresa.

...Solo debía pensar en alguna forma de hacerlo...

.

~°0°~

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Era una de esas cosas curiosas que nunca imaginaria descubrir.

Aunque pistas habían, ahora que lo pensaba.

Quien diría que quedarse dormida después de desayunar tras pasar toda la madrugada en vela leyendo libretos para el concurso de su compañía de talentos en el que Gildarts la había nombrado jueza, la haría descubrir un punto débil en Jellal.

O algo así por el estilo.

Pues bien, debido a que se había quedado dormida, cuando se despertó media hora antes de que Jellal y Wendy llegasen, Erza se bañó a gran velocidad, se alistó y decidió almorzar antes de su clase. Cuando Jellal entró, ella los saludó y volvió a su almuerzo, y fue en ese momento que esa curiosidad en el comportamiento normalmente maduro de su profesor, tutor, amigo y amigo con beneficios se mostró ante ella.

Erza trató de aguantar la risa.

―¿De verdad almuerza cereal todos los días? ¿Siempre? ―lo decía con tal incredulidad que Erza estaba segura que en serio eso le afectaba.

―Bueno, antes cuando Mira vivía más aquí que con Laxus, ella hacía el almuerzo, cuando estoy en grabación de alguna película pues como lo que llevan para el equipo, pero cuando estoy sola por mi cuenta generalmente almuerzo cereal... ―le miró atenta un momento―. ¿Estás bien, Jellal?

―Es que... ―el azulado miró el plato casi vacío de leche, hojuelas de maíz y varios otros derivados revueltos―. ¿En serio?

―Sí... ―miró a Wendy y esta apenas contenía la sonrisa divertida―. Antes pedía comida exprés, pero ahora que tú vienes en la noche me digo que puedo esperar, y así compenso de cierta manera tantos postres que como ―admitió con un sonrojo, ahora en vacaciones, la báscula marcaba cuatro kilos más en su peso que cuando estaba en grabación de su última película debido a todo lo que comía en las tutorías y los postres de Jellal y a que no hacía ejercicios tan extenuantes como cuando tenía que estar en perfecta forma física.

Aunque la verdad se sentía bien con esos kilos nuevos.

―Ya veo... ―Jellal respiró hondo, dejó de observar el plato y; para sorpresa de Erza, ya que Wendy estaba allí con ellos, se acercó a ella y con gentileza ―casi que con compasión― la abrazó contra su pecho y besó su sien―. Incroyable... pero ya haremos algo respecto a eso... ―la actriz sintió su cara calentarse más y más, Jellal volvió a besar su sien sin importarle ser observado por su pequeña hermana.

¿¡Qué iba a pensar Wendy de ellos!?

Sin embargo, cuando Jellal comenzó a peinar su cabello con sus dedos, Erza se relajó y se dejó envolver por la atmosfera de tranquilidad que esos brazos amables y fuertes le brindaban, mas, cuando estaba a punto de devolverle el abrazo, el móvil de Jellal sonó y él ―sin aparentemente muchas ganas de hacerlo―, se separó de ella.

―Vaya, esto no lo esperaba... ―dijo al mirar el nombre en la pantalla de su móvil, soltándola a ella por completo―. ¿Puedo atender esto en tu oficina? ―Erza asintió algo atontada por toda la calidez que la embargaba y Jellal se retiró.

―Pero qué... ―dijo en un murmullo y movió su cabeza de lado a lado para controlar el color de su cara al recordar que Wendy estaba ahí―. Wen... ―la niña la vio con una sonrisa contenida, que curiosamente ya no era divertida sino emocionada―, ¿tú hermano le tiene fobia o rencor al cereal?

La niña no pudo evitar reír mientras negaba.

―Bueno ―dijo y bajó la voz a un tono sumamente confidencial, así que Erza se agachó para escuchar el chism... historia―. Yo aún era una bebé cuando pasó, pero, dice mi hermana Meredy que cuando mamá falleció mi hermano no quiso cocinar más ―Erza asintió preocupada de que su curiosidad por saber afectase a Wendy por lo que implicaba la historia, pero la niña continuó sin problema alguno―, entonces mi papá se encargó de todo eso, pero él nunca fue bueno para las cosas de la casa y también estaba muy triste y preocupado por nosotros, así que pensó que dejar comer cereal siempre a mis hermanos era bueno para todos, y además de la comida que Obaba Sama llegaba a dejar de vez en cuando, eso fue lo único que comieron mi hermano y Meredy por casi dos semanas, hasta que un día, cuando mi papá y Meredy se levantaron, encontraron a mi hermano cocinando el desayuno y todas las cajas de cereal en una gran bolsa que mi hermano regaló a un comedor infantil cerca de la escuela, dice Meredy que él exilió de la casa toda caja de cereal, desde entonces no hubo ninguna caja en la casa hasta que se fue a Francia y ella se encargó de las compras.

Erza no estaba segura si debía o no reír.

Es que era gracioso y triste y tierno y preocupante.

Se aguantó la risa.

―Vaya... ―dijo en cambio―, ahora que lo pienso, el día que dije que desayunaría cereal se negó rotundamente, pensé que era porque es muy amable y quería de verdad cocinar un desayuno especial ―Erza recordó otras ocasiones―. Aunque yo te he visto comer cereal...

―A nosotras nos deja comer cereal los domingos ―afirmó la niña―, pero cuando lo hacemos él prefiere desayunar solo y no vernos. De hecho el cereal está en un gabinete alejado del resto de la comida, así no lo ve cuando busca alguna cosa, si lo ve, murmura cosas en francés ―Wendy rió y Erza ya no pudo evitar reír.

Que el pastelero impecable tuviese tal punto débil era casi irreal.

Esa información era valiosa.

―¿De qué ríen? ―curioso, preguntó el pastelero al volver.

―Secreto de chicas ―Erza le cerró un ojo a Wendy y esta asintió.

Jellal las miró con sospecha pero desistió de averiguar más.

Wendy recordó algo importante.

―Señorita Erza... ―Wendy jugó ansiosa con sus dedos―, quería preguntarle algo sobre las cartas que haré hoy.

―¿Sucede algo malo con ellas?

―Creo que ―la niña miró de soslayo a Jellal quien le miraba preocupado―, n-no... son solo dudas, es que ayer no entendí unas direcciones...

―Oh, claro, vamos. Supongo que fue las que escribí a mano ―Erza se dio cuenta que Wendy quería hablar a solas con ella y las direcciones solo eran una excusa para dejar de lado a Jellal, y eso solo significaba que Wendy quería hablar sobre el regalo del pastelero, ambos hermanos eran pésimos para mentir, lo que los hacía más adorables a sus ojos―. Jellal, vengo en un momento ―antes de ir al pasillo que daba a su oficina agregó maliciosa―. Si quieres puedes comer de mi almuerzo...

La cara del pastelero hizo reír a ambas.

―Entonces ―dijo Erza al cerrar la puerta de su oficina―, ¿es sobre el regalo de tu hermano?

―S-sí... ―asintió apenada al ser descubierta tan fácil―, ya decidí que quiero regalarle, pero no estoy segura de sí se puede...

―¿Y qué es? ―intrigada preguntó.

―Una guitarra, ¡pero no cualquier guitarra! ―agregó rápidamente―. Es la guitarra que le regaló mi papá, se dañó hace un tiempo, durante el robo la rompieron y no sé si se puede arreglar. Mi hermano se puso muy triste por eso ―Erza notó el abatimiento en Wendy al decirlo, era obvio que le afectaba ver tristeza en sus hermanos.

Y ella tampoco quería pensar en un Jellal triste.

―Sabes, Wen, debido a su trabajo Mirajane conoce los mejores artesanos de instrumentos musicales del mundo ―dijo la actriz con entusiasmo para animarla―, sin duda alguno de ellos podrá arreglar la guitarra de Jellal ―le colocó una mano en el hombro―. Lo más difícil será que Jellal no se dé cuenta de la falta de la guitarra. ¿Sabes dónde está?

―Meredy me dijo que está en la oficina de mi papá... ―la niña se llevó una mano a la barbilla―. Mi hermano no entra ahí casi nunca, mi hermana dice que por eso la puso ahí, para no verla ahora que estaba rota ―Erza sintió su corazón arrugarse al pensar lo que debió sentir Jellal al ver algo tan preciado para él roto.

¡Definitivamente ayudaría a Wendy con su objetivo!

―Y sacarla de la casa será difícil también, mi hermano siempre está cuando yo estoy, y la llave de esa habitación solo la tiene él...

―Bien, tendremos que pensar un buen plan para obtener las llaves, distraer a tu hermano, y secuestrar la guitarra ―Erza se cruzó los brazos bajo el pecho asintiendo para sí totalmente determinada―. Creo que puedo encargarme de distraerlo... y he visto que a veces deja las llaves en la mesa junto al sofá ¿Cierto? ―Wendy asintió―. ¿Crees que si un día voy a tu casa y distraigo ―se sonrojó un poco al pensar ciertas maneras de distraer a su tutor favorito― ...a-a tu hermano ―carraspeó―, puedas sacar la guitarra y guardarla en mi auto?

Wendy negó.

―Es que esa puerta hay que golpearla con fuerza para que abra y es muy ruidosa. Lo siento... ―miró apenada al suelo.

―Hasta en esto te pareces a tu hermano ―Erza sonrió y le colocó la mano en la cabeza―. No te disculpes por algo que está fuera de tu control. Podemos pensar en otras maneras.

―¿Otras?

―Sí ―volvió a hablar llena de entusiasmo―. Aún no sé cuáles, pero, encontraremos la manera por el bien de Jellal ―extendió la mano a la niña―. ¿Estás conmigo?

―¡Sí! ―Wendy tomó su mano llena de determinación―. ¡Meredy nos podría ayudar!

―Excelente idea ―Erza comenzó a maquinar maneras de lograr su objetivo―. ¡Ya verás que lo lograremos!

Mujeres decididas pactaron una meta en esa oficina.

Cuando Erza volvió a la cocina, Jellal ya tenía todo listo para la clase, su almuerzo, por otra parte, seguía en el desayunador en donde lo dejó, divertida se lo terminó masticando rápido y en un par de tragos, Jellal no se volteó hasta ella hasta que la oyó lavando el plato.

―Ya me deshice de tu enemigo ―le dijo acercándose a él llena de travesura infantil―. Yo te protegeré del peligroso asesino cereal... ―Jellal puso los ojos en blanco pero igual le devolvió el abrazo cuando Erza rodeó su cintura con los de ella.

―Wen te contó sobre eso, ¿verdad?

―Tal vez... ―dijo misteriosa―, pero prefiero que hablemos sobre este tema en la próxima reunión del "Club De La Luz Bajo Las Sabanas" ―Jellal sonrió más que interesado.

―No puedo negarme a una petición de la presidenta.

―Pues es un hecho, en tu casa, el próximo martes ―le hubiese gustado poder ir antes, pero su compromiso con el concurso de Gildarts y con algunos pendientes de su última película le impedía ir en alguno de los próximos días, incluso iba a perder de nuevo su clase de los sábados por eso.

Y eso era una gran pérdida para ella.

Cuando Jellal asintió con una gran sonrisa, Erza pensó que ese día tendría una posibilidad enorme de secuestrar la guitarra por el bien de proteger la felicidad de él, y, con un beso rápido antes de ponerse el delantal, selló el trato y se convirtió en su estudiante número uno.

Aunque sinceramente, en los últimos días las reglas tutor/estudiante habían perdido su peso.

Ninguno había dicho nada al respecto.

...Ninguno tenía queja alguna de esa falta de límites...

.

~°0°~

.

La oportunidad se había dado y él no iba a desperdiciarla.

La vida le había enseñado a no despreciar ninguna oportunidad.

Gajeel esperó a que Levy terminase de cerrar la puerta de su oficina para tomar su mano, y aunque temió la respuesta de ella por un momento, sonrió emocionado cuando Levy aceptó ese gesto.

Lo aceptó.

―¿Estás... ―dijo con timidez ella mientras pensaba en lo pequeña que se veía su mano en la de Gajeel―, seguro de que podemos ir al cine?

―Claro ―Gajeel trató de dejar de pensar en lo suave que era la mano de la chica que casi que vivía enterrada entre letras y papeles―. Rogue está bajo el cuidado de Mira y Laxus en la casa del viejo Makarov, mi jefa me dejó libre el resto de la noche y me dejó el auto, y tú dijiste que querías ver esa película, así que vamos. ¿O ya no quieres ir, enana?

―¡Sí quiero! ―respondió más emocionada de lo que quería hacer notar y se apenó por ello, Gajeel rió mientras le abría la puerta para salir al parqueo.

―Entonces iremos ―le sonrió con sus colmillos y le puso las llaves frente al rostro―. Conduce tú.

Levy le miró como si estuviese loco.

―¡Y-yo no! ¡Y-yo apenas estoy aprendiendo!

―Oh, vamos, enana. Lo has hecho bastante bien en las últimas prácticas.

―¡Boté la mitad de los conos la última vez que practicamos conducir en línea recta!

―Y luego los levantamos ―dijo con una tranquilidad tal que Levy le miró incrédula―, no hay daño en eso.

―¡Porque eran conos! ¿Y si fuesen personas?

―Las personas no se ponen en línea en media calle mientras estás conduciendo ¿o sí?

―¡Claro que no! Pero igual es peligroso.

―Solo si no confías en ti misma. ¡Vamos, confía en ti misma!

―No puedes estar hablando en serio... ―le miró con un puchero―. De seguro te estás burlando de mí.

―No lo hago ―negó rotundamente―. Sabes que cuando me burlo soy directo ―se rió al ver la cara con ceño fruncido de Levy―. Solo digo que debes de practicar en una calle de verdad, además hoy es domingo en la noche, las calles están casi vacías y podemos tomar la ruta larga hacia el cine que todos evitan por ser...bueno, larga. ¿Qué dices?

―Digo que estás loco... ―continuó con un puchero.

―Así nunca vas a tener la confianza para hacerlo de manera real, enana. Hasta Rogue ha conducido ese trecho.

―¿¡Qué!? ¿¡Dejaste al pequeño Rogue conducir el auto en una carretera de verdad!?

―Él es un niño talentoso, como el gran yo ―no había ni una pizca de soberbia en su voz, solo confianza.

Mucha confianza.

Levy deseó una pizca de esa confianza que exudaba del joven de largo cabello azabache.

―¿Entonces?

―N-no... ―se cruzó de brazos y Gajeel soltó un largo bufido.

―Y luego dices que yo le tengo miedo al examen de historia...

―Es que...

―Bien, bien... ―Gajeel continuó caminando hasta el auto, cuando miró de soslayó a la joven, entendió que más que miedo, ella estaba luchando consigo misma contra su inseguridad―. Oe, enana...

―Levy... ―le corrigió por primera vez esa noche y eso lo hizo sonreír más.

―Levy... ―dijo con una sonrisa que mostraba sus colmillos―, mírame conducir de aquí al cine, a la vuelta habrán aún menos autos y conducirás tú.

―Pe-pero...

―Pero nada. Si el gran yo lo dice se hace, ese es el trato que hemos tenido, Yo no me quejo de tus maneras de darme clases de historia, y tú no te quejas de mis asombrosos métodos como profesor de manejo. No es difícil. ¿O acaso estoy mintiendo?

Levy no pudo negar así que se mordió el labio para evitar poner más peros.

Ese había sido el trato.

―¡Gee hee! ¡Decidido! ―Gajeel le desacomodó el cabello y le abrió la puerta del auto, cuando se montó en el asiento del conductor, observó que la chica respiró hondo y se fijó en cada uno de sus movimientos.

Demasiado concentrada.

Demasiado tensa.

―Oe, enana. Sabes qué es mejor así, en el cine obtendrás lo que necesitas para manejar mejor ―Levy le miró sin entender.

―¿En el cine obtendré... valor?

―No ―le miró como si estuviese loca―, en el cine conseguiremos uno de esos asientos para que los niños vean mejor y así tú podrás ver más arriba del volante. ¡Gee hee!

―¡GA-GAJEEL!

Gajeel rompió a reír a pesar del golpe de Levy en su brazo al entender la broma.

...Pero ahora ella sonreía, y se lo había tomado como el reto que era...

.

~°0°~

.

Solo le faltaba una tienda más.

La joven actriz miró la vitrina de la tienda de manualidades, el reflejo en la vitrina de su peluca naranja la hizo darse cuenta que estaba un poco descolocada y aprovechó el momento para colocarla correctamente.

Eso pasaba por viajar en motocicleta.

Era sábado y pasaban las nueve de la noche, había estado leyendo más libretos del concurso y después habían cenado comida rápida que Gildarts pidió para todos los jueces, al terminar decidieron dejar los últimos libretos para el lunes y Erza había aprovechado la oferta de Gram ―uno de los jueces― de llevarla a su casa y así no molestar a Gajeel que hablaba casi embelesado con Levy, la juez principal del concurso.

La verdad se veían adorables.

Así que, después de despedirse de todos, tomó una de las pelucas en el auto de Gajeel y se montó en la motocicleta de su compañero de trabajo, a último momento la joven actriz prefirió que la llevase al centro comercial a comprar unos moldes para galletas nuevos ya que quería que su tutor le enseñase a hacer galletas en su siguiente clase ―a pesar de que sabía que debían concentrarse en el menú de la apuesta cada vez más cercana―, Gram la llevó y se ofreció a acompañarla en sus compras y llevarla a casa luego, pero como él no había traído disfraz, era un actor bastante conocido y no podía ingresar al lugar usando el casco de la moto, Erza terminó rechazando su oferta.

No quería un grupo de fans enloquecidas detrás de ellos.

Y por eso ahora estaba allí, con una pequeña mochila en la espalda, los moldes de galletas nuevos en una bolsa que llevaba colgada del brazo en donde colgaba el dije de estrella con luz, y en la otra una bolsa más pequeña con hilos de bordar plateados pues sabía que las tutorías se acababan ―algo que de cierta manera la entristecía― y para la clase final quería regalarle el mejor delantal de todos a su querido tutor.

Querido... ―susurró y se sonrojó, últimamente pensamientos como esos eran más comunes y sentía que no eran correctos y a la vez le parecían totalmente acertados pues Jellal en cuestión de meses se había convertido en una persona especial para ella y en un gran amigo, y estaba bien querer a los amigos, eso era correcto, ella quería a Mirajane, a Laxus, a Capricorn, a Bisca, a Gajeel, a Gray, a Natsu y muchos más, así que estaba bien querer a Jellal.

¿Entonces por qué se sentía rara pensándolo?

¿Por qué el "querer" con que asociaba a Jellal se sentía tan diferente a los otros "querer"?

Erza sabía que podía obtener la respuesta si le dedicaba tiempo, pero huía de ella.

No quería pensar en ese "por qué" tampoco.

Por suerte para ella, un llanto infantil la sacó de sus pensamientos y se enfocó en ello, al otro lado del pasillo frente a la tienda de la cual salía, una niña lloraba desconsolada llamando a su mamá, Erza apresuró su paso hacía ella y se agachó hasta su altura para tratar de calmar a la niña que obviamente se había extraviado, con mucha paciencia y un par de promesas de encontrar a su madre, la niña asintió entre sollozos a acompañar a Erza a buscar a alguna persona de seguridad del centro comercial para vocear su nombre por los parlantes del lugar y encontrar a su madre, la actriz se levantó y le extendió su mano para que se levantase.

―Solo observa, Joseph ―los pasos de dos hombre se detuvieron a espaldas de Erza―. Es por eso que los niños no deberían ser permitidos en este tipo de espacio. En especial los llorones, ese tipo de niño merece ser encerrado para que deje de ser una vergüenza para su familia. ¿Qué dificultad tienen las personas de dejar a sus hijos con una nana en sus casas y así no molestan a los demás?

―Tiene usted toda la razón, señor. Es una vergüenza.

―Tan molesto... ―luego de un sonido de desaprobación total los pasos de los hombres continuaron.

―¿Señorita? ―la niña entre sollozos jaló la mano de la actriz pero Erza no podía moverse― ¿Señorita y mi ma-mami?

Esa voz.

―¡Letty! ―la voz de una mujer se dejó escuchar con fuerza en el pasillo―. ¡Te busqué por todo lado! ¡Oh, Letty! ―la niña dejó la mano de Erza cuando su madre la envolvió en sus brazos casi que con desesperación―. Ya no llores, tu mamá está aquí...

La voz de un recuerdo lejano llenó su cabeza.

Recuerdos de los que huía.

"Deja de llorar, tu madre ya no está. ¡Que fastidio! ¿La recuerdas acaso, niña? ¿Acaso quieres que te vuelva a abofetear para que te calmes?"

Una voz que temía.

Ese hombre.

¡Muchas gracias por cuidar a mi hija! ―Erza supo que la madre la abrazó en agradecimiento y que la niña también, supo que ella respondió apropiadamente, pero también supo que todo salió de ella automáticamente, su boca emitió palabras pero realmente se sentía paralizada.

Esa voz.

Ese hombre.

―No... ―Erza se tragó las lágrimas que querían escaparse de su control y se atrevió a mirar al pasillo pero ya era muy tarde, los hombres no estaban, así como no estaba tampoco la niña y la madre―. No puede ser él... ―un frío la invadió desde dentro, sus piernas parecieron perder fuerza y estuvo por dejarse caer de rodillas en el pasillo del centro comercial pero cuando escuchó a alguien preguntarle si estaba bien o si ocupaba ayuda, Erza negó y en lugar de dejarse caer al suelo y abrazarse a sus rodillas como cuando era niña, se obligó a caminar.

No por valentía, sino por miedo.

Si era él no quería averiguarlo.

Si era él no quería verlo.

SI era él no quería enfrentarlo.

La adrenalina se liberó en su cuerpo y la velocidad de sus pasos aumentaron proporcionalmente a la fuerza con la que sujetaba las bolsas en sus manos, sin siquiera darse cuenta había cruzado las puertas automáticas del centro comercial, se había montado a un taxi y había dado la dirección para escapar de ese lugar y de esa persona.

Erza sujetó la estrella de su pulsera con fuerza entre sus palmas, como si estuviese orando murmuró los números de una cuenta que probablemente seguía siendo infinita, ignoró la mirada de extrañeza que le dirigió el taxista al verla de esa manera y cerró los ojos mientras el auto entraba a la autopista..

La estrella brilló en medio de sus palmas.

...La única luz en medio del vacío oscuro en el que estaba cayendo...

.

.

¿Comentarios? ¿Estrellitas?

Gracias por la amabilidad de dejar comentarios, animan a continuar.

.

.

Aclaraciones:

Frangipanne: ( Francés ) Es un relleno a base de crema de almendras y crema pastelera muy común en Francia.

Rincón De La Escritora En Proceso:

Chan, chan, chan... ¿Pues ya debía de suceder, no? ¿Será o no será la persona que Erza piensa? DDDDDDDDD: Drama Time! DDDDDDDDDDDDDDDDx

xD

Oh, hay un cameo de un pj de otro de mis fics, ¿lo vieron? :x

¡Muchas gracias por leer! NwN/


.

.

Favs. Follows. Lectores Tímidos.

Gracias mil por leer.

¡Adieu!

.o./

.

.


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