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El cuarteto salió a tropezones de la mitad de la calle al casi ser atropellados por un autobús, todos respiraban agitados ante tal susto, pasaron del otro lado de la banqueta, resaltaban entre las personas ante su vestimenta tan formal a esas horas.
—¿Dónde estamos? —Ron intentaba seguirles el paso, no conocía aquel lugar y tampoco estaba acostumbrado a estar rodeado de tantos muggles, quienes realizaban su rutina diaria y algunas veces chocaban con él.
—En Shaftesbury, venía aquí al teatro con mis padres —Hermione caminaba como pez en el agua en aquella calle a pesar de sus tacones, en esos momentos no podían darse el lujo de parar, no era seguro—. No sé por qué lo recordé, síganme —les hizo una señal a sus amigos detrás de ella, siguió su camino doblando en un par de esquinas hasta que por fin llegaron a un callejón desolado, en el que ingresaron con rapidez—. Tenemos que cambiarnos —se acercaron lo más posible a la pared, la castaña tomó su bolso e hizo que Ron le sostuviera.
—¿Cómo demonios? —Ron estaba sorprendido ante la profundidad del bolso al de este Hermione sacar ropa para cada uno.
—Un hechizo de extensión indetectable, Alessia me lo aconsejó —la pelirroja se encogió de hombros, sabía que, aunque no se lo hubiese aconsejado la castaña lo hubiese hecho.
—Impresionante —Ron miraba a Hermione fascinado cosa que Alessia notó y no pudo evitar sonreír, su hermano se había dado cuenta de sus sentimientos por la castaña, le había pedido consejo al no saber si era correcto al ser tantos años amigos y Alessia solo pudo aconsejarle que se dejase llevar y que no reprimiera más aquellos sentimientos.
—Siempre sonando sorprendido —utilizó las mismas palabras del pelirrojo a manera de burla, aunque este terminó en cuanto el ruido de algo cayendo dentro la bolsa le detuvo—. Ay no, mis libros —sacó las últimas cosas y cerró de nuevo el bolso, los chicos se fueron a un lado del callejón para darles privacidad a las chicas.
En cuanto estuvieron listos caminaron sin rumbo fijo en busca de algún local abierto a esas horas y en el que pudiesen estar sin ser detectados, en un momento cruzaron una cafetería completamente sola, por lo que decidieron ingresar.
—¿Y las personas de la boda? —Harry rompió el silencio, cuidando no ser escuchado por la chica de la cafetería—. ¿Debemos volver?
—Todos te están buscando, los pondríamos en peligro, además Alessia ya tenía todo planeado, en cuanto ella gritó esa palabra en italiano fue la señal para que los invitados huyeran, la mayoría logró irse antes de que los mortifagos llegaran.
—¿Café? —la chica interrumpió la conversación con su libreta entre las manos.
—Cappuccino, por favor —tanto Alessia como Harry pidieron lo mismo, Ron al desconocer de este solo siguió el pedido de los demás.
—¿Qué se supone que hagamos ahora? ¿Ir al caldero chorreante?
—Es peligroso. Si Voldemort tomó el Ministerio, no hay lugar seguro, todos los que estaban en la boda tendrán que esconderse.
—Mi maleta con todas mis cosas la dejé en la Madriguera —Hermione negó ante las palabras de su amigo y discretamente señalo su bolso.
—¿Bromeas? —dos hombres entraron en el local, pasando junto a ellos, haciéndose pasar por electricistas, Alessia sacó su varita sin despegar su mirada de ellos.
—No está bromeando, guardamos todo desde hace días, ahora saquen sus varitas y protéjanse —se levantó de golpe la pelirroja protegiéndoles de un hechizo que había sido lanzado en su dirección, los cuatro se ocultaron tras las mesas y sillas.
—¡Desmaius! —Harry logró darle a uno de ellos, una batalla empezó en medio de la cafetería, al solo quedar uno de los hombres debía ser más fácil, pero este era más ágil que el otro, haciendo que los cuatro lanzasen hechizos y se agachasen para protegerse de los que él lanzaba, para su suerte la chica muggle no había salido ni siquiera mostrado indicio de saber lo que a fuera sucedía.
—¡Expulso! —aquel hechizo pasó tan cerca de Hermione que por un momento pensaron que le había dado, más al verla ella solo hizo una señal de que estaba bien, antes de que más cosas fueran rotas o que alguien saliese herido, Hermione salió de su escondite con la varita en alto.
—¡Petrificus Totalus! —el hechizo golpeo de lleno en el pecho del hombre provocando que este cayera de golpe contra el suelo, la chica de la cafetería salió como si nada hubiese pasado hasta que vio todo el desastre y miró al cuarteto con miedo—. Vete, corre —pareció pensárselo, pero en unos segundos la chica desapareció, seguramente contaría que aquello había sido algún tipo de asalto.
Los cuatro salieron de sus escondites, con sumo cuidado se acercaron a quienes les habían atacado.
—Bajen las persianas y apaguen las luces —Alessia se encargó de las persianas, mientras que Ron de las luces con el desiluminador—. Este se llama Rowle, estaba en la torre de astronomía cuando Snape mató a Dumbledore —Harry miró con rencor al hombre que permanecía inconsciente, Alessia le tomó de la mano intentando que regresase de sus pensamientos.
—Este es Dolohov, lo vi en los carteles de se busca. ¿Qué haremos contigo? —Ron le miraba furioso al solo pensar en aquellos que habían torturado o asesinado, pensar en que alguno pudo ser su familia o sus amigos, no merecían misericordia de su parte—. Si estuviera en nuestro lugar nos mataría.
—No lo mataremos, Ronald. Entiendo tu punto, pero no somos como ellos, no somos asesinos, no pueden defenderse ni siquiera moverse. Dejémosles, no valen la pena —Ron miró a su melliza cuestionándose por unos segundos, hasta que cedió ante lo dicho por ella.
—Les borraremos la memoria —Harry esperó la afirmación de todos, aunque miraron a la castaña quien ya estaba familiarizada con el hechizo.
—Hermione, eres la mejor en hechizos —la castaña aceptó la responsabilidad a pesar de que el hechizo le traía recuerdos amargos al tener que borrarles la memoria a sus padres.
—Obliviate —murmuró el hechizo girando ligeramente su muñeca, sintió por un momento añoró por sus padres, deseaba verles una vez más, saber que se encontraban bien, creer que estos no le habían olvidado, pero no sería así, ella no les vería en un tiempo y ellos no le recordarían en cuanto la vieran.
La castaña repitió el proceso con el otro mortifago, cuando terminaron acomodaron la cafetería para que nadie sospechase de lo ocurrido, salieron del lugar, se apresuraron en busca de otro que fuese más seguro y en el que no pudiesen encontrarles.
—¿Cómo nos encontraron?
—Quizá aún tengas el detector —Alessia intentó buscar alguna respuesta coherente, ya que ni ella sabía cómo habían logrado encontrarles.
—Imposible, al cumplir 17 el detector se elimina —en cuanto el pelirrojo terminó de habla se escuchó un quejido por parte de Hermione.
—Ay. Teníamos un pastel por tu cumpleaños, Harry —Alessia confortó a su amiga con su mano en su espalda, ya habían celebrado el cumpleaños del azabache, pero deseaban que este tuviese un pastel de cumpleaños ya que usualmente no lo tenía, por lo que las chicas habían decidido hacerle uno aun cuando Alessia advirtió que posiblemente Harry ni le vería.
—Se los agradezco, pero tuve más que suficiente con sus regalos y considerando que casi nos matan los mortifagos hace unos minutos...
—Cierto. Perspectiva —su cambio de humor provocó la risa de la pelirroja, amaba tanto el cómo su amiga se centraba en lo que creía importante.
—No podemos estar en la calle, debemos buscar refugio —Ron comenzaba a ponerse paranoico viendo sombras en cada esquina y giraba su cabeza con cada paso que daban.
—Tranquilos sé a dónde iremos, también nos saltaremos varias cosas, es momento de dar un giro a las cosas, ellos tiraron sus cartas, es hora de que tiremos las nuestras —Harry notó el brillo en la chica cada que tenía un plan y estaba seguro de que este funcionaría, confiaba en ella.
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Pelirroja W