El chico llamado LANCE - Klan...

By ShargyD

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Ha pasado un año desde que los padres de Keith murieron. Shiro, su mejor amigo de infancia y de quien secreta... More

Capítulo 1 -¡Comenzando la fricción!
Fragmento CERO - Break
Capítulo 2 -El secreto de Keith
Capítulo 3 - Lazos
Capítulo 5 - Conexión
Fragmento UNO - Storm
Capítulo 6 - Nudos
Capítulo 7 - Autodestrucción
Capítulo 8 - Bienvenido a mi corazón
Capítulo 9 - Intermedio
Fragmento DOS - Lost
Capítulo 10 - Mi mar [cumpleaños]
Capítulo 11 - Autocontrol
Capítulo 12 - Indecisión
Capítulo 13 - Remordimiento
Fragmento TRES - Skemmtun
Capítulo 14 - Confusión (parte uno)
Capítulo 14 - Confusión (parte dos)
Capítulo 15 -
Capítulo 16 - Colores
Fragmento CUATRO - Confessione d'amore
Capítulo 17 - Miradas
Capítulo 18 - Falacia
Capítulo 19 - Realidad
Capítulo 20 - Condena
Capítulo 21 - Consciencia
Capítulo 22 - Mi estrella
Fragmento CINCO - Virhe ja vika
Fragmento SEIS - Monster
Capítulo 23 - Humano
Capítulo 24 - Te amo
Capítulo 25 - Calma
Capítulo 26 - Efecto mariposa
Capítulo 27 - Consentimiento
Fragmento SIETE - Keith Kogane
Capítulo 28 - Mi verano
Capítulo 29 - Bashert

Capítulo 4 -Imanes

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By ShargyD

"Siempre habrá una persona en tu vida que, por más lejos que estén, por más opuestos que se encuentren el uno del otro... terminarán frente a frente de nuevo, atrayéndose una y otra vez."


Bajo el cielo oscuro que se encontraba oscilante ante el amanecer que llegaría pronto, un par de chicos se encontraban profundamente dormidos en el balcón de la enorme casa compartida. Keith, el primero en despertar, llevó sus manos tallándose los ojos antes de abrirlos lentamente, asimilando aún adormilado, la razón por la que se encontraba sentado en el suelo, aparentemente en la madrugada. Se retorció un poco al sentir el trasero adolorido, sintiendo un peso sobre su hombro derecho, giró la cabeza y se encontró con Lance; que se encontraba recargando parte de su espalda y hombro izquierdo sobre Keith, con la cabeza ladeada también encima del hombro, binoculares sobre su regazo y una semi-sonrisa, probablemente provocada por algún sueño. El pelinegro lo observó con atención, recordando la pequeña charla que habían tenido y la amable y paciente introducción de Lance con el tema de las constelaciones. Nunca había lidiado con una persona tan inusualmente abierta y confianzuda como lo era el moreno, ni siquiera Shiro, que era alguien amigable y bastante habilidoso socialmente, había sido tan abierto. Tal vez, eso era simplemente la esencia de Lance, un chico de aura hogareña, cálida y energética capaz de, aparentemente, muchas cosas que Keith jamás admitirá frente a su tan egocéntrico ser.

—Lance —Lo agitó levemente con la mano para intentar despertarlo, pero éste solo soltó un gruñido muy bajo acurrucándose más contra Keith negándose a despertar. Ese pequeño acto provocó que el azabache se avergonzara un poco—. Oye, despierta —Era inútil, eso comprobaba lo que decía, su compañero de habitación tenía un sueño jodidamente pesado.

Keith soltó un bufido, sosteniendo con su mano el peso del cuerpo de Lance mientras se apartaba de su lado para después acomodarlo contra la parte fija de la puerta corrediza donde se encontraban inicialmente. Se colocó al frente del chico pensando en una manera eficaz de despertarlo, <<Tal vez echándole encima un litro de agua despierte o podría ponerle la música fuerte, ¿algo cómo cosquillas también podría servir? >> mientras pensaba sosteniéndose la barbilla con la mano notó que Lance se encontraba arrugando la nariz y la curiosidad de Keith lo obligó a acercarse más, preguntándose la razón.

Entonces comenzó a notar más detalles, como que Lance tenía un pequeño lunar encima de su pómulo, uno realmente muy pequeño que incluso podría confundirse con una solitaria peca. Tenía una pequeña cicatriz también bajo su ceja, ya muy difuminada de su piel posiblemente a causa de los años, sus cejas eran finas y bastante marcadas, sus labios eran carnosos sin exageración y una nariz perfectamente recta— Vaya...

—Una fotografía podría durar más —soltó de la nada Lance juguetonamente, sonriendo levemente, con un ojo abierto y otro cerrado mirándolo fijamente.

—¿Estabas fingiendo? —Keith frunció las cejas molesto, un tanto sonrojado de las mejillas, haciéndose preguntar a Lance si sería por vergüenza al haber sido pillado admirando su belleza o si era por enojo al descubrir que se estaba haciendo el dormido.

—Sólo después de que te levantaras de aquí —El azabache negó con la cabeza aún con las cejas fruncidas, ladeando la comisura derecha de su labio hacia abajo en señal de molestia y desaprobación, poniéndose de pie.

—Eres tan odiable.

—Odiablemente divertido —Lance se levantó después de él extendiendo más su pequeña sonrisa, sacudiéndose las piernas y la parte trasera de su espalda después de recoger los binoculares—¿Qué hora es? Aún esta oscuro.

Keith observó la pantalla de su celular bostezando profundamente y haciendo un sonido perezoso al terminar mientras ambos iban al interior de la casa y Lance intentaba arreglarse inútilmente algunos mechones desordenados que salían de su cabellera—. Son las cinco cuarenta y cinco.

—Debería estar bajo las sabanas, soñando con Megan Fox o algo así —Lance torció la boca, el peso del desvelo podía notarse bajo sus azules ojos cuando dejó de sonreír, Keith lo miró por unos segundos preguntándose si él también tendría la misma apariencia trasnochada que el mulato.

Justo cuando Lance estaba dispuesto a tomar camino hacia su habitación para dormir al menos unas diez horas más, un delicioso aroma proveniente de la planta baja llamó su atención, siendo más fuerte que el sueño. Era tan ridículamente delicioso al olfato que incluso Keith cedió.
Ambos chicos se miraron en silencio teniendo una conversación puramente mental.

"¿Hueles eso?"

"Oh, claro que lo huelo."

Y acto seguido, ambos bajaron las escaleras inclinando sus cuerpos sobre la barandilla –ya que las escaleras estaban adyacentes a la puerta de la cocina/comedor—a unos tres escalones de la alfombra de la sala, obteniendo una vista perfecta al interior de la cocina con Hunk dentro de ella en delantal blanco, tarareando una canción desconocida para Keith mientras batía una mezcla en el recipiente que llevaba en la mano.

—¿A ustedes también los despertó ese increíble y delicioso olor? —preguntó Pidge, mientras bajaba las escaleras de manera perezosa, tallándose los ojos bajo sus gafas. Caminó hasta el interior de la cocina, al costado de la barra del comedor—. Por cierto, buenos días —dijo antes de dirigir la mirada hacia Hunk—. Hunk, exijo saber qué demonios estás preparando.

—Buenos días —respondieron ambos chicos después de haber asentido a la pregunta inicial de Pidge. Lance terminó de bajar las escaleras, dirigiéndose hacia la barra que dividía la cocina de la sala para subirse a ella de un pequeño brinco. Por otra parte, Keith apoyó los brazos sobre la barandilla recostando su cabeza atento a la respuesta del moreno mayor.

—No pensé que mi comida los despertaría tan temprano —Hunk levantó la mirada del recipiente donde se encontraba batiendo, feliz. Inmediatamente cambió su expresión haciendo una mueca que describía un "rayos" por toda su cara—. Los tres se ven realmente horrible, ¿noche difícil?

—Gajes del oficio... y del estudio —La castaña avanzó hasta el comedor, arrastrando una silla y sentándose para posteriormente recostar los brazos y cabeza sobre la mesa, aplastando su barbilla contra el mantel.

—Habla por ti, Pidge. Yo lidio con algo llamado "gajes de tener un compañero de habitación nuevo" —Lance apuntó con el pulgar a Keith desde la barra, el pelinegro sonrió levemente al ver lo que hacía Lance con el dedo.

—Gajes de que te haya tocado el peor compañero de habitación, definitivamente —Añadió Keith, esta vez sonriendo un tanto triunfante hacia Lance, el moreno traslado su mano hasta el centro de su pecho, haciendo una cara ofendida.

—¿Disculpaaa? —habló alargando la última silaba de manera dramática. Pidge y Hunk resoplaron divertidos ante su pequeña escena antes de continuar hablando.

El samoano colocó una bandeja sobre la mesa comenzando a esparcir casi de manera artística pequeños círculos de la misteriosa mezcla con un aura realmente feliz. No había que aclarar que Hunk AMABA cocinar—. No puedo decir nada respecto a eso, pero lo que sí puedo decir, respondiendo tu pregunta Pidge, es que decidí levantarme temprano para tener suficiente tiempo y preparar algunos aperitivos para la salida y mientras estaba haciéndolo dije "Oh, aún tengo tiempo, ¿Por qué no hacemos unas galletas?" y bueno, ahora mismo son testigos de mis maravillosas artes culinarias.

—¿Salida? —cuestionó Keith con un tono curioso. Ese era un pequeño detalle de él, cuando su curiosidad o temperamento lo agarraban desprevenido las palabras salían de su boca casi en automático.

—¿Qué salida?, ¿Qué me estoy perdiendo? —interrogó Lance bajando de la barra, esperando por sus respuestas mientras alternaba la vista entre Hunk y Pidge—. Me estoy sintiendo tremendamente traicionado ahora mismo.

—No seas dramático, al parecer Shiro no les comentó nada, como de costumbre —respondió Pidge negando con la cabeza sin ninguna mala intención. Simplemente era costumbre que Shiro olvidara decir algunas cosas debido a que siempre tenía un montón de otras tantas que recordar también—. Hoy iremos a pasar el día a la playa, un picnic en la arena, ya sabes.

—¿L playa? —El rostro de Lance se iluminó por completo, pareciendo haber recargado la energía que no había recuperado a falta de sueño, de golpe—, ¡Vamos a la playa, sí! —Dió un brinco con el puño cerrado en señal de victoria y emoción—. Tengo que preparar todo, no hay tiempo —El mulato subió las escaleras de dos en dos mientras decía esto de una manera tan rápida que incluso Keith había sido capaz de sentir una ráfaga de viento cuando pasó por su espalda.

Se escuchaban los pasos escandalosos y torpes en la segunda planta acompañando la melodiosa voz de Lance que tarareaba "Playa, sol y arena" una y otra vez, siendo atacado por un Shiro y Allura adormilados gritando "¡Lance, son las seis de la mañana!"

—¿Él siempre...? —Keith miró de manera sorprendida a Pidge y Hunk, apuntando con el índice hacia el techo, señalando la planta de arriba. Ambos chicos asintieron ante su pregunta riendo levemente ante el escándalo de Lance y la llamada de atención por parte de los mayores de la casa.

—Siempre hace lo mismo, sería raro que no reaccionara de esa manera —Después de que Hunk terminara de llenar la bandeja con la mezcla, la introdujo dentro del horno de manera cuidadosa y agregó al tiempo que cerraba la puertilla del horno—. Tú también estás invitado, es algo así como un paseo... ¿familiar?

—Sí, siempre nos ponemos a jugar y esas cosas cuando tenemos oportunidad de ir, será divertido —Pidge hablaba mientras se dirigía hacia el refrigerador para sacar la leche y después a la alacena por la caja de cereal.

Keith se quedó en silencio unos momentos al escuchar la invitación, él realmente no tenía ganas de ir. Prefería quedarse acostado en casa leyendo o escuchando música, ya había tenido suficiente movimiento y contacto con la sociedad el día anterior; además, tampoco era como que conocer el mar le causara mucha emoción...porque nunca había visto el mar en persona.
Caminó en dirección hacia el pequeño cuerpo de la castaña para ayudarla a bajar la caja de cereal, pues la altura de la chica no le permitía tomarlo. Sujetó la caja, se la dio en la mano a Pidge y recibió una sonrisa de agradecimiento, fue ahí cuando las palabras de Shiro resonaron de nuevo en su mente: "Es hora de que comiences a ver por ti como ellos lo hacían".
¿Entonces cuál era el motivo para negarse? Estaba siguiendo ese mismo patrón, negar invitaciones y limitarse a estar en su habitación. No. Iba a intentarlo. Lo prometió.

—Pues... supongo que ¿sí? —Keith se sentó frente a Pidge rascándose la nuca un tanto apenado, Esa era la manera correcta de aceptar, ¿verdad? —Es decir, no lo digo de forma conformista... realmente me gustaría.

El azabache sintió un gran alivio cuando notó que ninguno de los dos chicos había malinterpretado su tono de voz ni sus palabras como mucha gente solía hacerlo— ¡Sí, Keith se nos une! —Gritaron ambos chicos de forma energética, chocando las palmas— ¡Team Punk lo hace de nuevo!

—¿Team Punk?, ¿Qué sucede aquí? —Una cuarta voz se unió al gran ambiente que había en la cocina. Allura bostezaba mientras hablaba, despeinada y con la mano frente a su boca amortiguando el bostezo—. Hay demasiada energía esta mañana.

—Keith aceptó ir con nosotros a la playa el día de hoy —Hunk sonrió cuando Allura abrió los ojos sorprendida. Observó al pelinegro e inmediatamente esbozó una línea que atravesaba todo su rostro en forma de sonrisa.

—¿De verdad, Keith? —El azabache asintió levemente mientras vaciaba inocentemente la leche sobre el cereal que había decidido desayunar esa mañana junto a Pidge.

—¡Y fue nuestra victoria! —La castaña imitó la misma señal que había hecho Lance antes de que subiera corriendo por las escaleras, solo que ella llevaba la cuchara empuñada.

—Eso explica el canto de victoria de ustedes dos —Allura alzó la ceja de manera divertida, apuntando al samoano y la castaña, después se dirigió a Keith un tanto más energética—. Estoy muy feliz de que aceptes ir con nosotros.

Keith sonrió un tanto divertido mientras llevaba la cuchara a su boca. No entendía exactamente por qué les causaba tanto furor el hecho de que aceptara ir con todos ellos, posiblemente Shiro les había comentado en algún momento que lo más probable era que los rechazara y bueno, en realidad así iba a ser, sin embargo, él había prometido mejorar a sus padres antes de partir y haría todo lo que pudiese por mantenerlo. Además, realmente parecía divertido pasar el tiempo con ellos, a diferencia de sus amigos anteriores que gustaban ir a fiestas y beber un montón, Allura y los demás parecían conocer más formas de diversión y eso de alguna manera lo animaba más a conocerlos a todos.
Puede que subestimara a Shiro, puede que tuviese razón y que con este grupo de chicos él realmente pudiera tener la oportunidad de lograr sanar un poco más su corazón.

<<━✦━>>

Después de terminar su delicioso plato de cereal, Keith subió a su habitación sin tener realmente una idea clara de lo que debía o no llevar a una playa, pero todo se solucionó cuando vio a Lance preparar su mochila. Él podría orientarlo.

—Repasemos, greñas —Lance se encontraba sentado sobre su cama con las piernas cruzadas y la mejilla aplastada contra la palma derecha de su mano, jugando con la izquierda con un pequeño par de imanes que hacían un sonido curioso mientras observaba a Keith que caminaba de un lado a otro por la habitación tomando las cosas que le indicaba— ¿Bloqueador solar?

—Ya lo guardé.

—¿Cambio de ropa? —El azabache asintió produciendo un sonido afirmativo, mirando dentro de la mochila, después de al fin sentarse sobre la silla giratoria de Lance —¿Toalla? —Nuevamente asintió, girando levemente en la silla—, ¿Traje de baño?

—¿Traje de baño? —repitió Keith alzando la vista de su mochila al tiempo que detenía abruptamente el movimiento giratorio para encontrarse con un Lance bastante intrigado que lo observaba desde su cama— No tengo trajes de baño, jamás eh ido a la playa.

—¿Qué hay de las piscinas?

—Honestamente, Lance, ¿Me veo con cara de que eh ido a la piscina durante los últimos dos años? —El azabache alzó las cejas ante lo evidente, es decir, Keith era jodidamente pálido en ese momento, su inactividad casi lo volvía transparente.

El moreno se cubrió el rostro con sus manos negando con la cabeza, hablando de manera ahogada—Keith.

—¿Qué?

—Eres un desastre social —Lance se levantó de la cama dirigiéndose hacia su cómoda abriendo el ultimo cajón de abajo hacia arriba— Es decir, vienes a California sin traje de baño, vas al centro comercial y no lo compras, siendo consiente, repito, de que estas en California, amigo no entiendo la lógica estilo Keith —hablaba mientras revolvía las prendas de su cajón en cuclillas.

—Creo que la lógica al estilo Keith es demasiado para ti —Keith torció la boca recargando su codo sobre el pequeño escritorio mientras observaba con atención al castaño—. Obviamente no consideré en ningún momento ir a la playa, Lance.

—Una ciudad con playa nunca se rechaza —El pelinegro soltó una leve risa ante el comentario dramático de su compañero mientras seguía buscando. Después de unos segundos se giró lanzándole a Keith un bañador rojo con líneas blancas gruesas a los costados y sobre la parte elástica de la cadera que cayó directamente sobre su rostro provocándole una inmensa sonrisa—. Ese traje ya me queda un poco corto, pero creo que para ti está bien.

—¿Estás seguro? —Keith tomó el bañador levantándose de la silla y dejando sobre la cama la mochila.

—Es mejor que alguien lo utilice a que simplemente se quede ahí guardado por la eternidad, además no será la última vez que utilices uno, créeme —Lance se recostó sobre su cama, cruzando los brazos detrás de su nuca y cerrando los ojos—. Pruébatelo, en caso de que no de tu talla creo que puede haber otro que te vaya bien.

Keith miró a Lance que se encontraba recostado y con los ojos cerrados, entonces sin decir más comenzó a desvestirse para ver cómo le quedaría aquel bañador, cuando terminó se miró frente al espejo de cuerpo completo que había detrás de la puerta no muy convencido de su apariencia— Pues me queda a la medida.

Lance abrió los ojos observando a Keith frente al espejo con aún su camisa de pijama puesta y sonrió— Sip, definitivamente te quedó a la medida.

—Pero... ¿no se ve raro?, no estoy acostumbrado a llevar algo distinto a un pantalón o pants.

—Hum... —El mulato recargó su peso sobre sus codos enderezándose un poco para poder observar de mejor forma al pelinegro, analizando la figura de su cuerpo y color de piel. No había nada mal según él, de hecho, parecía como si ese bañador hubiese sido echo para Keith.

—Oye, Lance —La voz de Shiro irrumpió en la habitación abriendo la puerta de repente, ambos chicos se exaltaron al verlo asomarse a través del umbral de la puerta—Aquí estas, estaba buscándote —dijo mirando con una sonrisa a su mejor amigo—. Iba a preguntarte si tenías un traje de baño, si no para decirle a Lance que te prestara uno, pero veo que se adelantaron.

—Sí, pero... siento que se ve un poco extraño —Insistió Keith aún dudoso—. Mis piernas son ridículamente pálidas, no creo que haya problema en que me ponga algún pants viejo o algo así en lugar del bañador.

—Oh mi... Keith, no —Inmediatamente intervino Lance sorprendido de que siquiera esa idea le pasara por la cabeza al azabache. Además, no entendía porque su disgusto, a los ojos de Lance la piel de Keith se veía en perfectas condiciones, sí, era un poco pálida pero no tenía nada de malo, incluso le daba un cierto encanto a su persona.

—Yo pienso que el bañador te sienta bien, además tu piel está perfecta y el color solo te resalta más —Shiro alzó el pulgar de manera aprobatoria— Definitivamente el rojo es tu color y... —Antes de que el mayor continuara la voz de Hunk desde abajo los interrumpió, llamándolo por su ayuda— ¡Ahora voy!, chicos los veo abajo, no tarden demasiado o Allura perderá la cabeza —dijo cerrando la puerta a sus espaldas.

Keith volvió a verse reflejado en el espejo que se encontraba colgado en la puerta y logró notar como el color carmesí se había apoderado de prácticamente todo su rostro hasta las orejas; y claro que también logro ver por el reflejo a Lance que había estallado en risas rompiendo el pequeño silencio que se había instalado en la habitación, agarrándose el estómago, dando vueltas en su cama.

—Tu rostro... Keith... oh dios mío, Shiro es tan inocente —Apenas y podía articular mientras reía y el corazón del pelinegro iba a mil por hora. Lance corroboró que Keith definitivamente estaba loco por Shiro y de alguna manera le parecía tierna aquella reacción, según su experiencia no todos los chicos enamorados actuaban de una manera tan inocente ante el amor.

Keith caminó hasta su cama tomando la almohada para después lanzársela a su compañero, avergonzado. Maldecía infinitamente que Lance supiera sobre sus sentimientos, era tan odioso— ¡Cierra la boca, Lance!


<<━✦━>>


—Entonces, ¿nunca has visto el mar? —Allura se encontraba asomándose por encima del asiento del copiloto mientras Coran manejaba, ya casi llegaban a su destino.

El orden –y situación—dentro de la camioneta era la siguiente: Coran se encontraba manejando mientras escuchaba las conversaciones de los chicos y de vez en cuando intervenía, como copiloto se encontraba Allura quién se encontraba conmocionada ante la noticia de que Keith jamás había estado en la playa. Detrás de ellos se encontraban en la segunda fila de asientos Shiro, Keith y Pidge; Shiro les contaba que en la ciudad donde vivían no había playa y la más cercana se encontraba a bastantes kilómetros de distancia, Keith intentaba responder las preguntas que Hunk y Pidge la hacían mientras que, al mismo tiempo, intentaba no prestar atención a la increíble cercanía y constante roce con el brazo y mano de Shiro; y en la tercera fila en los dos últimos asientos iban Lance y Hunk.

—Entonces esto hace más especial el viaje —Lance miró a Hunk de forma extraña después de haber despertado de una larga siesta en el camino, enarcando la ceja. El samoano se recargó entre el hueco que había entre la cabeza de Keith y Pidge, sonriendo aún con un aura muy acogedora—. Es decir, es la primera vez que veras el mar y nosotros estaremos contigo. Las primeras veces siempre son importantes.

—Eso sonó muy interesante... ¿qué tantas primeras veces has tenido, Hunk? —Pidge sonrió un tanto burlona, levantando las cejas de manera sugerente. El moreno mayor inmediatamente captó el doble sentido del comentario de su amiga, sonrojándose levemente y comenzando a despeinar salvajemente a Pidge, iniciando una guerra de despeines.

—Pues yo pienso que Hunk tiene razón —Agregó Shiro de manera pensativa—. Aunque yo no recuerdo exactamente la primera vez que vi el mar, pero definitivamente es algo... especial —dijo esto último mirando a Keith de manera tierna.

—Claro que lo tiene —Lance se colocó encima de la cabeza de Keith, posando sus brazos sobre su cabello para no interrumpir de lleno aquel contacto visual especial que había entre los dos chicos—. El mar es otra cosa, puede que no entiendas ahora mismo porque tanto alboroto... pero es algo que entenderás cuando lo veas tú mismo —dijo dirigiéndose exclusivamente a Keith—. El mar es especial, Keith.

El pelinegro se movió un poco ante el peso de los brazos de Lance sobre su cabeza, lo miró escuchándolo con atención y observándolo ahora a él directamente a los ojos. Después de aquello, Lance ya había cambiado de tema y ahora discutía con Allura sobre donde sería el mejor lugar para colocarse en la playa.
Keith únicamente se quedó en silencio el resto del camino, había algo en las palabras de Lance que no identificaba exactamente pero que lo habían dejado inquieto, de repente le habían surgido unas tremendas ganas por llegar ya y ver el mar por primera vez, preguntándose si sería tan azul como los ojos del moreno.

Ninguno de los chicos permitieron que Keith viese el mar desde la camioneta, así que se pusieron de acuerdo y le cubrieron los ojos con una venda hasta llegar a su destino. Al llegar a la playa, todos bajaron de la camioneta y guiaron a Keith hacía la orilla del estacionamiento.
El azabache fue capaz de sentir una brisa exquisita y un olor diferente al de siempre, deseaba retirarse ya aquella venda y poder ver de lo que todos hablaban. Entonces sintió una presencia a sus espaldas y unas manos que deshacían el nudo de la venda, seguido de un aliento caliente en su oreja izquierda.

—¿Estás listo? —Un calor llenó su pecho, el aire de sus pulmones le fue arrebatado, una corriente eléctrica pasó por su espina dorsal y sus tímpanos bailaron al escuchar la áspera voz de Shiro susurrar solo para él. Había sido una sensación tan dulce para él que deseaba haberlo grabado y escucharlo una y otra vez, la voz de Shiro lo derretía.

—S-sí... —Apenas y pudo articular, ¿Cómo era posible que una voz tuviese tremendo poder sobre todo su ser? Era aterrador.
La venda se deslizó lentamente por su rostro, cayendo y dejando pasó a una vista que Keith jamás olvidaría. Cuando abrió los ojos automáticamente sonrió, el sol estaba en todo su esplendor a pesar de que aún era relativamente temprano y ya había un montón de gente, la arena tenía un color precioso, el sonido del mar y las olas eran melodiosos de una manera en la que él no había conocido jamás y sí, definitivamente era tan azul como los ojos de Lance, era un azul oceánico realmente hermoso.

—¡Ahí está! —Allura y Pidge soltaron al unísono, emocionadas mientras observaban con detenimiento la reacción de Keith— ¡Ese es el rostro de alguien que ve por primera vez el mar! —Terminó Pidge.

—Pues... es realmente, increíble —Admitió el pelinegro aún con una gran sonrisa, que Shiro, secretamente almacenó en su memoria mientras todos hacían comentarios al respecto. Era algo que realmente consideraba especial.

Todos comenzaron a cargar las cosas que habían bajado de la camioneta y a descender por unos escaloncillos de madera sólida y vieja sin parar de hablar. Lance era el primero que había salido corriendo en busca de la arena bajo sus pies mientras cargaba unas enormes sombrillas, siendo seguido de Pidge que también se encontraba realmente emocionada en volver.
Keith aún se encontraba admirando el paisaje llegando casi a la arena, intentaba memorizar desesperadamente cada detalle de aquella vista tan majestuosa cuando fue interrumpido por una voz que se había instalado al costado de él— Nunca voy a olvidarlo.

—¿El qué cosa? —El pelinegro desvió la mirada hacia su acompañante, alzando un poco la vista pues era ridículamente más alto que él. Shiro se detuvo antes de responder, provocando que Keith también lo hiciera. El mayor desvió la mirada hacia donde se encontraban los chicos, a una distancia considerable y después continuó.

—La forma en la que te viste —Keith torció la ceja, confundido y Shiro se acercó más a su cuerpo para asegurarse de que lo escuchara de manera correcta. Llevó la mano hacia la mejilla de Keith dejando la palma firmemente sobre él—. Esa sonrisa, fue la primera vez que la vi y... no creo que alguna vez la olvide, Keith.


<<━✦━>>


—¿Keith? —La voz de Lance hizo eco en los oídos del azabache. Éste inmediatamente alzó la vista, encontrándose con un moreno de expresión confundida, inclinado sobre sus rodillas, una toalla alrededor de su cuello y unos lentes de sol negros sobre su castaña melena.

Keith ni siquiera respondió ante su llamado. Se encontraba sentado en la arena, bastante lejos de donde sus amigos se habían instalado, abrazando sus rodillas. Volvió a ocultar el rostro entre sus brazos suspirando con pesadez. Lance analizó unos instantes la situación y la reacción del chico concluyendo que algo estaba pasando por la revoltosa mente de Keith, echo un vistazo logrando observar escasamente a sus amigos bajo las enormes sombrillas acomodando lo que parecía comida.
Después de asegurarse que estaban lo bastante fuera de rango de los chicos, terminó por colocarse en cuclillas frente al chico, observando el remolino que se formaba en la cabeza de Keith con su cabello, llevó su dedo índice y comenzó a picarlo insistentemente mientras apoyaba el pómulo sobre su otra mano libre.

—¿Por qué siempre tienes que ser tú...? —cuestionó en voz muy baja, aún sin mostrar su rostro mientras su cabeza era levemente empujada por el dedo molesto de Lance.

—Ni idea, por otro lado... ¿Qué estás haciendo aquí? —Un silencio se instaló entre los dos dando paso únicamente al melodioso sonido del mar provocado por las olas que se encontraban cercanas y el bullicio de toda la multitud que se encontraba en la costa—, entiendo, no tienes que decirlo.

Keith volvió a alzar la vista de sus brazos observando con atención a Lance como si estuviese analizándolo de alguna forma, después desvió la vista hacia el suelo comenzando trazar líneas inexactas sobre la arena. El moreno observó los movimientos que hacía con sus dedos pálidos, entiendo que el azabache definitivamente no quería hablar de ello y estaba bien, él no era nadie para obligarlo a hablar, pero fue entonces que...

—Shiro... me dijo algo que me confundió.

—¿Qué quieres decir? —Lance optó por sentarse frente a él cruzando sus largas piernas para apoyar los codos decidido a escucharlo y Keith por fin dispuesto a observarlo directamente a los ojos comenzó a contarle la situación que había sucedido con Shiro esa mañana.

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