Pick Me (Justin Bieber y Tú)

By jbinmybackpack

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Tres hermanos. Misma cara. Aspecto totalmente diferente. Un nerd, un deportista y un problemático. Cada uno a... More

Pick Me (Justin Bieber y Tú)
Capítulo 1: ¿Quieres apostar?
Capítulo 2: Me caes bien aunque seas idiota
Capítulo 3: Déjame un buen recuerdo
Capítulo 4: Estoy harto de contenerme contigo
Capítulo 5: El pequeño incordio te encanta
Capítulo 6: Te dije que habría consecuencias
Capítulo 7: Necesito respuestas
Capítulo 8: Estoy tratando de arreglar las cosas
Capítulo 9: No juegues con fuego
Capítulo 10: Ya me estoy quemando y no me importa
Capítulo 11: No te metas en lo que es mío
Capítulo 12: Seré mejor que él
Aviso de Maratón
Capítulo 13: Jamás Debí Elegirte
Capítulo 14: No tener miedo a morir es peligroso
Capítulo 16: De entre todas las opciones que tenías, me elegiste a mí
Capítulo 17: Seré tu más fiel aliado
Capítulo 18: Tenemos que acabar con esto
Capítulo 19: Es y siempre ha sido él
Capítulo 20: Tiene sus días contados
Capítulo 21: Eres mi estrella
ALERTA FANTASMAS!
Capítulo 22: ¡Una relación es de dos!
Capítulo 23: Esto no va a acabar aquí
Capítulo 24: Adónde vayas tú, voy yo contigo
Capítulo 25: No te voy a soltar
Capítulo 26: Viviendo un sueño
Capítulo 27: Son muy sospechosos
Capítulo 28: Ponme el anillo
Capítulo 29: Todos bajo mi mano
Capítulo 30: Pelearemos juntos hasta el final

Capítulo 15: No quiero que duela

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By jbinmybackpack

¿Celos? ¿Instinto de protección? ¿Paranoia? ¡Quién sabía lo que movía a Justin a comportarse de aquella manera! Quizá un poco de los tres. Quizá simplemente estaba loco. Desde luego muy normal no era …

-¿Y me vas a decir a qué ha venido esa mi*erda con Natalie? – preguntó haciendo un giro. Seguíamos detrás del Mercedes, de muy cerca.

-¡Esa pu*ta mandó matar a mi madre! ¿Crees que me voy a quedar quieta?

-No lo creo, lo harás Queen. Me tienes harto con tu melodrama.

-¿Crees que estoy dramatizando? – Me indigné. De golpe volvió a girar y choqué contra la puerta –. ¡Ay!

-Tu nombre debería ser Drama Queen para ser exactos – se burló en medio de toda aquella locura.

-¡Eres un imbécil!

Justin apretó el acelerador y salimos hacia delante, haciendo que mi espalda se pegara al asiento. Simuló querer hacerle competencia al Mercedes. Estábamos muy cerca de la meta. Justin era inteligente, no iban a dejar que nadie sospechara sobre perder apropósito. Aún seguía sin entender porqué quería hacerlo y no me atrevía a preguntar viendo que tan grande era su enojo.

Cruzamos la meta y aplausos entre abucheos se mezclaron en el ambiente. Justin salió del Mustang y Boost llegó a él enseguida. Ni siquiera sabía de donde habían salido, pero todos los B's estaban reunidos en ese momento y se llevaban a Bizzle hacia otro lado mientras Natalie parecía encargarse de un fajo de dinero y se agarraba del brazo del conductor del Mercedes.

Me puse en marcha para ver que pasaba. Un círculo se había formado. Brock se había quitado la camiseta. Sus músculos estaban muy entrenados y bien formados, no tanto como los de Justin que eran marcados de manera más suave. Él también se quitó la camiseta dejando ver sus llamativos tatuajes y la gente silbó alrededor.

-Bien, Bizzle. Ya sabes que pasa cuando pierdes. Pagas a palos para que a la próxima estés más motivado.

-Créeme, estoy más motivado que nunca.

Brock frunció el ceño y entonces Justin se propulsó para darle un puñetazo en su mandíbula. Mi boca cayó abierta. Brock reaccionó y se tiró a él queriendo darle en el abdomen, pero Justin lo esquivó y aprovechó para darle otro golpe en la nuca.

Se enzarzaron en una pelea donde todos animaban. Justin iba ganando a pesar de que también había recibido un par de puñetazos y le habían partido la cara. Brock estaba tirado en el suelo cuando el Justin que jamás había visto le propinó una patada en el estómago. De un momento a otro lo cogió del cuello y lo levantó haciendo que el primo de Natalie quedara unos centímetros suspendido en el aire.

-Escúchame bien – vociferó –. Nunca, nunca toques a Queen. Ni te le acerques o a la próxima te mato sin que siquiera lo veas venir.

Todos en el círculo dirigieron sus miradas a mí. ¿Ya se me reconocía tan bien? Eso parecía. Mi boca estaba seca por los nervios y la impresión. Vi a Natalie empujar a dos chicos hacia el centro por la espalda de Justin. Todo sucedió demasiado rápido.

-¡Justin! – advertí demasiado tarde.

Tanto Boost como Brick estaban en ese momento dándole una paliza a Justin. Brock había salido de ahí tambaleándose, casi arrastrándose por el asfalto. Brick le propinó un rodillazo a Justin en el pecho haciendo que él se doblara de dolor. Miré a todas partes viendo como la gente alzaba sus puños para animar. Jodida locura.

De repente, en el suelo vi una botella de cristal de cerveza y me dije a mí misma que aquello no iba a detenerse hasta que yo hiciera algo o Justin quedara medio muerto.

Me agaché y cogí mi arma improvisada y actué como la adrenalina me ordenó: con todas mis fuerzas choqué la botella contra la cabeza de Boost, quien estaba apunto de golpear la espalda de Bizzle. El cristal se hizo añicos con el impacto en su craneo. La multitud jadeó cuando vieron a mi víctima caer de rodillas al suelo.

Justin se giró mirándome con desconcierto ante el estruendo que formó el vidrio roto. Sin pensárselo me quitó lo que quedaba de botella rota en mi mano y se giró extendiendo el brazo para alcanzar con el filo cortante del recipiente la cara de Brick. Éste chilló llevándose la mano a la mejilla. Por el rabillo del ojo vi como Natalie quedó impactada con los ojos bien abiertos.

Se iba a montar. Se iba a liar una buena. Justin se había metido en más problemas por mi culpa. Él tenía razón cuando decía que era imbécil. Entre tanta gente, no entendía como pudo quedar tanto silencio. Boost debía estar viendo todo negro tirado en el suelo y Brick se alejó al ver que Justin no soltaba la botella. Sin previo aviso, Natalie sacó una pistola y apuntó al chico que yo defendería hasta el fin de mis días. Mis peores temores vinieron a mi cabeza en una milésima de segundo cuando vi a Justin quedarse quieto. No. No. NO.

-¡____! – gritó él ante mi movimiento.

No supe como, pero de un momento estaba delante de Justin, entre una bala dirigida a mi cuerpo y el de Justin y su calor en mi espalda me daba seguridad. Sus brazos me rodearon por la cintura acto seguido y nos giró para que el objetivo fuera su espalda.

-¡La pasma! – gritó alguien.

Inmediatamente El Círculo se disolvió y empezaron a coger sus coches rápidamente para irse. Justin tomó mi mano y corrió delante tirando de mí. Mi coche era el más cercano, abrió la puerta del conductor y me metió actuando a toda velocidad.

-Corre. Toma la línea 34 y ve hasta el río Avon. Espérame bajo el puente – indicó rápidamente.

Y no me dio tiempo a protestar. Salió escopeteado hacia su Mustang mientras yo sacaba las llaves del Bugatti. Me temblaban las manos por todo lo que acababa de pasar. Llevé el motor a la vida y di gas para salir de allí a toda velocidad. Realmente sonaban las sirenas de la policía a lo lejos.

No vi por donde salió Justin, no sabía porque quería que lo esperara allí. Nunca había bajado del puente pero seguramente sería un sitio seguro para esconderse.

Cuando llegué al lugar, vi que había un montón de árboles a los alrededores. Dejé el coche a un lado frente al agua. Por encima vi el puente por el que cruzaban la gente y los coches. Pasaban la una y media de la mañana y nadie circulaba.

No me gustaba nada aparcar el coche allí … Había muchas piedras y seguramente algo que pudiese estropear la carrocería o los neumáticos, pero ahí estaba. Tamborileé mis dedos contra el volante esperando a que llegara a Justin. Los nervios me comieron por dentro y la ansiedad me devoraba. Estaba muy preocupada por él. Miré mi móvil varias veces por si decidía llamarme pero tampoco había mucha cobertura por allí.

De repente unos faros alumbraron mis espejos retrovisores. El Mustang paró detrás de mi coche y yo tiré el móvil al asiento de al lado para salir corriendo a ver a Justin. Él salió también de su descapotable para comprobar que estaba bien pero en cuanto llegué a él, lo abracé rodeando su cuello. No le di oportunidad a hablar. Justin también me abrazó por la cintura apretándome a su cuerpo y hundiendo su cara en mi pelo. Habían sucedido demasiadas cosas.

-He estado apunto de tener veinte muertes esta noche, _____ – se quejó sin soltarme.

-Lo siento. Lo siento – me disculpé.

-¿Estás bien? – se separó un poco para tomar mi cara entre sus manos. Asentí –. Estás loca.

-Tú también – protesté volviendo a colocar mi cara en su pecho.

Cualquier discusión o incidente que tuviéramos en el pasado, pasó a segundo plano. La intensidad de los acontecimientos recientes me llevaron a aquello. Necesitaba estar con él, saber que no le había pasado nada, saber que le importaba, sentir su calor y su seguridad.

Alcé la cabeza y Justin me miró de una manera muy poco, Justin. Adoración hubiera sido la palabra que lo describiese.

-¿Cómo se te ocurre ir allí, darle con una botella a un tipo que te dobla en peso y ponerte frente a un pistola para cubrirme? – preguntó atónito –. Jamás se te ocurra ponerme a mí por delante de ti, Queen. Para eso ya estoy yo.

-¿Pensabas dejar que te mataran en mi cara? – pregunté horrorizada –. ¿No crees que ya he tenido suficiente trauma en mi vida?

-Eres fuerte. Yo no merezco la pena, nena. Y mi deber es protegerte – acarició mi mejilla con suavidad.

-Pues si quieres protegerme primero mantente vivo, idiota – le pegué en su hombro sin fuerza.

-Estás helada – musitó juntando su frente con la mía. Cambió de tema –. Ven conmigo al coche.

Asentí y él fue a abrir la parte trasera de su coche. Nos metemos allí los dos. No había prisa por volver a casa. Ambos teníamos primero que tranquilizarnos después de lo que había pasado.

Estaba sentada a su lado, mi cabeza apoyada en su hombro y su mano encima de la mía sobre mi pierna. Tan sólo estuvimos relajándonos mientras respirábamos más tranquilos.

-Yo no tengo derecho a defenderme cuando pierdo una carrera – musitó. Alcé la vista para ver sus ojos mieles. Había poca luz allí pero era fácil reconocer su rostro –. Pero necesitaba un motivo para poder darle una paliza.

-Fuiste el primero en golpear – respondí.

-Ya, bueno … – se rascó la nuca con su mano libre –. No pude contenerme. Estuvo apunto de besarte, ¡maldita sea! ¿Cómo se te ocurrió dejar que se te acercara así? – me reprochó.

-¡Tú estabas con Natalie!

-Soy su juguete, Queen. No jodas – rodó los ojos –. Yo no estoy con ella por gusto.

-Ya ... Tampoco la fo*llas por gusto – dije con sarcasmo empezando a sentirme incómoda.

-Oh, por Dios, lo de esta mañana fue una mentira para provocarte – se burló. Luego cambió su humor –. Tampoco entiendo que te afecte tanto …

Me aparté de él poniéndome totalmente en una esquina de la parte trasera mientras lo miraba fijamente. “Este chico es demasiado idiota. Ni siquiera sé porqué me gusta tanto” fueron los pensamientos que vinieron a mi cabeza. En realidad si lo sabía pero me exasperaba que no se diera cuenta de algo tan sencillo.

-No te vayas – pidió.

-¿Llevabas tu pistola? – pregunté de repente cuando esa duda se coló por mi mente. Él asintió algo descolocado –. ¿Por qué no sacaste cuando te apuntó?

-Porque entonces hubiera tenido treinta cañones más en la nuca – respondió aturdido. Me estudió por un momento y lamió sus labios antes de exhalar el aire que contenía –. ____, estoy cansado de discutir contigo.

-Yo también – suspiré.

Tiré de mi pelo hacia atrás en un hábito de nerviosismo. Miré su labio partido y me aproximé a él para verlo bien. Salía algo de sangre.

-¿Tienes pañuelos?

-Sí, en la guantera – frunció el ceño.

Me incorporé un poco desde atrás y me estiré para abrir la guantera que había frente al asiento delantero. Allí tanteé la mano hasta alcanzar un pañuelo de una caja. Me senté y regresé mi vista a Justin. Había torcido sus labios en una sonrisa.

-¿Disfrutabas de las vistas, Drew? – arqueé una ceja simulando enfado. Él asintió con descaro –. Todo un caballero – bufé y alcé el pañuelo hacia su boca –. Supongo que no tendrás nada de alcohol aquí.

-Nop – acentuó la “p”.

-Bien, moja con saliva la herida.

Obedeció haciendo una mueca de disgusto cuando pasó su lengua por sus labios. Ese gesto me gustó demasiado … Tenía que concentrarme. Pasé el pañuelo con cuidado para retirar la sangre que empezaba a secarse en la esquina de su boca.

-Sabes que me preocupas – dije concentrada en mi tarea.

-Lo sé – colocó su mano sobre la mía mientras atendía su boca –, pero no deberías implicarte tantos en mis asuntos. Ni mucho menos interceder entre una bala y yo.

-Esto ya no es sólo por ti, Justin – musité en el silencio de la noche.

De un momento a otro apartó mi mano haciéndola a un lado y tomó mi mejilla para aproximarse a mí. Su frente quedó sobre la mía y rozó su nariz conmigo. Había cerrado los ojos instintivamente para disfrutar de su tacto. Su aliento chocó en mi cara, tan cálido como él podía ser. Lo echaba tanto de menos …

Cuando plegué mis párpados me encontré con sus ojos. Y como amé ese momento … Tan cerca pero tan lejos a la vez. Quería sus besos pero me estaba haciendo sufrir por el deseo, una sensación que crecía en mi vientre y necesitaba ser desatada.

Alcé mis labios para rozarlos con los suyos pero Justin se retiró burlándose un poco de mí.

-Dime que no me odias – susurró –. Dímelo y te besaré.

-Justin … – suspiré –. Hay momentos que realmente te odio – reconocí lamentándome. Observé sus ojos reaccionar con desconcierto y tristeza. Era tan tierno sin siquiera darse cuenta … –, puedes ser la persona más exasperante que conozco, pero tú, Justin Bieber, eres el chico del que estoy enamorada aunque a veces duela demasiado.

-Yo no quiero que duela – murmuró antes de besarme con suavidad. Su labio debía molestarle –. Perdóname – rogó sobre mis labios.

No respondí. Lo besé acariciando el cabello de su nuca. Fui con cuidado de no hacerle daño pero él insistió en profundizarlo y para cuando quise darme cuenta estaba a horcajadas sobre sus piernas. Sus manos me sostenían por la cintura y bajaron a mis caderas mientras seguía besando con delicadeza sus carnosos labios y pasando mi lengua por ellos. Justin gimió abriendo su boca y me empujó desde mi nuca hacia su boca para introducir su lengua en mi cavidad bucal provocando una lucha por el territorio.

Su mano bajó hasta debajo de mi falda y acarició mis muslos. Me hubiera separado para protestar pero, ¿a quién iba a engañar? Deseaba aquello.

-¿Traes protección? – le pregunté antes de seguir adelante. Él asintió y metió la mano en su bolsillo para sacar un paquetito de aluminio –. Eso es ser presuntuoso.

-Nunca se sabe cuando se puede dar la oportunidad – se encogió de hombros sin darle importancia.

Subió su mano debajo de mi falda hasta mi centro y apartando un poco la ropa interior comprobó que tan lista estaba. Me sostuve apoyando mis manos en sus hombros y cerré los ojos. Sentí los labios de Justin de nuevo sobre los míos, jugueteando con pequeños roces mientras trazaba círculos en mi feminidad. Miré hacia abajo viendo el bulto en sus pantalones crecer.

Tiré del suéter de Justin hacia arriba. Él por un momento dejó de tocarme para alzar facilitarme la tarea de desnudarle y en cuanto lo hice, él también tiró de mi camisa hacia arriba. Podríamos planear hacerlo sin quitarnos la ropa, pero amaba el contacto con su piel y allí empezaba a hacer demasiada calor.

Seguimos besándonos mientras Justin alzaba mi falda vaquera y me cogía por los muslos. Sin que me diera cuenta pasó las manos a mis caderas, y sólo cuando escuché la tela rasgarse, me enteré de que se había deshecho de mis bragas.

-Me comprarás unas nuevas – protesté.

-Lo haré – rió por lo bajo.

Sin muchos más preámbulos, tomé el envase de aluminio y liberé el miembro de Justin. Maldita sea … era tan grande. Miré a Justin arqueando una ceja y él sonrió orgulloso. Capullo. Troglodita. Hombre de las cavernas. No habrá hombre en el mundo que al que no le guste el sexo y presumir de lo bien dotado que está.

Abrí el paquetito entre mis dientes y la mano y después deslicé la goma por su erección procurando que no quedara aire en el interior. Justin gimió por el roce y un instante después guió mis caderas para que montara sobre él introduciéndole en mi interior.

Me rendí sobre su cuerpo mientras acariciaba sus pectorales. Tomé aire y abrí los ojos para mirarlo. Había tantas cosas en sus ojos en ese momento … Amaba tomar el poder y que se rindiera debajo de mí. Amaba saber que yo lo hacía sentir de tantas maneras buenas. Amaba que sintiese por mí la misma necesidad que yo sentía por él. Traté de que en aquel momento supiera de que modo me hacía sentir él a mí.

Movimos nuestros cuerpos al mismo tiempo, separándonos y encontrándonos como si siguiéramos un compás marcado. Jadeamos, susurramos nuestros nombres, gemimos y gruñimos por la intensidad del placer que compartíamos juntos.

Sus labios entreabiertos, su mirada perdida en mi cuerpo, su pelo revuelto, la pequeña capa de sudor en su rostro … Lo veía todo perfecto en él. No tenía ni un jodido defecto físico. E incluso sus defectos de personalidad lo hacen perfecto para mí. Porque forman al chico que es. Y lo quiero al completo no sólo partes de él. Porque es Justin.

Y con esos pensamientos alcancé mi clímax y me agaché para besarlo mientras él empujaba tres veces más para correrse, alargando mi orgasmo. Sus manos se aflojaron de mi cadera y mi trasero para subir y rodearme con sus brazos la cintura. Su cara se posó sobre mis pechos y entonces yo apoyé la barbilla sobre su cabeza abrazándolo por el cuello.

-Te amo – susurró recuperando su respiración.

Me estremecí por la emoción con la que dijo esas palabras. Mezcló la angustia con la alegría. Parte de su mensaje me pedía que no me volviera a ir. Justin había elegido querer estar conmigo a pesar de todos los riesgos. Me había elegido a mí. Y era el momento de que yo supiera si lo podría elegir a él por sobre cualquier cosa a pesar de todo.

Justin apoyó la nuca en el cabecero del coche y me sonrió mirándome con sus hermosos y brillantes ojos que me derretían.

-¿Quieres ser mi novia, ____? – propuso.

Tragué saliva al ver que en esta ocasión me lo estaba pidiendo. No declaró que éramos pareja, me lo preguntaba respetando mis pensamientos. Él sabía que tenía dudas. Me bajé de él y reposé mi frente en su hombro desnudo cerrando los ojos. Por los movimientos que él hizo, supe que se había quitado el preservativo y se había colocado el pantalón. Yo seguía en sujetador y con la falda puesta.

-¿Tengo que responder ahora? – me mordí el labio –. Aún hay muchas cosas que no sé de ti.

-Te las contaré mañana, ahora es muy tarde – besó mi frente.

-Entonces mañana te responderé cuando tenga las cosas más claras. ¿Vale?

-Vale – tomó mi mano y jugueteó con mis dedos –. ¿Te digo algo? – lo miré atenta –. Creo que con el traqueteo se ha pinchado una rueda – dijo tímidamente por lo bajo mirando a nuestras manos.

Lo miré por un instante y luego, viendo que iba en serio, reaccioné echándome a reír. Justin sacudió la cabeza mientras salía de la parte trasera del coche y comprobó lo que dijo. Le dio una patada al neumático de la rueda de atrás del lado izquierdo y luego se asomó a la ventana.

-Eres una bestia.

Me sonrojé y me sentí tremendamente tímida, pero no pude evitar reírme a carcajadas por su expresión. Justin por su parte, tampoco se lo tomó a mal mientras se burlaba de mí. Todo aquello, al fin y al cabo, tenía solución.

* * *

Habíamos vuelto los dos a casa, cada uno en nuestros coches. Justin yendo más despacio por la rueda pinchada. A la mañana siguiente la iba a cambiar.

Cuando llegamos al pasillo me dio un beso en la mejilla para desearme las buenas noches y entonces nos separamos yendo cada uno a nuestra habitación, aunque ambos bien sabíamos cuanto queríamos dormir juntos, tomamos la decisión correcta para respetar a Pattie.

* * *

Había algo en dormir con alguien sintiéndote cómodo con él. Una vez que lo probabas no podías evitar echar de menos algo de tu acompañante, ya fuera el calor, la seguridad o su olor corporal.

Me sentí tonta al despertar aquella mañana y recordar como alguna vez había abierto los ojos para que lo primero que viese fuera a Justin a mi lado. Eché de menos poder acurrucarme con él como un gatito y sentí un vacío al no poder abrazarlo en ese mismo instante, por lo que me levanté de la cama de un salto.

Comprobé mi pelo lacio en el espejo y me lo recogí en una coleta alta. Me deshice de la ropa de dormir y opté por ponerme un corto vestido con estampado de mariposas negras y blancas. Las mariposas no eran mi estilo, pero me lo había regalado mi madre hacía tiempo y tenía mis colores preferidos así que me gustaba.

Bajé por las escaleras adorando el sonido de mis tacones con plataforma negros al chocar contra el suelo. Me daba seguridad en mí misma pero me desconcerté al escuchar gritos desde el otro lado de la casa. Los trillizos discutían.

Caminé por el distribuidor hasta el despacho que disponía la gran casa. La puerta estaba cerrada pero su conversación se oía perfectamente desde fuera.

-Tu única parte del trato era alejarte de ella para protegerla, ¡¿y qué hiciste, eh?! – bramó uno.

-Jesse, cálmate – apaciguó Derek –. Esto no es culpa de Drew.

-¡Oh, Jesús, deja de llamarme así! – protestó el aludido –. ¿Crees que a mí ella no me importa? ¡Porque lo hizo desde el principio! – trató de defenderse.

-Si ella te hubiera importado no la habrías metido en esto y todo seguiría tan normal – reclamó Jesse.

-Basta, ella merece saber la verdad ahora – difirió Derek.

-¡No! Cuanto menos sepa mejor. Esto no es asunto de ella.

-Mira nerd, ella no merece saber la verdad, tiene que saberla – matizó Justin –. La ignorancia ya no la protege sino que la perjudica.

-Cállate. Si no hubieras enredado a ____ contigo no tendríamos esta discusión.

-¿Tanto te jode, Jesse? ¿Te crees mejor que yo? – se burló Justin. Aquello me estaba mortificando –. Porque te recuerdo que tenemos el mismo padre por el que estamos en este lío y si yo no la merezco tú tampoco, amigo mío.

-Eres un imbécil – lo insultó.

-Chicos – intervino Derek –. Queen sólo nos tiene a nosotros ahora. Los tres queremos protegerla, para mí es como una hermana. Haced a un lado vuestros jodidos celos – se hizo el silencio. Uno en el cuál yo tomé aire aturdida por todo lo que estaba escuchando. ¿Jesse celoso por mí? ¡No puede ser! – Mamá también piensa que es hora de informarla.

-Saldrá corriendo y no podremos cuidarla más – bufó Jesse.

-No la conoces tan bien como te piensas. Ella es más fuerte de lo que tú crees – saltó Justin –. Yo se lo contaré – tan temperamental como siempre.

-¡¿Y por qué tú?!

Me aparté de la puerta. No quería escuchar más. No. No podía, mejor dicho. Fui hacia la cocina en busca de algo de comida. Pattie estaba sentada en un taburete revisando cartas y con su móvil al lado. Ella me sonrió al verme empezar a preparar mi desayuno de leche con cereales y prosiguió con su tarea. No me atreví a preguntarle nada. Aquella familia escondía demasiados secretos y empezaba a ponerme paranoica. 

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Uuuh, cuántas cosas han pasado! (La pelea, la conversación de Queen y Justin y luego la conversación de los trillizos :0 )

Buenas revelaciones están cerca bitches. Os va a encantar :D

Gracias por todos los votos chicas. Ojalá este capítulo también supere los 35 votos :)

Y los comentarios son geniales babies. Gracias de verdad. Me motivais mucho ^^

LOVE,   

@ItsBieberFanfic

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