Alex había manejado por un buen tiempo y no fue hasta que salimos de la ciudad que me di cuenta que éste sería un largo viaje. Aún no me animaba a llamarlo por su nombre, cualquiera que fuera, así que simplemente le llamaré de la manera en la que él se presentó. No me molesté en preguntarle a donde iríamos, en estos momentos tenía un fuerte dolor de cabeza y corporal que me sacaba de casillas y ver el auto en movimiento no me estaba ayudando en absoluto.
-Voy a detenerme ahora antes de que vomites el auto porque yo no pienso limpiar eso.
-No voy a vomitar, solo me duele el cuerpo. -Dije asqueada por las nauseas y tratando de olvidar el dolor que me taladraba la cabeza.
-En la primera estación de servicio que vea me voy a detener, así aprovechas de cambiarte esa ropa.
Desde el choque solo me había concentrado en que mi vida cambiaría y ni siquiera me detuve a observar mi cuerpo. Tenía varias heridas en los brazos y sangre en el uniforme escolar. Él bajó el cubresol en el cual se encontraba un pequeño espejo y al verme di un respingo que hizo que me doliera más el cuerpo.
-¿¡QUE LE PASÓ A MI CARA Y CABELLO!?- Alex estalló en risas y soltó el volante de la nada, dejando que el auto perdiera el control y se moviera por toda la autopista, pero a él no parecía importarle ese hecho. -AGARRA EL VOLANTE ESTÚPIDO, QUE NOS VAMOS A MATAR.
Al cabo de unos segundos volvió a tomar el control del auto, pero siguió riendo como un loco.
-Tu cara fue un poema al verte en ese espejo, no puedo creer que ahora te importe más tu aspecto físico que el destino al que vamos en este momento. Eres rara.
-¿Rara? ¿Lo dice el que soltó el volante para reírse como foca retrasada? Vaya, tenemos un problema en identificar lo que es raro y lo que es normal.- Dije lo más sarcástica posible.
-Tabitha, soy un maldito sociopata, ¿Que esperas? -No sabía a que se refería y supongo que lo supo al ver mi expresión. -Tengo problemas para diferenciar lo que es bueno y malo. -Se encogió de hombros.
-Eso no es nada nuevo para mi. Hace poco la psicóloga del colegio me remitió con un psiquiatra con carácter de urgencia y el doctor le dijo a mi nana que tenía lo mismo que tú pero de manera leve. Iban a decirle a mis padres sobre eso, pero nunca tenían tiempo para hablar con ella o conmigo.
-¿Por qué estabas yendo con la psicóloga de tu colegio?
-Por todas las peleas que había comenzado desde el tercer grado, por haber ingresado al baño de niños y por bañarme en la piscina de la escuela solamente con mis pantis y no con el traje de baño completo.
-JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAAJ- esta vez no soltó el volante, pero si se reía con ganas. -¿TE BAÑASTE CASI DESNUDA? ¿FUE FRENTE A TODA LA CLASE?
-Los niños se bañaban así y a mi no me gustaba ese dichoso traje de cuerpo completo, si ellos podían pues yo también y lo hice, pero entonces llamaron a la directora, ella me envió con la psicologa y ella me remitió con la doctora Pérez por mi manera de pensar y razonar las cosas. Me parece injusto, la verdad.
-¿Y por qué entraste al baño de niños? -Aún tenía una leve sonrisa y sus ojos llorosos por tanto reír.
-El de niñas estaba asqueroso y habían muchas allí dentro, quería hacer del 2 y entré en el de chicos porque ese siempre está vacio.
-Bueno, pero esa no es razón suficiente como para remitirte con un psiquiatra.
-Ella quería saber lo que hacía diariamente y le dije todo, lo del polígono, mis clases de defensa, el arma que había comprado a los 10 pero que mi nana escondió, y bueno... Creo que lo último fue lo que más la alarmó, pero vamos, los científicos hacen experimentos con animales y yo pensé que podía practicar algo de anatomía con el conejo que papá me había regalado.
-¿Mataste al conejito? -Preguntó asombrado, pero sin esconder esa sonrisa extraña. Asentí y la amplió más. -¿Cómo?
-En youtube vi que se degollan primero, pero en los libros de patología que tenía mi padre en su biblioteca decía que había que hacer una incisión en la zona pectoral de manera recta y luego dos más hacía lo hombros, como si dibujara una Y desde el pecho hasta el abdomen y así lo hice. No pude hacer más porque las quejas del conejito eran demasiado fuertes y mi nana entró antes de sacara cualquier órgano. Me regañó y me gritó demasiado y recuerdo que me dieron ganas de practicar con ella, pero no podía hacerlo. No era lo mismo abrir a un animal pequeño a mi nana, ella era muy grande y no se iba a dejar hacer, así que desistí.
-¿Y que te dijo la psicóloga luego de haberle contado eso?
-Al principio nada, solo temblaba, fue extraño. Luego hizo una llamada, llegó la directora, llamaron a mi nana y enseguida me llevaron con el psiquiatra. No volví a sus sesiones y ella tampoco me llamaba para que fuera, así que no me importó.
Él no volvió a hablar y yo no quise molestar, así que me concentré en ver el paisaje. No sabía a donde íbamos, pero solo había carretera por delante y nada de casas y así fue por unas horas hasta que vimos una estación de servicio. Alex se estacionó y seguido de él, 4 autos más, de allí se bajaron los demás sujetos que hicieron la emboscada y el choque. El sitio estaba algo lleno y no me había dado cuenta que se estaba haciendo de noche.
-Hermano, se que tenemos que llegar a Mérida lo más rápido posible, pero tengo mucha hambre y sueño. -Dijo el chico calvo. Los demás se unieron a una conversación en la cual yo no estaba incluida, pero no era como si pudiera alejarme pues Alex me tenía tomada de la mano.
Me tomé el tiempo de observarlos a todos. El de cabello largo era el más alto de todos, seguido del calvo, ambos de unos 1.90 y 1.80 metros más o menos, eran muy altos. Los otros 5 debían medir 1 metro 75.
-Bueno, según el GPS hay un hotel cerca. llevaré a tabi para que se cambie y se arregle un poco, ustedes pidan algo de comida para llevar mientras tanto.
En ese momento todos parecieron darse cuenta de mi presencia y me sonrieron con total normalidad.
-Cierto, tenemos a la enana aquí, se me había olvidado ese detalle. ¿Te lastimamos mucho?
-Nick, no empieces a hostigarla por favor. -El aludido rodó los ojos y bufó. Era un tanto robusto, de tez morena, ojos cafes y el cabello le caía en cascada hasta un poco más arriba de los hombros, no lo tenía tan largo, pero si con estilo. Tenía una camiseta negra con estampado Volcom, pantalones sueltos y botas de seguridad negras.
-Alex, déjalo, solo siente curiosidad por ella, es todo.
-Bueno, ya que están hablando de mi voy a intervenir, no estoy pintada en la pared ¿lo saben verdad?- me crucé de brazos y ellos guardaron silencio. - Si, me lastimaron mucho, me duele la cabeza y el cuerpo, tengo hambre y quiero dormir mucho.
-¡Vaya alex! Tenías razón, es digna de ser una Storm. -Habló nuevamente el tal nick. -Lo siento, en serio. Y por cierto enana, soy Nicolas, pero estos imbéciles me llaman Nick.
-Soy Anthony- Sus ojos eran de un color verde oliva preciosos. Tenía un poco de barba, cabello castaño y corto, pantalones de jean negro con áreas desteñidas y una franelilla gris que dejaba al descubierto sus formados brazos.
-Ajá, el rubio con cabello largo y aspecto de vagabundo es Leonardo, el calvo metalero con cara de niño y cuerpo de Dwayne Johnson es Rafael.- Interrumpió Alex molesto. -Los gemelos que ves ahí son Armando y Alejandro y el extraño pelirrojo es Ibrahim. Listo, basta de presentaciones y vamonos.
Me tomó del brazo con algo de brusquedad, pasamos por entre las personas del local y nos adentramos en los baños. En el de chicas había una fila para entrar y tuvimos que ir al de hombres.
-¿Cuál es tu problema? No tenías porque hablar así, solo estaban siendo...
-Me ponen de mal humor cuando quieren ser agradables, créeme, cuando los conozcas bien harás lo mismo.
-Igual no tenías porq...
-¡No colmes mi paciencia tan rápido! -Hablo más molesto aún. -Salgan de aquí. -Se dirigió a todos los hombres que se encontraban tanto dentro como fuera de los cubículos. Al ver que nadie le hacía caso sacó un arma de quien sabe donde y apuntó a un hombre. -Salgan a h o r a. Y el que llame a la policía le irá muy mal ¿Entendido?
En menos de un minuto todos salieron del baño y nos dejaron solos. Alex cerró la puerta con pestillo y solo en ese momento noté que tenía una maleta en la mano.
-Los chicos sacaron tu ropa del auto antes de irnos de Valencia. Cámbiate rápido, tenemos que dormir y arrancar hasta Mérida lo más pronto posible.
Me lanzó la maleta y la atajé al vuelo. Saqué un jean, una blusa de tirantes morada, un par de medias, mi ropa interior y zapatos deportivos. No entré en ningún cubículo, todos eran muy pequeños así que comencé a desvestirme.
-¿Por qué te desnudas frente a mi? ¿Es que no te da pena? Soy un desconocido que puede hacerte cualquier cosa.
-Aja, lo que digas. -Ya me estaba colocando mis pantalones y el brasier de copas pequeñas, demonios, eso de comenzar a crecer no me gusta. -Cuando lleguemos a ese hotel que mencionaste me bañaré.
-Ok, solo apresúrate. -Ignore su tono de voz y terminé de vestirme.
Fui al gran mesón de lava manos, abrí el grifo y lave mi cara, brazos y cabello. Este ultimo lo recogí en una coleta alta, así no se vería tan desastroso.
Alex se acercó a mi de la nada, me giró y me cargó hasta sentarme en el gran mesón donde habían más de 7 lavabos y donde se encontraba mi maleta, posicionándose en medio de mis piernas. Mi respiración falló.
-Voy a curarte las heridas.- Hablo bajito y despacio. No me gustaba la manera en la que lo hacía y mucho menos la reacción de mi cuerpo. Pasó sus manos por mi cintura, simulando un abrazo, pero en realidad estaba sacando cosas de la maleta que tenía detrás. Sacó alcohol y algodón para limpiar las heridas de mi cara y brazos. Cuando terminó, se alejó de mi y me bajó del lavamanos.
Que extraña escena.
Salimos del baño y nos encontramos con los demás chicos en el estacionamiento.
-Les compramos 6 arepas, y dos refrescos de 2 litros, no sabíamos cuanta hambre tenían y no nos arriesgamos a que pidieran más. -Dijo Ibrahim pasándole una bola a Alex.
-¿Son de queso solamente? -Pregunté quitándole la bolsa con comida a Alex. Todos me observaron y luego rieron.
-No enana, hay dos de pollo, dos de pabellón y dos de jamón con queso. Así cada uno toma una de cada una y comen algo variado. El refresco es de uva. -Esta vez había hablado Rafael.
-¿Y el resto?
-Se fueron al hotel para pagar las habitaciones y dormir. Supusimos que tu te harías cargo de Tabitha, así que ya los demás se organizaron.
La conversación quedó allí y nos fuimos de la estación de servicio. Creo que los chicos le suministraron gasolina al auto antes de irse.
Media hora después ya estábamos en el hotel, Alex se estaba bañando y yo estaba terminando de comer. Minutos más tarde, él salió del baño con solo una toalla cubriendo su cintura. Tenía un cuerpo bien formado y bronceado, se notaba que se ejercitaba con frecuencia.
-¿Que miras? -Seguí observándolo hasta encogerme de hombros.
-Obviamente veo tu cuerpo, creo que es obligatorio que todos los Storm se ejerciten porque todos ustedes están demasiado grandes.
-Grandes en el sentido... ¿Bueno o malo?- Movió sus cejas rápidamente y le tiré una almohada.
-Obviamente del bueno, ni siquiera me interesan en el mal sentido, estoy en una edad en la que me dan asco, la verdad. -Rodé los ojos. -Supongo que en Mérida debe estar tu padre.
-Si, lo está. En realidad tenía que estar en la capital, pero surgió un negocio de ultimo minuto y se tuvo que trasladar desde Caracas en tiempo record. Esto de pasar de Estado a Estado no es fácil.
Se lanzó a la cama y yo busqué una toalla y mi ropa para dormir y poder cambiarme en el baño luego de darme una ducha rápida.
Una vez lista, estuve a punto de salir del baño, pero la voz de Alex y la de otro personaje que reconocía me detuvieron. Abrí lentamente la puerta y lo observe haciendo una vídeo llamada con el Sr Cubillan, Storm o como sea que se llame. Solo tenía puesto un pantalón para dormir
-Deberíamos llegar mañana en la tarde viejo.
-¿Pero está bien? O sea...
-Lo está tomando bien. No dijo nada cuando Leo asesinó a su madre y ha interactuado con todos. No te has equivocado con ella, al menos no hasta ahora.
-Nunca me equivoco Gabriel y mucho menos cuando se trata de un próximo integrante de mi familia. Tengo planes para ella y tu estas incluido.
-No me hagas descuidar la universidad otra vez viejo, me quiero graduar antes de los 23.
-Y lo harás, te necesitamos con ese titulo para nuestros negocios hijo y sabes perfectamente que todos los Storm...
-Deben tener una carrera. -Dijeron al mismo tiempo. -Si, lo sé, tengo hermanos médicos, psiquiatras, psicólogos, criminólogos, patólogos, expertos electrónicos y yo seré el primer abogado, genial.
-Bueno, descansen los dos y por favor mantén tus pensamientos e instintos alejados de ella, al menos por ahora. ¿De acuerdo?
-Aja, no voy a hacerle nada, deberías dejar de lado mi historial criminal y confiar en mi.
-Confío en ti, pero ustedes dos tienen personalidades muy parecidas y no estoy seguro de que eso sea algo bueno.
Y cuanta razón tenía ese sujeto.
Yo podía ser una niña, pero estaba despertando poco a poco y esta vez no tenía miedo de mostrarme tal y como soy. Si, dije que en estos momentos no pensaba de mala manera con los demás chicos y que me daban asco... Pero nunca me referí directamente a él.
-Hasta mañana viejo. -Colgó la videollamada y giró su cuerpo, viéndome directamente a los ojos y pillándome espiando. -No sabía que te gustaba espirar conversaciones ajenas.
Salí del baño y me lancé a la cama, ignorando su comentario y fingiendo que iba a dormir. La cama se hundió en ambos lados de mi cuerpo y tuve que abrir los ojos para darme cuenta que lo tenía encima.
-Aléjate.
-Te has tardado mucho en llamarme por mi verdadero nombre.
-No se de que hablas... -Fingí demencia y miré hacia otro lado.
-Tabitha, teníamos hackers en cada dispositivo de tu casa. Sé lo que buscaste esa noche, sé que sabes quien soy en realidad. -Se alejó y se acostó boca abajo al lado de mi. -Tienes que empezar a ser sincera conmigo porque vamos a pasar un buen tiempo juntos.
-Técnicamente no te mentí, solo te oculté la verdad. -Giré mi cuerpo hasta quedar de lado y poder observarlo. -Dormiré, buenas noches.
-Será la mejor de tu vida, dormirás conmigo.
-¡Déjame en paz! Que pesado eres. Por cierto, pasado criminal ¿Eres pedófilo? -El rió con ganas nuevamente.
-Nuestros ancestros se acostaban con niños, hermanas e incluso con sus propios hijos. El concepto de pedofília solo regula a la sociedad para no ser los animales que eramos antes y me atrevo a incluir al incesto en este contexto. Si nos vamos a la ciencia, esas conductas son normales e instintivas en cada ser humano, pero si tocamos la moral y mencionamos a la iglesia, entonces todo es pecado.
-Me estás queriendo decir que no le ves lo malo a tener relaciones con menores. -Afirmé.
-No. Te estoy queriendo decir que los sentimientos van mucho más allá de las creencias de cualquier persona y que eso es lo único que debería importar.
-Entonces tienes sentimientos por una niña de 12 años. -Me reí.
-Eres demasiado lista para mi gusto, si sigues así vas a quitarme el puesto del menor inteligente en la familia. Duérmete. -Me lanzó una almohada y cerró sus ojos.
Bueno, a estas alturas sé que no es tan frío e idiota como pensé.