Era sábado por la mañana, casi todos los chicos se habían ido temprano a la Universidad, Hunk y Pidge tenían que salvar la materia que el profesor Zarkon impartía. Por otro lado, Shiro se había comprometido a dar apoyo en algunas clases complementarias a clases menores gracias a su buen promedio y Coran había ido a pagar los servicios y comprar los víveres que se necesitarían esa semana; eso dejaba como restantes a tres personas en aquella gran casa: Allura, Lance y Keith, quienes compartían "alegremente" la hora del almuerzo.
—Chicos, es enserio, ¿cuánto tiempo planean estarse viendo de esa manera? —Allura suspiró al no obtener respuesta por parte de ambos, volviendo a llevar el pedazo de pan tostado a su boca con el ceño fruncido.
La joven Allura había intentado al comenzar el almuerzo hacer que Keith y Lance se dirigieran la palabra e hicieran las pases, pues desde el incidente la noche anterior en la habitación del mulato y la insistente acusación del pelinegro al decir que Lance era "un violador potencial", se habían tomado un extraño disgusto.
Ahora, sobre la mesa, ambos chicos comían con cautela, observándose mutuamente como si de cuidarse de algún depredador se tratara, pero disfrutando como se debía de un plato de cereal, un plato de cereal en el almuerzo.
—¡Es verdad! —La chica de cabello blanquecino soltó de la nada, provocando que ambos se exaltarán para mirarla con confusión después —Shiro me comentó que hoy irías a comprar algunos libros que te faltan para las clases del lunes, me dijo que si podía ayudarte sería increíble ¿necesitarás ayuda?
— Pues... sí —El azabache se llevó la mano hacia su barbilla pensativo. Había algunas cosas que Keith aún necesitaba y no había traído de casa o en su defecto, había planeado comprar al llegar a California—. Ademas de esos libros, también tengo que comprar algunas cosas de uso personal, pero no conozco la ciudad.
Allura esbozó una enorme sonrisa que Lance de inmediato identificó, podría no llevar tanto tiempo ahí como Shiro o Hunk, pero si el suficiente para saber cuándo corría peligro y ése era el momento. El joven moreno se levantó de la mesa recogiendo su plato, listo para escapar, pero cuando intentó cruzar la puerta de la cocina la chica lo sujetó con fuerza de la camisa evitando que huyera aún sin quitar su sonrisa, provocando profundo terror en el pequeño Lance.
— Yo tengo unas cosas que hacer y no puedo ayudarte, pero Lance se la pasa de ocioso los sábados y él conoce muy bien la ciudad. Podrá guiarte en lo que te acostumbras, ¿verdad, Lance? —preguntó esto último con un tono dulcemente terrorífico para el moreno y el azabache presente, mientras que lo jalaba levemente hacia la mesa. Lance tragó saliva fuertemente antes de asentir varias veces seguidas aterrado, no planeaba hacerla enojar, no desde la última vez en la que había entrado a su habitación... Allura era peor que una madre enojada, era como una abuela encabronada. No gracias.
Por otro lado, Keith también había sido capaz de percibir aquella peligrosa aura que emanaba la dueña de la casa y a juzgar por la expresión de Lance, no iba atreverse a declinar su idea. Su instinto de sobrevivencia le decía a gritos que no negara nada por mucho que le disgustara ir con "el chico violador" por una ciudad que desconocía —Eh... sí, me parece buena idea, sí.
—Pueden tomar la camioneta de la casa para que vayan, Lance —Allura lo soltó del agarre de la camisa para después levantarse recogiendo el plato y el vaso de vidrio que había utilizado —Yo no tardaré en irme, así que espero se diviertan chicos —dijo por último antes de irse hacia la cocina e encargarse de lavar los platos sucios como el horario marcaba. No podía evitar sentirse feliz y bien, no era verdad que tuviera algo que hacer pero, obligar a Lance a acompañar a Keith los obligaría a pasar tiempo juntos, conocerse y hablarse, así se llevarían bien y se contentarían después de lo de aquella noche, ¡Era el plan perfecto!, La chica comenzó a reír sin darse cuenta, sus planes siempre salían bien.
Dos horas después de almorzar y de haberse cambiado, los dos chicos se encontraban sobre la camioneta saliendo de la calle donde se encontraba la casa camino de compras.
—¿Sabes? Necesito saber a dónde quieres ir para poder manejar hasta el lugar —dijo Lance rompiendo el silencio incomodo que había predominado durante diez minutos en el auto.
—No tengo idea, ¿un súper mercado?, ¿una tienda comercial? —Keith observó al chico mientras éste manejaba, notando una sonrisa ¿burlona? Sí, claro que era una sonrisa burlona, ¿se estaba burlando de él? —¿De qué te ríes?
—¿Cómo es posible que no sepas a dónde ir? —El moreno hizo un alto en el semáforo rojo, aprovechando para mirar fugazmente a Keith alzando las cejas para darle a entender que necesitaba una respuesta, pero al ver que él no cooperaba suspiró un tanto irritado —Mira, sé que esto es incómodo, ¡también lo es para mí, amigo!, pero vamos a seguir dando vueltas todo el día si no te decides y me hablas.
—Es difícil hablar con tu abusador —dijo entre dientes el azabache mirando por la ventana, pero a pesar de lo bajo que lo había dicho Lance había sido capaz de escucharlo a la perfección haciendo que frenara de golpe a media avenida provocando que varios automovilistas tocaran el claxon y pasaran diciendo algunas palabrotas por el lado, molestos.
—¡Ya te dije que yo no intenté violarte!
—¿¡Qué rayos te pasa!? —Keith se giró sobre el asiento mirando por la ventana trasera como se frenaban algunos autos —¡Estás estacionado a media avenida!
—¡Es tu culpa, tu provocaste que me frenara! —El moreno se cruzó de brazos indignado, definitivamente no tenía intención alguna de moverse y seguir manejando —. Si aceptas que tengo razón y dejas el tema por la paz, avanzo.
—¡Oh vamos, Lance! —El chico pelinegro abrió la boca sorprendido al ver que hablaba muy enserio su acompañante, jamás había visto a alguien tan loco como para hacer ese tipo de cosas —¿Es enserio?, ¡Lance!
—¡Keith!
—¡Lanceee!
—¡Keeeeith! —Ambos chicos comenzaron una guerra de miradas intentando hacerse ceder, evitando parpadear como si su orgullo y vida dependieran de ello. El claxon de los automóviles que se quedaban en fila, atrapados por el trafico provocado por ambos, comenzaba a estresar a Keith.
—¡Bien! No sabías que estaba en la cama, ¡listo! —Gruñó Keith, el moreno sonrió triunfante arrancando la camioneta saliendo del camino de los demás automovilistas. Todo estaba en completo silencio, hasta que Lance comenzó a carcajearse por lo loca que había sido esa situación, seguido de él, Keith sonrió levemente intentando contener la risa sin éxito, estallando en carcajadas igual que el chico moreno.
Ambos iban riendo en el auto, lo que había pasado era algo que el azabache jamás imaginó que podría presenciar, había terminado siendo divertido no solo para él, tenía mucho tiempo que no se reía de una manera tan deliberada por una tontería.
—Creo que me pase un poco —Lance se limpió unas cuantas lágrimas que se le habían salido por la risa, el azabache se hundió en el asiento del copiloto mirando hacia el frente.
—Está bien, fue... divertido —Aquellas palabras llamaron la atención del conductor haciendo que mirara de reojo al azabache, al parecer se estaba equivocando, tal vez ese tal Keith no era un amargado quejumbroso como creía, no pensaba que ese chico fuera capaz de reír como lo había hecho—. También quiero comprar unas cuantas camisas y algo para el aseo personal, lo que traje conmigo es viejo o está por terminarse... supongo que un centro comercial está bien, ¿no?
—Estamos cerca de uno, viene como anillo al dedo —Keith sonrió levemente desviando su mirada por la ventana por el resto del viaje, había silencio, sin embargo, no era el silencio incomodo del principio, por alguna razón se había creado esa clase de silencio cómodo y agradable entre ambos.
Después de llegar al centro comercial y estacionar el auto teniendo suerte de que aún no hubiera tanta gente, se dirigieron hacia el interior.
El centro comercial en el que se encontraban era enorme, constaba de tres pisos, los cuales cada uno por su parte eran ya bastante enormes, más que centro comercial parecía un gran laberinto según lo que pensaba Keith.
En el primer piso comenzaron a buscar una pequeña librería, que, según Lance, tenía casi cualquier libro. Al entrar, Keith se maravilló, era una librería bastante grande, en el techo se encontraba pintado un enorme mapa al estilo vintage amarillento que se mezclaba a la perfección con los libreros claros y el color de las paredes; en el suelo había una gran rosa de los vientos estampada sobre la madera y también habían algunos modelos de avionetas dispersas por el lugar que colgaban de estantes, unos telescopios en exhibición, relojes con un estilo steampunk bastante increíble y detallado; eran cosas que definitivamente su padre habría amado ver.
Después de comprar los libros, se dirigieron al segundo piso para buscar algunas camisas que el azabache necesitaba y otros productos de higiene; y mientras caminaban y observaban los diferentes exhibidores de las tiendas, el mulato le contaba algunas anécdotas que había tenido la primera vez al visitar ese centro comercial, cosas como: que había estado caminando en círculos por el primer piso durante una hora sin lograr encontrar las escaleras eléctricas o que un hombre mayor lo estuvo siguiendo mientras intentaba venderle un aparato para mejorar la digestión al ponerse sobre el estómago. Entraban a una tienda de ropa, después a otra y a otra y a otra, hasta que la indicada llegó haciendo todas las compras necesarias. En ella, Lance también había aprovechado para comprarse una colonia nueva haciendo que Keith oliera todas y cada una de las que a su compañero le llamaba la atención para tener su punto de vista y elegir la que oliera mejor, inclinándose al final por un aroma bastante suave de "madera y brisa marina", que, en lo personal, a Keith le había encantado haciéndose considerar si comprarla más adelante.
Cuando las compras terminaron definitivamente, ya daban más de las seis de la tarde y el hambre comenzaba a sentirse.
—Estoy comenzando a tener bastante hambre, ¿tú no tienes? —Lance observó un tanto curioso a Keith quién iba su lado mientras caminaban hacia las escaleras eléctricas, ayudándole con una bolsa de compras también.
—Siendo honestos, sí, tengo bastante hambre, ¿sugieres algo?
—¿Qué tal si vamos a comer algo por aquí? Hay un montón de restaurantes, no sé, se me antoja algo como pollo KFC, crujiente y rico —Keith torció la boca esbozando de esa manera una media sonrisa, le parecía una buena idea —No me digas que no te gusta, eso sería como un delito.
—¿Bromeas? Es de las comidas que siempre están en mi menú de deseos —Lance sonrío empujando con el hombro levemente a Keith para que subiera las escaleras que llevaban al tercer piso donde se encontraba el área de restaurantes. La tensión que había nacido entre ellos desde la noche anterior se había ido esfumando con el pasar del día, eh incluso parecía que Lance comenzaba a agarrar más confianza hacia el azabache y Keith... bueno, Keith comenzaba a pensar que no había sido tampoco taaaaan mala idea haber ido al centro comercial con él.
Hasta que las diferencias surgieron de nuevo en el restaurante.
—¡Debemos elegir cruji, C-R-U-J-I, Keith!
—¡Definitivamente debemos elegir la receta secreta, Lance, S-E-C-R-E-T-A!
—Disculpen... —La joven que atendía el establecimiento intentaba entrar en la discusión que estaban teniendo Lance y Keith desde hace diez minutos para decidir cuál pollo debían comer.
—¿¡Qué!? —Ambos chicos respondieron al mismo tiempo irritados al verse interrumpidos por ella, provocando que la chica se escudara tras la caja registradora mientras intentaba sonreír
—Podemos... agregar ambas recetas si gustan, señores... —Keith y Lance se observaron pensativos y después asintieron, aceptando que agregara ambas recetas en el paquete por la paz.
Los dos chicos se sentaron cerca del ventanal del restaurante mientras agarraban la pieza de pollo que más les agradara y se servían las bebidas tranquilamente. Cualquiera que los observara pensaría que ellos se conocían desde hace tiempo o que eran muy buenos amigos debido al ambiente tan agradable que había entre ellos a pesar de estar alegando sobre cual receta era mejor, secreta o cruji. Habían sido capaces de crear algo así en tan solo una tarde.
Mientras ambos comían, el teléfono de Keith sonó brevemente antes de que éste lo tomara y leyera el mensaje de texto.
De: Shiro.
"Allura me dijo que irías al centro comercial con Lance, espero
la estén pasando bien. "
—¿Es tu novia? —Mencionó Lance pícaramente provocando que Keith se sonrojara muy levemente de las mejillas.
—Es Shiro, me envió un mensaje de texto.
—Hum... pensé que era alguna chica —Keith lo miró con el ceño fruncido, negando con la cabeza. Después desvió la vista de nuevo a su teléfono celular al darse cuenta que había llegado otro mensaje.
De: Shiro.
"... sólo espero que no sea mejor estar con él que conmigo, me pondría celoso....Es broma, realmente espero que se estén divirtiendo (: Te veo más tarde, Keith. "
—Mierda... —Al terminar de leer aquél mensaje, Keith no pudo evitar explotar. Su cara se coloró hasta la raíz del cabello, aunque fuese una broma no había podido evitar que le pegara tan fuerte, ¿Shiro celoso?, ¿Qué tan bien se vería celoso?... endemoniadamente bien.
—¡Eso definitivamente debe ser una chica! —Lance se estiró quitándole el celular de las manos a Keith, tenía que ver quién era esa chica la que provocaba tremendo quemón en el azabache. Keith inmediatamente se lanzó contra el moreno para quitarle el teléfono celular, sin embargo, él se había puesto de pie y había alzado el brazo mientras leía para que Keith no lo alcanzara —Pero, si es Shiro... —Lance bajó el brazo entregándole el celular a su dueño, el pelinegro únicamente se fue a sentar de nuevo a su lugar sin responderle. Solo rezaba porque él no sospechara de los sentimientos hacia su mejor amigo —Hombre... no me digas que —Keith intentaba ignorarlo mientras bebía un poco de su refresco para disimular —¿Estás enamorado de Shiro?
El azabache casi se atragantó con la bebida, comenzando a toser salvajemente mientras se golpeaba en el pecho y su rostro se tornaba aún más carmesí. Ya estaba, Keith había sido muy obvio esta vez y había sido descubierto —N..no, no digas estupideces —decía mientras tosía.
—Amigo, fuiste demasiado obvio y no es por presumir, pero soy increíblemente perceptivo notando cuando alguien está enamorado —Lance frunció las cejas sintiéndose ofendido por aquél triste intento de engaño hacia su persona —. Además, ¿qué tiene de malo? Shiro tiene lo suyo, es alto, guapo, grande... claro, no más que yo, pero tu entiendes.
—Lance, basta —El azabache ya ni siquiera era capaz de levantar la mirada hacia los ojos azules de su acompañante.
—Pero no te preocupes, Shiro es suficientemente distraído en esos temas como para notar cuando alguien está interesado en él, aunque sean tan obvios, estas a salvo.
—Por dios... — Keith cubrió su rostro con los brazos apoyados sobre la mesa, esto era demasiado para él. Había logrado ocultar su amor de todos, absolutamente todos mientras vivía en su ciudad natal y ahora, por un descuido en el momento equivocado, un chico llamado Lance que conoció la noche anterior ya había descubierto su más grande secreto, ¿cómo debía reaccionar ahora?, ¿qué tan confiable era Lance con ese tipo de temas?, todos aquellos pensamientos comenzaban a marearlo. Además, el hecho de que le gustara un chico... a otro chico, ¿cómo lo tomaría el moreno?
Lance por su parte, observaba atento como Keith se encontraba sumergido en un aura oscura y deprimente, entendiendo que eso era algo bastante complicado para el chico. Sonrío levemente, entendía bien ese sentimiento —No le contaré a nadie, si eso es lo que te preocupa, además... —El moreno se inclinó sobre la mesa acercándose a la cabeza del pelinegro, y llevando su dedo índice hasta su piel, le dio un pequeño y suave empujón en el área donde comenzaba la frente para llamar su atención, cuando Keith asomo los ojos por encima de sus brazos, Lance le sonrío aún recargado con medio cuerpo sobre la mesa y continuó —Te apoyo, incluso aunque sea un chico, yo también me eh enamorado de uno antes, Keith.