shots ❨ ykookgi ❩

By daeguyz

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By daeguyz

“primera vez”
› school au +18
› pt 1


La última vez que Jungkook consultó el reloj, estaban por ser casi las doce de la media noche y se había resignado al hecho de que irremediablemente terminaría por afrontar las consecuencias de sus actos rebeldes, una vez que consiguiera la forma de regresar a casa.

Ahora, respiraba el frío ambiente de la madrugada, en medio de la calle más abandonada que hubiese por esa zona, siguiendo a un misterioso chico orgulloso y mal herido, con la amarga sensación de que algo malo venía en camino.

—Deja de seguirme. — Aquella voz, grave y de marcada pronunciación, no le sugirió sus palabras, se las ordenó.

Y él, siendo lo que era: un chico bastante conservador y educado -según su autoconsuelo le sugería como sinónimos de idiota y miedoso-, debería obedecer lo que ese chico le dictaba sin ninguna duda, sólo por el hecho de que debía alejarse de los problemas callejeros de la madrugada. Pero bueno, ya había roto muchas reglas esa noche, una más seguro no le caería de peso.

Además, cualquiera que fuese lo suficientemente inteligente como para saber cuidar de su íntegra seguridad, querría alejarse de Min Yoongi a toda costa.

¿Qué hacía Jungkook, el estudiante ejemplar, el hijo perfecto, y el prospecto ideal para cualquier ámbito a desempeñar, siguiéndole los pasos a un busca pleitos moribundo a pleno inicio de la madrugada?

Algo tenía que haber para que la paciencia de Yoongi no estuviese por encima de su límite a esas alturas, y no hubiese ya estampado su puño contra el rostro perfecto del chico que lo seguía como peste.

—Yoongi... - Jungkook no iba a desistir, no mientras Yoongi continuara negándose a recibir su ayuda. Se lo debía después de todo. -Déjame ayudarte, por favor.

—Jeon, estás agotando mi capacidad para soportar mocosos, quiero que des media vuelta y regreses por donde viniste, a no ser que quieras una patada en el culo que te lleve de regreso. — Y Jungkook debió por lo menos declinar un poco su postura ante eso, pero, no sabía si era muy tonto o demasiado considerado.

—Hyung, no puedo dejarte andar solo a estas horas de la madrugada, mucho menos si estás herido, por favor déjame aunque sea revisarte los golpes, por favor... — Jungkook alargó sus pasos y logró alcanzar en su trote a Yoongi, para seguirle el paso en medio de la necedad del mayor.

Tal vez estaba siendo un tonto, pues era obvio que alguien como Yoongi no tenía porqué tener miedo de andar solo en la noche, porque sabía cómo defenderse. Aún así, Jungkook se sentía en deuda, y era bastante obstinado cuando se lo proponía.

—No me digas hyung, mierda, que no somos tan cercanos, mejor cierra la boca de una vez... — Yoongi se detuvo para enfrentar con la mirada al castaño de una vez; y vaya, recordó el porqué había estado evitando el mirarlo toda la noche. Le parecía atractivo, a Yoongi le parecía malditamente hermoso y no podía hacer nada en contra de eso.

Los ojos color chocolate del menor estaban expectantes y curiosos, pero también​ llenos de una preocupación que revolvió el estómago de Yoongi, porque no podía encontrar una razón muy justificable para que Jeon Jungkook estuviese insistiendo tanto en ayudarlo.

—Por favor, Yoongi... — Jungkook esta vez pareció suplicar por lo que deseaba, sin saber que Yoongi estaba suplicando también por que se detuviera.

Si hubiese seguido su camino y no hubiera interferido en asuntos que no eran de su incumbencia, él no tendría que estar lidiando con un maldito mocoso, que le incitaba a morderle los labios con cada vez que hablaba y lo miraba con sus expresivos y dulces ojos. Oh, deseaba volver un poco el tiempo atrás y equivocarse de camino, o algo así. Porque muy en el fondo de su ser sabía que habría ido a ayudarlo, independientemente de todo.

Se trataba de una fiesta, alguna fiesta escolar muy mal organizada en la que personas de todos lados lograban formar parte, en realidad a Yoongi le daba igual el tipo de beneficencia que se buscaba con dicho evento, él sólo había ido a disfrutar un poco, sin mucha contemplación. Pero no contaba, con que el impecable expediente de Jeon Jungkook se vería manchado en frente de él esa noche.

Había pasado por casualidad, ni siquiera tenía intenciones de salir del sitio, él sólo quería hacer una llamada, fumar un cigarrillo y regresar al evento con sus amigos, pero sus planes se vieron perturbados un poco. Notó a la distancia, por un área bastante perdida del estacionamiento, a un grupo de chicos, que rodeaban a otro. La situación le hubiese dado igual, si no hubiera visto cómo el chico que tenían acorralado, buscaba con desesperación sus lentes en el pavimento manchado de aceite, bajo las risas y el desinterés de sus agresores.

Era Jungkook, el niño listo que quería jugar a ser rudo, que se había cansado de ser siempre el primero en terminar los trabajos y ser el único al que no invitaban a las fiestas; era el chico que creyó que podría encajar, sólo con ponerse unos pantalones de color negro ajustados a sus piernas, agitar un poco su cabellera castaña, y fingir ser alguien más parecido a los demás.

Pero estuvo equivocado, o eso era lo que pensaba Yoongi​, que siendo tan inteligente, no debía de estar buscando la aprobación de quienes no valoraban ni un poco lo que tenían. "¿Qué haces ahí mocoso idiota? Toma tus lentes y lo poco que te queda de dignidad y vete de aquí". Quizá si Yoongi no hubiese estado pensando más cosas como esas, no hubiera ido a detener a ese grupo de chicos que molestaban al menor, y tampoco le hubiera entregado sus lentes, ni hubiera resultado golpeado por defenderlo.

— ¿Si acepto dejarás de molestarme? — Yoongi se cruzó de brazos, mirando severamente al menor, que asintió sin dudar ni un poco, dispuesto a aprovechar cualquier oportunidad de poder devolverle el favor a quien lo salvó. —Bien, camina entonces, vamos a mi carro antes de que a esos inútiles se les ocurra venir a buscarte de nuevo, y esta vez dejaré que te golpeen...

Jungkook asintió ante cada orden sin renegar de ni una sola palabra. Siguió los pasos del mayor por el amplio estacionamiento, hasta que llegaron a donde un carro negro se hayaba aparcado. Por un momento pensó, en que si habría algo en la vida de Min Yoongi que no fuera negro; su carro, su atuendo, su pelo, su humor... Quizá él era el color blanco que no encajaba en medio de toda su tonalidad.

Jungkook sintió una ráfaga de nervios recorrerle el cuerpo, una vez que Yoongi abrió la puerta de la parte trasera del carro y lo hizo entrar al compartimento de un empujón que lo dejó desconcertado. Sabía que estaba molesto, pero después de todo él sólo estaba siendo amable con él, y a pesar de que era conocido por su tacto brusco, no pensaba que se mereciera eso.

— ¿Me pondrás venditas y me darás jarabe para la tos?... — Yoongi habló con sarcasmo en su tono de voz, una vez que entró al carro y tomó asiento a lado de Jungkook, azotando con fuerza la puerta para cerrarla.

Jungkook retuvo un suspiro de frustración, jamás había convivido por más de cinco minutos con Min Yoongi, y tampoco había conocido jamás a una persona que fuese capaz de ser tan malhumorada durante esos mismos cinco minutos. Aún así, eso no le quitó la consideración que debía sentir como agradecimiento hacia Yoongi, en especial porque ahora teniéndolo tan cerca, pudo ver con claridad una línea de sangre seca reposando por la comisura del labio inferior del mayor, se percató también de la ligera inflamación que en ese mismo labio se coloreaba tenuemente roja, y su desagrado momentáneo pasó a segundo plano por completo.

Viajó la mirada por alrededor del carro, en busca de algo que pudiese servirle para ayudar a Yoongi y su sarcasmo, pero lo único útil que pudo conseguir fue una botella de agua debajo del asiento. La tomó, para después mirar de nuevo a su alrededor, está vez con un tanto de inseguridad en sus acciones, debido a la idea que estaba cruzando por su mente a causa de su falta de recursos.

— ¿No tienes algo, con lo que pueda limpiarte? — Preguntó, levantando la mirada para encontrarse con la de Yoongi por primera vez desde que ambos entraron al carro.

—No subo chicos a mi carro que quieren hacer de enfermeros todas las noches, Jeon. — Contestó sin remediar en la mirada fatigada del menor debido a su gran esfuerzo en intimidarlo con sus comentarios.

—Seguro que no... — Concordó, tiñendo sus palabras con un color parecido al de Yoongi al hablarle. Dejó la botella de agua a un lado y se sentó de mejor forma en el sillón del auto, para poder deshacerse de su chaqueta negra y arrojarla hacia los asientos de enfrente. Yoongi pudo fruncir el ceño ante la repentinamente decidida acción del castaño. -Apuesto a que he sido el único tonto que te ha ofrecido ayuda...

— ¿Qué... Estás haciendo? — Yoongi pudo sentirse confundido, al momento en el que la camiseta blanca y holgada que vestía Jungkook, desapareció de su cuerpo y lo dejó desnudo de la cadera para arriba frente a sus ojos.

—Tú mismo lo acabas de decir, la hago de enfermero. — Jungkook acomodó sus lentes sobre el puente de su nariz, ya que habían quedado mal colocados después de haberse deshecho de su camiseta, y afrontó la timidez que lo invadió de repente ante la mirada de Yoongi puesta en él.

Buscó la botella de agua, y la abrió para derramar un poco del líquido sobre su camiseta, humedeciéndo lo suficiente uno de los extremos. Una vez que terminó, levantó la cabeza para encontrarse con una expresión de imperturbable firmeza en las facciones delicadas del rostro de Yoongi, se sintió cohibido irremediablemente; siempre había pensado que el rostro de Yoongi era fino en demasía, pero demasiado cargado de seriedad la mayoría de las veces.

—Sólo voy a... — El menor habló con voz tenue y tranquila, más por su propia estabilidad por estar en dicha situación con Yoongi que por todo lo demás. Se recorrió en el asiento y se acercó lo suficiente a Yoongi como para tener una mejor vista de la herida. —Limpiarte, no parecen heridas tan profundas...

Y Yoongi lo sabía, por supuesto que el corte en su labio, la incomodidad en su nariz golpeada y los moretones que seguro tenía en alguna que otra parte de su cuerpo, no eran graves, ni requerían más que un cuidado simple que él mismo hubiese podido darse. Pero definitivamente, eso no significaba que fuera capaz de quejarse por el hecho de tener a Jungkook semidesnudo en la parte trasera de su carro, concentrado en ayudarle con sus golpes, y no en que su cabello castaño estaba desordenado por haberse quitado su camiseta, o en que sus lentes resbalaban y su ceño se fruncía conforme limpiaba la sangre seca de su labio, brindando en conjunto una imagen que no le permitió a Yoongi respirar con normalidad ante los segundos que Jungkook permanecía frente a su rostro. Porque claro, eran detalles que en ese momento sólo Yoongi podía notar, en medio de la madrugada.

—Tu labio está un poco inflamado, pero no creo que siga sangrando... Y tu nariz, bueno, tu cara dura seguro amortiguó el impacto... — Jungkook hablaba como si de verdad no fuese consciente de que cada palabra que soltaba alcanzaba a rozar peligrosamente los labios de Yoongi, dejando una caricia cálida que lo llenó de tensión. El castaño alejó la tela húmeda, ahora manchada de rojo, revisando superficialmente el área dañada —Ya está... — Jungkook sonrió un poco, conservando la gracia interna de su comentario anterior.

—Aún me duele, revisa de nuevo... — Se aseguró Yoongi de hablar antes de que Jungkook se separara del todo. El menor recobró la cercanía y se aseguró de mirar con detalle el labio de Yoongi, a la vez que sus ojos curiosos brillaban y sus cejas se fruncían sobre sus lentes.

—Ya no hay nada, hyung... — Le contestó seguro, para después recordar que Yoongi se había molestado antes por haber utilizado ese honorífico con él. Frunció sus labios y levantó la mirada. -Yoongi, ya no parece que tengas algo...

—Cuando me llamas hyung, parece que tus labios cambian mágicamente las palabras y al momento de mirarme siento que estás pidiendo que te bese... — Habló, sin filtro alguno. La claridad en el tono de voz de Yoongi, dejó un contraste de vergüenza en las mejillas de Jungkook, pero entonces el mayor no parecía nada arrepentido de haber dicho todo aquello.

Jungkook sintió su estómago revolverse debido a la nueva sensación que estaba albergándose en su interior, algo que le recordaba que nadie jamás le había dicho algo como desear besarlo, y que nunca creyó que ese alguien fuese Min Yoongi. Su pecho agitado lo hizo olvidarse del frío que había estado sintiendo a causa de su desnudez, ahora en cambio, sólo podía repetir las palabras de Yoongi en su mente, una y otra vez, maravillado del efecto que tenían en él. Pensó en qué sería lo correcto por hacer después de algo como eso, tal vez reír de los nervios hasta que Yoongi pensara que estuviese loco y lo arrojara fuera de su carro a plena madrugada, o dejar de mirarlo a los ojos y hacer algo prudente al respecto.

— ¿Y lo harás, hyung? — Seguro que prudente era su segundo nombre.

—Por supuesto que lo haré, mocoso. — Jungkook hubiese tenido un poco de tiempo para arrepentirse, sólo un poco, pero Yoongi actuó más rápido y aprovechó la perplejidad en el menor para tomarlo con una de sus manos del mentón firmemente, y con la otra lo hizo eliminar la distancia entre sus cuerpos al sujetarlo bruscamente de la cadera contra sí.

Jungkook se tomó un momento, un instante inevitable, para aprender a besar de la forma en la que los labios de Yoongi lo hacían. Lejos de preocuparse por su cuerpo tembloroso, que se dejaba hacer por las manos rudas de Yoongi hacia cada dirección que marcaba, se mantuvo concentrado en que sus labios torpes pudieran complacer los de Yoongi, que le parecieron sin duda, más demandantes y preparados que los suyos.

No quería de nuevo quedarse atrás, esa noche, había sido la primera vez siendo diferente a lo que era; había tomado cosas que jamás había probado, había incluso aceptado fumar algo que no le agradó, y rió de necesidades sexuales que chicos y chicas se encargaban de divulgar como gran nueva entre murmuro y murmuro a través de la fiesta, y ahora estaba allí, sentado en el regazo de Min Yoongi al tiempo que se besaban con una necesidad que lograba asustarlo y ponerlo en estado de anticipación y deseo. No sabía qué giro había dado o qué pasaba exactamente, pero sí estaba seguro de que la lengua de Yoongi podía llegar más profundo dentro de su boca si se lo proponían.

—Hey... — La voz grave de Yoongi contra su oído, le cortaba toda conexión con su lado cuerdo por completo. Al escucharlo, de repente olvidaba cómo hablar o cómo moverse, y se sentía débil y manejable sobre su cuerpo. Lo miró a los ojos e intentó recuperar todo el aire perdido en esos segundos de separación, sus manos inseguras se aferraron con fuerza a los hombros de Yoongi, y éste se limitó a sonreír por tener la curiosa mirada de Jungkook sobre la suya. —También quítate esto... — Las manos de Yoongi afianzaron caricias tenues sobre los muslos de Jungkook, subiendo y bajando como se lo permitía, por sus piernas cubiertas con su pantalón negro.

Jungkook hubiese preferido contestar afirmativamente y obedecer, pero pudo solamente suspirar y jadear, perdido en la sensación novedosa de la boca de Yoongi conquistando su cuello. Pasó también por su mente, lo que pasaría si su madre, o peor aún, su padre, llegase a notar alguna marca indiscreta en la piel blanca de su cuello. Se estremeció, porque nada bueno podía llegar con algo como eso, así que tuvo que hacer acopio del resto de su voluntad, y apartarse de su hyung, para empezar la tarea de deshacerse de su pantalón ajustado, recibiendo de su ayuda debido a escaso espacio que tenían.

Una vez que los firmes y tentadores muslos de Jungkook quedaron a la vista de los ojos atentos de Yoongi, la sonrisa divertida que había estado reteniendo, se asomó con sorna sobre la comisura de sus labios, y la acompañó un brillo malicioso en ese par de ojos fríos, que en ese momento, podían quemarle la piel a Jungkook por donde lo miraran. Si alguien le hubiese dicho esa mañana, que en la noche asistiría a una fiesta y terminaría con Jeon Jungkook desnudándose sobre él en su carro, se hubiera reído y después hubiera golpeado a esa persona por haber descubierto sus fantasías.

—Hyung... — Jungkook resistió, se limitó a encogerse en su vergüenza por estar casi desnudo sobre Yoongi, colocando sus manos sobre las del mayor, que continuaban dejando rastros por sus piernas. — ¿Vamos a hacerlo aquí?... — Levantó su mano para acomodar sus lentes, y se inhibió cuando por fin se atrevió a mirarlo a los ojos.

—Perdón por no tener una cama con sábanas de seda dentro de mi carro para el príncipe... — Se burló un poco, ésta vez levantando él las manos para tomar los lentes que antes Jungkook había acomodado sobre su rostro, y arrojarlos hacia el asiento de enfrente, permitiéndose admirar los brillosos ojos almendrados del menor puestos en los suyos. ¿Hacerlo en la parte trasera de un carro? No tendría problema de no ser porque: su carro era el lugar más pulcro y santo de su vida, y que seguramente Jungkook fuese primerizo, y él no era tan mierda como para hacerle eso, por lo menos no en el carro, no era exactamente una buena idea. Además, Jungkook lucía capaz de seguir cada orden que le diera, y no era justo si se aprovechaba de ello. Aún por lo menos. —La próxima vez será...

Lo acercó a su rostro y de nuevo se besaron, reencontrándose como si no hubiesen estado juntos nunca. Jungkook suspiró entre el beso, sobre todo cuando las tibias manos de Yoongi le recorrieron el torso y la espalda. Suspiro encantado en medio de la union, su cuerpo se sentia caliente con cada parte que Yoongi tocaba y solo podía pensar en tener más, quería perder la respiración entre los labios de Yoongi y que siguiera tocándole tan suavemente, que siguiera erizándole la piel y moldeando su cuerpo. Jamás se había sentido así, pero ésta noche eran muchas de sus primeras veces, y no quería detenerlas.

Yoongi lo guió. Su lengua marcaba el ritmo dentro de la boca del castaño y le mostraba como moverse, le gustaba lo apasionado que se sentía, y notaba claramente el esfuerzo que hacía por seguirle, lo ansioso se escuchaba en su respiración y quería sonreír y tragarse todos sus jadeos. Una de sus manos por fin encontró el camino hacia la entrepierna del menor, y al instante lo sintió removerse, separó sus labios y pudo ver su expresión. Los labios hinchados, los pómulos enrojecidos, su mirada brillante y un deseo palpitando en la pupila.

—Yoongi... — La voz de Jungkook se deslizó con debilidad entre sus labios, porque la mano de Yoongi tomándolo sobre su bóxer le hizo dar vueltas la cabeza. Ahora mismo ya no estaba preocupado en si lucía como un mocoso virgen y necesitado, solo podía pensar en Yoongi y en lo mucho que le estaba gustando ser atendido de esa manera. —Hyung... — Yoongi mordió su labio al esucharlo, y afianzó su movimiento; su mano bajo la tela del boxer del castaño, y fue libre de tomarlo por completo. Lo envolvió en su palma y se encargó de que la humedad que desprendía el glande, le facilitara deslizarse por su largo, de arriba a abajo una y otra vez. Para ese punto, los jadeos de Jungkook estaban batallando por encontrar un límite y su rostro se quería esconder en el cuello de Yoongi, pero éste lo había atrapado en un beso caliente, que le estaba terminando de quitar lo que le quedaba de aire.

Increíble. Jungkook no podía encontrar otra forma de intentar describir la manera en la que se sentía. Algo dentro de él estaba en llamas y no podía estar más deseoso de extinguirlas, y solo estaba seguro de una cosa. Yoongi sabía cómo y lo aceptaba por completo.

—Yoongi hyung... Yo, siento... — Jungkook encontró la fuerza para aferrarse al cuello de Yoongi en un abrazo necesitado ante las olas de placer que estaban recorriéndolo. Su cadera había encontrado el ritmo adecuado a los movimientos de Yoongi sobre su miembro, y cada vez se sentía más cerca de su límite.

—Termina aquí. En mi mano, déjame verte llegar sobre mi, Jungkook. — Las palabras directas y cálidas de Yoongi sobre su su oído le causaron un temblor por todo el cuerpo, y sus gemidos no se retuvieron más. Escuchar tal propuesta, la voz grave y ronca de su hyung, la sensación de su mano ardiente envolviendo su sensible piel. Su estómago revoloteó como si estuviera lleno de mariposas y no pudo aguantar más, un instante después se encontró teniendo un orgasmo a causa de Min Yoongi masturbándolo.

—Oh Dios. Mis padres van a matarme... — Jungkook murmuró contra el cuello de Yoongi, se recargó en su hombro y se dejó calmar un momento, recuperándose del lío mental que estaba desenvolviéndose justo en ese momento.

Yoongi solo pudo buscar a su lado la camiseta blanca que Jungkook se había quitado momento atrás para limpiar sus heridas y la utilizó para ahora limpiar su mano. Dejó que el cuerpo del menor se relajara sobre él, mientras el silencio de la madrugada se extendía entre ellos. La sensación del ambiente fue menos incómoda de lo que imaginó, a decir verdad, se sintió bien teniendo la oportunidad de que la respiración de Jungkook se escuchara cada vez más relajada contra su pecho, y con el calor de su aliento refugiándose en la curva de su hombro y cuello.

—No tienes permiso para estar aquí, ¿cierto?

—En absoluto. No tengo permiso para nada la mayor parte del tiempo. Hoy tuve que escapar, y seguramente estaré castigado para el resto de mi vida.

—Viendo la facilidad que tienes para meterte en problemas, será un castigo corto.

Jungkook soltó una carcajada limpia y pudo levantarse lentamente de su resguardo en el cuello de Yoongi. Encontró el valor de mirarlo a los ojos y de repente se sintió avergonzado por haber estado tan absorto en su propio placer, que se olvidó de que Yoongi había estado manejando también con un problema bajo el pantalón negro que tenía puesto.

—Hyung, lo siento, yo puedo... — Las manos de Jungkook reposaron sobre el pecho de Yoongi, y con suavidad las descendió, acariciando el recorrido hasta su objetivo más al sur, donde se miraba apretado por las prendas.

—No ahora, mocoso. ¿Crees que puedas esperar a que lleguemos a mi departamento?... — La pregunta y las manos de Yoongi deteniéndolo le causaron una gran sorpresa. Eso sonaba a un montón de más problemas y de una aventura que, lejos de causarle miedo, le generó una ola de adrenalina que le agradó demasiado.

—Es la primera vez que alguien quiere llevarme a su departamento, hyung. — El que rió ahora fue Yoongi ante la expresión iluminada del menor sentado en su regazo. No lo admitiría en voz alta de nuevo, pero era verdaderamente lindo.

—Y más te vale que sea la última.

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