El Desfile Macabro (#1 ¡EN FÍ...

By AlejandroMurillo42

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Lyra Coppens ha sido secuestrada por un hombre que pretende transformarla en una muñeca. Él desea hacer cambi... More

EN FÍSICO 24 DE AGOSTO 2022
PREVENTA DISPONIBLE YA!!!!
Book Trailers "El Desfile Macabro"
Prólogo
El desfile macabro 2021
Advertencia de contenido
Capítulo 1: Lyra Coppens
Capítulo 2: Algo inquietante
Capítulo 3: El encuentro
Capítulo 4: Malas decisiones
Capítulo 5: Lo Inesperado
Capítulo 6: Alto Impacto
Capítulo 7: La reina y la payasita
Capítulo 8: Ni cerca ni lejos
Capítulo 9: Diferentes Perspectivas
Capítulo 10: ¿Complicaciones?
Capítulo 11: Pulso constante
Capítulo 12: Salvaje
Capítulo 13: Cadenas del pasado
Capítulo 14: Delirios de esperanza
Capítulo 15: Suspenso agonizante
Capítulo 16: Campo de Guerra
Capítulo 17: Adrenalina
Capítulo 18: La punta del iceberg
Capítulo 19: Atorado
Capítulo 20: Ocultos
Capítulo 21: Material de modelo
Capítulo 22: Intenso Secuestro
Capítulo 23: Flamante
Capítulo 24: Preparaciones
Capítulo 25: Lágrima de cristal
Capítulo 26: Sincronización
Capítulo 27: Proximidad
Capítulo 28: Un juego macabro
Capítulo 29: El gato y el ratón
Capítulo 30: Callejón sin salida
Capítulo 31: Límites
Capítulo 32: Paralizado
Capítulo 33: ¿Pequeños cambios?
Capítulo 34: Día común
Capítulo 35: Amistad
Capítulo 36: Razones
Capítulo 37: No ordinario
Capítulo 38: Sin retorno
Capítulo 39: Aceptando la oscuridad
Capítulo 40: Sentimientos turbios
Capítulo 41: Insensible
Capítulo 42: Transformación definitiva
Capítulo 43: Los casos de Steiner
Capítulo 44: Los monstruos sí existen...
Capítulo 45: Fúnebre
Capítulo 46: "Una chica llamada Serina"
Capítulo 47: Fiestas Cardíacas
Capítulo 48: Una dieta extraordinaria
Capítulo 49: Sangre
Capítulo 50: Sucia e impura
Capítulo 51: Cicatrices
Capítulo 52: Recursos humanos
Capítulo 53: Clases de costura
Capítulo 55: Línea de moral y ética
Capítulo 56: Cacería de modelos
Capítulo 57: Incómodo
Capítulo 58: Gaven y Trixie
Capítulo 59: Profundo
Capítulo 60: Heridos
Capítulo 61: Presión
Capítulo 62: Guerra
Capítulo 63: Almas puras
Capítulo 64: Tortura
¿Hospital Psiquiátrico Lunezca?
Capítulo 65: Infancias fluctuantes
Capítulo 66: Niños de aquí y de allá
Capítulo 67: Quebrantado
Capítulo 68: Diente por diente
Capítulo 69: Nervios de punta
Capítulo 70: Ojo por ojo
Capítulo 71: Oportunidades
Capítulo 72: Frío
Capítulo 73: Talento investigativo
Capítulo 74: La recta final
Capítulo 75: Todo listo
Capítulo 76: El desfile macabro
Epílogo: El velo cortado
Mis redes
PRONTO: ¡EN FÍSICO!
¡Tiktok!
El juego macabro - GRATIS

Capítulo 54: El gran escape

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By AlejandroMurillo42

Subo las escaleras de prisa y salgo. Está atardeciendo, hay una brisa fresca. Camino hacia el centro comercial, pero está lejos... tendré que caminar mucho.

***Lyra***

Estoy sola. Tengo que poner mi plan en acción... esta será la última vez que podré escapar antes de que empiece mi transformación. ¡No la puedo desperdiciar! Abro los ojos, intentando recabar toda la información posible. Estoy atada, mis manos están a los lados de la silla y la cuerda me cubre varias veces todo el tronco del cuerpo, además de mis piernas.

Observo mi ambiente. Están las bolsas antiguas de Duke, de donde había sacado la lágrima que tengo en la mejilla. También está el sillón donde ha dormido Julie, y el colchón donde durmió Duke.

Además se encuentran las nuevas bolsas, en donde se encuentran el hilo y el agua. Si me lanzo al suelo, no podré levantarme de nuevo... por otra parte, sé que la silla es maleable. El metal cederá ante un eventual impacto, como cuando había caído por las escaleras junto a Duke. De esa manera me había logrado liberar en el pasado. ¿Podría pasar una segunda vez?

Tengo que encontrar la manera de doblar la silla. Un impacto fuerte, o varios moderados. ¿Cómo se puede lograr algo así? Además, no tengo muchas fuerzas debido a lo que le ha pasado a mi cuerpo.

Ojeo una mesa un poco lejos de mí. Hay un poco más de cuerda... Las escaleras tienen columnas que soportan la baranda, para sostenerse cuando se sube.

Tengo una idea. Sé que dolerá mucho, pero es buena y efectiva, aunque algo lenta. No tengo tiempo que perder. Me muevo dando pequeños saltos hacia la mesa, la cual está a mi nivel.

***Duke***

Mientras camino me meto a internet en el celular, para evaluar qué anestesia me servirá mejor. Todas tienen nombres extraños y complejos. Busco más específico en el navegador, anestesias que se puedan vender a alguien normal sin título alguno de médico o dentista, pero no encuentro nada. Esto es más difícil de lo que pensé.

Busco alguna anestesia que me sirva. Investigo sobre la lidocaína, el clorhidrato. Veo que sirve para muchos usos, como el bloqueo epidural, procedimientos quirúrgicos, dentales y obstétricos, para los partos.

De inmediato llamo a mi dentista de siempre. Voy pateando una roca mientras camino. Por suerte, su centro de consultas se encuentra en el centro comercial al que voy.

—¿Hola? —contesta el teléfono.

—¿Doctor? —pregunto—. ¿Cómo le va? Habla Duke.

—... ¿Duke? —Está nervioso—. ¿Qué sucede?

—Vamos, no se sienta asustado. Usted sabe que siempre he sido de confianza. Soy un chico bueno. ¿Sí? —digo—. Lo llamaba porque quería saber si tiene Lidocaína en su consultorio.

—¿Lidocaína? Sí... —contesta titubeando.

—¡Perfecto! ¿No habrá problema si me da una dosis? Es para ayudar a una amiga, para que no tenga dolor —elaboro casualmente.

—¿La chica que secuestraste? —cuestiona asustado—. ¿Qué demonios le estás haciendo?

—Eso no se pregunta, doctor —rio—. Mire, ¿me ayuda? Es solo un poco, me iré rápido de ahí.

—Voy a llamar a la policía, no vengas. —Está por colgar.

—¡Eh! Espere un momento. ¿Sigue viviendo en aquella casucha en donde lo visité la otra vez? ¿Cómo están su esposa y su hijo? Apuesto a que felices y vivos... ¿Le parece si lo mantenemos así? —pregunto convincente.

—Maldito... —Su voz tiembla.

—Me pregunto quién será capaz de llegar primero a su casa —comento—. Digo, en caso de que se vuelva loco e intente algo estúpido. ¿Me ayudará?

—Sí —contesta—. Llámame cuando estés por llegar.

—Nada de eso, señor. Se quedará hablando conmigo hasta que llegue, relájese, llevémoslo suave. ¿Está solo en el consultorio, como siempre? —interrogo.

—Sí... —responde—. Estoy solo.

—¿Cómo sé que eso es cierto? Hagamos una video llamada, anímese. —Lo llamo, con cámara, esta vez.

Él me enseña sus alrededores, mientras mantengo el dedo en la cámara mía, para que no me vea. Efectivamente, está solo. Lo obligo a abrir todas las puertas. Sigo hablándole mientras voy llegando. La pistola está en la parte trasera de mis jeans, además de la navaja con algo de sangre en mi bolsillo.

***Lyra***

He llegado a la mesa. Intento alcanzar la cuerda, pero es imposible. Me acerco lo más que puedo e intento morder la cuerda, pero no logro alcanzar. Tendré que tambalearme un poco para alcanzarla. Hago el movimiento y sale mal. Mi cuello queda atrapado entre la esquina de la mesa y la silla, causando que el aire se corte. ¡Estoy atrapada!

Siento la falta de aire, pero sé que si me estreso se pondrá todo peor. Sostengo la respiración, mientras siento la terrible presión de todo mi cuerpo en el cuello. Me tambaleo más, hasta que logro que mi cara se acerque a la cuerda, aunque me siga asfixiando.

Muerdo la cuerda y me muevo para lograr estar en la posición inicial. Tengo la cuerda en mi boca, y ahora puedo respirar. La textura de la cuerda hace que me den ganas involuntarias de vomitar, pero no la puedo soltar. Es mi única esperanza ahora.

La muevo con mi boca para que el lado más largo llegue a mi mano izquierda. Después de cinco minutos aproximadamente lo logro, pero mi mandíbula no aguanta más. Me duele demasiado. Tomo un pequeño descanso. Respiro profundo, mi corazón no deja de palpitar gracias a la adrenalina del momento. Siento el frío sudor bajar por mi cara y cosquillear mi cuello.

Una vez que tengo la cuerda en mi mano izquierda, empiezo a dar saltitos hacia las escaleras, donde están las columnas de la baranda. Mientras voy saltando, sostengo la cuerda con la boca y acomodo el otro extremo para que logre llegar a mi mano derecha, para tener un lado en cada mano.

Lo logro luego de otros minutos de constante lucha. Me posiciono a un lado de una columna, para que mi brazo pueda llegar a través de ella. La idea es poner la cuerda alrededor de la columna, y sostener cada extremo de la misma, una en cada brazo, para poder tener tensión. Logro ir poniendo más y más cuerda entre la columna y sostenerla con mi otro brazo. Ya puedo soltarla de mi boca.

Todo estaba saliendo de acuerdo al plan... solo tenía que tener éxito en la parte más complicada de todas.

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