Nota del autor:
Bueno, hasta el capítulo 6 había subido editados... y ya mucha gente los había leído. A partir de este serán SUPER NUEVOS y a partir de aquí se ven muchos nuevos detalles y más profundidad de los personajes. Espero que disfruten, gracias por leer.
***Lyra***
El peso de mi cabeza contra mi cuello me despierta lentamente. Estoy muy tensa... abro los ojos, intentando enfocar a mis alrededores. La jaqueca punzante consume mi mente, no me puedo concentrar. Me arden los ojos, me duele la nariz gracias al golpe de Gabriel... Me tortura el golpe que ha sufrido mi cabeza al pegar contra el suelo luego del impacto.
Estoy en una silla. Intento moverme, pero estoy incapacitada. Las toscas cuerdas me raspan la piel, y no tengo capacidad de reacción. En el sótano hay un solo bombillo viejo, suspendido por un cable. Se mueve lentamente con las brisas fantasmales del frío y decaído lugar en el que me encuentro.
Quinn se encuentra a mi derecha. Está dormida, amarrada igual que yo. El olor sigue en el lugar, y un malestar posee mi cuerpo constantemente.
—Quinn... —pronuncio. Mi garganta está terriblemente seca.
Ella todavía tiene la cinta adhesiva en su boca. Tiene rastros de vómito en su vestimenta, y saliva seca a los alrededores de su boca y cinta. Los moretones adornan fríamente su cuerpo. Sus manos, brazos, piernas... ha sido molida a golpes.
Despierto un poco más al pasar los segundos. Doblo mi cuello, investigando los alrededores. Hay una vitrina empolvada con extraños instrumentos metálicos en ella. También están las cajas que le habíamos ayudado a traer a mi vecino. No puedo ver a mis espaldas, ni tengo la valentía o energía para hacerlo en este momento.
Diagonalmente hacia la derecha se encuentran las escaleras que dan hacia la cocina de la casa, en donde sucedieron los hechos del... ¿día anterior? No tengo idea de cuánto tiempo he estado aquí, inconsciente. La luz del bombillo me marea. Tengo sed, hambre... Mi madre debe de estar muy preocupada por mí. Empiezo a mover la silla hacia Quinn, dando pequeños saltitos hacia ella. Las fuerzas me dan. Voy a paso lento, pero seguro.
De un pronto a otro, la puerta del sótano se abre. Abro los ojos, siento mi corazón palpitar, las venas de mi cabeza lo hacen también. No sé qué hacer. No sé si hacerme la dormida, no sé si intentar gritar... ¿Qué se supone que haga en una situación así?
•—Empezar Música—•
Escucho sus pasos. Está bajando por las viejas escaleras. No puedo hacer nada... estoy a la deriva del destino, mi vida está en sus manos. Duke se acerca a nosotras. Quinn despierta, simplemente observa. Está muy decaída. Su rubio cabello rizo está despeinado y deteriorado.
—Buenas. —Duke se acerca a nosotros. Camina detrás de mí, toma una silla más, la arrastra. El sonido metálico de la silla contra el suelo me perturba.
—¿Por... qué? —cuestiono con angustia. Los sollozos empiezan involuntariamente. ¿Qué nos sucederá?
—Te explicaré poco a poco del "por qué", Lyra. De eso no te preocupes... primero lo primero. —Se puso cómodo en la silla.
—¡Ayuda! —exclamo con todas mis fuerzas. Desgarro mi garganta, el sabor a sangre se hace presente, estoy muy deshidratada.
—¿Duele? —pregunta, acercándose—. Tranquila, luego te traeré agua. En fin... de lo que quería hablar. —Se rasca la cabeza, mientras camina en los alrededores—. Esto de mi tío me tomó por sorpresa.
—¿De qué hablas? —pregunto. Me siento terrible.
—¿Quién diría que mi tío secuestraría a una chica? —Hace un gesto de sorpresa, señalando a Quinn—. ¡Eso sí que está de psicópatas!
Guardo silencio, intentando entender del por qué su comportamiento. No entiendo su razonamiento, ni su manera de actuar. ¿Por qué?
—Resulta ser... que mi tío tenía planes con mi querida muchachita. —Él le acaricia la mejilla. Le arranca agresivamente lo que le tapaba la boca.
—¡Lyra! —grita Quinn, sus labios sangran mucho, su boca está reseca.
—¡No la toques! —sostengo con furia.
Él se aparta. Se sienta de nuevo, lanzando la cinta al suelo. Pone una de sus manos en su sien, pensando.
—Verán. Mi tío era un cerdo —dice sin compostura y sin asco—. De seguro secuestró a Quinn para violarla, torturarla, y complacer sus deseos carnales, banales, humanos, efímeros, caprichosos... entre otros. ¿Yo? Yo no hago eso. Yo hago arte.
—¿Arte? —pregunto intimidada.
—Supe que mi tío tenía una enorme cantidad de dinero guardada en alguna parte de esta casa. Hace algunos días me metí, con mucho cuidado, y buscando en todos los posibles lugares, sin éxito. ¿Qué encontré entonces? Lo más macabro, retorcido, interesante, artístico, y perturbador que he visto. ¡Encontré lo que tenía planeado hacer con Quinn! —Él se expresa de maneras "artísticas", en serio delira sobre sus confusos ideales.
» Resultó ser que mi tío estaba planeando concursar en el mismo desfile que yo. ¡¿A quién se le hubiera ocurrido?! Hubiéramos competido en el prestigioso "desfile macabro", y no me hubiera dado cuenta hasta el gran día.
—¿Desfile? —pregunto—. ¡¿De qué carajos hablas?! ¡Estás loco!
—Varias personas estamos concursando en un desfile de alto prestigio, llamado "El desfile macabro" —explica—. En este desfile, tenemos que hacer arte con el cuerpo de nuestros modelos, y así ver cuál es el más exótico.
—¡¿Eres estúpido?! ¡Eso es extremadamente enfermo! —grito, le escupo la cara.
Él retrocede. Se limpia con su camisa. Me observa directamente a los ojos, su mirada es penetrante, el detalle más intimidante que veo, es que no existe brillo alguno en sus ojos... no es el mismo hombre al que conocí la primera vez.
—El caso es que... —Él ignora la agresión que he generado—. Quinn era la modelo de mi tío, y tú eras mi modelo. ¡Ahora ambas son mías! Tengo más posibilidades de ganar. Simplemente tendré que preguntar a la coordinadora si es posible tener a más de un modelo conmigo.
—Por favor... —Quinn está muy débil—. Déjanos ir. ¡No le diremos a nadie!
—Oh, vamos... ¿no quieres ser famosa? —Él se inclina, levantando sus arqueadas cejas—. ¡Mi tío dejó todo un plan para ti! Sería un desperdicio no efectuarlo. ¡Tenemos los materiales! Con mi ingenio, y tu belleza... ganaremos fácilmente.
Duke saca unos papeles arrugados de su bolsillo, los pone en el piso, y se sienta con las piernas cruzadas, meditando mientras los descifra.
—Mi familia va a llamar a la policía. Los padres de Quinn ya lo hicieron. —Mi furia va en incremento—. Vas a caer.
—Qué lástima que la policía ya vino a esta casa. ¿No? —encoge su boca, y levanta las cejas—. Tuve una gran entrevista con ellos, son eficientes, pusieron mis habilidades de improvisación a prueba.
—Úsame a mí para los planes que tengas. —Me siento atrapada, sin opción alguna... y no creo que Quinn dure mucho más en estas condiciones tan deplorables—. Deja que ella se vaya.
—Oh, pero claro que no. A ti te tengo otros planes. Tú eras mi plan original, desde que te vi por primera vez, en la universidad. —Me ve fijamente.
—¡¿Cómo dices?! —consulto temblando del miedo. ¿Acaso me había estado espiando desde antes?
—Esa es una historia para otro día, mi querida Lyra. Ahora... —Empieza a sonar su celular.
Cambia de expresión totalmente, a una de seriedad. En sus ojos hay una chispa de miedo, la manera en la que está atento, la posición de sus manos, cómo mueve las piernas de vez en cuando lo delatan.
—¿Sí? —dice—. Sí. Tengo dos modelos ahora. Te llamé el otro día para preguntar por las inscripciones. ¿Ah? ¿No son todavía? Bien... esperaré entonces. Tengo un plan hermoso, tengo a una reina y a una payasita. —Cuelga.
—¿Reina y payasita? —pregunta Quinn. Tiene los ojos rojos, hinchados.
—Oh, sí... apuesto a que adivinas quién será qué. ¿Te doy una pista? Combina con tu nombre, Quinn. —Una siniestra sonrisa se arquea en su sudada cara.
Tantas historias... tantos secretos por descubrir...