Un reemplazo

By _Darkneko_

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Yuki siempre a vivido a la sombra de su hermana Jessica, eso carece de importancia, pues la admira de una man... More

Matrimonio por conveniencia
Luna de miel
Luna de miel continuación
Problemas de regreso en la escuela
Tres son multitud
San Valentin
Vecinos
Celos
Acorralada
Una promesa
Adiós
Trampa
Engaño
Solo tuyo
Roba novios
En el bar
La decisión de Axel
Una persona especial
¿No puedo ser ella?
Una historia familiar
La determinación de Yuki
Los planes de Jessy
Desde cero

Una horrible verdad

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By _Darkneko_

Yuki despertó antes que Axel, aún se encontraba algo mareado por el alcohol, comenzó a guardar sus cosas en la maleta que escondía debajo de la cama; siempre ha estado allí, algunas veces a Axel le llegaba un viaje de improviso al que por supuesto la llevaba, por lo que no era sospechoso que se encontrara convenientemente cerca.

- Perdóname Axel... pero si esto sigue así, ambos seremos infelices.  Gracias por lo de anoche. - le dio un beso en la mejilla.  Debía darse prisa o su determinación flaquearía.

Llamó a un taxi, debería ir pronto a casa de Silvia, ella había accedido a tenerla de visita por un tiempo, después de todo, ella estaba viviendo sola en un departamento en medio de la ciudad, ella se había comprometido a ayudarle con el proceso, necesitaban ayuda de un abogado, pero si consultaban a alguno seguramente Axel se enteraría.  Por lo que intentaron hacer las cosas por su propia cuenta.

- Yuki... ¿Realmente piensas hacerlo? - pregunto algo desanimada Silvia, nunca había visto a Yuki con esa cara, ni siquiera el día que regreso de su luna de miel con el prometido de su hermana.

- Si... no quiero prolongar esto mucho más.  Siento que cada vez que estoy cerca de él, mi corazón se fuera a romper, siento que no merezco tenerlo cerca.  Solo le causo problemas.  Víctor dijo... - guardó silencio, no pensaba que sacaría en ese momento lo que aquel hombre había dicho, pero sus palabras habían hecho estragos en su mente desde ese momento.

- ¿Víctor? ¿El loco pedófilo?...

- Silvia, no me hizo nada... deja de llamarlo así. - soltó una risa floja, Axel también le había llamado de forma similar antes; no estaba muy segura pero Víctor la tomaba como a una flor, le daba miedo tocarla y sus manos temblaban levemente cuando se acercaba a ella; por lo menos estaba segura de que alguien se había fijado en ella, aún cuando era bastante pequeña para recordarlo.

- Perdona, perdona, Víctor... ¿Qué te dijo? - preguntó, uno de sus mechones negros fue acomodado detrás de su oreja, se estaba dejando crecer el cabello.

- Él dijo... que Axel realmente ama a mi hermana, que solo me esta protegiendo y tiene sentido, digo, Axel no me ha tocado desde hace mucho y yo... - sus ojos se comenzaron a llenarse de lágrimas, qué pensará Axel de ella en ese momento, sabía que no tardaría en despertar, esperaba que no recordará nada, pero la prueba yacía en las sábanas blancas de la cama que compartían.

Ocultó su rostro entre sus manos, tenía una mezcla de emociones encerradas dentro, felicidad, angustia, vergüenza, tristeza y esperanza, tenía la esperanza de ver feliz a Axel una última vez, además el recuerdo de la mirada de Axel la noche anterior la atesoraría por el resto de su vida.  No sabía como decirle a sus padres que regresaría a casa y que Jessica podía volver a estar al lado de Axel, después de todo, ese había sido el trato.  Axel había conseguido el año pasado la autorización de su padre para hacer más poderosa su firma independiente con la de él, aunque por el momento solo era un convenio, si se llegaba a tener un hijo legitimo, se volvería el dueño de ambas empresas.  El señor Robert ya estaba cansado, varios años de abogado y una triste familia con solo un hijo lo habían llevado al límite, ahora solo deseaba descansar junto a su nueva esposa.

Aún le resultaba algo escalofriante la historia de Axel sobre su padre, aquel hombre que ni siquiera pudo ofrecerle su apellido, aquel hombre que le dio la espalda a una buena mujer.  Ese hombre que solo aceptó a Axel como su heredero cuando perdió al hijo que su amante esperaba, realmente no comprendía lo que Axel intentaba hacer acercándose a una persona a la que obviamente no aprecia, pero probablemente solo era parte de un plan retorcido para hacerse más poderoso y hacer que su padre se arrepienta cuando estuviera muerto; como sea, esa historia aún tenía huecos ocultos y Axel no se atrevía a contárselos, probablemente ni él mismo lo entendía.

Tras un largo viaje que duró aproximadamente una hora, llegaron a las oficinas del registro, donde una señora amablemente les tendió su ayuda, la recepcionista de nombre Judith, había ido por algunas bebidas, después de explicarles que el juez no se encontraba en esos momentos y que tardaría alrededor de treinta minutos en llegar, decidieron esperar y llenar los papeles mientras lo hacían; de la misma forma en cualquier pregunta que no comprendían, Judith amablemente les explicaba.

- Es una pena que siempre los matrimonios jóvenes fracasen tan rápido. - soltó de repente, no deseaba explicar la situación, simplemente soltó un leve "si..." y tomó todos los papeles.

Llegó un señor regordete al que Judith abrió la puerta de la oficina, habían llegado a buena hora, no había nadie en el lugar por lo que serían las primeras en entrar.  Cuando Judith las nombró sabía que sería el final de todo, debía de agradecer los momentos que pasó con Axel, debía atesorar aquellos sentimientos que la hacían sentirse feliz y debía olvidar despertar a su lado, verlo enojado cada que actuaba de manera impulsiva, preocupado cuando tenía cólicos debido a su periodo y nervioso por no saber si había comprado las toallas sanitarias adecuadas; realmente lo extrañaría todo, pero ahora no podía hacer nada más que decirle adiós.


Víctor se encontraba en el negocio de la familia Takata, había pasado mucho tiempo, el que había acordado tiempo atrás con el padre de Yuki, así que sin importar las condiciones que estuviera recuperaría lo que le pertenecía; de lo contrario haría de su existencia un mero infierno y estaba seguro que eso no lo deseaba.

- Buenos días, señor... ¿Esta el jefe en casa? - guiñó el ojo, estaba feliz, más de lo usual.

- Enseguida le llamo.

- Buenos días ¿Qué se le ofrece...? - fue una sorpresa enorme encontrarse nuevamente con esa mirada perturbada; hace tanto tiempo que no veía a ese hombre, pero Axel había dicho que si Yuki se quedaba con él no lo volvería a ver, entonces, qué hacía en su casa, acaso eso significaba que...

- Permitame un momento. - dio media vuelta y tomó el teléfono, esto no estaba bien, desde la mañana se sentía extraño, pero pensó que había sido por toda esa comida extranjera que habían comido a petición de Jessy, esto no podía pasar, ese hombre, ese hombre no podía quedarse con su hija, Axel la estaba, él lo hacía, todo era un malentendido, todo era... una broma.

El teléfono sonó y sonó pero nadie atendió la llamada, debían de estar haciendo algo importante, debían, colgó y volvió a intentar no se rendiría, de todas formas ya sabía que aquel hombre bastardo no se iría, tenía todo el tiempo del mundo, por lo que se encontraba sentado en la sala de estar tomando un poco de café con algunas galletas cortesía de la casa.  Finalmente el teléfono dio tono y antes de poder pronunciar palabra alguna la voz de Axel le sorprendió.

- ¿Yuki? ¿Eres tú? ¿Dónde has estado?  No podía localizarte y estaba bastante preocupado, perdón si ayer hice algo no recuerdo nada yo... ¿Yuki?

- No está allá...

- ¿Eh? ¿Qué? ¿Quién es?

- Axel... ¿En dónde está Yuki? ¿Qué pasó? ¿Por qué Víctor está en mi casa?

- Voy enseguida... - la sangre se fue a sus pies, esto no podía estar pasando otra vez, esto no era un mal sueño, deseaba que lo fuera, no podía solo despertar y descubrir que no había pasado nada, que las cosas malas solo eran producto de la indigestión, esperaba que Jessica no hiciera nada atrevido, solo eso faltaba.

- Víctor, cuanto tiempo sin verte, te ves feliz, ¿Ocurre algo bueno? - preguntó Jessica viendo a Víctor en la sala, había ido por un poco de leche, tenía ganas de algunos panes de la tienda, de todas formas ser hija del dueño tenía sus ventajas.

- Vine por mi mujer, te ves más grande, pareces una madre. - soltó una carcajada, ya sabía que Jessica había tenido un hijo, pero no sabía en dónde se encontraba ahora, solo sabía que fue dado en adopción, vaya madre había resultado.

- Mi trabajo me ha costado y vieras que buena paga me han dado. - sonrió de soslayo, Víctor le había roto el corazón hace bastante tiempo, por eso comenzó a salir con Axel, si tan solo su hermana no se hubiera interpuesto en su camino.

- ¿Vienes por Yuki?  pero ya sabes que ella ya no es tuya, nunca lo ha sido, porque no solo te rindes.

- Mira Jessy, no me importa lo que digas, ¿Qué diferencia hay en tener la primera o la segunda vez?  De todas formas duele, ¿No?  Creo que la segunda vez es incluso más placentera, ¿No piensas igual?  Por eso me abandonaste por Axel, por eso y porque eres una...

- Perdón por la tardanza, Jessy, podrías ir a tu habitación, necesito hablar con el caballero. - Jessy solo miraba con el cejo fruncido a Víctor, él no comprendía, nadie lo hacía, incluso ella misma no se comprendía en esos momentos; sabía, que sus celos no era buenos, pero no estaba segura de a quién precisamente estaban destinados, ambos, sus amigos, sus amores tenían en la mira a su hermana pequeña.


- Señorita, ¿Yuki verdad?  El número de registro que me dio no está en la base de datos, podría verificarlo nuevamente si gusta, pero si no está en estos registros significa que no es un matrimonio oficial por lo que no se puede disolver. - un escalofrío recorrió su espalda, qué significaba todo eso, pero su hermana había dicho que ella firmó con su nombre, había dicho que cambiaron sus edades, había dicho que... Yuki comprendió que había dicho una mentira más.

Ella nunca había sido la esposa de Axel, ella solo representaba un papel más, una marioneta que se movía a través de hilos invisibles que todos manipulaban, su hermana, su padre, Axel, Víctor; estaba confundida, necesitaba respuestas y las únicas persona que podrían esclarecer todo esto eran precisamente sus padres, ya era mayor y no los odiaría, solo deseaba saber a qué clase de juego enfermizo la habían hecho parte.

- Gracias... Silvia, vamos a casa, necesito que mis padres me expliquen que ocurre aquí.

- Yuki no entiendo, dijiste que tu hermana...

- Si, lo sé, eso fue lo que me dijeron, por eso permanecí con él todo este tiempo.  Pero qué estúpida soy, ahora todo tiene sentido... las llamadas a escondidas, esas juntas con sus clientes a altas horas de la noche, él hijo de mi hermana, ¿Por qué no lo vi antes? - comenzaba a sentir desesperación, Axel siempre la elogiaba por su inteligencia, pero ahora podía darse cuenta de que solamente se estaban burlando de ella.


Axel había llegado finalmente a la casa de los padres de Yuki, habían cerrado la panadería para no molestar a los clientes con lo acalorada que se iba a poner la discusión, la señora amablemente les atendió, sin embargo, con los hornos encendidos no podía hacer nada más que esperar a que terminaran de hablar los hombres, tomó a Alex entre sus manos y lo llevó con Jessy, debía pasar un rato con su madre.

- Bien, ya estamos todos reunidos, podemos dejar de hacer todas estas tonterías por favor, solo quiero llevarme a Yuki a casa. - dijo Víctor como si se tratara de un asunto menor, los otros dos se pusieron serios, Víctor era peligroso y sumamente agresivo, por esa razón no deseaban ver a Yuki con él, ella era una persona realmente linda y fácilmente influenciable, no deseaban verla rota debido a un hombre como él.

- Papá, necesitamos hablar...

- Yuki.

- ¿Axel? ¿Víctor? ¿Papá qué ocurre?

- Amor mío, regresas a mis brazos. - Víctor la abrazo, de forma tierna, confortándola con su calor, Yuki se encontraba desconcertada y las palabras y acciones de Víctor no ayudaban en nada.

- Déjala, ella es mía. - Axel la arrebató, la abrazo con fuerza, Yuki pudo percibir como sus brazos temblaban, estaba asustado, qué ocurría en su casa; casi olvidaba a lo que había venido y el confort de los brazos de Axel le estaba haciendo perder el hilo del tema.

- Suéltame, eres un mentiroso. - lo abofeteó, con todas sus fuerzas, sus ojos se cristalizaron.

- ¿Qué?

- ¿Por qué no me dijiste que no estábamos casados? Y yo hice, yo hice... me siento tan sucia... - esa mirada, Axel tenía demasiado tiempo de no ver esa mirada y su corazón se comenzó a romperse por dentro, se había prometido que esa expresión nunca apareciera en el rostro que tanto le gustaba, en ese rostro que siempre tenía una sonrisa que regalar, en ese rostro que solo quería ver feliz.

- Lo siento... - fue lo único que salió de sus labios.

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