DULCE DESTINO

By Sabastu

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[ JERZA ] [ RATED M ] Cuando los hilos rojos del destino se cruzan pueden traer dulces encuentros. Una actríz... More

~La Apuesta~
~El Pastel~
~La Ayuda~
~La Foto~
~La Lista~
~El Contacto~
~La Iniciación~
~El Fracaso~
~La Confusión~
~El Orgullo~
~La Incomodidad~
~La Atmósfera~
~La Lluvia~
~La Salida~
~El Hervor~
~El Reto~
~El Consenso~
~La Oscuridad~
~La Sorpresa~
~La Propuesta~
~El Consejo~
~El Avance~
~El Antojo~
~La Dificultad~
~El Llanto~
~ El Domingo ~
~La Adicción~
~El Aviso~

~El Despertar~

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By Sabastu


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¡Hola! .o.)7 Este cap está lleno de... fluff... Lolol...ya ni para qué me disculpo, ya ni para qué busco excusas, ya ni para que me contengo... ya saben cómo soy. *les tira insulina* ¡Es lo único que puedo hacer para disculparme por lo ñoña que soy a veces! xD Por cierto, he tenido muchos trabajos en la Universidad ultimamente además que la semana pasada tuve un par de examenes, así que si ven que no escribo/actualizo/publico tanto, es por eso. QwQ

Espero lo disfruten, yo lo hice. xDD 7w7)r

Gracias mil por sus reviews. QwQ)b

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Disclaimer: Fairy Tail pertenece a Hiro Mashima. La historia extraña y dulcemente empalagosa es totalmente mía.

Referencias De Lectura:

Diálogo.

«Pensamientos»

Narración.

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Capítulo Diecinueveavo

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~El Despertar~

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Colocó la bandita en su pie y volteó a verla.

La joven actriz seguía bajo las sabanas que parecían resplandecer debido a las tres linternas que estaban encendidas bajo ellas.

Al menos ya había dejado de temblar.

Nunca en la vida Jellal Fernandes creyó llegar a ver de esa manera a Erza Scarlet, aún podía sentir como temblaba contra su cuerpo y sus sollozos contenidos contra su pecho debido a la oscuridad de la habitación, por eso luego de abrazarla por un buen rato y entender que el apagón tardaría más de lo normal, decidió tomarla en brazos y llevarla consigo hasta su habitación para así poder tomar las linternas que ella y Mirajane les obsequiaron a todos sus conocidos, ahora entendía por qué Erza parecía tan decidida de aprovisionar a todos con ellas.

Quería que la luz estuviese siempre disponible.

Iré al baño a dejar todo estoJellal se levantó de la cama y recogió el botiquín de primeros auxilios y la blusa húmeda de Erza para ponerla a secar en su baño, fue algo difícil lograr que se la cambiara pero con mucha paciencia ―y auto control de su parte para no mirarla mientras lo hacía― lo logró, las tres linternas encendidas fueron de gran ayuda para convencerla de hacerlo, el azulado estaba seguro que Erza hubiese preferido enfermarse a soltarse de sus brazos en medio de la oscuridad.

Algo que no se podía tomar como un halago realmente.

¿Cómo es-está tu pie? ―la voz de ella lo hizo parpadear para poder responder, desde que la encontró asustada en la cocina no la había escuchado hablar, de hecho él había estado hablando en voz alta mientras se curaba la herida para tratar de tranquilizarla.

Está bien, solo fue un pequeño corte ―informó y volvió a sentarse a la orilla de su cama, por suerte para él no se había incrustado ningún vidrio―. Ya lo limpié y le puse una bandita. No te preocupes, estoy seguro que Wen aprobaría mi procedimiento médico ―intentó bromear pero no supo que reacción tuvo ella ya que seguía bajo las sabanas.

De-deberías llamar a Wendy ―su voz tenía rastro de llanto y Jellal se sintió de nuevo impotente en su capacidad de hacer algo por ella.

Es verdad, lo olvidé, buscaré el...

Aquí está... ―le interrumpió ella mientras le pasaba el móvil al pastelero, antes de llevarla cargada en brazos hasta su habitación le había dado su móvil para que la luz de la pantalla estuviese cerca de ella.

Gracias ―dijo tomando el móvil, para cuando lo desbloqueó encontró un mensaje de Wendy informándole que todas estaban bien y ahora habían terminado haciendo un campamento en la sala para contar historias de miedo, Jellal sonrió y le respondió el mensaje a su hermana―. Al parecer Wen, Charle y sus amigas están disfrutando mucho de su pijamada ―el joven iba a continuar intentar mantener una conversación con ella pero su móvil sonó con una llamada―. ¿Laxus? ―dijo extrañado y contestó solo para extrañarse más ante la voz que le habló al otro lado de la línea―. ¿Mirajane? ¿Sucedió algo? ¿Eh? Sí, ella... está conmigo, íbamos a ir a la fiesta de Macbeth más tarde y sucedió el apagón...

Diles que estoy bien ―pidió Erza―. Tengo tres linternas y no estoy sola, diles que estoy bien y... que gracias por preocuparse... ―Jellal repitió lo dicho por Erza y entendió que tanto Mirajane como Laxus estaban al tanto del ―en apariencia― miedo a la oscuridad de ella.

Y al parecer Erza se sentía apenada por eso.

No, tampoco sé nada sobre la duración de este apagón. Debió ser una de las fallas probables del periodo de prueba de las que el alcalde Mikazushi advirtió ―Jellal escuchó atentó a Mirajane y después asintió con seriedad―. Por supuesto que no tengo ningún problema, Erza ha estado para mí en muchas ocasiones, yo deseó ser de ayuda para ella en esta ocasión ―observó como la joven se removió un poco debajo de las sabanas y esperó no haberla incomodado con lo dicho―. No es nada, Mirajane. Saluda a Laxus y díganle a Macbeth que lamento que sucediese esto justo el día de su fiesta. Hasta luego ―el pastelero terminó la llamada y soltó un suspiro―. Laxus y Mirajane estaban en la fiesta de Macbeth, al parecer tuvo que cancelar de nuevo la fiesta, me siento mal por él... espero que la próxima fecha que elija sea la definitiva...

Las sabanas se movieron y Jellal lo tomó como un asentimiento de ella.

Y luego nadie más habló.

El silencio en la habitación solo era interrumpido por los ladridos de algunos perros y de algún auto ocasional pasando en la calle frente a la casa del joven, las luces seguían irradiando debajo de las sabanas y la mente de Jellal trabajaba a mil por hora para saber que hacer por Erza.

Sin embargo no se le ocurría nada.

Jellal ―la joven lo sacó de sus pensamientos y él miró atentamente las iluminadas sabanas―. Yo... de verdad lamento lo de tu pie, y haber roto ese vaso, y ser una molestia, y comportarme de manera tan ridícula por-

¿Por tener algún miedo como la mayoría de las personas? ―la detuvo, no le gustaba la manera en que su voz sonaba a desdén contra ella misma.

Yo... ―calló al sentir tres golpecitos suaves en su hombro.

¿Puedo entrar? ―fue la petición de la gentil voz del pastelero y Erza casi sonríe al entender a qué se refería, así que soltó las sabanas para que él las pudiese levantar y meterse bajo ellas, en el momento en que sus manos relajaron ese agarre se dio cuenta de con cuanta fuerza había estado sujetándolas.

De nuevo su miedo había tomado lo mejor de ella.

Gracias por aceptarme en el club―dijo él al meterse en las sabanas, estaba a un brazo de distancia de Erza y la luz de los tres focos permitía observarla a la perfección, su nariz y ojos seguían rojos pero ya no estaba ese miedo que vio en su mirada cuando solo la luz de la pantalla de su móvil la iluminaba.

¿El club? ―respondió ella con un ligero ―muy ligero― tinte de diversión en su voz.

Bueno, ya sabes... como esos clubs de la casa del árbol en que solo a algunos niños dejaban entrar. ¿Nunca estuviste en alguno?

Erza negó y bajó la mirada.

Jellal se regañó a sí mismo.

Lo siento, yo no...

Los he visto en las películas y la televisión ―dijo ella con algo de emoción repentina y Jellal sintió alivio por eso―, siempre quise pertenecer a uno...

Bueno, ya creaste uno ―Jellal llevó su mano a la mejilla de ella y la acarició con suavidad limpiando los trazos de lágrimas en ella―. Este es el "Club De La Luz Bajo Las Sabanas" y tú eres la fundadora ―Erza soltó una risita débil y Jellal sonrió.

Es ridículo...

Pero es verdad ―decretó él―. Y yo soy el orgulloso primer miembro aceptado ―Erza subió la mirada a él y colocó su mano sobre la de Jellal que aún acariciaba su mejilla.

No tienes que sentir pena por mí, Jellal...

No siento pena por ti, Erza ―su voz fue gentil pero la firmeza y la sinceridad eran más que tangibles al hablar―. Me preocupo por ti ―enfatizó el verbo―. Así como tú te has preocupado muchas veces por mí, y ―dijo antes de que ella le interrumpiese―, de verdad lo digo, siempre quise ser miembro de un club...

Erza rió de verdad esta vez.

¿Y quién dice que ya te acepté? ―retó con malicia divertida y Jellal por fin vio de nuevo a la Erza fuerte que conocía.

¿No? ―fingió indignación―. Incroyable! ―bufó―. ¿Acaso es de esos clubs que requieren una prueba de iniciación? ―Erza asintió divertida y olvidó por completo que si no fuera por esos tres focos bajo las sabanas estaría rodeada de oscuridad, en especial cuando Jellal sujetó la mano de ella y se la llevó a los labios para darle un pequeño beso― Entonces dime, ¿cuál es la prueba para que me aceptes? ―susurró contra sus nudillos.

¿Pr-prueba? ―tartamudeó nerviosa por la pregunta y las diferentes maneras en que su traidor cerebro la interpretó, pero más por la miel de esa mirada iluminada por la luz artificial, las vetas verdes de los ojos del pastelero resaltaban gracias a la tonalidad amarilla de las linternas―. Y-yo...

¿No me diga que no tiene ninguna prueba pensada, Señorita Scarlet? ―le miró con falso reproche―. Eso sería muy cruel para conmigo.

Bueno, yo... ―infló las mejillas―. No estaba pensando fundar un club hoy... ―se defendió con tono casi infantil y eso hizo a Jellal reír y a ella sonreír y relajarse al verlo y escucharlo.

Très bien...―aceptó el pastelero―. Hagamos esto, yo le muestro a usted un secreto de esta habitación y usted me acepta en su club. ¿Trato? ―Erza no dudó en aceptar y Jellal sonrió de nuevo―. Pero, deberé pedirle que salgamos un momento de debajo de las sabanas ―la observó incomodarse y agregó con rapidez―, los focos seguirán encendidos, por supuesto... ―la joven se mordió el labio pero asintió, Jellal tomó uno de los emisores de luz artificial en las manos y comenzó a quitar las sabanas de sobre ellos, a pesar de no estar tan cerca de Erza tuvo muy claro que ella se tensaba más y más mientras las retiraba.

No quería volver a verla llena de miedo.

Así que se apegó a ella y tomó una de sus manos en la suya.

Mira... ―la distrajo enredando sus dedos con los de ella―. Hace tiempo no reciben suficiente luz pero... ―con su otra mano Jellal enfocó un haz de luz en una zona del cielo raso de su habitación y poco a poco un par de pequeños objetos empezaron a brillar.

Erza no pudo evitar sonreír al entender.

¿Estrellas? ―Jellal asintió.

Mère, mi padre y yo las colocamos siguiendo los patrones de mis constelaciones favoritas. En la habitación de Meredy hay lazos y corazones, en la de Wen planeo poner patitas de gato y flores ―explicó moviendo el foco para apuntar a otra zona―. A mí siempre me gustaron mucho las estrellas...

Fue un regalo muy hermoso ―susurró ella.

Lo fue, o más bien, lo es... ―suspiró―. Siendo sincero hace tiempo que no las observó como solía, mi habitación permaneció cerrada por muchos años y desde que volví de Francia no paso mucho tiempo aquí así que las cortinas pasan cerradas en el día y las luces apagadas, y para brillar ellas requieren estar expuestas a una fuente de luz...

¿Hace cuánto tiempo dejaba de lado ese tipo de cosas?

Jellal se negó a pensar en eso en ese momento.

Era verdad que desde que su Mère murió dejó de lado sus pasatiempos para dedicarse por completo a cuidar a sus hermanas, ayudar en la casa y estudiar, en Francia recuperó un poco de esa libertad pero la utilizó en muchas otras cosas de las que se había privado en su juventud tempana, y luego de volver de Francia su mente solo pensaba en trabajar, en proteger y mantener a sus hermanas, pero eso era una decisión de la que no se arrepentía.

Y por eso se regañó.

Porque sentía que no debería estar pensando en esas cosas tan egoístas.

Su familia era lo más importante para él.

Una luz se unió a la de él en el cielo raso.

Te ayudaré a que vuelvan a brillar... ―Jellal volteó a ver a Erza con sorpresa y su corazón se enterneció al observar su semblante totalmente decidido y la sonrisa en sus labios mientras apuntaba a las estrellas de plástico pegadas en el cielo raso de su habitación.

Así era Erza.

Y entonces una gran pregunta surgió en él.

...¿El cómo una persona que brillaba tanto como ella podía temer a la oscuridad?...

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~°0°~

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La sombra se movió una y otra vez contra la pared hasta desaparecer de repente.

Levy rompió a reír.

¡Si te mueves tanto la vela se seguirá apagando, hermano! ―exasperado explicó el niño al que la vela hizo resplandecer sus ojos como un par de rubíes al volver a encenderla.

¿¡Acaso es mi culpa que ustedes tarden tanto en adivinar!? ―reclamó avergonzado.

¡No es nuestra culpa que no sepas hacer animales de sombras! ―respondió Rogue y se sentó de nuevo.

¿¡Cómo no pudieron adivinar que eso era un pterodáctilo!?

¿Un...pterodáctilo? ―repitió Levy divertida―. Definitivamente no iba a adivinar eso ―la joven rompió a reír al ver la cara decepcionada de Gajeel.

Sin duda era una velada inesperada.

Esa tarde se había topado con Gajeel y Rogue en su pizzería favorita cerca de la avenida segunda de Magnolia y habían terminado comiendo juntos, para cuando terminaron de comer Gajeel se había ofrecido a acompañarla a su apartamento y por ende Levy los había invitado a su vez a comer de un pastel que había hecho en la mañana y así; entre casualidades e invitaciones espontaneas, habían terminado juntos en medio del apagón.

Y jugando a adivinar las sombras en la pared.

¡Tú solo quieres impresionar a la señorit-! ―el niño no pudo continuar puesto que Gajeel le tapó la boca.

¡Creo que has comido mucho pastel, Rogue! ¡No imagines cosas!

¡Yomh nom conmmi mcuhjo pamstel! ―las palabras del niño fueron incomprensibles para Levy al estar su boca tapada.

¡Te digo que... Ay! ―gritó Gajeel al sentir los dientes de Rogue en su mano―. ¡Mocoso!

¡No me dejabas respirar! ―lo señaló con su dedo.

¡Porque estabas por decir tonterías y te burlas de mis figuras de sombras!

¡Porque apestas haciéndolas! ¡A-PES-TAS! ―lo recalcó sacando la lengua y con su pulgar hacia abajo.

Oh... ―Gajeel se llevó una mano al pecho―. ¡No sabía que hablaba con un experto!

¡Yo sí se hacerlas!¡He practicado!

¿¡Y quién práctica cómo hacer figuras con sombras!?

¡Pues yo porque tu apestas haciéndolas y la vez pasada no entendí nada de lo que me explicabas sobre cómo hacerlas! ―continuó señalándolo con el dedo y Levy miró del uno al otro sin saber si debía dejarlos continuar o detenerlos.

Sinceramente aún se debatía si toda es discusión era divertida o preocupante.

¡Gee hee! ―lo señaló Gajeel con una sonrisa victoriosa―. Eso quiere decir que eres bueno por mi causa. Agradécele al Gran Yo entonces ―se cruzó de brazos y elevó una ceja esperando, su pequeño hermano soltó un bufido y Gajeel le chasqueó los dedos para apurarlo.

Rogue le dio una patada en la espinilla.

¡ERES UN MALD- MOCOSO! ―se censuró así mismo mientras brincaba en un pie y se sujetaba el otro.

Señorita Levy ―habló Rogue pasando totalmente de su hermano― ¿me permite usar su baño?

Levy asintió y observó como el pequeño tomó el móvil de su hermano para iluminar su camino.

¿Ésta enojado? ―preguntó preocupada.

Naaa ―negó Gajeel y se tiró al sofá sobándose aún la espinilla, la fuerza con que se tiró causó que la vela volviese a apagarse―. Demonios...

¿Estás seguro de que no está enojado? ―la joven tomó el encendedor y prendió la vela, para su desgracia en su casa esa vela aromática era lo único que tenía para los apagones, algo verdaderamente peligroso considerando que su apartamento estaba repleto de libros.

―afirmó con una sonrisa de oreja a oreja―. Si estuviese enojado de verdad no se molesta en responderme, además... ―le miró emocionado―. ¿Oíste cómo me dijo ese mocoso? ―Levy negó―. Me dijo "Porque apestas haciéndolas" y me sacó la lengua.

Levy rió.

Bueno, no puedes ofenderte de la sinceridad de un niño ―Gajeel entrecerró la mirada al recibir el insulto que venía gratis en la declaración de la joven―. Bueno ―trató de corregirse―, la verdad es qu-

Ya, ya ―la detuvo―. Ya entendí el mensaje ―desvió la cara hacia el otro lado preguntándose si no debería entrar a algún curso de cómo hacer figuras de sombras con las manos―. Pero ese no es el punto, Sombri-enana ―bajó la voz de manera cómplice y la atmósfera de confidencialidad que se formó en ese momento entre ellos le impidió a Levy quejarse por el nuevo apodo―. Ese vocabulario y lo que hizo es lo que haría un niño de su edad ―volvió a sonreír de oreja a oreja―. Generalmente haría y usaría algo más sofisticado.

¿Y está mal que lo haga? ―Levy no quiso que fuese así, pero su pregunta tenía algo de personal en ella, durante su niñez también solía expresarse de manera más adulta que los demás niños―. ¿Está mal ser diferente?

Gajeel rió.

No ―negó de nuevo―. Es solo que a veces se fuerza a serlo, intenta comportarse como adulto. Verás, hubo una época con poco dinero para nosotros, para mantenerse en esa escuela ese enano dependió de los buenos comentarios de sus profesores para ganar una beca ―confesó con algo de pena pero después la dejó de lado, no debía avergonzarse de sus luchas―. Rogue pasó de ser un niño juguetón y travieso a uno sumamente estudioso y tranquilo. Se forzó a ser lo que esos profesores buscaban y aunque sé que él es feliz leyendo en silencio también sé que a veces se fuerza de más y reprime sus instintos de mocoso, a veces creo que lo hace porque se siente una carga para mí―se echó para atrás en el sillón y bajó más la voz cuando escuchó la puerta del baño abrirse―. Rogue puede ser lo que le dé la gana ser, por eso jamás permitiré que ese enano se reprima solo por ser bien visto por algunos ―Levy le miró conmovida por sus palabras, ella entendía que era eso de ser encasillada en un estereotipo de persona estudiosa y tranquila―. Al final Rogue no es una sombra moldeada por otras manos...

Él era su hermano y lo protegería.

Hermano ―Rogue llegó a su lado y colocó su mano con seriedad en su hombro―. Hice lo que tú siempre haces en nuestra casa.

¡Gee hee! ¿Ser genial y divertido? ―Rogue sonrió con infantil travesura.

No, taquear por completo el sanitario... ¿Podrías ir a arreglarlo?

La cara de Gajeel se volvió tan roja que le hizo competencia a la incandescencia de la vela junto a él.

Levy y Rogue rieron tanto que los vecinos se quejaron.

...Sí, ese niño aún era su pequeño hermanito travieso...

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~°0°~

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Al despertar creyó estar teniendo uno de los mejores sueños en su vida.

Pero no lo era.

El que Erza Scarlet estuviese en su cama no era producto de su imaginación, y el hecho de que ella estuviese ahora dormida entre sus brazos se sentía irreal.

Pero era real.

Jellal no se atrevió a moverse durante un lapso incalculable, sus ojos estaban fijos en el rostro de ella ahora tranquilo y libre de lágrimas y se preguntó cuándo fue que cayó dormido, recordaba perfectamente comenzar a contarle a Erza historias sobre esas constelaciones y de las cosas que de niño había aprendido sobre ellas, hasta contó historias de su familia. Incluso recordaba muy bien cuando la cabeza de Erza se arrecostó en su pecho y sus brazos lo atraparon estando sus ojos ya cerrados y su mente vagando en el mundo onírico, era curioso que no le sorprendiese que Erza fuese el tipo de persona que abrazase algo al dormir, parecía ir perfecto con la parte adorable de su personalidad que solía ocultar a los demás, pero lo que sí le sorprendió fue que él la envolviese en sus brazos, no solo por tal hecho en sí, sino porque no lo recordaba, ni mucho menos recordaba cuando fue que él se durmió.

Su plan era irse luego de que ella se durmiese para no sentirse un aprovechado.

Sin embargo, ahí estaba.

Incapaz de dejar de abrazarla.

Incapaz de dejar la cama.

«Debería...» pensó e intentó soltar el abrazo pero ella se movió y de inmediato él se congeló, no quería despertarla aún, no sabía qué hora era pero era obvio que apenas estaba amaneciendo y quería que descansase más.

Soltó un suspiró.

Nunca en su vida había despertado con una mujer en brazos, y no que nunca hubiese estado con una, simplemente era que nunca permitió ese tipo de intimidad con alguna. Cuando salió del colegio y se fue a estudiar a Francia y se permitió ser un joven normal ―con todas sus curiosidades, hormonas e instintos― y no uno lleno de responsabilidades de adultos, las mujeres fueron algo que llenaron varias de sus noches, mas sin embargo nunca tuvo en mente una relación estable, para él ese tipo de relaciones solo traerían sobre sí mismo responsabilidades, restricciones y deberes, cosas que había dejado en su casa y que no quería retomar porque en ese tiempo se sintió tan libre que no quiso arriesgarse a perder esa libertad que recién probaba mezclando placer con sentimientos.

Ese era el sentir y pensar de aquel Jellal.

¿Y el de ahora?

Sus ojos vagaron en el rostro de la mujer junto a él, su mano se movió a acariciar uno de los mechones escarlatas que cubrían uno de sus ojos y su mente se llenó de pensamientos que le hicieron sonreír y luego lo asustaron.

Y entonces, con mucha precaución, dejó la cama.

El pastelero comprobó las luces y se alegró de que la electricidad estuviese de vuelta, con cuidado ―y sin verla a ella― tomó las linternas cerca de Erza y las apagó luego de encender la lámpara de la mesa de noche y abrir las cortinas para que cuando ella despertase la luz llenase la habitación por completo y ella no se asustase por la oscuridad.

Jellal hizo de todo para no pensar en todo eso que llenaba su mente.

Pero a la mente no es fácil acallarla

...Mucho menos cuando se alía con los sentimientos...

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~°0°~

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Le llamó la atención la puerta abierta hacia al jardín interno y se dirigió hacia allá.

Gray bostezó de una muy ruidosa manera y estiró sus brazos sobre la cabeza al salir, su rostro ganó color al ver a la joven cantante observarlo.

B-Bueeee...nohssss dí-díaaaas... ―intentó hablar en medio del bostezo y eso solo empeoró el sentimiento de vergüenza en él por la manera en que salió su voz.

Juvia sonrió divertida al verlo así.

Buenos días, Gray Sama ¿Cómo amaneció? ―respondió ella tan articulada y amable que el chico deseó haberse quedado en la cama.

Y-yo... ―carraspeó y fingió prestar atención al cielo apenas amanecido sobre ellos―. Bien ―se cruzó de brazos para recuperar el temple―. ¿Y tú? ¿No tuviste problemas anoche por causa del apagón?

Juvia no tuvo ningún problema gracias a la fuente de energía de reserva de la casa de Erza San.

«Soy un idiota...» se dijo a sí mismo, por supuesto que no tuvo problemas, el apagón no duró más de diez segundos antes de que el generador eléctrico se encendiese. De hecho él mismo había pasado toda la noche viendo películas.

S-sí... ―respondió y luego guardó silencio, no sabía si era porque no había dormido mucho o por causa de estar pensando en si llamar a su padre o no para pedirle un favor, pero estaba bastante torpe para conversar; aunque, si era honesto consigo mismo, conversar nunca había sido su fuerte.

Bueno, en una época si lo fue.

Pero esa época había pasado.

¿Gray Sama también piensa que el cielo se ve triste? ―preguntó de pronto ella y él volvió a mirarla.

¿Triste? ―miró al cielo y luego la observó a ella―. ¿Por lo gris? ¿No habíamos hablado de algo parecido ya?

Juvia asintió.

¿Eso quiere decir que no me creíste la primera respuesta? Así que soy tan poco confiable y tan poco honesto... ―soltó a propósito en un murmullo audible y miró su reacción de soslayo.

No se equivocó con lo que imaginó que pasaría.

¡GRAY SAMA ES UNA PERSONA MUY CONFIABLE Y AMABLE! ―la joven negó con sus manos de inmediato totalmente apenada―. ¡JUVIA JAMÁS PENSARÍA QUE GRAY SAMA NO ES HONESTO! ¡JUVIA SABE QUE GRAY SAM-!

El mencionado rompió a reír.

No porque ella fuese tan honesta como para expresarse tan libremente, sino porque esa manera de ser se le hacía tan refrescante que alivianada sus pensamientos y lo hacía sentirse ligero.

Lo suficientemente ligero para reír sin importarle nada.

Gray Sama... ―el chico aún sosteniéndose el estómago por la risa la volteó a mirar y sus mejillas infladas se le antojaron adorables.

Lo siento ―se disculpó todavía riéndose―. Pero hubieses visto tu cara... ―la joven se llevó las manos al rostro y miró hacia el suelo, Gray dejó de reírse al ver ese cambio―. Hey, no quise decir que...

Juvia hará el desayuno ―anunció de pronto con un ánimo falsamente alegre, era obvio que no estaba molesta, más bien parecía algo triste―. ¿Gray Sama come panqueques? ―dijo pasando a su lado e ingresando a la cocina.

Ella deseaba cambiar de tema.

Gray la miró buscar cosas en la refrigeradora y aguantó el bufido que quiso salir de él, pensando que, si él fuese tan buena persona como Juvia creía se disculparía y le diría que su rostro no era lo que le causaba risa, que su rostro en realidad era muy bonito y...

«Familiar...» se repitió lo que se había estado repitiendo varias veces desde hacía tiempo, pero decidió no seguir con ese tema, porque, si de verdad ellos se conocían de antes y Juvia lo recordaba significaba que no quería hablar de eso tampoco y al menos en eso si deseaba ser tan amable como ella creía y no lo traería a conversación.

¿Hacía bien o mal?

No estaba seguro.

Echó un vistazo más al cielo y se preguntó si Juvia solo veía cielos grises y no cielos despejados como el que se alzaba ahora sobre él.

¿Qué clases de cielos prefería él?

Tsk... ―soltó frustrado y entró a la cocina― Tengo que salir ―anunció a la joven y dejó la habitación, hacía tiempo lo había dejado pero ahora su cuerpo y mente ansiaban un poco de nicotina.

Tal vez él era igual.

...Una persona que se atormentaba viendo solo cielos grises...

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~°0°~

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Le costó mucho abrir los ojos pero se forzó a hacerlo.

Erza bostezó y se apretó contra la almohada que estaba entre sus brazos, no pudo evitar sonreír ante el familiar aroma de colonia mezclada con un sutil dulce olor que le recordaba a las pastelerías, justo el olor de él.

De Jellal Fernandes.

La joven se separó de la almohada y se sentó en la cama de un brinco.

Yo... dormí con Jellal... ―susurró para sí y de inmediato sintió su cara calentarse por lo malinterpretable que podía ser su comentario aún para su propia mente― ¡E-es decir, yo...! ―se detuvo al darse cuenta que estaba siendo absurda al buscar justificar lo dicho para ella misma.

Tal vez aún estaba medio dormida.

Erza respiró hondo y trajo las sabanas contra su cuerpo en tanto observaba la habitación que, al igual que el pastelero, era ordenada y sencilla. Las cortinas estaban corridas y por eso toda la luz de esa mañana soleada entraba a raudales y la actriz no pudo evitar sonreír al pensar que él las había dejado así para que cuando ella se despertase encontrase la habitación iluminada, y aunque eso no hubiese sido la razón, el que al voltearse encontrase la lámpara junto a la cama encendida y las tres linternas cerca de ella era la prueba de que Jellal se preocupaba mucho por ella.

Le causé muchos problemas... ―soltó en un bufido y con los ojos cerrados se tiró de espaldas a la cama, se sentía mal por haber sucumbido a su miedo de nuevo, por no poder dejar eso en el pasado y terminar siendo una carga para un hombre increíblemente responsable que no dudaba en echarse los problemas de otros a los hombros, se suponía que ella era amiga de Jellal y al final se había convertido ―por unas horas― en alguien más que dependía de él.

Se sentía absurda.

Sintió ganas de llorar y abrió los ojos decidida a no hacerlo, si ya había fallado controlándose la noche anterior no iba a continuar fallándose a sí misma cayendo en la auto compasión, respiró hondo y su mirada se centró en las estrellas en el cielorraso y eso la hizo sonreír de nuevo al recordar a Jellal contándole sobre ellas.

Su voz gentil, sus dedos entre los suyos y su risa suave cuando relataba alguna anécdota divertida de su familia.

Y aún antes de eso.

La sensación de calidez y seguridad que sintió entre sus brazos cuando la abrazó en la cocina mientras ella lloraba, la manera en que sus dedos peinaron su cabello para tranquilizarla, la manera en que la cargó escaleras arriba y la arropó con gentileza luego de que ayudarla a cambiarse la blusa mojada.

Jellal era un buen hombre y un gran amigo.

Él es... ―su pensar se vio interrumpido al escuchar una olla caerse y resonar―. ¡No debería de seguir aquí acostada! ―se regañó y se levantó con rapidez a acomodar la cama evitando ver el poster de ella misma que Jellal mantenía decorando su habitación ya que ella no era esa mujer poderosa que el pastelero pensaba que era.

¿Después de la noche anterior cómo pensaría ahora de ella?

Para alejar esos pensamientos, la actriz se adentró al baño de Jellal en donde se aseó un poco antes de bajar, lastimosamente ni el agua fría pudo rebajar la hinchazón de sus ojos pero ya nada podía hacer con eso, además, ya Jellal había visto algo peor que eso.

Por supuesto que lo había visto.

Con un último bostezo bajó a la cocina en donde sabía estaba él, y al verlo ordenando las ollas por tamaño el pensamiento de que ese hombre trataba a la cocina como un santuario se reafirmó en ella.

Buenos días ―saludó al llegar cerca del desayunador y casi ríe al ver como la olla a la que el joven azulado parecía querer hacer brillar como un espejo por la manera en que la secaba, casi cae de sus manos.

B-buenos días ―saludó dejando la olla en su nuevo lugar y haciéndose el cabello húmedo hacia atrás con una mano―. ¿Estás... bien? ―preguntó algo inseguro.

―Erza se alegró de su aplome y se sentó en uno de los banquillos altos del desayunador―. ¿Cómo está tu pie?

Está perfecto ―aseguró con una sonrisa.

Yo, me alegro... Jellal, gracias por... ―sus mejillas traicionaron su intento de mantenerse casual y sus dedos jugaron entre ellos sobre el claro granito― todo... ―soltó un suspiro y sonrió con timidez―. Es decir, por haberme ayudado ayer... de verdad, muchas gracias, y disculpa por las molestias que te causé.

Jellal dejó el trapo con el que secaba ―abrillantaba― las ollas y se sentó en un banquillo frente a ella.

Simplemente no podía mantenerse distanciado de Erza cuando le sonreía de esa manera.

No tienes por qué disculparte por nada, Erza ―colocó su mano sobre la de ella en un gesto inconciente―. Somos amigos, si puedo ayudarte te ayudaré. Estoy más que seguro que tú harías lo mismo por mí si yo hubiese necesitado de ti.

La joven asintió.

Lo haría ―aseguró con completa sinceridad―. Entonces, acepta mi gratitud, aunque somos amigos siempre se debe agradecer ―soltándose de la mano de Jellal para cruzarse de brazos y afirmar con la cabeza repetidas veces, muy segura de lo que estaba diciendo.

Jellal asintió divertido por su aptitud y se aguantó el suspiro al darse cuenta que había tomado su mano sin darse cuenta.

Entonces ―continuó para alejar los pensamientos que la limpieza extrema de la cocina y el abrillantamiento de ollas luego de cocinar no le habían sacado de la cabeza―. ¿Quieres desayunar? ―preguntó mientras se volteaba a sacar algo del horno alto.

No necesitas hacer algo, puedo conformarme con cereal.

¿Cereal? ―Jellal negó con la cabeza y dejó un platón enfrente de ella―. Definitivamente no desayunarás cereal ―la señaló con el dedo―. En realidad la pregunta debería ser qué deseas tomar.

Erza miró emocionada el platón lleno de rollos de canela y estuvo de acuerdo en que definitivamente no iba a comer cereal.

―pidió tomando un rollo tentadoramente caliente y partiéndolo en dos se deleitó en el vaho aromático de la canela que salió de él―. ¡Cualquiera se acostumbraría a desayunar así! ―declaró emocionada mientras le daba un bocado a una de las mitades en su boca y disfrutaba de como la corteza bronceada por la cobertura de miel y mantequilla se derretía al tocar su lengua.

Jellal rió al verla así.

Y habló sin pensarlo.

No me importaría que te acostumbrases... ―al escucharse su cara se puso roja y agradeció que Erza fuese fácilmente distraída con los dulces porque no escuchó lo que él dijo, regañándose de nuevo a sí mismo se fue a la cocina a poner a calentar agua para el té de ambos.

Por cierto ―dijo Jellal luego de sentarse de nuevo frente a ella para desayunar también―. Mañana a la salida le haremos una pequeña fiesta sorpresa a Macbeth ―Erza dejó de comer y le prestó atención―, sería bueno que estuvieses allí también, señorita Brown.

¿De verdad? ―de nuevo la emoción la embargaba, sin duda esa Erza que vio ayer no era para nada la verdadera Erza, Jellal sabía que aunque la mujer frente a él no era la persona perfecta que antes creía que era la actriz, sin duda tampoco era la persona llena de miedo de la noche anterior.

Y él prefería por mucho a la Erza que había llegado a conocer.

―continuó―. Fue una idea de Freed y Laxus aceptó, Freed me llamó hace un rato para que prepare un pastel especial para él. Se notaba muy preocupado por Macbeth, al parecer se deprimió un poco por tener que cancelar la fiesta por causa del apag- ―se detuvo antes de mencionar tal evento, lo menos que quería era arruinar el ánimo de Erza recordándole eso.

El apagón... ―terminó ella por él con actitud decidida―. No te preocupes, Jellal, puedes mencionarlo ―Erza tomó otro rollo de canela―, si quiero superar ese miedo debo aprender a hablar de él ―subió los hombros y no despegó sus ojos del dulce frente a ella mientras lo partía poco a poco, las migas cayeron en su plato y fue como si contaran los segundos de su silencio―. No quiero que ese miedo me domine, así que... ―soltó un suspiro y miró a Jellal con un anhelo extraño―, si alguna vez decido hablar de ese miedo o de las razones de él, o... de lo que siento en esos momentos, ¿me escucharías?

«¿Me escucharía?»

¿De verdad él se prestaría para escuchar las razones de una persona adulta como ella que le tenía miedo a la oscuridad como si fuese una niña?

Tal vez era demasiado pedir para una persona a la cual conocía desde hacía solo un par de meses.

Tal vez era demasiado pedir viniendo de alguien como ella.

«Tal vez sea como dij-»

Por supuesto que lo haría ―la mano de Jellal de nuevo tomó la suya y sus labios besaron sus nudillos haciéndola olvidarse por completo de esa voz que susurraba sus miedos a su cabeza todo el tiempo―. Cuando quieras hablarlo, o cuando necesites de mi ayuda para cualquier otra cosa, puedes contar conmigo, Erza ―sonrió con travesura infantil re afirmada por el coqueto hoyuelo en su mejilla―. Después de todo somos los únicos miembros del "Club De La Luz Bajo Las Sabanas"

Erza sintió como su cara se iba poniendo roja pero igual rompió a reír.

Jellal la acompañó también.

Al parecer ese club de verdad se había creado.

Y así continuaron hablando de otras cosas mientras desayunaban, y cuando por fin Erza anunció que debía irse a su casa ya que Jellal debía ir a recoger a su hermana, el pastelero le prestó unas gafas oscuras y suéter con capucha para que saliese al auto de Mirajane quien había llamado para pedirle que la acompañara en un asunto que ―según la albina― era de máxima importancia.

Y por eso estaba ahora allí, observándola tomar sus cosas antes de salir.

Dale mis saludos a Wendy y a Meredy ―dijo colocándose el bolso.

Por supuesto.

Y no se sobre esfuerce en la clase de cocina, profesor Fernandes.

No, no lo haré, señorita Scarlet ―prometió divertido.

Bien ―Erza tomó el pomo de la puerta y antes de abrirla respiró hondo, se dio la vuelta, caminó hasta Jellal y sorprendiéndolo, se puso de puntillas y besó con dulzura su mejilla.

Un beso casto, puro y sincero.

Merci beaucoup, Jellal... ―susurró luego acariciando la mejilla que besó para luego encaminarse de nuevo a la puerta, colocarse los lentes y la capucha y salir hacia el auto de su amiga.

Je t'en prie, Erza... ―murmuró a la nada cuando por fin pudo hablar, su mano desacomodó su cabello y luego bajó hasta el lugar en donde ella le besó―. Mère... así que así se siente estar... ―soltó un suspiro largo y se quedó viendo la puerta por donde había salido ella.

¿Y ahora qué hacía?

Se sentía indefenso ante lo que ella lo hacía sentir.

...Indefenso, e indudablemente enamorado...

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¿Comentarios? ¿Estrellitas?

Gracias por la amabilidad de leer y comentar, animan a continuar.

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Aclaraciones:

Merci beaucoup: (Francés) Muchas gracias.

Je t'en prie: (Francés) Esta frase luego de un "Gracias" puede igualarse al "De nada" en español, y de hecho hay otras frases más exactas para decir "De nada" en Francés. Sin embargo Jellal usa esta porque también tiene otro significado en otros contextos, como "Por favor" "Te lo ruego" "Adelante", ya que él no solo está respondiendo al "Muchas gracias" de Erza, sino también a lo que ella lo está haciendo sentir. ¡Jojojo! 7w7)r

Recomendaciones:

De la adorable Light Winchester, en FANFICTION este fic JERZA es un amor, una dulzura, una cosa bonita y bien hecha que alegra el corazón al leer. ASDASDASD. Si quieren ternura y muchos feels por la OTP, les recomiendo leerlo, se llama THE LUCKY ONE y la verdad soy yo la que se considera la suertuda de que alguien escribiese algo tan precioso de mis bebés. QwQ/. Si la animan leyendo y dejándole un review, se los agradecería de corazón.

Link: https://www.fanfiction.net/s/12577213/1/The-lucky-one

Rincón De La Escritora En Proceso:

¿Qué les dice que el cap estaba fluff? ¡Quien advierte no traiciona! Dx ¡Es mi culpa por comer pastel mientras escribo! xDD Espero que les gustase y me pregunto que están pensando ¿¡Qué teorías tienen!?

¿Creen que Erza siente lo mismo?

¿Qué hará Jellal ahora con su competencia de besos? ¿La seguirá?

¿Cuál favor quiere pedirle Gray a su papá?

¿Juvia será quien hable de su conocimiento previo de Gray?

¿Gajeel aprenderá a hacer sombras?

¿Macbeth por fin tendrá su fiesta?

¿Para qué llamó Mira a Erza?

¿Aceptarán más miembros en el nuevo club?

¿Erza volverá a dormir tan bien acompañada?

¿Gajeel destaqueó el baño?

xDDD

¡Que montón de preguntas!

Espero poder responder a todas. xDDDDD

¡Gracias mil por leer! NwN/



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Favs. Follows. Lectores Tímidos.

Gracias mil por leer.

¡Adieu!

.o./

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