Diez Maneras De Odiarte.

By ImDramedy

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Los recuerdos son el mejor refugio, incluso de ti mismo. Algunas personas se pasan la vida queriendo ser dife... More

Sinopsis
I
II
III
IV
v
VI
VII
VIII
IX
X
XI
XII
XIII
XIV
XV
XVI
XVII
XVIII
XIX
XX
XXI
XXII
Nota
XXIII
XXIV
XXV
XXVI
Gracias
1.-
2.-
3.-
4.-
5.-
6.-
7.-
"El lugar Equivocado"
¡ANUNCIO!
Querido nadie

XXVII

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By ImDramedy

27

No es fácil decir adiós.

En mi cabeza suena la misma canción.

La misma melodía.

El mismo recuerdo.

Esta es la segunda vez que no sé con exactitud qué hacer. La primera fue cuando tenía dieciséis; no había estado tan desorientada desde entonces, tampoco había tenido tanto miedo. Es cierto, soy n poco más fuerte que años atrás, sin embargo, no puedo terminar de asimilar tal situación.

Estoy esperando la llamada de Peter, fui por unas cosas a la casa para regresar a la comisaria; entre ellas el pasaporte de Tyler que testifica por si solo que no pudo haber hecho nada de lo que se le acusa porque simplemente no estaba en el país. Lo poco que sé es que Juliet testifico que Luke la golpeó brutalmente y que Tyler abuso de ella segundos después. No puedo entenderlo, no sé cómo puede llegar a ser tan basura, solo para salirse con la suya.

Tomo un poco de aire y tengo que frenar de golpe para no chocar contra el auto de adelante. El corazón se me acelera porque todo parece estar volviendo, increíblemente esto me recuerda solo a una cosa y no es buena.

Como ser humano sigo rehusada a la idea de perder a las personas, quizás esa sea la razón por la que solo me aferre a mi papá todo este tiempo, quiero decir, mientras menos ataduras, es más... fácil, no lastimarse con todo esto de los sentimientos, pero Tyler solo llego y rompió con mi cabeza sin importarle absolutamente nada. El semáforo vuelve a pasar a verde y vuelo a mi camino aferrándome al volante con mucha fuerza. Mi cabeza está en cualquier lado, básicamente con Tyler, pero es a tal grado que no puedo ni pensar en que estoy conduciendo y eso no es bueno. El silencio en este tampoco ayuda demasiado, es más complicado cuando el silencio está presente porque suele hacer que escuches todos esos pensamientos que no habías querido ignorar todo este tiempo.

No me queda demasiado para llegar, mientras más cerca estoy, más rápido va mi corazón. Presiento que las noticias, por más que quiera no serán buenas. Estaciono pero me quedo unos minutos más dentro del auto, tengo miedo de lo que pueda pasar. Cubro mi rostro con mis manos y tomo un poco de aire que siento que me falta, pero me sobresalto cuando escucho unos leves golpes en el vidrio del auto. Es Peter, me mira con preocupación. Respiro un poco más tranquila y apago el auto para salir de él.

- Hola. –Me dice muy despacio, con mucha cautela.

- Dime por favor que tienes buenas noticias. –Ruego mirándolo fijamente.

- Las cosas no están exactamente bien. –Dice- Recién vino el abogado de la demandante, no hay un buen panorama para los Smith.

- Maldita sea. –Gruño entre dientes.

- Tranquila. –Dice y hace un intento de abrazarme, pero retrocedo. No estoy lista para esto, menos ahora. –Tú... -Peter me mira un poco incómodo- ¿Confías en él?

- Más de lo que puedo confiar en ti. –Respondo sin pensarlo demasiado.

Peter asiente derrotado y yo me bajo del auto, él trata de cambiarme el tema pero es obvio que mi humor en este momento no es el mejor. -Hable con mi papá, me dijo que estuvieron allá, así que tomará un avión para testificar por Tyler.

- ¿Lo puedo ver? –Peter enseguida niega con la cabeza.

- Está con sus abogados. –Comenta- Adentro está su mamá, yo voy a ver si tengo otras noticias. ¿Sí? –Asiento- No enloquezcas, por favor.

- No prometo nada.

Peter asiente con resignación y me abre paso para que camine delante de él. Es la primera vez en mucho tiempo, que siento que quiere cuidarme.

- Oye... -dice deteniéndose antes de entrar- Sé que ha pasado muchísimo tiempo y que no confías del todo en mí, pero quiero ayudarlo y quiero ayudarte. Déjame estar cerca, por favor.

- ¿Sabes lo que aprendí en todo este tiempo Peter? –Lo veo encogerse de hombros y prensar su mandíbula, esta escuchándome así que prosigo- El tiempo no cura nada, el tiempo es una recuerda constante de que lo que te paso en el pasado, te hizo quien eres ahora; sin embargo, esta en tu decisión siempre dejar que las cosas te afecten o aprender a vivir con aquella yaga. Pensé que después de todo este tiempo, me sentiría mejor de saber la verdad, pero solo hay más confusión en mi cabeza Peter, no es el momento para esto... pero me gustaría que quede claro que no te odio, odio lo que paso y necesito tiempo para asimilar todo esto de nuevo. Es un asco, el tiempo siempre corre en contra de las cosas.

- Siempre fuiste más madura que yo. –Dice con una media sonrisa en su rostro- Tyler es un hombre afortunado.

- No lo sé. –Sonrío entrando.

Al menos, es lo que él dice; sin embargo, creo que yo tengo suerte de haberme topado con él. Creo que no puede haber duda en este momento que haría cualquier cosa por Tyler, incluso, si implica tener que estar aquí con Peter después de todo lo que paso.

Cruzo la puerta y enseguida ubico a Scarlett, sus ojos llorosos, sus manos temblorosas y esa mirada que tiene, esa llena de angustia, de dolor. Me acerco separándome de Peter, cuando ella me ve, parece que alguna luz en ella aparece, se lanza a mis brazos con fuerza y me acoge en ellos como si lo siguiente que pronunciase fuese la peor noticia que podría escuchar.

- Cariño, me alegra que estés aquí.

- ¿Cómo esta?

- Bueno, no todos los días meten a tus hijos presos. –Dice con un poco de humor- Tyler decidió declararse culpable así que esta noche saldrá Luke. –Comenta poco tranquila- No sé porqué hace estás cosas.

- Hizo ¿Qué?

Espero no sea por las razones que creo.

- Tyler quiere verte. –Dice el hombre de traje al lado.

- Iré a verlo.

El abogado la acoge a ella mientras uno de los guardias me enseña el camino, necesito escuchar que está bien, necesito decirle que estoy con él y necesito que por favor, se deje ayudar.

En cada paso, siento como cada célula de mi se une en un solo sentimiento. No ha pasado más de cuatro horas y verlo, aunque sea dos segundos me bastará. Dos guardias que custodian las celdas, no tuve que decir absolutamente nada, me dan paso así que puedo visualizar a Tyler sentado en el suelo, sus mangas recogidas hasta los codos y su cabeza agachas, no puedo ver a Luke así que camino rápidamente hacía él sintiendo que en cualquier momento mi corazón me abandona y se va corriendo solo para abrazarlo.

- Tyler. -Digo agachándome para estar a su altura.

Una sonrisa se ensancha en su rostro haciendo que se aliviane un poco está angustia.

- Sabía que estabas aquí.

- ¿Cómo no iba a estarlo? –Suspiro.

- Necesito que me escuches. –Dice en un murmuro con mucha seriedad.

- ¿Qué pasa?

Puedo ver en sus ojos que algo anda mal.

Tyler toma mi mano y mira a los lados con la esperanza de que nadie nos este escuchando, me acerco más y pienso que me va a besar por la manera en la que está mirando mis labios en este momento, parece haberse distraído pero sacude rápidamente su cabeza y me mira a los ojos de nuevo. – Oye, necesito que prometas que no vas a enojarte.

- ¿Qué paso Tyler? –Pregunto en un hilo de voz.

- Luke va a salir libre, esta noche. –Dice soltando un suspiro.

- ¿Por qué? –Pregunto alejándome un poco de la celda. Entonces, me doy cuenta de lo que hizo, de lo que está haciendo. –No me digas que...

Tyler asiente sin siquiera dejarme terminar de hablar. –Creo que, fue la única manera que encontré de remediar aunque sea un poco del dolor que le cause.

- Es la peor manera. -Comento- ¿Qué harás cuando sepan que llegaste de viaje y que no tuviste nada que ver en nada de lo que se te acusa?

- No pasará eso.

- ¿Por qué? –Frunzo el ceño intentando entender porqué hace esto sin si quiera pensar en nosotros.

- Solo prométeme que no vas a venir a verme aquí. –Dice sin más.

- ¡Tyler! -Chillo- No voy a dejar que te sumerjas en esta locura solo por culpa.

Tyler hace silencio y cierra sus ojos como si le doliera lo que le digo. -Sky era mi hija, después de todo Juliet tenía razón, fui una basura por no cuidarla y por haber engañado a mi hermano. ¿Crees que merezco algo mejor que esto? Porque yo sinceramente creo que no alcanza el tiempo que me den aquí.

- Creo que esto no le devolverá la vida a Sky y que no solucionará las cosas con tu hermano.

- Al menos lo intento. –Replica sin ganas.

- Creo que estás siendo demasiado duro contigo mismo, ¿Qué piensa Luke sobre esto?

- No importa lo que piense, la verdad, es una decisión que ya tome. -Dice levantándose haciendo que yo haga lo mismo. ¿Por qué tienes que ser tan complicado Tyler?

- Importa, ¿Él va a dejar que te refundan aquí?

- Fue solo un rasguño, como mucho, me darán cinco años. -Dice resignado.

- Obviamente tu abogado no te informo que te acusan de violación también.

Su rostro cambia enseguida. – No podrán probar eso.

- Oh, claro que no. -Respondo- Tengo los boletos y los pasaportes que demuestran que tú y yo no estábamos en Londres, Tyler.

- No vas a decir nada de todas formas.-Musita alejándose de las rejas.

- ¿Qué te hace creer que no? -Está comenzando a irritarme.

- Soy un hombre de dinero Alaska, si le digo al abogado que me deje aquí, lo hará y si le digo que me saque lo hará.

- Puedo defenderte yo, las pruebas las puedo presentar yo y ni siquiera te detienes a pensar en tu mamá... ¿Qué crees que sienta al creer que eres un golpeador y además un violador?

- Ella no lo va a creer y sé que hará todo por defenderme. –Se encoge de hombros y vuelve acercarse- Mi amor, de verdad necesito que entiendas lo que está pasando.

- No me pidas eso Tyler. ¿Por qué demonios lo haría? Te juro que si no te defiende tu abogado yo lo haré.

Tyler se ríe sin ganas y me mira fijamente. -Alaska, nadie te va a creer. Mi abogado no aceptará esas pruebas y el juzgado te tomará como una persona no apta para declarar por el simple hecho de ser mi novia, a eso súmale que sepan sobre el asperger.

- Precisamente por esa razón van a creerme.

- La lastima no funciona en los juzgados. -Suelta como última palabra.

Tengo que retroceder para no impactar mi puño en su rostro. Tyler me mira fijamente suavizando el gesto, cierra los ojos como si estuviese asimilando lo que acaba de decir.

- Alaska... -dice finalmente después de unos segundos.

- ¿Sabes qué? Al menos intentare sacarte de aquí porque lo único que ha querido Juliet desde que se metió con Luke es hundirte Tyler, puedes hacer lo que quieras después de eso. -Camino intentando salir de ahí rápidamente para que no vea como estas estúpidas ganas de llorar se apoderan de mí.

¡Alaska!

Afuera consigo un revuelo de gente, Juliet estaba ahí y habían tenido que llevarse de nuevo a Luke, la escena pasa demasiado lento en mi cabeza, solo puedo ver esa risa burlona y esos ojos saltones celebrando la victoria, al menos es lo que cree. Evito tener que hacer algún otro contacto con ella, no quiero terminar presa con verdaderos cargos a su mando. Concentro mi atención en Scarlet quien está en los brazos del abogado que está defendiendo el caso, me acerco porque solo él puede decirme que hacer con respecto a los pasajes y cómo podemos hacer para que Luke no quede preso, pero cuando llego a ellos no puedo decir absolutamente nada.

- Lo mejor será que vayan a descansar. -Sugiere el abogado- Aquí no hay nada más que hacer.

- No quiero ir a casa. -Digo- Me gustaría hablar con usted.

- Tendría que ser mañana señorita, ahora tengo que arreglar unos asuntos de fianza mientras hacen las investigaciones adecuadas.

- ¿Saldrán?

- Solo Luke, Tyler tiene un poco complicada la situación.

Es momento de asesinarlo.

- Si consigo las pruebas de que él no hizo nada, absolutamente nada a Juliet lo dejarían libre enseguida, ¿Cierto? -El abogado frunce el ceño, pero asiente.

- Así es.

- Deme un día.

- Cariño, llámame mañana para venir juntas, voy a quedarme en un hotel, no puedo con este estrés.

- Yo iré a mi departamento, la llamo. -Scar me da un beso en la mejilla y sale del lugar.

Veo a Peter recogiendo y a pesar de todo, tengo este sentimiento encontrado donde me gustaría que me cuide como lo hacía antes, ser eso, hermanos. Sin embargo, creo que la vida es así, un constante recordatorio que hay que vivir los momentos cuando pasan, porque cuando no están nos queda solo el recuerdo de lo que fue, al menos que sea porque fue y no por lo que pudo ser.

Camino despacio intentando ordenar mis ideas, no sé si sea buena idea que maneje, después de todo en mi departamento no hay donde estacionar así que esto implica un problema.

Tengo varios sentimientos encontrados, he tratado de vivir una vida serena desde que mi mamá murió porque es horrible sentir que cada segundo de tu vida se te va solo por un pequeño detalle que te puede alterar, o al menos a mí, hasta el ataque y que solo un día, puede que no despiertes o que este no pare y termine consumiendo tu vida. Aunque al parecer, el destino tiene preparado para mí, algo más para poner a prueba mis nervios, mi madurez y mi fuerza para enfrentar las situaciones.

Vale, necesito aplastar mi cabeza contra una almohada y gritar lo más fuerte que pueda, al menos hasta quedarme sin aire. Suelto un pequeño suspiro intentando liberar un poco la tensión de mi cuerpo, mientras espero a que pase un taxi. Esta es la mejor decisión que puedo tomar por ahora.

En la comisaria entra y sale gente casi como si fuese un bar, algunos con lágrimas y otros que realmente asustan, aunque en mi estado, no hay nada que pueda aterrorizarme lo suficiente como para correr.

- Vaya, vaya. -Escucho cuando siento el frio que proviene desde adentro de la comisaria. Giro sobre mis pies solo para conseguirme frente a frente con Juliet, hasta ahora ha subestimado demasiado mi carácter y justo hoy, se llevó todos los números del concurso.

- ¿Viniste a decir más mentiras?

- Vine a corroborar lo que paso. -Dice convencida.

Suelto una pequeña risa burlona que sale sin permiso alguno de mí. Su rostro cambia rápidamente, sé que espera todo menos que me comporte como una perra, pero ¡Bingo! No soy más la niña que se dejaba asustar.

- Me parece que no has entendido la gravedad de tus acusaciones. -Comento en un tono burlón haciendo que Juliet por instinto frunza en ceño.

- Bueno, al menos tengo un abogado que sabe de eso por mí.

Vuelvo a reírme y puedo ver como la vena de su frente se brota con facilidad. -Espero que por lo menos te haya dicho que es un delito levantar semejantes calumnias ante un juzgado que averiguara.

- ¿Y cómo sabes que es mentira? -Su disfrazada tranquilidad no hace absolutamente nada en mi contra ni en la adrenalina que esta posesa de mi cuerpo. - Tyler puede ser perfectamente un violador, ¿Qué sabes tú de él? Seguro se hizo la pequeña victima ante tus ojos, solo para llevarte a la cama. -Sonríe descaradamente- Tranquila cariño, lo hizo con muchas, incluso conmigo.

- ¿Sabes qué? Puede que tengas razón, Tyler puede ser un violador, un golpeador y puede caer muy bajo. Quizás yo no lo conozca tan bien como dices, pero, cariño -digo en el mismo tono despectivo que utilizo- Dudo que abuse de alguien como tú, el asco que le causas va más allá de su hombría, no eres ni un cuarto de lo que él puede querer en una mujer. -Contraataco. Puedo ver en su rostro que está comenzando a sulfurarse- Y, vamos a ser sinceras. -Digo acercándome a ella- Él es lo que coloquialmente podemos llamar buena cama, mientras tú en tu mente inventabas esta fantasía para perjudicarlo, yo tengo pruebas de que estaba conmigo en Los Ángeles, abusando de mí como quisieras que hiciera contigo; así que espero te guste el uniforme que dan en la cárcel porque si no lo hace él, yo misma me encargaré de denunciarte por daños y prejuicios hacía la integridad de una persona.

Juliet palidece. No responde absolutamente nada, lo que a mí me da ventaja sobre el asunto; vuelvo a girar sobre mis pies para detener algún taxi. Después de liberar toda esta adrenalina de mi cuerpo, lo único que quiero es poder descansar un poco y volver mañana con el pasaporte de ambos.

- No creas que vas a lograr algo con eso, te lo aseguro. -Dice detrás de mí.

- ¿Por qué no confiesas que todo lo que dijiste es mentira?

- Luke me golpeo. -Replica.

- ¿Tyler que tiene que ver en todo esto?

- Al menos que pague por haber traicionado a su hermano, ¿No te parece? -sonríe con descaro- Creo, que después de todo no lo conoces tan bien. La culpa mueve a Tyler y digas lo que digas, él no dejará que su querido hermano pase una temporada en la cárcel por su culpa.

Juliet mueve sus caderas delante de mi caminando hacía su auto. Tengo su rostro marcado en mi cabeza, juro que es de las personas que logran sacar esa parte oscura de ti que a veces es necesaria para hacerte más fuerte, pero si me hago más fuerte en este momento, sería capaz de arrojarla al tránsito para que la atropellen.

- Pensé que te habías ido.

La voz de Peter aleja mis malos pensamientos rápidamente haciendo que mi concentración se enfoque en él.

- Voy a tomar un taxi. -Respondo de mala gana.

- ¿Quieres cenar en casa? -Su voz es sumisa, está tratando de acercarse, pero yo no estoy lista para esto aún.

- No tengo hambre. -No lo miro. Lo veo quedarse a mi lado y suspirar un poco mientras esconde sus manos en los bolsillos.

Es una manía que tiene desde pequeño, lo hacía cuando se encontraba incomodo o nervioso, sí, justo como Tyler lo hace... una ironía de la vida, de esas jugadas que están bien planeadas.

- ¿A dónde vas?

- A casa. -Digo sin ganas.

- ¿La de Tyler o la que rentaste?

Revoleo los ojos. – La que rente Peter.

- Oh. -Sé que está simulando sorpresa o asombro, así que solo me concentro en los autos que van y vienen. - ¿Puedo llevarte?

- No es buena idea.

- Alaska... -canturrea mi nombre al mismo tiempo que revolea los ojos- Tengo miedo de que te quedes sola, además, tengo cosas que contarte sobre el caso que quizás te ayude. -Dice intentando convencerme- Mi mujer sería feliz de verte. – No respondo porque no sé si es una buena idea, pero confieso que me siento algo tentada a aceptar- Por favor. -Suplica por debajo del ruido de los autos.

- ¿Qué vas a cocinar?

- Llevare Pizza.

- Suena bien. -Digo asintiendo y dejando caer mis brazos a un lado de mí resignada- Está bien, puedo ir contigo.

- ¡Gracias!

La sonrisa en él se ensancha tanto que me hace sonreír a mí.

- Mi auto está por allá.

Cuando tengan duda sobre si la vida es una ruleta rusa de la cual no te puedes bajar, solo piensen un instante en que mi vida había conseguido una estabilidad emocional a la que me acostumbré. Mi única meta era graduarme de una vez, terminar con mi pasado y tratar a toda costa de ser la mejor en lo que hago porque es lo que me llena. Entonces, todo se dio vuelta, lo único que no quería para mí era enamorarme y aquí estoy, preocupada profundamente por nada más y nada menos que mi tutor y jefe. Jamás pensé volver a cruzar palabra con Peter, entonces de nuevo, me abofeteo la vida con más ganas y me regreso a él como si de contradecirme se tratase este libreto y como si no fuese suficiente, la única persona que esperé no volver a ver, resulto estar en el mismo lugar que yo con mi novio; supongo que no hay manera de huir de las cosas que están predestinadas a ti, sin embargo, sí puedes escoger como afrontarlas.

- ¿Por qué tanto silencio?

- Considerando que esto es lo más raro que me ha pasado en el año, es lógico ¿No te parece?

Peter sonríe y asiente. – Al menos una vez, pensé que esto pasaría. -Confiesa.

- Esta es una gran ironía para mí del hombre de barba que maneja todo. – digo haciéndolo reír.

- Extrañaba ese humor.

¡Ay, por favor!

- Peter, no puedes decirle eso a la persona que deseaste que jamás hubiese aparecido en tu vida, en un tanto hipócrita ¿No te parece? -Peter asiente y vuelve a su porte de chico serio.

- Bueno, al menos cuéntame de ti.

- Supongo que no te puedo ignorar toda la noche, ¿No? -Peter sonríe.

- No.

Suspiro. - ¿Qué quieres saber?

- Empieza con Tyler. ¿Cómo se conocieron?

Cuando Peter hace la pregunta, enseguida mi mente se traslada aquel día.

¡Bienvenidas! –Sonríe y adivino su próximo paso como si de un libro se tratase, uno que ya leí. —Si están aquí es porque sus fotografías son las mejores que he visto entre miles. –Sonríe. Todas están encantadas y yo solo quiero que deje de parecer un idiota dándole la bienvenida como si fuese el preescolar. –Ahora les voy a entregar unas carpetas y necesito que salgamos en una hora mientras se familiarizan con el ambiente del lugar.

Tenemos una hora esperando, estamos ambientadas con el lugar.

Si tiene algún problema, creo que podría ceder el puesto a alguien un poco más tolerante. –Replica Tyler acercándose a mí. Coloca sus manos entrejuntadas atrás a la altura de su espalda y me mira fijamente haciendo que aparte la vista.

¿Por no soportar la impuntualidad? ¿O por qué al parecer, es un cretino?

Recuerdo sus manos en mi memoria. La manera en la que se movía que mostraba tanta confianza en él que hacía que quisiera golpearlo, sus ojos profundos clavados en los míos retándome constantemente a que discutiese con él sobre las virtudes de la puntualidad; todo está ahí, en mi cabeza. Recuerdo su pantalón ceñido al cuerpo, marrón, ese olor embriagante, las venas que brotaban de sus brazos al momento de remangar la camisa blanca que le quedaba perfecta. Su cabello desordenado, ese día Tyler me miro por lo que era, más allá de lo que la sociedad me etiqueto.

- ¿Alaska?

- Sí perdón. -Digo sintiendo que mis mejillas se ruborizan- Tyler es mi tutor de pasantía, -Peter me mira de forma extraña haciendo que yo revolee los ojos- No me mires así. Fue todo demasiado rápido como para explicarlo.

- Supongo. -Sonríe- ¿Estás enamorada?

- Te dije antes que me es un poco raro confiar en ti, dudo que quiera hablar del tema contigo. -Replico. Lo veo encogerse de hombro.

- Sinceridad, ante todo. -Contesta después de unos breves segundos.

- Es lo que siento. -Le digo acomodándome en el asiento- ¿Y tú? ¿Cómo conociste a tu esposa?

Peter sonríe y entiendo que ambos somos iguales al menos en ese aspecto, unos tontos enamorados. – Ella trabaja en el sector de investigación, ahora está de reposo. -Dice- Está embarazada. -Comenta muy bajito con una sonrisa en sus labios.

- ¡Wow! -La noticia me toma por sorpresa- Así que seré tía.

- Sí. -Su voz está llena de emoción, puedo sentir la misma. A pesar que Peter y yo no llevemos la mejor relación, me encantaría estar cerca de ese bebe- Lily fue mi mejor aprendizaje de vida, ella... -Peter se detiene unos segundos para verme mientras la luz cambia- Tiene asperger.

- Oh... Karma. -Murmuro.

- Diría algo más como un aprendizaje. -Sonríe- Ella me enseñó a perdonarme, aunque aún trabajo en ello. -admite con seriedad- Supongo que solo falta tu perdón.

Aquí vamos de nuevo. -No es fácil, Peter fueron años de... ya sabes, todos esos maltratos.

- Al menos ahora sé que la vida se encarga de poner a cada quien en su lugar.

- Si papá nos viera ahora, moriría solo de felicidad.

Peter asiente sonriente. – Bienvenida a casa. -Dice estacionando el auto en uno de los edificios del centro.

Hemos estado toda la noche analizando el caso de Tyler, son un poco más de las tres de la madrugada. Estoy agotada, pero tengo miedo de dormirme y que le digan algo nuevo a Peter sobre el caso. La situación se complica debido a que él sigue declarándose culpable de haberla golpeado, Luke al menos mintió con respecto a que solo la empujo, Juliet la verdad estaba bastante moreteada, aunque no puedo creerle después de todo.

- Alaska, me llamaron para decirme que la autopsia de violación salió negativa.

Al menos una buena noticia. - ¿Eso qué quiere decir?

- Que solo se reduce a maltrato. -Comenta- Aunque ayudaría mucho que presentes el pasaje y los pasaportes, es lo mejor que puedes hacer por él. Juliet alego que la violación presenta falta de semen porque no acabo dentro, pero ahora está en serios problemas porque ni siquiera presenta haber tenido relaciones sexuales.

- Nunca se va a cansar de mentir. -Digo dejando caer mi cuerpo sobre el sofá.

- ¿Quieren algo de café? -Lily la esposa de Peter es una chica muy dulce, puedo sentir comodidad a su lado, ambos aceptamos el café así que nos vuelve a dejar solos cuando se encamina a la cocina.

Peter se sienta enfrente de mí sobre la mesa, me recuerda un poco a papá cuando va a preguntarme algo. - ¿Qué es lo que realmente pasa entre esos tres?

- Es un problema de hermanos que no es fácil de resumir. -Contesto- Mañana a primera hora iré a buscar los pasajes y los pasaportes, quedaron dentro del auto.

- Te acompaño a primera hora, sería bueno que hablaras con Tyler, seguramente tiene alguna explicación porque no es normal que se eche la culpa.

- Yo sé su explicación, sé las razones y sé que no va a cambiar de opinión al respeto, pero no dejaré que se hunda solo por culpa. ¿Podría pedirte que me dejes dormir? Quiero intentar pegar un ojo.

Me acomodo en el sofá y me cubro con la manta que me prestó. Su departamento es pequeño, pero acogedor. Una sola habitación y un mueble cómodo, no me quejo. Peter asiente y se levanta resignado a que no seguiremos hablando del tema, apaga la luz y se queda mirándome unos segundos como si quisiese decirme algo, pero se acobarda y solo suelta un "buenas noches".

- ¡Alaska, Alaska!

- ¿Mamá? -Puedo ver su sonrisa amplia. Nunca desde que murió volví a ver algo así, es hermoso.

La observo acercarse, restriego mis ojos porque esto solo puede ser un sueño.

- Sí, solo vine a decirte que estoy orgullosa de la mujer que eres ahora. -Sus brazos se extienden a su alrededor y siento unas infinitas ganas de llorar y de correr abrazarla, pero con un solo paso ella se aleja. – Sé que eres una mujer fuerte, no te dejes caer, no importa de lo que te enteres... Promételo.

- Lo prometo, mamá.

Los ojos se me llenan de lágrimas y ellas solo desaparece.

Despierto exaltada y confundida, son las seis de la mañana. El silencio en el lugar me abruma, siento el vacío de la decepción cuando despiertas de un sueño hermoso; era ella, ella con su belleza inigualable y su manera de hacerme sentir segura, ahora solo se esfumo, quedo en un recuerdo borroso en mi cabeza. Cierro los ojos intentando visualizarla nuevamente, pero es inútil, se ha ido.

Me levanto del sofá y me dispongo hacer desayuno, tengo que ir a casa porque necesito algo de ropa y de ahí podré ir a visitar a Tyler. Espero que dormir le haya bajado el nivel de idiotez que estaba manejando detrás de esas rejas. Tomo el teléfono que quedo enterrado entre los papeles que dejamos Peter y yo anoche, me doy cuenta que tengo varios mensajes, sin embargo, la insistencia de Stephen me dice que fue mala idea darle mi número.

*Fui a ver al Sr. Joe anoche, me dijo que te encontrabas en Londres por una emergencia. Me gustaría saber dónde puedo contactarte Alaska, te juro que es importante. Si no lo hago ahora, no sé si pueda hacerlo. *

Ahora mismo no estoy de ánimos para abrirle las puertas a mi pasado, así que dejo el mensaje en visto y comienzo hacer el omelette, espero no se enojen por tomarme semejante atrevimiento, pero considerando que no he comido bien y que no creo que pueda volver a dormir, al menos puedo preparar el desayuno.

No soy amante de la cocina, pero al menos no muero de hambre. Mamá siempre me decía que el secreto para sobrevivir, era odiar tanto el arte culinario, que no te quedara de otra que aprender amarlo. Me parecía un tanto horrible aquel dicho, pero también ahora creo que se refiere a la vida misma; personas como yo que tenemos la vida hecha omelette necesitamos aprender que a veces, hay que adaptarnos a las situaciones que se nos presentan.

Café y unas tostadas, no sé si sea buena idea despertarlos así que comienzo a comer sola, después de todo, necesito salir lo antes posible.

- Buen día. -Dice aun soñoliento.

- Buen día.

- Huele al omelette de mamá. -Comenta con una sonrisa en el rostro- Hace mucho no olía algo similar.

- Sí, después de unas cuantas quemadas, aprendí y es mi mamá. -Soy algo territorial y aun no le creo del todo.

- Tuya. -Sonríe- Me despertaron de la comisaria, al parecer Luke se culpa de lo que paso. -Suspira- Al paso que van, los tres terminaran juzgados.

- Iré hablar con Tyler. -Le digo mordiendo un poco de la tostada.

- Primero desayunas. -Ordena.

- Ya no puedes darme órdenes. -Arqueo una ceja y me llevo la tostada a la boca de nuevo- Además, tengo que ir por algo de ropa.

- Déjame acompañarte.

- No, mejor nos vemos en la comisaria. ¿Sí?

Peter frunce los labios, pero asiente despacio con la cabeza, supongo que tiene que adaptarse a que yo hago mis cosas sola.

- Por cierto, necesitan limpiar. -Comento tomando mi bolso y mi teléfono- Gracias por la pizza.

- A ti por el desayuno. -Contesta y termino de salir de ahí.

Bueno Alaska, necesitas un itinerario. Primero iras a casa, te cambiaras y luego iras a ver a Tyler, debería de llamar a Scarlet, pero no sé si sea buena idea, es mejor que se entere de las cosas por su abogado que por mí, además, no soy la mejor compañía con estos nervios atacando mi sentido común.

Logro tomar un taxi. Le tengo que escribir a Riley para que me abra en cuanto llegue, la verdad no sé donde están las llaves y no tengo ganas de recurrir a un cerrajero, volver a casa de Tyler tampoco es una opción porque los policías han estado ahí desde anoche buscando pruebas que no conseguirán. Espero que al menos, la justicia se encargue de darse cuenta que Juliet, es la única persona que es realmente una basura aquí.

Todo lo que hay en mi mente en este momento es el sueño con mi mamá, justo dándole un golpe a mi lógica; es que ni siquiera puede ser posible que algo así pase, tiene que ser algún tipo de producto de mi imaginación, porque si no, la única explicación es que me estoy volviendo loca.

No tardo mucho en llegar, mis ánimos no son los mejore en este momento, pero al menos puedo sentar a platicar un poco con Riley, quizás ella pueda acompañarme hoy, no me gustaría tratar sola con Tyler y menos si sé que terminare por discutir con él. Desde que tuve con ese sueño con mi mamá me siento incluso más desorientada de lo que estaba antes. Es extraño, como si una parte de mi me dijese que algo dentro de todo va a salir tan mal que será irreversible.

Y sí, tengo miedo.

Marco mi piso y me recuesto del frio metal del ascensor pensando en todas las formas que tengo de que esto salga tan mal que puede que no vea más a Tyler, sea porque quede preso o porque si lo sueltan, me va a odiar tanto que no querrá verme. Me detengo un momento antes de tocar el timbre percatándome de que la puerta está medianamente abierta.

- Riley dime que estas... -Digo con la esperanza de escuchar su voz. Es tan despistada que seguro dejo la puerta abierta.

- No soy Riley.

La voz de Stephen interrumpe en la poca tranquilidad que había conseguido. Me quedo helada, él solo se levanta y se queda mirándome sin pronunciar palabra alguna.

- ¿Cómo entraste? Y-y. –de pronto comencé a sentir como si una braza quemara mis venas de lo enojada que estoy- ¿Cómo es que estás aquí Stephen?

- Lo siento, lo siento. –Dice enseguida- Necesitaba hablar contigo, después me enteré de lo que paso con tu novio y pensé, Dios, no puedo darle más problemas, pero creo que si no lo hago va a matarme esto Alaska. Una vez juré que si te volvía a ver te contaría toda, absolutamente toda la verdad y esa noche que te vi en la galería no pude, llámalo cobardía o asombro... -su mirada se pasea por todo mi cuerpo nuevamente- Solo, desde que te vi esa noche, no puedo dejar de pensar en todo lo que tenía para decirte.

- No es el momento, ni el lugar y ¿Dónde está Riley?

- Dijo que volvía pronto. –Responde encogiéndose de hombros.

- ¿Qué demonios haces aquí?

- ¿Podemos hablar? Pero, esta vez en serio, solo necesito unos minutos y que me escuches. –Dice- Tú papá me dijo que Peter estaba contigo, ¿Vino? –Niego enseguida.

- No tengo tiempo para esto.

Cierro la puerta detrás de mí y decido irme por las escaleras de emergencia. Bajo lo más rápido que puedo, supongo que al menos podre tomar un taxi e irme así tal cual estoy. Stephen no me sigue, sin embargo, cuando llego al living, agitada y con ganas de desaparecer de ahí lo más rápido posible me doy cuenta que está saliendo del ascensor.

- ¡Déjame hablar! –Ruega intentando acercarse.

- Steph, no necesito esto ahora, no estoy pasando un buen momento. Metieron preso a mi novio por algo que no hizo y no quiero estar aquí perdiendo mi tiempo con cosas del pasado. –Tomo un poco del aire que perdí al decir todas esas palabras tan rápido- Lo siento.

Camino delante de él sin obtener respuesta alguna, ahora mismo ni siquiera está el portero para refugiarme aunque sea en su presencia, salgo por la puerta de cristal y tengo que intentar que mi corazón vuelva a su ritmo normal porque lo que menos necesito en este momento es un ataque.

- Alaska. –Su voz vuelve a interrumpir en mis pensamientos, pero esta vez no volteo, decido que ignorarlo es lo mejor.- Yo... -¿De verdad no puede entender que no quiero hablar? –Yo había querido decirte esto antes y fui a cada una de las galerías donde se presentaba el francés, -dice porque ni siquiera puede recordar el nombre, es más de la cadena de mentiras que siempre dijo- Yo, yo participe en el asesinato de tu madre.

¿Qué dijo? Las palabras retumban en mi cabeza como si se tratase de un eco. En seguida todo lo demás se pone en mute, absolutamente todo. La misma sensación que tuve cuando vi a Peter por primera vez me abruma; miedo y confusión, pero sobre todo dolor. No había sentido un dolor parecido, no en mucho tiempo. Muerdo mi labio para evitar que aquel nudo de mi garganta se convierta en un llanto imparable. Giro sobre mis pies con la poca fuerza que me queda y me doy cuenta que él está hablando, que sus ojos se llenan de lagrimas, pero no puedo escucharlo.

Entonces, lo poco que me quedaba de mi pasado se desvanece. Es como si los bonitos recuerdo, el amor, las ganas de volverlo a ver quizás en algún momento se desvanecieran y se convirtiera en todo lo que está recorriendo mi cuerpo. Irá. Mis manos se hacen un puñado fuerte que puedo sentir, pero no me duele, mis uñas clavándose en mi piel, pero no me duele, siento que todo; desde mi cabeza, hasta los pies está lleno de algo que jamás experimente y duele.

¡Maldición, duele!

- Dime algo. –Escucho pero no puedo asimilar las palabras en mi cerebro. –Yo... -Lo veo encogerse de hombros y unas cuantas lagrimas recorren su mejilla haciendo que la parte tranquila de mi enloquezca.

¿Qué se supone que deba decir? Antes de Tyler, yo ni siquiera había pensado en enamorarme de nuevo, solo porque todo lo que viene de la mano del amor duele, duele amar, pero duele amar porque en el amor, siempre vas a perder y yo, perdí la persona que más amaba, perdí de la forma más horrible y dolorosa que una persona puede perder a un familiar, perdí la única persona que me mantenía de pie; y lo perdí a él. Porque me sentía culpable, porque sentía que nada de eso hubiese pasado si no hubiese escapado e intentara casarme clandestinamente con Stephen. Si ella no se enterara y quisiera ir a mi rescate porque era una locura, si ella tan solo pudiese haber confiado en mí y yo no hubiese hecho la estupidez que hice. Incluso el culparla por no dejarme casarme con la persona que amaba y sentía morir, porque ¡Mierda! Lo amaba y ella me lo había impedido, estaba enojada y por esa maldita razón decidí no ir ayudarla, decidí no hacer caso por mi maldito orgullo, por él. Duele porque aún después de tanto tiempo me sigo sintiendo culpable, duele porque se fue y ni siquiera pude decirle que la amaba, que me perdone por no pensar bien las cosas, que la necesito y que sé que en algún momento me dejará sola afrontando la vida, pero no quería que fuese ahora; y duele como nunca haber terminado de alejar a Peter solo por creer que él fue el culpable de todo, cuando siempre fue Stephen.

- Alaska...

Suelto el puño de mis manos y lo miro como puedo, aun sin decir más nada el aparta la vista de la mía, susurra de nuevo un Lo siento.

- Que se supone que deba decirte. –Bufo tomando fuerza en cada palabra- ¿Qué se supone que deba decir a esto? ¡Maldito enfermo!

En mi cabeza hay solo flashes, risas, momentos. Momentos que duelen, momentos que queman, momentos que se esfuman y la rabia se convierte en fuerza, la fuerza en dolor, luego en valentía; por ultimo mi puño chocando con tanta fuerza contra su rostro, no puedo explicar lo mal que me siento como para no sentir el dolor en mi mano. Puedo ver a través de mis ojos ahora cristalinos, su sorpresa. Sin embargo, no intenta defenderse, no dice nada; la gente a nuestro alrededor se convierte en espectadores y yo ni siquiera puedo detenerme a pensar en otra cosa que en esa maldita noche donde me quito absolutamente todo lo que amaba.

- Lo siento. –Repite al mismo tiempo que el impulso me lleva a golpearlo de nuevo.

Una y otra vez.

Hasta llorar, hasta romper lo poco que quedaba de mi.

Puedo ver sangre en mis nudillos y aun así siento que me tiene que separar de él para detenerme, pero no puedo. Su llanto no me conmueve, no me conmueve nada, no quiero escucharlo y mientras golpeo todo lo que alcanzo a tener de él solo escucho un "lo siento" que no necesito, porque no hará que cambien las cosas, porque no quiero escucharlo, porque quisiera nunca haberlo conocido y nunca tener que volverlo a ver. Entonces, ya no es una sola persona la que me tiene, son varias pero mi llanto es aún más grande y ruidoso, ni siquiera puedo respirar pero así sea con mi último aliento, necesito golpearlo y sentirme un poco mejor, pero no funciona.

Nada funciona.

De pronto, simplemente no siento nada. Ni la gente a mí alrededor, ni mis recuerdos, ni siquiera las lagrimas recorriendo mis mejillas. Todo es oscuro, confuso, triste, frío, todo se vuelve nada. Yo me vuelvo nada.

La misma canción, ese mismo olor a casa. Una sonrisa se asoma en mi rostro. Huele a galletitas y a leche caliente, hace algo de frío, propio de la época de diciembre en Los Ángeles, escucho las risas, la voz de mi mamá y mis hermanos cantando armoniosamente, mientras mi papá llega a casa. Esa pequeña soy yo, supongo que un recuerdo de cuando era feliz. Aunque para mí la felicidad siempre fue relativa, quiero decir, los recuerdos por lo general terminan por convertirse en tu cárcel.

A veces, te rodea la melancolía del momento y la sonrisa se convierte en ese vació infinito de emociones que no puedes definir simplemente porque no hay palabra que describa lo que sientes. Lo peor de los recuerdos, no siempre es el momento, son las personas. ¿Cómo dejas de extrañar a las personas? Ni siquiera creo que eso sea posible, y luego, en el momento que crees que nada puede dolerte más, te arrancan de sopetón a la única persona que siempre cuido todo de ti, que creyó y no parece justo.

Duele.

Sigue oscuro por momentos, no sé si estoy muerta y melancólica o si solo estoy viva y no quiero abrir los ojos. Me duele el pecho, por lo general no es un buen augurio y no respiro del todo bien, pero me aferro aquel recuerdo, aquel olor, aunque ni siquiera sé si es verdad.

Odiaba soñar porque por lo general cuando despertaba y me daba cuenta que ella ya no estaba, era exactamente igual como el primer día, no recuerdo exactamente cuánto tiempo pasé así; pero recuerdo su rostro. Su mirada y su sonrisa cada mañana, su olor. Por momentos, duele y por otros, es un recuerdo al que aferrarse.

¿Qué hago aquí?

Intento abrir los ojos, pero me duele. No sé qué es lo que pasa con exactitud, pero sé que no es bueno por la debilidad que siento. Entre tanto silencio, lo único que puedo escuchar son mis pensamientos, esos que estaba tratando de evitar por una sencilla razón, no quiero que sigan lastimándome; pero en ella, se repite una y otra vez las palabras de Stephen. Es una mezcla de sentimientos que no puedo explicar y que solo se alimenta con este silencio infinito y absurdo en el que me encuentro.

Ni siquiera veo salida alguna para esto. Que difícil que es controlar el dolor del que no eres netamente dueño, porque no consigo paz. Antes, pensaba que la solución solo era escuchar al culpable decir de su propia boca todo aquello que hizo, sin embargo todo término lastimándome más, abriendo aún más está herida.

- Alaska sé que puedes oírme.

Escucho, pero no sé de dónde proviene la voz.

- Siento todo el daño que les cause. –Dice- Una vez que me di cuenta de lo que había dicho, confesé, sabía que de igual forma te perdería, pero conoces a mi papá... él, tiene algunos conocidos y cerraron el caso.

Siento un frío que traspasa la carne, los huesos. Es que duele, cada palabra y quisiera gritarle, pero entiendo que no estoy en condiciones, no sé qué pasa con exactitud pero no tengo fuerza.

- Tú eres la única persona que siempre me importo ¿Sabes? Yo no podía dormir, pensando que todo lo que paso fue por mi culpa y todos estos años he tratado de conseguir aunque sea una pizca de ti. Cuando me mandaron lejos, intente escribirte, sé que no es excusa y que estamos grandes. También sé que no rompí un vaso, le quite la vida a una persona y fui...

¡Cállate! Tapo mis oídos porque no quiero seguir escuchándolo, siento los latidos de mi corazón lejos, pero a su vez, sé que están latiendo con fuerza.

- Quiero remediarlo, dije que el día que te volviera a ver, iba a confesar ante la policía. No sé si eso sirva de algo ahora, ha pasado mucho tiempo.

No necesito esto. Intento levantarme pero todo sigue oscuro ¿Quede ciega? - ¡Basta Stephen! – El ni siquiera me oye, no entiende que no quiero escucharlo, que hizo el peor de los daños a la persona que supuestamente quería.

- Peter no sabe que estoy aquí, no sabe por qué estás tú aquí. –Dice en un murmuro- No tengo el valor para decirle, pero necesito que por favor reacciones, necesito que me digas que me perdonas. Alaska, por favor.

¿Reaccionar? ¿De qué demonios habla?

- Sí, reaccionar.

Aquella voz se hace presente en aquel retumbante silencio, sigo sin poder ver nada pero la reconozco, la piel se me estremece y una lágrima corre por mi mejilla sin poder evitarlo. Otra vez su voz, ¿Estaré soñando? Esto ni siquiera puede ser real.

- Alaska, necesitas reaccionar.

- ¿Mamá? ¿Dónde estás?

- Aquí. –Sonríe desde el fondo como si me iluminase todo.

- ¿Estoy...?

Niega con su cabeza mientras me mira con dulzura. –No y si no reaccionas pronto te quedaras un poco más conmigo aquí.

- Esto... esto no es real.

- Oh, la realidad es tan relativa como tu pensamiento sobre la felicidad Alaska.

- Bueno, hace mucho dejaste de voltear mis palabras en mi contra. –Sonrío- Es bueno saber que todo sigue intacto aunque sea en un sueño.

- No es un sueño o creo que sí. –Repite- No lo sé, yo estoy en tu corazón y por eso estoy aquí.

- ¿Y yo estoy en....?

- Tu consciente. –Responde tajante- Algo oscuro ¿No te parece? –Asiento.

- Al parecer no soy tan buena como creían si este es mi consciente, pura oscuridad. –Comento en forma de chiste- ¿Puedo abrazarte?

- Claro que sí.

Sus brazos se abren y por un momento pienso que estoy en el sueño más lindo del mundo y sí, no quiero despertar. Se siente como casa, ese cálido y amoroso abrazo que no se puede ni explicar, es como volver a nacer.

- Se supone que si despierto no te veré más ¿No?

- No hablemos de eso. –Dice- Mejor, dime... ¿Por qué estás aquí?

- Pensé que eso me lo responderías tú.

- No, quiero que analices que paso y me digas porqué estás aquí.

- Su sonrisa se ensancha nuevamente

- Su sonrisa se ensancha nuevamente

Ella toma mi mano y toda la oscuridad desaparece, de repente me encuentro en la entrada de mi casa, donde vivo con Riley. Se supone que estoy aquí pero nadie logra verme. Este es el sueño más raro que he tenido en años. Y ahí estoy, saliendo del edificio con Stephen siguiéndome, escucho todo de nuevo, me duele el pecho y la observo mirar la escena con tanta serenidad que no puedo entender. Me veo caer después de un par de golpes y la gente rodeándome. Okey, esto es absurdo.

- ¿Entonces si me morí?

- No. –Repite revoleando los ojos. Me recuerda un tanto a mí.- Quiero que entiendas que estás aquí solo porque perdiste el control de ti misma.

- ¿Tuve una crisis nerviosa?

- Sí.

Oh mierda.

- Estoy inconsciente.

- Sí. Y todos allá afuera, están preocupados.

Esto es absurdo. - Vamos despierta- Me digo a mi misma. –Nada de esto paso, no estoy inconsciente, Stephen no mato a mi mamá y... ¡Tyler! ¿Dónde está Tyler?

Ella suspira y niega con la cabeza. -¿Vas a despertar?

- Bueno, no sé exactamente como se hace. –Replico- Digo, no todos los días te dicen cosas como estas. ¿Qué demonios te dan en los sedantes? Debo de estar loca.

- Alaska... -Replica con el ceño fruncido- Estoy hablándote en serio.

- Yo también. –Replico del mismo modo- Vamos, esto ni siquiera tiene lógica.

- No todo en la vida tiene que tener lógica.

- ¿Te mato? –Pregunto tajante.

- Técnicamente, no, él solo contrato a las personas. ¿Qué no escuchaste nada de lo que te dijo?

- Perdí absolutamente todo sentido después del "Yo la mate" creo que es lógico, ¿No te parece?

- Alaska. –Llama nuevamente- Basta.

- Bueno, lo siento pero yo no creo en estas cosas. Seguro me sedaron, ya despertaré y tú no eres más que un deseo de la mente de tenerte, así que mejor devuélveme a donde estaba, que estaba por quedarme dormida.

- No puedo.

- ¿Por qué?

- Hija, si duermes caerás aún más profundo en esto.

- Bueno la verdad no me molestaría volver a verte todos los días.

Mi mamá frunce los labios y suaviza su mirada hacía mí. Extrañaba tanto esto. -¿Recuerdas cuando eras una pequeña niña?

- Tengo muchos recuerdos mami. –Digo- No sé por cual quieres empezar.

- No puedo retenerte aquí, pero escúchame. Ahora tienes gente por quién luchar ahí –señala la casa de Tyler- Y ahí. –Señala mi panza.

¡Wow...stop! ¿Qué?

- ¿Estoy...?

- No. –Sonríe nuevamente- Aún.

- No entiendo que quieres que haga entonces.

- Ven.

Ella nuevamente toma mi mano aparecemos en aquella sala de emergencia. Hay tantas personas, tantos gérmenes a mí alrededor, nunca lo dije pero odio los hospitales, los odio.

- Oye, Joe está en camino. –Dice- Ya es un hombre grande, no puedes darle estos sustos. ¿Y Peter? –Toma mis hombros volteándome hacia una de las camillas- Míralo, está desesperado.

- Nunca me cuido exactamente.

- Hubo un tiempo que sí.

- Corto.

- Te ama. –Replica- Él también te recupero ahora, no quiere verte aquí en una cama de hospital por tu terquedad.

- Mamá, la herede de ti así que no hay mucho por decir. –Digo.

- Eso es cierto.

Puedo verme en aquella cama y todo a mi alrededor tan pálido que me hace sentir mal, solo porque estos lugares siempre los odie, son deprimentes. Digo, ya es bastante triste que te sientas mal como para que encima, las habitaciones sean deprimentes. Veo a Riley, Peter con su mujer y a Stephen. En seguida que lo veo siento una presión en el pecho que no puedo explicar. Cierro los ojos y trato de no recordar todo el dolor que sentí pero está ahí.

- Déjalo ir. –Dice- Todos ellos te necesitan. A todos les has cambiado la vida de alguna manera y sé que los quieres, no puedes solo quedarte aquí.

- Puedo.

- ¿Y Tyler? ¿Tú papa?

- Papá está bien y la última vez que vi a Tyler, estaba cuestionándome por quererlo ayudar y además, resaltando mi condición, no parece quererme en su vida.

- Alaska, todos cometemos errores.

- Me voy a quedar aquí hasta que deje de doler. –Le respondo- Y es mi última palabra.

La escucho resoplar sin decir más nada al respecto.

Tyler.

Tengo un insoportable dolor de cabeza que sería justificado por el encierro, pero lo único que realmente me tiene con este dolor en la cabeza y en el pecho es que nadie sabe nada de Alaska. Estoy firmando el boletín de salida de este infierno, mi mamá no deja que vea a Luke, sin embargo este no es mi mayor problema. En mi mente solo está el hecho de que Alaska ayer se fue enojada conmigo y que además se fue con su hermano en el que no confió ¿Por qué demonios lo haría? Juro que si le hizo algo, yo mismo me encargo de volver aquí por mis propios medios y sin remordimientos algunos.

- Tyler. –Mi mamá se acerca con cautela, algo pálida y su respiración acelerada, lo puedo notar por la forma en la que su pecho se llena del aire con rapidez.

- ¿Qué pasa?

- Tienes que ir al hospital.

- ¿Qué pasa? –Pregunto nuevamente esta vez sintiendo que mis manos se enfrían.

- Alaska tuvo una crisis, está inconsciente desde esta mañana no despierta.

El nudo en mi garganta es inevitable. Mis manos sudan y mi voz se perdió en algún lugar entre todas las palabras que quiero decir. - ¿Qué? ¿Cómo sabes? ¿Dónde está? –Digo después de unos segundos.

- En donde tu papá murió.

Oh no, esto no es un buen augurio.

- Dame las llaves del auto.

- No traes tu licencia.

- ¡Me importa madre la licencia! –Grito sin poderlo evitar mientras mis manos comienzan a temblar.

- No. Yo te llevo, vamos.

Un paso, dos, tres. En mi cabeza solo hay las palabras de mi mamá. ¿Qué le paso? ¿Qué le hicieron? Entonces la culpa termina por invadirme, termina alterando cada rincón de mi cuerpo cuando me subo al auto. No estaba ahí para cuidarla. No estaba ahí para ella.

- Necesitas calmarte Tyler. –Me pide mientras pone el auto en marcha.

No respondo. Cierro los ojos y veo su mirada, su decepción en ella después de lo de ayer, presiono con fuerte el cinturón de seguridad porque a ella no le puede pasar nada, no a ella.

Soy un imbécil.

El tráfico no ayuda a mis nervios, mi mamá está tratando de controlarse, veo sus ojos llenarse de lágrimas y sé que hay algo más de lo que me dijo. - ¿Qué más hay? –Pregunto tajante en voz alta.

- Tienes que hablar con el doctor.

- ¿Por qué? ¿Qué pasa?

- Alaska tuvo un ataque de ansiedad que no pudo controlar y callo inconsciente al suelo, al parecer el golpe provoco un traumatismo en su cabeza. Es todo lo que sé.

- ¿Quién te aviso? –Pregunto intentando calmarme. –Respiro con dificultad-

- Stephen se llamaba, creo que es el hermano.

¿Quién?

- ¿Estás segura?

- Sí.

- Mierda.

- ¿Qué pasa? –Pregunta preocupada.

¿Qué demonios hace él aquí? Me bajo en la primera parada del semáforo, corro por la calle escuchando como se alejan los gritos de mi madre pidiéndome que vuelva, pero no la obedezco, estamos cerca y llego más rápido a pie. No sé qué paso, solo necesito que el doctor me diga que ella está bien.

Dios, por favor que ella este bien.

Corro y corro sintiendo estás enormes ganas de llorar. La gente a mí alrededor ni siquiera lo nota, solo necesito verla, necesito escuchar decir mi nombre o solo sonreír, esto no me puede estar pasando a mí. No otra vez.

Una vez que llego, me dirijo a emergencia sin mirar a nadie. Puedo ver a Riley con un vaso de café hablando con Peter, Stephen a un lado. Solo me detengo a observarlos y pienso en todo el daño que le hicieron y ahora están aquí, no merecen estar con ella, no merecen estar aquí.

- Tú. –Llamo la atención de los presentes y camino con rapidez hasta Peter chocando mi puño con su rostro. Lo veo caer al suelo, Riley se aleja y Stephen se levanta pero mi puño choca con él también. Hay silencio y gente moviéndose con rapidez a mí alrededor- ¿Qué le hicieron? ¿Dónde está?

- Tyler, calma. –Pide Riley a mi lado.

- ¿Dónde está?

- Yo no le hice nada. –Dice Peter levantándose con toda la intención de devolverme el golpe pero Stephen lo retiene.

- Estaba conmigo cuando se desmayó.

- ¿Qué le hiciste?

Su rostro palidece y no responde. Es su responsabilidad. –Señor cálmese porque lo sacamos de aquí. –Dice una de las mujeres de uniforme que trabajan ahí. Entonces veo a través del vidrio su cuerpo conectado a varios aparatos que no entiendo, intento entrar pero la puerta está cerrada.

- No puedes. –Replica Peter.

- Tengo que verla. –Murmuro.

- Ve con la enfermera, tienes que entrar con mascarilla.

- Venga.

Sigo a la mujer hasta una cabina donde me entrega una de estas horrorosas batas y un cubre boca para protegerla. Se veía tan vulnerable, tan sola... tan apagada. -¿Qué tiene?

- El doctor les explicará. –Dice.- Ya puede ir.

Camino por aquel largo pasillo sintiéndome con cada paso aun peor. Stephen en un lado mirando sus dedos con culpa, sé que fue él. Peter observando el techo y Riley me mira algo preocupada, asiento hacia ella y abro la puerta de la habitación para observarla. No me acerco, solo la miro y la miro. No puedo entender, ¿Cómo está tan callada? ¿Tan fuera de ella? Necesito que se ría y me diga que es su venganza por lo que yo le dije, pero no pasa. Intento acercarme pero estoy petrificado, una lágrima recorre mi mejilla y tomo fuerzas para acercarme.

- Mi amor. –Murmuro- Ya es hora de que despiertes, tienes demasiado tiempo así. ¿No crees? –Tomo su mano- Alaska, por favor. Ya soy libre, siento todo lo que dije.

Afuera escucho como se acerca un hombre pidiendo a los familiares de Alaska, a su lado otro con cero expresión en su rostro. Me levanto para escuchar lo que tiene para decir, su rostro no dice cosas buenas, así que solo me quedo detrás de la puerta escuchando.

- Alaska está en perfecto estado –dice- El problema parece estar en ella, el golpe fue lo suficientemente duro para que perdiera la consciencia pero no entendemos porque no despierta. Mi compañero les explicará un poco más al respecto, es neurocirujano y psicólogo.

- ¿Tuvo alguna discusión antes de esto?

Stephen asiente. –Conmigo. –Dice casi en un murmuro.

- Alaska está evitando salir del trauma, algo en ella quiere quedarse donde está. Solo tiene que tener paciencia, recordarle que está bien y que tiene que estar con nosotros.

- ¿Cuánto tiempo estará así? –Pregunta Riley.

- No lo sé, depende de ella.

- Para eso se les paga. –Replica Peter con prepotencia.

- Sí, pero el trabajo de ustedes, es raro, generalmente estás cosas suelen no pasar así que como psicólogo les digo, los necesita. Puede caer en alguna especie de coma, si eso pasa, la podemos perder. Solo por el hecho de rechazar la realidad, los necesita y a todos los que ama. Estará en observación de todas formas. Permiso.

Vamos Alaska.

La observo respirar con tal tranquilidad mientras los aparatos a los que está conectada rompen el silencio. Vuelvo a tomar su mano y beso sus nudillos acariciando su piel. En mi mente, solo hay su risa, su manera de mirarme, su locura instantánea, mi chica.

- Alaska, por favor. –Digo- Sé que fui un imbécil.

- Lo fuiste. –Respondo sin que pueda oírme. Mi mamá me mira reprochante, pero la verdad es que ni yo sé cómo salir de aquí.

- ¿Te acuerdas cuando te dije por primera vez que estaba enamorado de ti? Tus ojos brillaban y esa sonrisa en tu rostro, hacía que por primera vez en muchísimo tiempo mi vida cobrara sentido. ¿Sabes? Ese día entendí que podía pasarme la vida entera viéndote sonreír y que sí soy yo quien causa esa sonrisa, tengo un motivo para seguir adelante. Antes pensaba que podía refugiarme en la pintura y en la fotografía, no quise... compartir, ni mi dolor, ni mi vida con nadie más. Sentía que no lo merecía, pero algo paso. No sé qué. Solo sé, que tú llegaste y todo se volvió Alaska, todo eras tú y todo eres tú. Por favor, solo... necesito ver tus ojos, sentir que todo está bien, que estás conmigo.

Alaska

La presión en mi pecho se vuelve más punzante. Mamá no dice nada, solo me mira y lo mira. Recuerdo perfectamente cómo fue ese día, le entregue todo de mí.

- Está muy enamorado. –Dice desde el otro lado.

- Yo también. –Confieso con firmeza.

- Puede que no vuelvas más si no lo intentas ahora.

- Primero tengo cosas que decirte. –Replico ignorando a Tyler en aquel plano.- Que... sorprendente. –Digo- Todo es tan, extraño. ¿Cómo es que nadie ve lo que pasa aquí?

- Algunos dirían que es el subconsciente quien crea estas cosas cuando estas dormida o inconsciente; por mi parte, creo que el ser humano esta tan cegado en lo que es y en lo que no es verdad, que omiten ciertas realidades.

- ¿Vives aquí?

- Ya te dije que esto es tu consciente reviviéndome porque me necesita. –Responde- Y sí, aquí vivo.

- ¿Me perdonaste? –Pregunto tajante. Ella me mira confundida, es obvio que no lo recuerda, creo... me encojo de hombros y me siento en el suelo intentando ordenar mis ideas- Sobre... ya sabes, decir que te odio.

Una sonrisa se esboza en su rostro, mamá se desplaza hacia mí y se sienta en el suelo de igual forma, mirándome fijamente. –Se lo que podemos llegar a decir cuando estamos enojados, pero sé que muchas veces no lo sentimos.

- No lo sé. –Respondo- En ese momento, solo pensaba en Stephen, puede que lo haya dicho con sentimiento.

- Sé que no me odias. –Musita- No te tortures Alaska, no eres culpable de lo que paso. Ni Peter, ni siquiera Stephen.

- Oh él sí. –Digo haciendo que se ría.

- Sí, pero al menos ha tenido una vida tormentosa por eso. Yo lo perdone, ¿Por qué tu no?

- Porque me quito a la persona que más amaba en la vida.

- Si tu papá escucha eso... -bromea y yo me rio.

- ¿Quieres que me vaya? –Le pregunto.

- Quiero que vivas. Quiero que llores, que rías, que ames, que aprendas a no ponerte piedras en el camino. Que tienes el talento para hacer lo que desees solo si crees en ti misma. Alaska. –Ella toma mi mano, se siente tan frio y tan lejano que me invade una repentina sensación de miedo. –Todo en esta vida se trata de luchar, de seguir adelante. A veces, no tendrás contribución alguna por lo que haces, pero aquí –señala mi corazón- tiene que estar lleno de orgullo, porque haces las cosas por amor a lo que haces, por un refugio, por salvarte. Cuando me fui, prometiste que serías la mejor para mí. –Sonríe mientras unas lágrimas se resbalan sin permiso por mis mejillas- Pero tú ya eras la mejor para mí, yo ya soy tu mayor admiradora. Sé que eres fuerte y seguirás adelante después de todo esto, pero tienes que aprender que aunque tu papa, tu hermano, Tyler, incluso yo, seamos tu impulso, solamente tú, vas a lograr salir del hueco donde te metes cada vez que quieres huir. ¿Sabes por qué Tyler te acepto en su galería?

Niego intentando no seguir llorando pero me es inevitable.

- Porque tu talento vale, el corazón que le pones a cada cosa que haces, lo que trasmites al hacerlo. No confiabas en ti y aun así él confió en ti. Como yo, como tu papá. Eres fuerte Alaska, la vida no suele ser justa, muchas veces te va a golpear y sentirás que no hay salida y querrás llorar, caer, desistir y entonces, yo estaré ahí, aunque no me puedas ver como siempre, recordándote lo especial que eres para el mundo. No puedes quedarte aquí por mí. Yo te perdone Alaska, ahora tienes que perdonarte tú, aprender que la vida se trata de ensayo y error, odiarte no servirá de nada, culparte... todo tiene su curso y todo vuelve. Tú tienes que volver, yo te amo y estaré siempre contigo.

No consigo decir nada. Mi cabeza reproduce rápidamente cada instante de mi vida, como flashes, no sé qué pasa pero, mis brazos se aferran a su abrazo mientras siento que me seco de tanto llorar, de tanto sentir. Y duele porque siento que se desvanece y no quiero que lo haga, lloro y me aferro pero el silencio se va, solo escucho voces a mi alrededor, a papá, a Tyler. Ya no está, no la puedo ver.

Solo se fue.

Me duele la nuca y aquel molesto sonido de máquinas perturba aún más mi cerebro. Abro los ojos intentando acostumbrarme a la luz pero me repela y los cierro de nuevo con fuerza. ¿Qué paso? Tengo palabras en mi mente, desordenadas pero retumbando como eco en ellas.

- ¡Doctor! –Grita lo que creo es la voz de Joe.

- Shh... -siseo con el poco aire que hay en mi cuerpo.

- ¡Oh, gracias a Dios! –Sus labios besan mi frente.

Intento nuevamente abrir los ojos y acostumbrarlos a la luz, está vez me duele menos a diferencia de todo el dolor corporal que tengo. Veo los ojos llorosos de mi papá, sonríe ampliamente y eso mejora mi repentino mal humor. Peter también está ahí, viendo desde la puerta mientras un hombre se abre paso entre ellos para entrar a la habitación. Por su vestimenta, supongo que es el doctor. Le dice algunas cosas a la chica a su lado y se acerca con rapidez a revisarme con una linterna que termina por dejarme ciega.

- No. –Me quejo- ¿Qué me paso?

- Estuviste inconsciente unas veinticuatro horas. –Dice con una voz gruesa.

- Eso es mucho.

Papá me ve como si fuese la primera vez. Es lindo ver esa sonrisa, Peter entra a la habitación pero enseguida la enfermera la saca para que me chequeen. Hace un gesto con su mano, puedo ver por la ventana de la habitación hacia el pasillo a Tyler, me es inevitable no querer lanzarme encima de él. Sus ojos llorosos me conmueven, aunque siento que exageran un poco.

- Bueno, al parecer está todo bien. –Dice- Vaya susto que les pegaste. –Sonríe palmeando mi cama- Voy a ordenar que te hagan unos chequeos más, si están bien, te podrás ir por la mañana.

- Gracias.

Siempre odie los hospitales. Cuando el doctor sale de mi habitación todos le caen como abejas a la miel, me rio pero solo hace que me duela un poco más la cabeza. Peter es la primera persona con la que quiero hablar, así que le pido a la enfermera que lo llame ahora que va de salida. Todos se sorprenden, lo sé por sus rostros expresivos, necesito aclarar las cosas con él. Las palabras de mi mamá, aunque no sé si fueron reales o que paso con exactitud, si fue un sueño o no, hicieron eco en mí.

- No vuelvas hacernos esto. –Dice cerrando la puerta detrás de él.

- ¿Stephen?

- Se fue. –Responde frunciendo el ceño- ¿Qué fue lo que paso?

¿Qué paso? Me quedo un rato intentando recordar que tenía para decir, sé que tiene que ver con mamá y con él, pero no recuerdo que exactamente.

- Estábamos hablando y solo recuerdo que tenía que ir a llevarle unas cosas a Tyler, de ahí solo recuerdo este horroroso techo. –Volteo nuevamente a la ventanilla y alcanzo a visualiza a Patrick.- ¿Por qué está Patrick aquí?

- Ah. –Bufa sentándose en la cama- Papá lo llamo, dijeron que tu inconsciencia se debía a algo que estabas bloqueando de tu realidad, así que, qué mejor que tu terapeuta. –Dice- Y le trajo algo a Tyler, no lo sé.

- ¿Tyler? –Asiente- ¿Cómo salió?

- ¿No quieres que él te lo explique?

- No. –Replico enseguida- Sigo enojada y por lo menos por ahora no lo quiero ver.

- ¿Le digo que se vaya? –Lo miro observarme desde la ventana anhelante de entrar. Niego con la cabeza y tomo la mano de Peter, recordando lo que mamá me dijo- Te perdono. –Le digo.

Peter me mira confundido, sus manos enseguida se vuelven frías y puedo ver la pera de su garganta subir y bajar.

- Sé que no fuiste tú quién hizo mato a mamá.

- Pensé que había quedado claro. –Comenta.

- No lo sé, una parte de mi me insistía con tu culpabilidad.

- ¿Qué te hizo cambiar de opinión entonces? –Pregunta- No eres exactamente una persona que cambia fácilmente de opinión.

- Stephen. –Confieso- Él... tiene algo que ver, no estoy segura, no recuerdo demasiado, pero búscalo. ¿Lo prometes?

- Si fue él....

- Promete que actuaras bien por primera vez Peter.

- Primero lo consigo y después te digo. –Replica- ¿Quieres ver a alguien más?

- No, quisiera salir de aquí. –Confieso.

- Con calma. –Sonríe- Oye, gracias por despertar.

- A mamá. –Le digo provocando que vuelva a fruncir el ceño- También te perdono por lo demás. –Agrego.

Peter se levanta de la cama y besa mi frente para retirarse con pasos largos de ahí. Veo a Tyler desesperado por entrar, sin embargo, quiero hablar con él de último. Tengo algunas cosas para decirle, y otras tantas que gritarles, pero sobre todo una muy importante.

No sé cuántas horas han pasado. Dormí demasiado pero esta vez no recuerdo haber soñado nada, ahora que me siento un poco mejor si quisiera hablar con Tyler. Cuando observo todo lo que hay a mi alrededor, me doy cuenta que mi papá está durmiendo en el sofá al lado de la comida horrorosa que sirven en estos lugares.

- Pa... -Llamo bajito, pero no oye- Papá.

- ¿Qué pasa? ¿Qué pasa? –Responde entre dormido levantándose con rapidez.

- Nada, ¿Tyler está?

- No, se fue. –Dice- Llámalo, no se veía bien cuando decidió irse.

- ¿Tienes mi teléfono?

- Está en tu mesita. –Dice- ¿Quieres algo o puedo...?

- Duerme pa. Te amo.

- Yo más pequeña.

Alaska:

Oye... ¿Estás?

Tyler:

Pensé que no querías verme.

Alaska:

¿Por qué pensaste eso?

Tyler:

Preferiste hablar con Peter antes que conmigo, es obvia la señal. Estoy cerca, ¿Puedo volver?

Alaska:

Por favor.

Tyler siempre tiene este efecto en mí. No importa lo lejos o cerca que esté, siempre logra que aunque este enojada, ese cosquilleo hermoso recorra mi cuerpo solo de saber que lo veré. No tarda mucho en llegar, no sé cómo hizo para que lo dejaran entrar a esta hora, entonces recuerdo exactamente sus palabras cuando estaba preso: "Soy una persona con dinero, puedo hacer que me dejen o me saquen si así lo deseo y a ti no te van a creer justo por tu condición" duele un poco, sí. Algo en mi ego y en el altar en el que lo tenía se rompió.

- Los dejo solos. –Dice Papá.

Tyler cierra la puerta una vez que Joe sale de la habitación y se queda distante solo observándome. –Hola. –Murmura con cautela.

- Hola. –Digo.

- ¿Cómo te sientes? –Ladeo la cabeza.

- Bien, creo. –Confieso.

- ¿Estás muy enojada? –Pregunta

- ¿Por tratarme como los demás? ¿Por ser un idiota? ¿Por cuál de todas las causas? –Pregunto.

- Por todas. –Admite- No soy perfecto.

- Jamás pensé que lo fueras. –Replico- Solo... eras la única persona que me hacía sentir diferente y no por el asperger, sino porque realmente me veías más allá de eso.

- ¿Era? –Asiento- Lo siento Alaska. –Dice sin moverse de donde esta- Yo... enloquecí cuando supe que estabas aquí.

- ¿Antes o después de que te liberaran? –Pregunto.

- Durante el encierro no supe nada. –Dice- Cuando lo supe, solo quise venir aquí y saber que estabas bien.

- Lo estoy ahora. –Digo.

- Siento no haber estado ahí para cuidarte.

- Puedo hacerlo sola, Tyler. –Replico enojándome- Solo... sé que no piensas todo eso de mí. Sé que no piensas que soy solo esa condición, vamos, solo digo... creo que no utilizaste las palabras correctas.

- Y tú tenías que respetar mi decisión. –Replica.

- ¿Dejarte culparte de algo que no hiciste? –Asiente.- Es estúpido.

- Puede ser. –Admite- Esperaba tu apoyo.

- Tyler, se supone que somos una pareja, tomaste la decisión sin ni siquiera pensar en mí, en nosotros.

Tyler se encoge de hombros asintiendo. –Era algo más fuerte que yo, un impulso.- Se excusa y ambos hacemos silencio. Ni siquiera sé porque venimos al caso, lo único que hay en mi cabeza es las palabras de mi mamá y ese algo que ahora hay ahí arriba que me dice que no piense más, que me perdone y lo perdone.

- No fue tan grave. –Murmura- Pero, necesito pensar. –Agrega- Cuando no despertabas, lo único que hacía era pensar en que estaba ahí, encerrado sin poder estar ahí para ti; me sentía culpable porque si no fuese por el viaje, por mi estupidez, ni siquiera hubieses estado cerca de Stephen.

- ¿Cómo sabes lo de Stephen?

- Peter supo que fue lo que te dijo, así que evite que lo matará. –Admite- No viene al caso, Alaska. Patrick también me dio, aquellas fotos... ¿Pensabas acercarte a mí solo para conseguir odiarme? Ni siquiera tiene lógica.

- No, pero fue idea de Patrick y ya yo no sabía cómo sacarte de mi cabeza Tyler.

Tyler no dice nada, se encoge de hombros y toma un poco de aire antes de continuar. –Me llamaron de una galería en Suiza, me ofrecieron un trabajo allá.

- Oh...¿Te irás?

- Sí, una razón más para pensar. –Dice- Dame un respiro, quizás tú hayas ordenado tu vida, pero creo que necesito ordenar la mía antes de seguir lastimando a todos.

Tyler se acerca a mí dejando un beso en mi mejilla y de subida en mi frente. Le suspiro a las fotos que deja a mi lado sin poder hacer más al respecto, solo se marcha. Supongo que Patrick porque creyó que era el momento, se supone también que después de eso yo me alejaría. La sensación que me invadió cuando estaba inconsciente regresa, no quiero que Tyler se aleje, sé que necesitará algo de tiempo para asimilar lo que hay ahí escrito, creo que es justo... para ambos.

Un mes después...

Estoy visitando a Maggie en su nuevo hogar, se supone que Tyler y yo la adoptaríamos pero un familiar cercado a su papá logro dar con ella y el juez acepto la custodia, ella está feliz y sinceramente eso es lo único que interesa ahora mismo.

Stephen no se libró de la justicia, Peter y yo llevamos una mejor relación. Creo que poco a poco todo volvió a su curso, excepto Tyler. No habla conmigo. Las dos veces que lo intento, yo no deje que se acercará demasiado, de alguna forma tenía miedo de lo que fuese a decirme no me gustará y cuando yo trate de hacerlo, el solo me ignoraba. Decidí que mi proyecto terminará en Los Ángeles, prometí que volvería una vez que las heridas sanaran y están ahí, cubiertas con un pañito, sanando. En cambio, ver a Tyler aquí, todos los días, sin tener respuesta alguna de él. Solo me duele. Él tampoco piensa quedarse, creo que mañana se va a Suiza o España, no lo sé.

- ¡Alaska! –Sonríe corriendo a mis brazos.

- ¿Cómo estás? –La abrazo con fuerza. Hay tanta vida en ella, que quisiera protegerla por siempre.

- Bien, feliz. Tyler vino esta mañana, ¿Por qué no vinieron juntos? –Pregunta frunciendo el ceño.

Es difícil mentirle a ella, no es exactamente una niña, a pesar de su edad.

- Porque estuve preparando mí viaje. –Digo evadiendo el tema.

Su ceja se enarca hasta la mitad de su frente haciendo que sonría.- ¿Te vas?

- Algo así... -Digo- Mejor dime, ¿Cómo las estás pasando.

- No, no. –Me mira de esa manera autoritaria. Cruza sus brazos y remata: -¿Por qué te vas?

- Porque Tyler quiere que hagamos un proyecto, necesito cambiar de aire un poco. -Le digo

- Se pelearon...-contesta sin mirarme.

- Es complicado. –Respondo evasiva.

- Bueno, los grandes son complicados... -dice moviendo sus pies de un lado para el otro sin dejar de mirarme.

- Tienes razón. -Le admito avergonzada.

- No sirve de mucho que me des la razón si estás aquí sentada conmigo. -Comenta con el ceño fruncido- Parece que se les olvido como era ser niño; de chico cuando te equivocas, vas y pides perdón porque importa más no perder a un amigo que quedar en ridículo. -su enojo es tan notorio que siento que la pequeña soy yo- Se olvidan que una vez también fueron niños y que no son perfectos.

- Magui, los problemas de los grandes no soy muy similares a los de los pequeños. -Me excuso, pero eso solo logra que ella se levante de banco para mirarme fijamente cruzando sus brazos.

- ¿Y eso los hace menos importante por qué...? El problema no es la gravedad del asunto, el problema es que generalmente prefieren perder a alguien antes de admitir que te equivocaste. Vale, señorita perfecta. -dice en todo despectivo- Te puedes equivocar, tanto como él. ¿O creen que no sé qué paso?

Frunzo el ceño sin entender de qué habla.

- Oh sí, no me mires así. -Frunce su ceño y sus ojos pareciese que me miraran con mejor claridad- Cuando él te busco para pedirte perdón, decidiste que él había herido tu ego y eso pudo más que lo que sientes por él.

- ¿Quién te conto esto?

- No importa. -Dice encogiéndose de hombros- Quizás yo sea chiquita y no entienda mucha de las cosas que pasan, pero parece que de grandes no solo no entienden, sino que se ciegan y ¿sabes qué? Los únicos que se lastiman son ustedes mismos. Puedes huir, total, son pocos los que tienen la valentía de quedarse para aceptar que se equivocaron.

Magui se va caminando hasta el edificio, supongo que no quiere seguir hablándome y no la culpo. Esa niña tiene más que dar de lo que piensa. Lo cierto es que sus palabras retumbaron en mi cabeza, supongo que no todo podía ser tan rosa y ahora ni siquiera sé que hacer para arreglar este desastre. Tomo un taxi para que me lleve a mi departamento, después de todo tengo un mural que terminar si quiero presentarlo como mi galería en unos días, y para eso no tendré que viajar.

Cuando llego, me encentró con una carta de Riley diciéndome que no llegaría. La dejo donde la coloco y busco mi cámara, tengo algunas fotos que revelar. Desde que me mude con Tyler, no le dedicaba tiempo a mi proyecto, así que me dirijo a la habitación que condicione para revelar las fotos, con todo listo solo saco el negativo de aquella cámara vieja y comienzo a revelar unas de estás.

La magia de las cámaras antiguas es que le dan ese efecto peliculero y es exactamente lo que me hace falta para terminar. El silencio generalmente no es mi mejor consejero porque mi cabeza no se calla nunca y a veces, habla de más; como ahora que parece no dejar de reproducir el enojo de Magui en mi cabeza, de todas formas, no sé si Tyler quiera saber de mí. Tomo la primera foto revelada y para mi sorpresa, consigo que es una de Tyler y mía, aquel día que decidimos jugar con la cámara, tomarnos fotos, reírnos, estaba todo manchado de azul acuarela que utiliza para sus pinturas.

¡Vaya que si tiene razón!

Dejo que las demás se revelen, así que mientras cada una de estas se revelan me voy dando cuenta que lo único que tengo en esta cámara es Tyler Smith. Puede ser una señal, ¿no? Tomo mi teléfono y decido mandarle un mensaje a Ian, aun puede buscarla y creo que necesito de la mente maestra de Magui para este plan, necesitaré a Luke, a Peter, solo espero que esto no sea demasiado.

Salgo de aquella habitación y comienzo a pegar las fotos en el mural movible que compre para poderlo trasladar hasta la galería. Esto me llevara al menos, toda la noche. A medida que voy colocando a todos estos extraños en el mural, consigo colar algunas de Tyler, ¿Quién diría que terminaría dándole vida también a esto? Las fotos que tengo de él en su mayoría son distraídas, sé que ni siquiera conoce que tengo estás fotos así que será divertido.

El timbre suena a las once de la noche, puede que sea Peter saliendo del trabajo, pero para mi sorpresa, cuando abro la puerta sonrío al ver que no viene solo. Me agacho para ponerme a la altura de Magui porque necesito abrazarla, la tomo en mis brazos y presiono tan fuerte que siento como se ríe.

- ¿Y eso por qué?

- Porque eres la niña más increíble que conozco, gracias.

Los dejo pasar y pocos segundos después se nos une Luke. Magui se distrae viendo el mural que ahora tiene por nombre mil razones.

- ¿Qué es? -Pregunta.

- Mi proyecto. -Respondo mientras todos me miran con atención- Y mi forma de pedir perdón, digo tomando algunas de las fotos de Tyler.

- Pensé que la harías en Los Angeles.

- Ya no. –Replica Magui con una sonrisa.

Luke me mira sonriente haciéndome sentir avergonzada, pero ya no hay vuelta atrás.

- Tyler entenderá a medida que vaya recibiendo estás fotos, pero por favor, necesito que se mantengan en anonimato. ¿Sí?

- Yo te ayudo. -Dice Luke emocionado- No me equivoque cuando dije que eras la mujer para él.

- Gracias. -Muerdo mi labio inferior y me siento al lado de Magui- ¿podrían ayudarme a poner las fotos en el mural?, Magui y yo tenemos cosas que hacer -digo- No se vayan a salir de la estructura de la línea.

- ¡Está bien! -Grita Peter desde el fondo.

Me pongo en marcha junto a Magui para ponerle número a las fotos, cada una identificando. Puedo recordar cada día de mano de estas fotos, cada palabra, cada sonrisa, cada momento. Lo cierto es que encontré una parte de mi cuando lo conocí y no es algo que quiera perder, quizás nunca me había dado cuenta, quizás tenía miedo de verlo porque todo en mi mente era demasiado perfecto para ser real. Creo que tengo que acostumbrarme a que me pasen cosas buenas.

- Su asistente me dijo que se va en el vuelo de la mañana, así que me iré a poner cada una de estas fotos donde me dijiste. –Dice Luke

- Yo ya hable con los del aeropuerto, así que tenemos luz verde.

- ¡Bien! –Grita Maggie.- Yo voy a estar ¿no?

- Sí, si Ian te deja.

- Claro que sí, le inventamos una excusa a tu tío.

- ¡Gracias!

No dormir nada se ha convertido en mi ley estos días, son un poco más de las cuatro de la madrugada y me estoy dirigiendo con Peter, Ian y Maguie al aeropuerto, Tyler debe de estar saliendo para allá, así que solo espero la respuesta de Luke.

Luke:

Va en camino. Ya consiguió las primeras dos.

Alaska:

Bien. Gracias.

Todo mi cuerpo tiembla, todo. Estoy en un estado de crisis nerviosa que no puedo controlar, pero no en el mal sentido. Desde que soñé con mi mamá, algo en mi cambio, no sé exactamente qué fue lo que paso, solo deje de tener aquellas crisis, como si me sanará por dentro. Ahora solo experimento buenas sensaciones, como la de ahora; estacionamos con rapidez y unos amigos de Peter se encargan de sacar las cosas.

- ¿Estás lista? –Me pregunta mi hermano.

- Sí.

Evitando la parte de los nervios y la vergüenza publica, sí. Las manos me sudan, me siento como la primera vez que descubrí que estaba sintiendo algo por él, excepto por la parte de la negación. Todo se arregló como lo planeado, ahora solo espero que Tyler llegue, si sale bien, ninguno se irá.

Peter me hace señas, Tyler viene con el celular en la mano y las gafas oscuras. Luke a su lado, me observa y yo me escondo detrás del mural movible de fotos.

- Hey, que increíble. –Alcanzo a escuchar de parte de Luke. La atención de Tyler se detiene en el mural, se saca las gafas, puedo ver sus ojos brillar pero su expresión no es exactamente feliz.

- ¿Qué hace esto aquí? –Pregunta con la voz resquebrajada.

Luke señala haciendo que yo salga de detrás del mural que impedía su paso, casi por casualidad. Sus ojos me miran como aquella vez, con culpa, con miedo. Ninguno de los dos había planeado enamorarse y aquí estamos, perdidos el uno al otro.

- Bueno, no soy buena diciendo adiós. –Digo-Ni pidiendo perdón, no soy buena diciendo que me equivoque ni creyendo que no soy perfecta. –Le digo acercándome a él-Pero soy buena en esto. –Señalo- Fuiste la primera persona que vio mi mural y ¿Sabes? Ese día ni siquiera sabía cómo lo iba a terminar, entonces, me besaste y todo se volvió Tyler, como aquellas fotos que conseguiste en tu puerta y en tu auto, mi cámara solo era el reflejo de mi mente, solo tú en cada foto.

- ¿Por qué los números? –Pregunta con la voz temblorosa

- Tampoco soy buena siendo cursi. –Dice- Pero Tyler, ambos nos equivocamos, ambos sentimos que hacíamos lo mejor para el otro y lo mejor para los dos ahora, en este momento, en él ahora es estar juntos. Ya mañana nos preocupamos por lo demás –digo intentando que la voz no se me quiebre.- Escribí diez maneras de odiarte, porque necesitaba seguir aislada de cualquier sentimiento, pero era demasiado tarde y ahora, te entrego este mural con unas mil fotos, tuyas, nuestras, todas con un motivo para amarte, para que sigamos manteniendo lo que sentimos congelados en estos pequeños momentos, en el arte. Para que seas mis maneras de odiarte y por cada una recordarme porque te amo.

Todos alrededor se quedan viendo en un absoluto silencio. Tyler no dice nada, solo mira el mural, me mira y de vuelta al mural.

- ¿Eso es todo? –Asiento de inmediato con todo mi cuerpo temblándome.

Tyler asiente y camina al lado del mural dejándome ahí. Supongo que no está en sus planes que sigamos compartiendo una vida juntos. Al menos lo intente, Luke me mira sin poder creerlo y la gente se dispersa. Magui a mi lado me abraza y yo lucho con estas ganas de gritarle. –Supongo que no hay más nada que hacer aquí.

- Espera. –Dice Luke mirando hacia Tyler quien viene de regreso.

Me quedo helada y debería de estar decepcionada, furiosa, gritándole o gritándome, pero en cambio, no digo nada.

- Te dije que tenía que pensar las cosas. –Dice- Y en lo único que pude pensar es en ti. –Confiesa- Pensé que no querías saber de mí.

- Fuiste tú quien pidió tiempo para ordenar su vida.

- Oh Dios, -sonríe- Soy un artista, mi vida ya es un desastre y tú eras el único orden en ella. No me importa cuántas listas hagas, ni cuantas fotos saques; solo sé que solo me iré si vienes conmigo.

- ¿Qué?

- Mira. –Señala a la azafata del otro lado del lugar con un pasaje en mano. -¿Qué dices?

- Sí. –Digo después de unos segundos.- Sí quiero y Tyler, no me refiero al viaje.

Tyler me mira confundido. - ¿no?

- Me refiero a que si aún quieres, quiero de verdad casarme contigo.

- ¿Y todo lo del compromiso por la sociedad?

- Me refiero a hacerlo ahora, o en tres años. Solo sé que no quiero decirte adiós y que quiero compartir mi vida contigo.

No lo pensé demasiado. Las mejores cosas se hacen así, sin pensarlo, como la fotografía. Es mejor espontanea, que trasmita y que la recuerdes para siempre y así siempre recordaré mi historia con Tyler.

- Amor, tenemos que irnos. –Dice tomando mi mano- Te encanta venir hablarle a Sky.

- Bueno, supongo que ella y mi mamá nos unieron. Tenía que saber que va a tener un hermanito.

Tyler se detiene y me mira sorprendido del otro lado. Sus ojos se cristalizan y su rostro palidece.

- ¿Qué dijiste?

Asiento mostrándole el eco. –Su primera fotografía.

- ¿Vamos a ser papás?

- Sí.

- ¡Vamos a ser papás!

Me abraza tan fuerte en medio de sus risas y las mías. Nunca fui buena para despedirme de todo lo que paso, Tyler tampoco, pero aprendí que todo adiós trae nuevos caminos, nuevos amores, una nueva experiencia, un nuevo aprendizaje y como el ciclo, una nueva vida.

FIN.

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