IX

2.5K 191 81
                                    




           

La otra parte de ti

            Hace cuarenta y dos minutos estoy encerrada en la habitación de invitados de Tyler, afuera esta Samantha esperándome para verme con este vestido pero, la verdad es que nunca he sido exactamente una persona de vestidos y nunca me voy a sentir cómoda con uno de estos. La música se escucha afuera, hay un cierto cuchicheo molesto al que me puedo acostumbrar y risas falsas por doquier de gente que cree que por venir a eventos como este tienen el cielo ganado.

Como todas esas mujeres mayores que van a la iglesia los domingos a dormirse y asumen que por eso Dios las va a perdonar, conozco muchas de esas y la razón por la que siempre peleaba con mi abuela es porque jamás he sido exactamente hipócrita y tampoco muy religiosa así que prefiero tener mis charlas privadas con el de barba que tener que ir una hora a una iglesia a escuchar a una persona predicar la palabra mientras el resto de falsos están pensando en otra cosa.

Me miro una vez más en el espejo y muerdo mi labio inferior. Recuerdos las palabras de mi madre cuando me gradué y me obligo a usar ese vestido horroroso de flores amarillo. Lo odiaba pero amaba verla sonreír así que accedí.  Esté no es tan horroroso como el otro y siendo sincera conmigo misma no me queda mal, pero no me siento yo.

-         ¡Alaska! Ya sal. –Dice tocando la puerta- Déjame verte, hija.

-         No, es horroroso, Mamá. –Digo haciendo un mohín frente al espejo.

No sé en qué absurdo mundo creyó que esto me quedaría bien.

-         No debe de ser tan malo, no seas así. –Insiste y solo logra irritarme.- Muero por verte con ese vestido.

Sé que si no lo hago va a estar ahí toda la noche y realmente quiero ir a la fiesta de graduación. Quede con Stephen y la verdad es que quiero que sea una noche mágica.

-         ¿Si te convenzo de que lo odio dejarás que me cambie?

Hace silencio unos segundos.

-         Lo prometo. –Dice.

Me acerco a la puerta y abro despacio esperando que realmente odie tanto como yo el cómo me queda. Me encojo de hombros cuando veo que su mirada está en mi vestido observándome con cierta devoción. Su sonrisa se abre paso por todo su rostro iluminando incluso la oscuridad de mi habitación y yo solo puedo ver eso en su rostro.

-         Estás hermosa. –Dice casi en un susurro. –Es como ver el otro lado de ti.

-         ¿El que sí muestra una niña normal?

-         Como mí hija, lo más hermoso que tengo.

-         No exageres. –Le digo.

-         ¿Te quieres cambiar? –Pregunta con cierta tristeza en su mirada.

Oh sí que quiero hacerlo, pero daría todo incluso ponerme esté vestido por verla siempre así.

-         No. –Respondo- No amo el vestido, pero tampoco lo odio.

-         ¿Entonces?

-         Vámonos antes de que me arrepienta.  –Le digo tirando de su brazo haciendo que sonría más ampliamente.

Quizás es el recuerdo más vivido que tengo de ella, el resto de ellos me hace sentirme culpable de alguna forma. La puerta suena una vez más y yo suspiro muy despacio. No puedo quedarme aquí toda la noche así que es mejor que salga o huya, pero necesito hacer algo.

Diez Maneras De Odiarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora