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Una misión.

Una semana después.

                Estoy afuera del consultorio de Patrick, la única razón por la que todavía no he subido es que el auto de Luke está estacionado en la acera y la última vez que lo vi hui de la casa porque su mujer es una verdadera víbora. Además de que no quiero que me pregunte nada al respecto, tengo este problema de no saber mentir aunque últimamente lo he perfeccionado bastante bien porque he omitido contarle a Dr. Johnson acerca del beso con Tyler. No creo que sea adecuado que lo sepa pero debido a mi insistencia sobre las maneras que puedo utilizar para no quererlo sé que sospecha algo por cómo me mira.

Hace una semana no sé de Tyler, no voy a la galería y quizás he rechazado los diez mil mensajes de voz, los ochenta correos y Chase ha tenido que decirle que no estoy en la casa un par de veces. Lo bueno es que no me ha pedido explicación a pesar de mi falta de apetito  e insomnio constante estos días.

Luke sale del edificio y se sube a su auto, una vez que está lejos corro cruzando la calle hasta llegar al consultorio, subo el ascensor y ni me aviso cuando estoy por entrar, Patrick sabe que después de Luke vengo yo.

-          ¿Escondiéndote de nuevo? –Pregunta divertido sin ninguna pizca de sorpresa por verme.

-          No me escondo, evito que me vean. –Explico.

-          Seguro. –Responde con ese tono que odio. Revoleo los ojos y me tiro en el sofá.

-          ¿Cambiaste el color del techo?

-          Sí, es una manera de que los pacientes puedan conectarse con sus sentimientos y puedan expresarlos mejor.

¿Con el color gris?

-          ¿Por qué Gris? –Pregunto sin poder dejar de mirarlo.

-          Porque no es blanco, ni es negro. Es como si fuera el bien y el mal de la vida Alaska, a veces no todo es blanco y negro, hay que comenzar a ver las cosas intermedias con sus pros y sus contras.

-          Oh, ¿En serio? –Me rio y me siento dejando mi atención en él- ¿Crees que el bien es blanco o negro?

-          Blanco claramente. –Responde con obviedad.

Niego con mi cabeza apartando mi mirada de él. A veces pienso que quizás sí sea yo la que tiene un problema y que no soy parte de este mundo: -¿Por qué? –Pregunto de nuevo- Digo, ¿Por qué el blanco? ¿Por qué no el negro? La felicidad es relativa Dr. No es un estado mental, la felicidad está hecha de momentos que siguen de momentos más buenos o de momentos malos pero siguen siendo momentos; esos pequeños instantes que te hacen creer que la vida vale la pena... -explico- Entonces, ¿Por qué blanco? La felicidad puede ser gris exactamente, porque puedes ser feliz de un mal momento o ser feliz de un buen momento pero sigues siendo feliz. –Sonrío- creo que la gente se deja llevar demasiado por estereotipos de sociedad, hay que ser un poco más diversos en la creencia. No todo tiene que ser tan cuadrado Dr. Johnson.

Tomo un poco de aire y lo veo observarme sorprendido por lo de recién. Arqueo mi ceja asustada por su mirada, a veces solo no puedo controlar lo que pienso. El noventa por ciento de las veces no puedo hacerlo, el otro diez trato de morderme la lengua sin embargo, solo se guarda un cinco por ciento.

-          Buen punto Srta. Henderson. –Sonríe acomodando su espalda en la silla- Cuéntame, ¿Tienes tu famosa lista que nombras en los correos?

-          Intente. –Confieso- Y no sé porque se me hace tan difícil. –Revoleo los ojos- Creo que escribí algo totalmente diferente a el titulo de la lista.

Diez Maneras De Odiarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora