XV

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Recuerdos que atormentan

                Tyler se queda mirándome como si todavía en su cabeza no pudiera procesar las palabras que acababan de salir de mí boca. Sinceramente yo tampoco puedo procesarlas pero si hay algo que jamás regresa son las palabras, es algo que te enseña el tiempo. Aparto mi mirada de él y trato de alejarme lo antes posible; no sé qué hora es pero sé que las demás deben de estar por llegar y como si no fuese suficiente que creen rumores, si me ven aquí, tan cerca de él acreditaran ciertos rumores que reales o no, no necesito en mi vida.

-          Alaska. –Bufa despacio- No me voy a olvidar de lo que dijiste recién. –Aclara con mucha cautela- Si me lo vas a pedir, te ahorro el tiempo.

-          No te lo voy a pedir. –Respondo de inmediato- Soy consciente de lo que acabo de decir pero, ¡Vamos! Tyler, tú y yo sabemos perfectamente que no está bien, que no debería de quererte y que tú no deberías de quererme.

-          ¿Por qué? ¿Por qué le tienes miedo a lo que sientes?

Se acerca con pequeños pasos hacia mí. Las palabras de Patrick retumban en mi cabeza, como si de una grabadora se tratase; mi miedo radica a algo que ya pasó, no soy buena para él, no lo fui para Stephen y no creo que lo llegue hacer algún día para alguien. El amor es de las pocas cosas que a todo el mundo le aterra porque es la exposición más clara de tus sentimientos hacia una persona; y tristemente las cosas no duran para siempre, entonces cuando toda la magia que te vende el amor se acaba, el mundo de fantasías que construyeron se derrumba. Una vez que pasas por eso, prefieres vivir en los escombros a reconstruir una ciudad de nuevo, para que alguien más venga a destruirla. No es fácil.

Estoy por responderle cuando ambos escuchamos la puerta, salgo corriendo de la habitación encerrándome en el baño esperando que nadie note nada raro, aunque no haya nada raro. Quizás la tensión que existe entre Tyler y yo solo la notemos solo nosotros. La risa de las chicas hace que mi corazón comience a latir demasiado fuerte, no quiero tener un ataque pero me está costando controlarme, respiro profundo cerrando mis ojos y trato de recordar la voz de mí papá, lo necesito en este momento.

-          ¿Alaska llego? –Pregunta Grace.

-          Sí, hace un rato. –Responde Tyler- Creo que está en la habitación, no se sentía bien. –Me excusa con ella y lo escucho palmear sus manos.- Las espero en el jardín.

Sus pasos se alejan pero la presión en mi pecho solo se intensifica.

Okey, Alaska, necesitas controlarte.

Tomo aire y saco el celular de mi bolsillo, las manos me tiemblan apenas puedo desbloquearlo con el touch detector de huella, me doy cuenta que tengo un nuevo correo es de mi papá, es como si mi mente lo llamase porque llego hace apenas unos diez minutos, ¿Cómo no lo sentí? Quizás estaba demasiado absorbida por el momento que tuvimos Tyler y yo, de manera que ya no sé qué hacer para que no vuelvan a pasar estos momentos que no tienen vuelta atrás y que solo me complican más la existencia. Presiono mi dedo contra la pantalla para abrir el correo que me llego y leerlo como puedo.

Papá

Hoy amanecí  pensando en ti. Y no es que no lo haga todos los días, pero siento esta infinita necesidad de abrazarte que no sentía desde hace un buen tiempo.

Te quiero pequeña, Aska.

Nos vemos pronto, Papá.

Hace muchísimo tiempo mi papá no me decía así. Aska. Cuando estaba pequeña me costaba pronunciar mi nombre y él comenzó a decirme así hasta que yo aprendiera a modular lo suficiente como para decir Alaska, yo también lo extraño. Solo una semana más y se acaba esta ansia de verlo.

Diez Maneras De Odiarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora