XIX

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19.

           

Algo real

Sus dedos se deslizan por mi espalda suavemente, arriba y después abajo, una y otra vez; mis ojos están cerrados disfrutando del toque, su roce hace que mi piel se caliente enseguida y puedo sentir su mirada en mí, su respiración, su amor. Puede que esta conexión que sienta con él en este momento tenga que ver con que acabamos de hacer el amor, pero también hay una voz en mi cabeza hablándome muy despacio diciéndome: «Alaska, no tengas miedo» no sé qué vendrá después de esto y me preocupa de alguna forma.

Aun estábamos en su pequeña guarida, había querido llevarme a su habitación pero no quería moverme, estaba demasiado cómoda en su pecho y ahora lo estoy en el colchón.

-      ¿Vas a mirarme toda la noche? –Pregunto en un susurro sin abrir los ojos aún.

Sé que está sonriendo.

-      Puede ser. –Confiesa.- No tengo sueño. 

-      ¿Qué te tiene con insomnio? –Pregunto abriendo mis ojos para poder encontrarme con su mirada.

Es increíble la forma en la que sus ojos están brillando. Siento como si mi musculo pectoral presionara fuerte y en mi estomago existiera un enjambre de abejas revoloteando por todos lados.

-      Tú.

-      ¿Yo? ¿Yo por qué? –Pregunto frunciendo el ceño.

Tyler suelta una risita nerviosa y apoya su cabeza de su mano apartando su mirada de mí. No dice nada, solo tiene esa sonrisa dibujada en su rostro y un leve suspiro sale de su boca, apenas lo noto en la abertura de sus labios. Lo admiro mientras se conserva en silencio, cada facción, cada gesto; como la vena de su frente se infla y palpita levemente, como presiona la mandíbula para acentuar su barbilla y esa sombra de barba que apenas se nota en su rostro y además me trae loca.

Se voltea para mirarme, me da vergüenza. Sé lo trasparente que puedo llegar a ser y no es tan bueno que el hombre sepa lo babeada metafóricamente que estás por él, así que aparto mi mirada en ese juego eterno de los dos de decirnos todo sin decir nada. Tyler hace un movimiento brusco encima de la cama y segundos después está encima de mí a horcajadas mirándome y sonriendo, mi corazón se sobresalta y me río de igual forma.

-      Cásate conmigo. –Pide pero apenas puedo escucharlo o leer sus labios.

¡Se volvió loco!

-      ¿Te pegaste en la cabeza? –ladea y frunce los labios.

-      ¿Qué tendría de malo? –Pregunta con mucha tranquilidad.

-      Tyler, apenas conozco a tu familia, apenas conoces el desastre de persona que soy. ¿Por qué querrías casarte conmigo?

-      ¿Por qué no me casaría contigo? Yo también soy un desastre. –Se excusa. Frunzo los labios y respiro profundo.

-      No puedes querer casarte conmigo, estás loco. –Revoleo los ojos.- ¿Podríamos solo llevar las cosas más lento?

A penas estoy tratando de lidiar con mi guerra interna entre huir, cambiarme de nombre y volver a empezar.  Es absurda su propuesta, creo que no llegamos ni a novios.

-      Alaska, acabamos de hacer el amor, no hay manera de que volvamos al carril de hacer las cosas lento. –Hace una comilla con sus dedos haciendo que me ría.

-      Tienes un punto a tu favor. –Replico haciendo de mis labios una fina línea-  me deje llevar. –Mis mejillas automáticamente se enrojecen, puedo sentirlo- Pero, eso es básicamente tu culpa por ser tan...

Diez Maneras De Odiarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora