Un reemplazo

By _Darkneko_

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Yuki siempre a vivido a la sombra de su hermana Jessica, eso carece de importancia, pues la admira de una man... More

Matrimonio por conveniencia
Luna de miel
Luna de miel continuación
Problemas de regreso en la escuela
Tres son multitud
San Valentin
Vecinos
Celos
Acorralada
Una promesa
Adiós
Trampa
Engaño
Solo tuyo
En el bar
La decisión de Axel
Una persona especial
¿No puedo ser ella?
Una historia familiar
La determinación de Yuki
Una horrible verdad
Los planes de Jessy
Desde cero

Roba novios

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By _Darkneko_

Era la primera vez que Yuki tenía el permiso de su tutor para ir de excursión con su grupo en la escuela, estaba bastante emocionada y entusiasmada por ver las cosas que no conocía y saber cuál era el sentimiento que desbordaba durante los viajes escolares que no recordó el trato que sus compañeras y sus proprios compañeros tenían hacia ella; todo era dulzura hasta que pudo escuchar los murmullos en voz alta detrás de su espalda.

- Es una presumida, mira que venir al viaje solo para que vean su cuerpo.

- De seguro solo para robarnos los novios.

Yuki no bajó la cabeza aunque aquellas palabras la lastimaron realmente, era cierto, solía esconder su cuerpo con el uniforme holgado para que nadie pudiera notar sus curvas, aun así en la clase de deportes el profesor solía hacerles ponerse pantalones cortos y con eso la figura adulta de Yuki salía a la luz, se había ganado muchos admiradores, de la misma manera que se había ganado el odio de muchas chicas que creían Yuki solo tenía un objetivo, robarse a todos los chicos para ella.  Muchas chicas decían palabras descorteses a Yuki cuando la miraban pasar, gracias a Axel hasta ese momento había olvidado todo, no era algo sencillo sobrepasarlo cuando se encontraban tan distanciados.

No era culpa de Yuki que las demás chicas pusieran como prioridad el maquillaje en lugar de su cuerpo, aunque ella no se preocupaba mucho de esas cosas, le gustaba nadar y solía correr con su hermana, aunque no sabía que Jessica solo la utilizaba para iniciar conversaciones con los chicos.  En casa, Axel y ella practicaban ejercicios de resistencia en las caminadoras y levantaban pesas, también con Silvia solía jugar al voleibol por lo que se encontraba en buena condición física.

Por otra parte, los chicos estaban fascinados por poder ver a Yuki en ropa casual, mejor aún estaban cerca de la playa por lo que podrían ver a Yuki en su fantasía más desbordante, un traje de baño, seguramente era uno bastante erótico, por lo que no paraban de insinuar que deseaban ir al agua inmediatamente; eran rechazados por Yuki ya que ella deseaba mirar más el lugar y comprar algunos recuerdos para Axel.  

Había un chico en particular que estaba más interesado en conocer más a Yuki y no era precisamente Eduardo, él ya se había resignado a que Yuki solo pertenecía a Axel y eso estaba bien, Eduardo podía ser su amigo y apoyo en situaciones peligrosas, además Silvia no era una mala persona, también era bastante bonita, así que para no interferir ambos ahora eran pareja.  El admirador de Yuki se había comenzado a fijar en ella gracias al escándalo semanas atrás con el profesor Esteban, del que tenían conocimiento había sido despedido.  Pudo darse cuenta de que ella era bastante bonita, además de amable y atenta con los demás.  Sin darse cuenta sus ojos la buscaban y su corazón  se alegraba cuando la miraba sonreír.

- Hola Diego. - saludó Yuki al verlo, estaba detrás de un árbol, probablemente mirando a Samara, una chica bastante bonita del salón, una de las pocas chicas que no había sido grosera con ella.

- Hola, Yuki, me preguntaba si... tu quisieras ir a... bueno no es necesario... sería un inconveniente para ti y yo... perdón...

- ¿Quieres ir de compras conmigo?  Es bastante solitario, Silvia y Eduardo están paseando juntos y parece que soy la más odiada del grupo... Las chicas no son muy amables y los chicos son extraños.  Es genial ver personas normales. - sonrió, agradecida por el hecho de que aún había gente con la que pudiera conversar sin tener segundas intenciones.

Para Diego era la oportunidad perfecta para conocer a Yuki un poco más, su rostro sonriente era realmente precioso pensó y su corazón se aceleró de manera peligrosa, esperaba que no le fuera a dar un ataque, aún si pasara estaría feliz de que su última vista hubiera sido esa sonrisa.

- Claro... ¿Vas a comprar recuerdos para tus padres? - pregunto intentando sonar tranquilo aunque sus manos comenzaban a sudar de manera peligrosa.

- No precisamente, hay una persona especial a la que le debo mucho.  Quiero agradecerle como se merece. - estaba segura de que no sería muy conveniente decir que realmente era un presente para su esposo, no por lo menos en un tiempo, ya estaban cerca de cumplir la mayoría de edad, si tan solo los años pasaran deprisa.

Comenzaron a caminar por las tiendas, decidida a buscar algo completamente al estilo de Axel, sin embargo, no conocía sus gustos realmente por lo que tomar una decisión era bastante complicado, al final Diego le dijo que comprara un recuerdo nativo del lugar; había llaveros con conchas bastante lindas, Yuki escogió una que le pareció bastante curiosa, era un pequeño oso panda, formado por conchas de diferentes tamaños y colores, en su barriga había una canica que tenía una espiral roja y azul en el centro; también compró un peluche de un pequeño gato dormido de colores claros, blanco y durazno, ese sería para ella y como agradecimiento encontró una pequeña placa con el nombre del lugar que compró para Diego.

- Ten, es para darte las gracias por acompañarme, siento ser tan indecisa. - entregó aquella pequeña placa y el corazón de Diego se aceleró y desde las yemas de sus dedos una sensación agradablemente cálida llenó su cuerpo, sabía que tenía sentimientos pero no sabía que clase de sentimientos tenía hacía ella, estaba seguro de que se encontraba enfermo, pero no deseaba regresar al hotel, ya que no la volvería a ver hasta el día siguiente.

- Gracias.  Lo guardaré como un tesoro. - se sintió avergonzado al ser consciente de lo que dijo, pero parecía que Yuki no se había percatado de eso.

La tarde cayó y el sol comenzabas a ocultarse por la línea que dibujaba el mar, era momento de entrar en el restaurante y cenar un poco antes de acostarse, el profesor les daría una clase de voleibol de playa al día siguiente así que los quería descansados y bien alimentados.

- Chicos, ¿Alguien a visto a Yuki y a Diego? No han llegado a cenar. - preguntó el profesor mientras veía la lista del alumnado que se había llevado al paseo.

- Profesor los vi en la playa, dijeron que vendrían más tarde.

- Gracias, Gabriel. - el profesor salió del establecimiento para asegurarse de que realmente estuvieran en ese lugar; no sabía que esa distracción, si bien la información era cierta, era simplemente para poder ponerse de acuerdo sobre en qué habitación terminaría cada quien.  Los equipos separados que había hecho el profesor no eran de su agrado, así que las parejas comenzarían el juego de las escondidas para pasar tiempo de calidad con sus parejas.

- Hey, chicos, ¿Qué están haciendo?

- Profesor... estamos mirando el atardecer.

- Si, mi mamá me pidió que llevara un poco de arena a casa, al parecer quiere hacer un tortuguero o algo así.  Creo que si la llevo al cuarto ahora para cuando vayamos estará seca.

- No tarden el servicio del restaurante dejará de servir la comida en treinta minutos.

El profesor se marchó para comer algo también, su habitación estaba alejada del resto de los alumnos, hace tiempo le habían intentado acusar de violar a una alumna, siendo que la chica fue a buscarlo, por suerte, el profesor esta realmente enamorado de su esposa y nunca le sería infiel, cuando los padres de la chica en cuestión descubrieron la farsa, para salvar la poca dignidad que le quedaba, los rumores se esparcieron rápidamente y de la misma manera desaparecieron.

Diego y Yuki fueron los últimos en ir a cenar, parecían estar en un ambiente propicio, con las habitaciones repartidas, con los estómagos llenos, las estrellas fueron las únicas testigos del amor que muchos de los estudiantes tuvieron a escondidas; en la habitación de Yuki siendo las diez de la noche no había nadie, por lo que después de una ducha, se fue a acostar para descansar.

El reloj marcaba las doce de la noche y los chicos, quienes habían ido a un bar cercano a beber licor y encontrar pareja para la noche, comenzaron a llegar, estaban cansados, ebrios algunos y muy excitados otros, las caricias y los besos no se hicieron esperar, más de uno había sido seducido y dejado con los pantalones abajo y en la habitación de Yuki había un despechado.

- Maldita zorra, me dejó por mi amigo, además se fue a mi habitación. - bajó las manos en la cama pequeña, sintió un bulto debajo de su cama, lo presionó ligeramente,sacó las sábanas para ver que era aquella agradable sensación, sonrió, después de todo, él también se divertiría esa noche.

Yuki no estaba consciente del escándalo pues solía usar tapones para los oídos cuando dormía fuera de casa, si escuchaba cualquier sonido tendía a levantarse y no se volvería a dormir nuevamente hasta que saliera el sol; por esa razón no se percató que había un depredador dentro de su cama, Yuki estaba soñando con las manos de Axel, sus caricias que siempre le daba por las noches para calmarla, los tiernos besos que le daba, bañando de amor su rostro, sus labios, su cuello, acariciando sus senos, ese sueño era tan real que podía sentirlo, sin embargo, las caricias que Axel comenzó a repartir eran demasiado bruscos, demasiado desesperados, abrió los ojos cuando sintió que le habían mordido un pezón.

- ¿Qué? - no sabía qué hacer, uno de sus compañeros se encontraba sobre ella, intentó sacarlo de encima, se sentía como una verdadera estúpida por haber bajado la guardia de esa manera, su compañero estaba realmente molesto, había sido un problema el haber peleado con su novia antes de poder hacer algo, pero ella tenía la culpa, sus pechos eran pequeños, estaba agradecido que Yuki tuviera semejante cuerpo.

- Déjame... ¿Qué estás...? - la mano del chico se posó con fuerza sobre sus labios.

- Cállate, es tu culpa, este cuerpo, los sonidos que emites si te tocó aquí... todo no puedo, quiero más... - las manos de Yuki estorbaban al punto que las uñas se marcaron en sus hombros desnudos, dejando una marca rojiza en ellos, molesto, su compañero tomó las muñecas de Yuki, colocando ambos brazos a un lado de su cabeza, presionando con fuerza para presionar sus labios con sus propios brazos y cerrarle la boca, Yuki inevitablemente comenzó a llorar.

Las luces se encendieron de repente, alguien les había escuchado, en la cama grande solo había chicas, todo era bastante confuso, quién había dejado entrar el chico, quién había hecho semejante cosa, Yuki se sentía cansada, destrozada, sentía que le estaba siendo infiel a Axel sin desearlo, deseaba que la tierra se partiera en ese mismo instante y se la tragará, de esa manera no se sentiría sucia como en ese momento se sentía.

- Sabía que estarías aquí, Rafael... déjala de una vez... - las chicas estaban alcoholizadas y profundamente dormidas o por lo menos eso parecía.

Rafael ignoró aquello, después de todo no era el profesor, no podía dejar de todas los senos de Yuki, se estaba haciendo una adicción, eran suaves y grandes como a él le gustaban, además desprendían un aroma demasiado agradable.

- Tu no te metas Diego, no ves que estoy ocupado en algo...

- ¡Rafael! - se detuvo en seco, Martha, su novia, se introdujo en la habitación, en sus manos cargaba unas botellas de algo parecido a agua mineral y un paquete de condones que había conseguido en una tienda.

- Te dije que me esperaras en el pasillo, maldita zorra quítate de mi Rafael. - grito de repente tirando todas las coas al suelo, las chicas en la cama contigua estaban aguantando las ganas de echarse a reír, después de todo, ellas habían dejado entrar a Rafael, esa lección evitaría que Yuki volviera a ser la misma persona presumida, ahora sabía que para los hombres solo era una ramera.

- No te basta con tu cuñado, ahora vas con mi novio, solo eres una puta, eres... - no terminó la frase, Diego la había silenciado con una bofetada, los tapones auditivos de Yuki se habían desprendido por el forcejeo de hace unos minutos por lo que las palabras hirientes de Martha le golpearon de lleno en su interior.

- No te has fijado quien está encima de quien, es obvio por las lágrimas de Yuki que ella no hizo nada, deberías vigilar al perro en celo que tienes como novio. - Diego estaba bastante molesto, Rafael seguía sosteniendo los brazos de Yuki contra su rostro, comenzaban a tornarse blancas sus muñecas, señal de que la sangre no bombeaba adecuadamente.

- Déjala de una buena vez, maldito pervertido. - Diego tomó a Rafael de la única cosa con la que pudo sostenerlo sus cabellos, lo arrastró fuera de la habitación intentando contenerse, tenía tantas ganas de romperle la cara, tenía tantas ganas de romperle cada uno de los dedos de sus manos por el simple hecho de haber tocado a Yuki, aunque se hubiera puesto de la misma manera si hubiera sido cualquier compañera, sin embargo, el echo de que era Yuki lo hacía molestarse aún más.

- ¿Te encuentras bien? - suavizo su mirada, era obvio que Yuki no se encontraba en el mejor de sus momentos, las lágrimas salían de su rostro, empapando su pijama con los dos primeros botones arrancados; la camisa de resaque que utilizaba debajo se encontraba rasgada, tomo al señor bigotes y se marcho a la playa, necesitaba aclarar su mente.

- ¡Yuki! - Diego la siguió.

Esa noche, las chicas se reunieron, los rumores comenzaron, Yuki era la enemiga de todas ellas, ella era una roba novios y ahora lo habían comprobado, esa noche Martha y Rafael, una pareja que llevaba saliendo desde secundaria, había terminado su relación definitivamente.

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