Una palabra, eso es todo lo que me toma desarrollar una historia en mi mente que luego se convertirá en una canción, usualmente del tema más gastado del mundo: el amor.
Debo admitirlo, a veces me aburro del romance, pero a veces parece que simplemente la canción es una extensión de mí, es casi como un anhelo o una fantasía que quiere salir de mi cabeza y ser plasmada en letras.
—¿En qué piensas?— Paul ladea la cabeza y me mira con curiosidad.
—En la próxima canción, supongo— me encojo de hombros, realmente no estoy pensando en nada, tal vez en el sándwich que vi a una chica comiendo y el cual lucía muy sabroso con una lechuga realmente verde, un tomate de un rojo intenso y sin contar el queso derretido sobre la carne.
Tengo hambre.
>>¿Crees que puedo escribir sobre comida?— paso una mano por mi pelo para retirarlo de mi rostro mientras me planteo la posibilidad.
—Creo que básicamente todo lo que escribes es escuchado y amado, ¿Adivina por qué Connor es feliz?— entrecierro los ojos a recordar a mi reservado jefe, a veces me pregunto si el estrés de tener que lidiar con estrellas mimadas lo tiene así o si solo es parte de su personalidad.
—¿Por qué su esposa sin filtro lo hace reír? Debo admitir que me hace reír hasta a mí— niego con la cabeza, definitivamente la señora Jones es un caso especial del cual nadie se explica cómo termina con un tipo como Connor Foreman.
—En parte— ríe un poco, definitivamente él también adoraba a la mujer.
—Es raro llamarla señora Jones en vez de Foreman— digo mi opinión en voz alta.
—Nunca le digas señora, se convertirá en algo que hasta consideraras a Chucky tierno— asiento, probablemente tenga razón —Creo que es algo acerca de mostrar que aun es independiente, que ama a Connor, pero sigue siendo ella, o tal vez solo lo hace por molestarlo, con ella nunca se sabe— dice él, parece decirlo para él mismo en vez de para mí.
—Yo voto por lo segundo, no siempre se tiene la posibilidad de molestar a alguien como Connor Foreman y salir bien librado— digo sinceramente.
—Hablando de molestar— esa línea llama mi atención y presto atención a lo que dice Paul —Creo que la molesta serás tú y no sé qué tan bien librado saldré— me ofrece su sonrisa más brillante.
Eso, en definitiva, no suena alentador, no para mí al menos, solo puede significar que iban a poner un buen porcentaje de presión sobre mis frágiles y para nada trabajados hombros, que probablemente desencadenará en un artista muerto, la pregunta real es: ¿Estoy dispuesta a ir a la cárcel?
—¿A quién voy a matar?— me recuesto en la silla, estoy en el estudio, rodeada de instrumentos, y con mi guitarra acústica favorita al lado.
Antes de que Paul, mi jefe más amable, llegara a perturbar mi paz, estaba sacando un ritmo que aún no tiene letra pero suena interesante, al menos en mis oídos y en mi mente.
—A nadie, aun— me guiña un ojo —Es sobre un proyecto que le vendría muy bien a la agencia— asiento para que continúe —Sé que trabajas mejor sola— lo interrumpo.
—Lo hago, definitivamente a veces la compañía sólo me impide avanzar— me quejo, no era porque no me gustaran sus ideas, sino porque la mayoría de los hombres desecharon mis ideas sin oírlas por completo, eso del patriarcado iba a acabar conmigo o yo con él, si los hombres no entienden que las mujeres también podemos hacer música que no hable de amor rosa.
Aunque a mi también me gusta el amor rosa.
—Y lo entiendo, pero, Connor y yo hemos pensado que te entenderás muy bien con este sujeto— alzo una ceja, solo menciona a Connor cuando quiere que yo no me niegue, mi respeto por él es mucho, de cómo logró construir tanto, aun sin hablar con nadie, literalmente.
—Aja— digo no muy convencida —¿Qué sujeto?— él está dándole más vueltas de las necesarias, lo cual significa problemas para mi salud mental.
—De Christopher McGee— sonríe al final, pero una sonrisa tensa.
Cuento hasta diez y puedo jurar que él cuenta conmigo.
—No— es lo único que digo.
—Vamos, Navier, no es tan malo— entrelaza los dedos de sus manos y luego las pone sobre la consola frente a nosotros.
—¿No es tan malo?— pregunto con la duda dibujada en mi rostro —¿Qué no es tan malo? El hombre básicamente desestimó mis canciones por ser cursis, yo no hago exitosa a una canción, lo hace el público, para el caso el cursi sería el público y si el caso es que soy cursi, a él no debe de importarle, eso no disminuye mi profesionalismo, no quiero trabajar con un niño con ínfulas de hombre— estoy realmente enojada, él había hablado de mis canciones como si tuvieran algo malo y creo que ni siquiera sabía que quien las había escrito, o sea yo, estaba frente a él, lo que más recuerdo de ese momento es como dijo que quien escribió las canciones como esas no sabía realmente de música.
—¿Un niño con ínfulas de hombre? Definitivamente es un nuevo insulto para mí, debo admitir que es original para agredir señora Rask, dígame, ¿Para qué más es original?— Christopher McGee está parado en la puerta y me mira con una ceja alzada, al parecer acaba de tener una mala segunda impresión, bueno, al menos puedo hacer que la tercera sea épica.
—Es señorita— lo corrijo sin mostrarme afectada por su impertinente interrupción, al parecer alguien olvidó enseñarle a tocar las puertas o él simplemente se saltó las lesiones de etiqueta básica.
—¿Disculpe?— frunce su ceño, probablemente esa no era la reacción que esperaba de mí.
—Lo disculpo, no vuelva a hacerlo— volteo a verlo —Y es Navier Rask— le sonrío o al menos lo intento, no estoy muy segura que la mueca plasmada en mis labios sea una buena sonrisa, ni siquiera estoy segura de dar buenas sonrisas.
—Entendido, señorita Rask— se mofa, recuperando su pose altiva.
—¿No le enseñaron que las conversaciones de los mayores no se interrumpen?— quiero molestarlo, no es nada personal, solo no estoy de humor, mi compañero mensual desde los trece es el causante, sí, eso es, no estoy para nada resentida de sus críticas poco constructivas hacia mis canciones, solo estoy hormonal, por supuesto que no le guardo rencor a este insignificante cantante.
—Navier— Paul me da una advertencia silenciosa en cuanto lo miro.
—¿Es usted mayor, señorita Rask? Porque luce como una niña y tiene los mismo rencores de una ¿Aún no olvida nuestro pasado encuentro?— se cruza de brazos y se recuesta en el marco de la puerta.
—Es difícil olvidarlo, considerando el mal aliento que salía de su boca, señor McGee— casi puedo jurar que el tipo gruñe en cuanto digo ello.
—Es un gusto tenerlo acá, señor McGee— Paul interviene.
—Habla por ti— digo y poso mis ojos en los mandos de la consola, debo hablar con Jeffrey sobre la próxima grabación con Tastes.
—Navier— por el rabillo del ojo puedo ver como Paul me mira mal —Como iba diciendo, es un placer tenerlo aquí, ¿En qué puedo ayudarle?— mi jefe no es un tipo de sonrisas, pero está intentando darle una a la mimada estrella.
Personas como Christopher McGee me hacen entender porque la rudeza de Connor Foreman con el mundo, personas que piensan más en sí mismos que en el resto de la sociedad, como si su existencia opacara la nuestra, la de los simples mortales, quienes les damos el poder a esos seres como Christopher McGee.
—Estaba buscando al señor Connor Foreman, me dijeron que podía encontrarlo en el estudio tres, pero veo que no está aquí— por el rabillo del ojo puedo ver como me mira brevemente, pero con mala cara, no es como si él tuviera un rostro encantador.
—Seguro se confundió de direcciones, él sí está en la sala tres, en el siguiente corredor— Paul le sonríe con calma.
—Ni instrucciones sabe seguir— murmuro para mí misma, es increíble como parece que todo hay que hacérselo.
—¿Qué dijiste?— el señor McGee me mira esperando una respuesta, yo solo subo una ceja, luego vuelvo a mirar el papel en el que estaba trabajando antes de que Paul me entretuviera.
Quiero contestarle y recalcar lo que dije, sin embargo siento los ojos de Paul sobre mi, tratando de evitar que haga la discusión más grande.
—Si quiere yo le muestro donde se encuentra— mi jefe se pone de pie y camina hacia la puerta, se detiene a un lado de esta, esperando a que el otro hombre se moviera y lo siguiera.
—Quiero que ella me lleve— pongo los ojos en blanco, quiere mostrar el poder que tiene y obligarme hacer cosas que no deseaba, que buen método tiene.
—Disculpe, señor McGee, no puedo acompañarlo, estoy ocupada, pero le aseguro que Paul será un guía competente, lo guiará a Connor Foreman sin ningún problema.
Tomo la guitarra acústica a mi costado y regreso mi vista a las partituras sobre la consola, tengo trabajo que hacer y entretener a una estrella no forma parte de ello.
Aquí dejo un mini spoiler, aunque quite el gran spoiler jajajaja Espero lo disfruten
Tiktok: lualvarezb
ig: deeplittlething