Capítulo 21: confusión

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—¿Pasó algo interesante?— la voz de Seth me trae de vuelta a la realidad, me recuerda que estoy parada frente a la nevera abierta y mirando hacia el interior sin intención de tomar algo.

¿Qué era lo que quería sacar de aquí?

Resoplo, sacudo mi cabeza y miro alrededor, intento recordar qué quiero hacer.

—Nop— respondo —¿Por qué la pregunta?— me agacho y miro al interior de la nevera, creo que quería un queso para comer.

—Porque desde que llegaste de trabajar solo has estado mirando a espacios vacíos sin realmente hacer nada— escucho su voz más cerca —¿Debería preocuparme? ¿Es algo malo?— mi compañero de cuarto puede no ser una mujer, pero tiene un sexto sentido prendido todo el tiempo, es eso o su amor al chisme.

—No, solo estoy un poco abrumada por el trabajo— finalmente me rindo y solo tomo la jarra con el jugo de mango.

—¿Segura?— doy un salto atrás y casi derramo el jugo, Seth está parado cerca de mí.

—Me asustaste— pongo la mano libre sobre mi pecho —Y sí, estoy segura.

Me alejo de él con todo y mi jarra, no quiero darle armas con las cuales pueda hacer más preguntas sobre mi situación o lo que me preocupa, no quiero contarle lo que ha pasado con Christopher McGee, quiero ser discreta y no agrandar más las cosas, no quiero darle la oportunidad a mi amigo de confabularse con Christopher para torturarme.

—Mmm— me sigue de cerca —No me convences.

Tomo un vaso y vierto el jugo de mango en él, me doy tiempo de responder.

—Tal vez estás un poco paranoico, ¿no crees?— sacudo la cabeza y tomo un trago de mi bebida.

—No— volteo a verlo, tiene el brazo derecho cruzado sobre su cuerpo y el izquierdo apoyándose en el otro, en su puño recuesta su cabeza y no me quita la mirada de encima —Tu piel luce muy bien.

Frunzo el ceño, eso no tiene sentido para mí, de alguna forma es un halago solo que es uno que me hace sentir incómoda, como si fuera algo malo que tenga la piel limpia.

—Gracias, creo— tomo otro sorbo y miro hacia la ventana de la cocina, alejando mi vista de él.

—No es normal, no te has hecho ninguna mascarilla, lo sabría, yo soy quien te las aplica— aparece de repente frente a mí y me mira de arriba a abajo.

>>Tu pelo parece estar teniendo un buen día incluso cuando lo tienes amarrado en un moño algo suelto— su cabeza se ladea.

>>Y estoy seguro que aún no es momento de ovular, estarías viendo películas románticas como si no hubiera mañana— me mira directo a los ojos —Algo no está bien.

Sonrío porque es gracioso que esté tan pendiente de mí y sea consciente de cosas de las cuales yo no tengo idea, no sabía que podían deducir que estoy ovulando solo por el contenido audiovisual que consumo.

—Sí, confirmo, tu excesiva cantidad de tiempo libre me está asustando— sacudo la cabeza y me alejo con mi vaso.

Me siento en el sofá y miro a través de la ventana, las luces de los otros edificios son la evidencias de que todos regresan a casa para intentar descansar. Me pregunto cuántas de esas personas se están preguntando a sí mismos qué hacer, imaginando miles de escenarios que una sola decisión puede desencadenar. Pensando en el futuro en vez de vivir el presente.

Tal vez deba hacer eso, vivir el presente.

—¿Quieres algo de comer?— Seth se cansa de preguntar sobre si me pasa algo y trata de retomar el control de la situación ofreciendo algo con lo que ambos estamos cómodos.

Los Labios de ChristopherWhere stories live. Discover now