Capítulo 45: ¿estás bien?

89 11 0
                                    

—Él me contó— digo rápidamente, inventando la fuente de información.

—Lo último que un hombre quiere es lucir débil frente a la persona que le gusta, bueno, esto cuando es la energía masculina, y como tu eres muy femenina, dime la verdad ¿Cómo sabes que Christopher McGee lloró anoche?— Seth no cree en mis palabras, y está comenzando a idear cosas en su cabeza que siento que me perjudican, bueno, me ponen en una posición levemente incómoda, bueno, muy incómoda.

—Bueno, lo supuse, los hombres también lloran ¿no?— me encojo de hombros, como si él estuviera diciendo cosas raras.

—Navier Rask, sé honesta, se te está poniendo el cuello rojo y eso solo te pasa cuando me mientes— me señala con su dedo índice.

>>¿Estabas con Christopher McGee anoche?— me pregunta con un tono pícaro, sus cejas suben y bajan para apoyar su tono de voz.

—Eh...— me aclaro la garganta —¿Sí?— en vez de afirmar, pregunto.

Seth comienza a reír y tira su cabeza hacia atrás, como si fuera lo más gracioso que ha escuchado en su vida, o eso creo hasta que su risa comienza a sonar algo diabólica y tétrica, me da escalofríos.

—¡Te acostaste con Christopher McGee!— grita.

—¡No, no hicimos eso!— yo también grito.

—Una fuerte negación es una afirmación— dice mientras me señala.

—Que no me acosté con él, solo nos besamos— refuto de nuevo.

—Ah, o sea que sí hubo intercambio de fluidos corporales— se ríe de nuevo —El que no corre, vuela, definitivamente— niega con su cabeza.

Yo lo miro frunciendo el ceño por un momento hasta que me encojo de hombros. Lo acepto, no es que sea exactamente una santa, quiero decir, tuve una cita con otro hombre que me gusta físicamente, aunque no pasó nada más que una conversación en la cual intercambiamos información de nosotros y ya.

—No volé, pero sí me monté en un carro deportivo, fue divertido— sacudo mi cabeza —Pero eso no es lo importante, Christopher lo es— suspiro —No me desvíes del camino de pensamientos que es— lo empuje con el hombro.

—Sí, claro, soy yo el que desvía tu mente, como tengo ese poder de manipulación, solo que no lo sabía— Seth pone los ojos en blanco.

>>¿Has hablado con Christopher hoy?— me pregunta.

Hago una mueca, ya le hablé, pero él no responde, no puedo fingir que eso no me pone los pelos de punta, que no me inquieta, que no me hace imaginar cosas horribles, pero no puedo hacer nada. Aparecer en un hospital rodeado por la intrusiva prensa no es algo muy inteligente en esta situación.

Sí, quiero saber sobre el estado actual de Charles, quiero saber sobre cómo está Christopher, quiero saber si Chesed ya recupero la cordura, quiero saber tantas cosas, pero a veces siento que perder la noción del tiempo mirando a la puerta y viviendo los recuerdos de la noche anterior es mejor.

—No— suspiro —La verdad es que no— el ánimo en el lugar se pone gris.

—Se siente raro de repente— me dice.

—Lo sé, tranquilo, solo me puse un poco triste, pero no es que hayas hecho algo malo, solo me sentí triste al pensar en que no puedo hacer nada para ayudar— me encojo de hombros —Nada divertido— recuesto mi cabeza en su hombro y cierro los ojos.

El silencio se mantiene un rato, mientras cada uno se pierde en sus pensamientos, sé que pasa más porque Seth está respetando el procesamiento de mis pensamientos, que a veces ni yo misma entiendo.

Los Labios de ChristopherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora