Capítulo 4: Christopher McGee hace magia

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En nuestra segunda sesión de escritura, Christopher McGee fue el ser humano más parco y menos inspirador que he conocido, no es que lo esté juzgando, bueno, tal vez un poco, no entiendo porque se ve tan serio de repente, aunque aun así no fue grosero y se comportó como un caballero.

Hasta el momento tengo diferentes percepciones de él, las últimas más favorables que la primera, pero aun así igual de extraño, definitivamente es un tipo complejo.

—¿Hoy no vas a estar en la tarde?— Paul asoma su cabeza por la parte de arriba de mi cubículo.

—Esa es la idea, tengo sesión de escritura con Christopher McGee— lo miro un momento antes de regresar la vista al computador y terminar de escribir el correo electrónico que tengo que enviar sobre los derechos de autor de una canción de Tastes, es para registro de la misma.

—¿Cómo ha sido la experiencia?— toma una posición más cómoda y se recuesta en el marco de la puerta.

—Supongo que ha mejorado, aunque realmente me está poniendo los pelos de punta que solo me pregunten por ese individuo, ello me hace comprender un poco más que se crea un dios y sea más ego que persona— trato de enfocarme en la pantalla y no en el repentino dolor de cabeza que me dio.

—Bueno, en mi defensa tiene que ver más con el hecho de que hizo un mal comentario sobre tu trabajo durante mi fiesta de año nuevo— se cruza de brazos —Además de que realmente estamos emocionados de poder trabajar con él, que nuestra firma esté asociada con él le dará más fuerza a los otros artistas— pasa una mano por su pelo —Lo siento si te sientes utilizada, te juro que no es mi intención.

Hago una mueca brevemente, puede que no sea su intención, pero es justo como a veces logro sentirme con respecto a este proyecto.

—Sé que no— suspiro y dejo de fingir que tengo toda mi atención puesta en el correo electrónico que tengo que mandar y no en él —Gracias por preocuparte, supongo que estarás feliz de saber que nos hemos propuesto empezar de cero, sin prejuicios y que aunque siento que la vez pasada no avanzamos mucho, la relación es más cordial— tomo un lapicero de mi escritorio y juego con él.

>>Y si te consuela, yo tampoco dejo de pensar en la oportunidad que esto representa para todos, aunque estoy segura de que lo lograríamos igual, tardaríamos un poco más, pero lo haríamos.

Sobre todo con Tastes, tengo demasiada fé en ellos, en su entusiasmo y en el hecho de que trabajan sin descanso para que les vaya bien. Ya tienen algunas fans gracias a su primer álbum, por lo que se sienten más presionados para el segundo.

—Esa es mi chica— me guiña un ojo, o lo intenta porque por alguna razón se cierran ambos ojos en vez de uno, así que río, luce tan gracioso —Para que sepas, estás invitada a cenar a mi casa este fin de semana— mete las manos en los bolsillos de su pantalón.

Luce algo nervioso y fuera de lugar, por lo cual no sé si preocuparme o no, realmente esa actitud en él me deja pensativa porque nunca es así.

—¿Cuál es el motivo de celebración?

—Es mi cumpleaños— sonríe y casi puedo jurar que veo algo de color rojo en sus mejillas —Y quiero que mis amigos estén presentes— rasca detrás de su oreja, la cual cada vez se ponía de un rojo más intenso.

—¿Somos amigos, Paul?— lo estoy molestando, lo sé, pero no puedo evitarlo, llega hasta verse tierno.

—Claro que lo somos, hasta Connor lo dice— bufa como si yo hubiera dicho una incoherencia que debía ser obviada.

—Está bien, dime la hora y ahí estaré— no permito que diga más cosas sin sentido.

—Perfecto, a las 7 de la noche, ve casual, pero bien vestida— alzo una ceja —Es para que salgas bien en las fotos, ya sabes, las que quiero publicar en mi red social y eso— Paul está más incómodo que de costumbre, no estoy muy segura de por qué y no creo que preguntar el por qué sea el paso a seguir.

Los Labios de ChristopherWhere stories live. Discover now