Capítulo 19: aquí no

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—Nombrala, es tu derecho— me detengo un momento y alzo mi vista para mirar a Christopher, quien me mira en este momento.

—¿De qué hablas?— el silencio cómodo no duró mucho, de eso se encarga McGee.

—De qué puedes ponerle el nombre a la canción de amor— dice él.

—Pero aún no está terminada, falta la música y hacer la muestra— ladeo la cabeza.

La verdad, no hay un orden exacto en el cual se deba escribir una canción, incluso se puede empezar por una melodía tonta que no deja de sonar en tu cabeza y luego agregarle letra, sin embargo, como ninguno de los dos había pensado en un nombre, llegué a creer que lo dejaríamos para el final.

—No importa, nombrala, es tuya— insiste.

—¿No sería nuestra?— el repentino cambio de actitud de Christopher me tiene desconcertada y no solo en lo laboral.

—Sí, pero es tu esencia— dice él —La de cruel realidad es mía— se queda pensando un momento —Ese también es un buen nombre, ahora que lo pienso— asiente para sí mismo.

—¿Y la sensual?— pregunto, no muy segura de por qué.

Me cuestiono por un momento el por qué de repente la traigo a colación, luego recuerdo que es parte del trabajo, y que no debo sentir vergüenza al hablar de ello con Christopher, él también la está creando.

—Esa es nuestra, así que tendremos que nombrarla juntos— sonríe —Tendremos tiempo para ello, te lo aseguro— asiente, sin embargo, no estoy segura de a qué se refiere.

—No sé por qué, ello no me deja muy tranquila— lo miro con los ojos entrecerrados.

—No muy tranquila, pero sí muy divertida— me guiña un ojo.

>>Ahora, volviendo al tema— alzo una ceja en su dirección —He estado pensando en unas melodías para tu canción— vuelve su atención a la consola.

Sonrío para mí misma, es extraño, pero se siente fresco al saber que él ha estado pensando en la canción de la cual se ha quejado por días, y del tipo de canciones que criticó por años, esto último es la razón por la cual aún no confío totalmente en su sinceridad.

—¿Cuántas mezclas has hecho?— pregunto al verlo moviendo sus ojos rápidamente sobre los archivos que están en la pantalla del computador.

—Unas cinco— sacude su cabeza —Una vez que empecé, no pude parar— me mira un momento y regresa la vista a la pantalla, mueve el mouse —Era como estar poseído, casi como cuando escribo mi realidad— sacude su cabeza —Lo admito, no estuvo tan mal— se encoge de hombros.

—Supongo que pudo ser peor— quiero burlarme de él, pero este es un avance inesperado y para nada molesto.

—Sí, supongo que sí— una sonrisa juguetona se instala en su rostro —Supongo que sí.

Un escalofrío pasa por mi espalda, tal vez mi instinto me está dando un aviso sobre esa reacción, porque no tengo noción de cuál es el significado, ni puedo leer mentes.

—¿Te has enamorado alguna vez?— la pregunta me coge fuera de base.

Me quedo quieta, sin girar mi cabeza muevo mis ojos a ambos lados, buscando de forma disimulada si hay alguien más allí, alguien con la capacidad de salvarme y evitar responder la pregunta.

—¿Esa pregunta es para mi?— pongo la mano en el pecho mientras regreso mi atención a Christopher.

—Sí— él frunce el ceño —¿Ves a alguien más aquí?— alza una ceja, como si no entendiera por qué mi duda.

Los Labios de ChristopherWhere stories live. Discover now