Capítulo 7: nuestra historia inicia

441 41 12
                                    

Suspiro, Christopher McGee llega tarde, van veinte minutos de tardanza, me prometí que lo voy a esperar solo media hora, demasiado para mis estándares, ni siquiera debí esperarlo más de diez minutos, pero como ambos estamos poniendo de nuestro lado para tener una mejor relación, me quedo esperándolo.

Miro a todas las personas en el café, he pedido el lugar en una esquina, no estoy muy interesada en que me vean con el sujeto en cuestión y estoy segura de que esa es la última idea para él, pero por Dios ¿por qué todos se ven felices y disfrutando de su café mientras que mi capuchino me sabe hasta amargo después de dos sobres de endulzante?

—Hola— un hombre usando un buso negro, con capucha y de cabeza agachada se sienta delante de mi, no hay que ser un genio para notar de quien se trata.

—Buenas tardes, señor McGee, es un gusto que haya considerado el acompañarme en este lugar después de que fue usted quien lo sugirió— mi humor es un poco agrio, no es por más, lo espere durante 23 minutos.

—Lo siento.

—Es un buen inicio, ¿por qué se está disculpando, señor McGee?— apoyo mis codos en la mesa, entrelazo mis dedos y apoyo mi cabeza en ellos mientras lo observo.

—No tientes mi paciencia Navier, ya dije que lo siento— su tono de voz es tosco y su expresión es algo sombría.

—Y como ese "lo siento" suena tan sincero como el hecho de que el oxigeno que respiro en este momento es visible— uso mi tono de sarcasmo para contestar, no estoy de muy buen humor después de esperarlo durante tanto tiempo.

>>Usted es quien no debería tentar mi paciencia, llevo 23 minutos esperando la aparición de la superestrella quien no sabe que es la comunicación vía un smartphone— ladeo mi cabeza y lo observo muy bien, a veces me pregunto si su don para irritarme es innato o solo que ha entrenado toda su vida.

—Lo siento por llegar tarde— escucho su pequeño rugido al final y quiero reír, es increíble el descaro que tiene él al mostrarse indignado cuando la que casi se sintió plantada fui yo.

—Disculpas aceptadas, la próxima vez le sugiero que se comunique o que por lo menos conteste mis llamadas— sonrío de forma "dulce".

—¿Llamadas? No me llamaste— suena consternado, como si no entendiera a lo que me refiero.

—Sí, sí lo hice y diez veces— desbloqueo mi celular y le muestro las llamadas realizadas a Christopher McGee.

—Yo no tengo nada de ese registro— parece confundido.

Toma mi celular sin mi permiso y comienza a mover cosas, no estoy muy segura de que ve, sin embargo frunce su ceño a través o ala menos la parte de su rostro que es visible a través de la capota.

Abre los ojos grandes, aunque este gesto dura un par de segundos. Me mira de forma rápida antes de bajar la vista a mi celular una vez más y comenzar a mover el teclado numérico.

—¿Sucede algo? ¿Estás borrando la evidencia?— tomo mi capuchino y bebo un sorbo, tal vez calmarme es lo mejor.

—No, solo estaba confirmando algo, no te preocupes— asiento y no digo nada más sobre el asunto.

Reviso mi celular y no hay nada extraño, bueno, solamente un corazón rojo al lado del nombre del cantante famoso que tengo de frente, pongo los ojos en blanco, pero no lo borro, no es como si me importara mucho y nadie más va a tocar mi celular.

Por otro lado, con este engaño del corazón junto a su nombre, la gente pensará que tenemos una buena relación, si creen que tengo un tipo de enamoramiento, simplemente dejaré que lo crean, Christopher es un tipo atractivo y es famoso, una más quién guste de él no hace la diferencia.

Los Labios de ChristopherOù les histoires vivent. Découvrez maintenant