Capítulo 23: Interesante

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Nuevo día, nueva yo... no realmente, solo tengo una cabeza más fría y he pensado en formas de torturarlo, como por ejemplo hacer que cante una canción realmente dulce, una que hable de cuán enamorado está. También he pensado en sabotear su canción "realista", pero eso sólo es laboral y él me molesta desde el ámbito personal, así que es justo que haga lo mismo.

Investigar su vida privada será el primer paso, conocer bien quienes son sus hermanos, aprender a distinguirlos, y quien sabe, besar a alguno de ellos y fingir que me equivoque, sí, me gustaría demostrarle que no es tan especial, eso sería lindo.

Se supone que debo ser madura y no mostrar esta parte fea, que debería dejarlo ir y enfocarme en mi crecimiento personal, pero como no estoy de ánimo para serlo, buscaré molestarlo de todas las formas posibles.

—¿Estás mejor?— Seth toca la puerta de mi habitación, espera que conteste y abre la puerta —Definitivamente el hielo es mágico para bajar la hinchazón, ya solo parecen los ojos de alguien que durmió de más, nada mal— mi compañero de apartamento invade mucho mi espacio vital.

Lo alejo empujando lejos con mi mano.

—Gracias, creo— es mi respuesta mientras me pongo de pie.

—Te traje unas hermosas herramientas que bajarán aún más la hinchazón— un vaso de vidrio, lleno de agua con mucho hielo y dos cucharas en su interior es puesto frente a mi.

—¿Cucharas?— pregunto.

¿Esas son las mágicas herramientas? Son más simples de lo que creí por un momento.

—No son cualquier tipo de cucharas, son cucharas frías que te ayudarán con eso, ahora, ponte los ojos, es una orden— Seth toma una cuchara y la pone frente a mí ojo.

Casi pasa de buscar bajar mi hinchazón, a crearme un hematoma en el ojo por su movimiento rápido y el casi golpe en mi ojo.

—Ya voy— pongo el vaso en mi mesa de noche y tomo la otra cuchara, pongo ambas en mis ojos —¿Cómo sabes estos trucos?— pregunto.

—Yo también he llorado de desamor y mi mamá tiene trucos raros bajo la manga, he aprendido cosas— es su respuesta, no lo veo, pero puedo jurar que se ha encogido de hombros.

—Está bien— no estoy muy convencida, pero sigo sus instrucciones, meto las cucharas en el agua fría de nuevo antes de volver a llevarlas a mis ojos.

Me da escalofríos cada vez que las cucharas frías tocan mi piel, sin embargo continúo haciéndolo, todo sea por verse más normal.

—¿Mejor?— asiento, aunque sigo con el proceso de deshinchar mis ojos.

—¿Pasa algo en el trabajo?— le pregunto, siento como el colchón a mi lado se hunde, he dado en el clavo y eso lo hace sentir incómodo.

He estado observando su comportamiento por varios años, cada vez que tiene un problema comienza a cuidar más de mi, llega a tratarme con mucho cuidado, como si cuidarme a mi significará cuidar su mente o corazón, no tengo idea por qué ese es su sistema de escape, no digo que me moleste, pero no me hace feliz que tenga que implementarlo porque se siente mal.

—Algo así— vuelve a moverse, la cama suena cuando se remueve en la cama.

—¿Quieres hablar de ello?— pregunto.

—Sí— hace una pequeña pausa —Creo que me están acosando sexualmente en el trabajo— su tono de voz refleja que no es la gran cosa, pero sus movimientos dicen lo contrario.

Bajo las cucharas, las meto en el agua y volteo a mirarlo lo más rápido que puedo sin regar el contenido del vaso.

—¿Quién?— pregunto, lista para golpear a quién sea necesario, igual estoy molesta y quiero desquitarme con alguien.

Los Labios de ChristopherWhere stories live. Discover now