—¿Harry?...
Y entonces todo se vuelve negro en mi interior. ¿Estoy muerta?. Ni eso podría responder.
...
No, definitivamente no estaba muerta aún. El dolor en mi vientre y torso era agudo y punzante, no podría estar muerta a no ser de estar en el infierno porque en el cielo ya no sentiría absolutamente nada.
Abro los ojos con dificultad encontrándome con la mirada preocupada de una señora de mediana edad, entre cuarenta y cincuenta años de edad, con cabello lacio color castaño y ojos azules. Volteo a mi alrededor encontrándome con una sala de hospital, un delgado tubo con sangre en su interior está clavado en mi brazo, aparto la mirada antes de sentir náuseas o un cosquilleo de ansiedad.
—¿D-dónde estoy? – pregunto apenas audible y con la voz ronca. La señora parece recordar que no la conozco y entonces me ofrece una amable sonrisa.
—Buenos días Olivia. Soy Kathryn, la madre de Harry – contesta depositando un beso en mi frente. Ahora mismo estoy más que confundida, mi cabeza ha comenzado a dar vueltas provocándome náuseas y acto seguido saco mi cabeza de la cama vaciando lo último que había comido fuera de mi cuerpo. Miro con cierta vergüenza a Kathryn por haberla hecho presenciar éste acto tan asqueroso, sin embargo ella ríe y niega con la cabeza restándole importancia.
En seguida llega una enfermera a limpiar mi desastre, cuando sale de la habitación dejándola limpia, la puerta se abre nuevamente por Harry, el cual entra y camina en mi dirección, al llegar toma mi mano y la entrelaza con la suya acariciando mi palma con su pulgar.
—Olivia, me has dado el susto de mi vida – comenta preocupado. Le miro a él las heridas, las cuales ya están cicatrizadas, ahora incluso yo parecía haber tenido más fracturas y rasguños que él, lo cual era completamente erróneo. Por el contrario yo me siento como si me hubiesen partido justo a la mitad, a pesar de no haber recibido muchos garrotazos por parte de aquellas bestias.
—¿Qué sucede aquí? – pregunto aún con muchas ansias. Definitivamente me he perdido de algo muy importante. Entre los dos se miran y entonces la mujer decide comenzar con la explicación...
Flashback
1994
Era ya la séptima vez en un mes que Kathryn y su esposo George habían intentado procrear un hijo. La chica miraba con ansias la prueba de embarazo viendo cómo éste da negativo, abatida sale del baño con los ojos llorosos y después de mostrarle el resultado al hombre que le mira preocupado se echa a llorar en su hombro.
Definitivamente jamás podrían ser padres a menos que algún milagro ocurriese o recurrieran al largo e infinito trámite de adopción que seguramente les esperaría si optan por ésta otra forma de ser padres.
—Algo ocurrirá, ya verás – le dice George a Kathryn limpiando con su dedo las lágrimas que seguían en las mejillas de su amada esposa.
Pasaron otras dos semanas, fue una noche de luna llena cuando ambos dormían plácidamente abrazados. Los dos soñaron la misa cosa:
La pareja estaba disfrutando de una tarde cálida en la hamaca de su jardín cuando de pronto aparecieron dos elegantes e imponentes lobos que con su mirada les dejaron en claro que no tenían contemplado hacerles daño. De pronto ya no eran lobos sino personas, precisamente reyes o algún tipo de líderes con una triste sonrisa y amable mirar. ¿Les habrá pasado algo?. Fue el primer pensamiento que la pareja de humanos pensó respectivamente, siempre tendieron a ser personas caritativas que ayudaban a quienes lo necesitaran.
—Por favor ayúdennos, no tenemos mucho tiempo para estar aquí con ustedes. Están masacrando a los nuestros, están principalmente detrás de nuestras cabezas, no quieren que ningún gobernante o heredero siga con vida – comunica la mujer con voz quebrada. Por alguna razón se podía sentir cómo se sentía con tan solo mirarle.
—Hemos pedido ayuda a varios reinos y planetas pero no mostraron interés alguno en mover un sólo dedo para ayudar, sin embargo es comprensible no querer arriesgar a los demás por cuidar de un sólo bebé. Nos han dicho que en el planeta Tierra podrían proporcionarnos ayuda. Nos han rechazado ya unas diez veces – ahora habla el hombre.
—Por favor ayúdennos y acepten cuidar de nuestro hijo hasta que sea tiempo de reencontrarnos. Sé que será difícil pero les suplicamos nos ayuden – concluye la supuesta reina juntando sus dos manos en señal de ruego.
Vaya. Pensó cada uno para sus adentros, seguramente el anhelo de tener un bebé era tan grande que incluso soñaban con cosas imaginarias donde literalmente les regalaban un hijo. Lástima que no fuese la vida real.
—C-claro, les ayudaremos y le daremos hospedaje a su bebé en nuestro planeta. Sin embargo necesitamos saber cómo lo debemos criar debidamente– responde Kathryn en sueños. Seguramente en cualquier momento despertaría a la realidad.
—Una vez que esté en el Planeta Tierra sabrá comportarse como un humano normal; un tanto menos agresivo e impulsivo que uno de nuestra especie en sus primeros años de vida. Sin embargo comenzará con sus conversiones a finales de su adolescencia cuando tenga entre dieciocho y veintidós años, por lo tanto no tendrán de qué preocuparse, y en caso de alguna emergencia les proporcionaremos algunos artefactos dentro de su cuna – replica el hombre lobo mientras sus figuras van cada vez desapareciendo más y más hasta que sólo puede verse una nube en los pensamientos de la pareja de humanos...
Cada uno abrió los ojos mirándose el uno al otro extrañados. Debo contarle mi loco sueño. Pensó cada uno de ellos al no saber que ambos habían soñado exactamente lo mismo. Sin embargo la curiosidad fue mayor que sus ganas de permanecer dormidos o acostados en la cama que se pararon y caminaron lo más rápido que podían con sus pies aún descalzos.
—¿Pasa algo, porqué vas a la salida? – preguntó la chica sorprendida al ver que su marido hacía exactamente lo mismo que ella.
—He tenido un sueño extraño, es muy tonto ir fuera para cerciorarme si fue sólo un sueño pero no lo he podido evitar – contesta George agitado y ansioso por abrir la puerta de salida.
—Vaya, yo igualmente he soñado algo muy raro – dice Kathryn entre murmullos. Al abrir la puerta se quedan sin habla y sorprendidos, tanto que para Kath es imposible asimilarlo, entonces sus rodillas fallan sin poder sostener su peso y casi cae al suelo si no hubiese sido tomada por los brazos de su pareja.
Ahí había un precioso bebé plácidamente dormido con lo que parecía una piedra preciosa de procedencia dudosa brillando en su mano derecha junto con un saco con múltiples bolas de cristal y una carta enrollada dentro de un contenedor.
Los ahora padres adoptivos tomaron la carta entre sus manos y leyeron lo que parecían algunas indicaciones, instrucciones de cómo usar aquellas bolas para protección y un poco de la historia de aquel encantador bebé al cual la madre tomó entre sus brazos arrullándolo con una dulce canción de cuna. Él sería su ansiado hijo Harry...
Años después ocurrió otro verdadero milagro, el cual llenó por segunda vez de felicidad la casa de la familia Styles. Un pequeño niño había nacido del vientre de Kathryn sin antes haberlo planeado, todos lloraban de alegría y emoción, los esposos tendrían un segundo hijo y el pequeño Harry tendría un hermano.
Fin del flashback
Ahora todo tenía sentido. Pensaron Olivia y Harry para sus adentros.
En éste caso Harry vendría siendo un extraterrestre por no haber nacido oficialmente en la tierra. Dice una voz dentro de la cabeza de la pelirroja. Sin embargo decide mandar esos pensamientos que de poco ayudaban por el caño, si le había aceptado sabiendo que no era humano no tendría que afectar el hecho de que fuese de otro planeta, eso sólo le hacía aún más especial. Era un príncipe en realidad y nadie se lo había contado al rizado hasta ahora.
Días antes...
Harry's POV
—¿Harry? – pregunta una voz, la cual me suena completamente conocida. Las dos personas salen a la luz. Una es una señora de cabellera castaña y esa mirada que sólo podía encontrar en los ojos de mi madre. Delante de ella está mi padre, el cual me observa con asombro y cierta preocupación por mi ensangrentado cuerpo y el de Olivia.
Kathryn, mi madre, da un paso al frente provocando que mi cuerpo se tense por el miedo y nerviosismo. ¿Porqué me miran como si me amaran? Yo fui la bestia que asesinó a su hijo. Sin embargo aquí están, observándome como si sólo fuese su hijo que después de varios años trabajando o estudiando lejos ha decidido visitarlos, una sonrisa surca por el rostro de mi madre y entonces ésta comienza a llorar.
—Harry, no estamos en lo absoluto enojados o asustados de ti. Ahora déjanos ayudarte con la chica, he llamado a una ambulancia, tú igual necesitas atención médica – comenta con preocupación, puedo sentir en su corazón que verdaderamente no quiere que yo muera.
—No, yo estaré bien. Por favor, ayuden a Olivia, está perdiendo mucha sangre – suplico parándome con ella aún en mis brazos inconsciente. Su respiración va disminuyendo poco a poco, al igual que su calor corporal y tono de piel. Ahora mismo se veía tan blanca y sin vida como una hoja blanca de papel. Mis lágrimas caen sobre sus mejillas.
La ambulancia ha llegado al fin, para no levantar sospechas o que me quieran llevar con ellos, dejo a Olivia en los brazos de mi padre y me escondo en una esquina de la calle. Cuando el vehículo se aleja salgo al fin sintiéndome con más fuerza, la sangre sigue saliendo de mi piel y por un momento me siento mareado.
—Debemos llevarte a casa para curarte – dice mi madre y en seguida entre los dos me sostienen ayudándome a caminar.
Una vez en la que alguna vez fue mi casa, mi progenitora corre en busca de vendas, alcohol, gasas, agua oxigenada y algunos otros líquidos más para evitar infecciones. Me siento completamente agotado en el sillón. No mucho tiempo después regresa colocando todos los objetos en la mesa.
Sus manos tiemblan al igual que sus labios, retiene el llanto que tiene almacenado y la maldita sonrisa no desaparece de su rostro. Recuerdos de mi infancia vienen a mi mente y en la mayoría aparecen mis padres y mi difunto hermano de apenas unos pocos años de vida jugando felices en un parque. También aparece en mi memoria cómo solía ser querido y abrazado por la mujer que ahora mismo está preocupada sanando las heridas que seguramente en pocos días sanarán del todo. Sin poderlo evitar las lágrimas abandonan mis ojos sin antes haber siquiera avisado. Rápidamente intento limpiarlas pero salen más sin control alguno, había pasado ya siete años de mi vida sin mis progenitores. Una tonta idea de los "siete años de mala suerte" llega a mi mente, sin embargo la descarto en seguida al recordar los múltiples espejos que había roto ya, los muchos gatos negros que incluso llegué a adoptar o cuidar y las bastantes escaleras por las que había pasado por debajo. Además... conocer a Olivia fue una de las mejores cosas que pudo haberme pasado, de modo que ella me dio la fuerza y el cariño que yo, sin darme cuenta necesitaba.
Unos brazos me rodean casi en seguida, es Kathryn la que me estrecha con delicadeza entre sus débiles brazos. Dejando atrás por un momento el tormentoso pasado por el cual tuve que pasar abro mis brazos recibiendo así sin más complicaciones el amor que al parecer mi madre aún tenía por mí. Nuestros llantos se mezclan en uno solo, mi cabeza es acariciaba al igual que mi brazo, por último deja un delicado beso en mi frente dejando al fin de llorar.
—Perdóname por haber huido, pero sobre todo perdóname por haber hecho la atrocidad que cometí – me disculpo con la mirada baja.
—No hay nada que perdonar. Yo jamás tomé medidas de prevención por si alguna vez te sucedía algo o tus transformaciones comenzaban con más anticipación, debí haber hecho algo con eso y no lo tomé en cuenta. Sin embargo cuando sucedió eso tu ya habías huido para siempre – narra mi madre dándome otro fuerte abrazo.
Decido guardar silencio para lograr que su respiración se controlase. Pasamos sin hablar varios minutos hasta que ella interrumpe el silencio de nuevo.
—Te extrañé tanto mi niño – dice riendo al notar el gran cambio en mi ser.
—Yo igual mamá – contesto bajando mi guardia por completo.
—Has crecido muchísimo, incluso los músculos lo han hecho. Sin embrago todos esos tatuajes jamás te los dejé hacerlos – bromea en tono de reproche. Una risa ronca sale de mis labios y niego con la cabeza. Ahora mismo me encontraba sólo en bóxers debido a los muchos arañazos que mi cuerpo entero había recibido dejando todos los tatuajes que me había hecho a la vista.
—Soy todo un chico malo. Ni te imaginas la cantidad de novias que tuve – le contesto.
—No me digas que la hermosa chica que está en el hospital es sólo otra de tus conquistas – dice con más seriedad recordando a Live. Entonces suelto una corta carcajada y niego con vehemencia.
—Es broma, en realidad ella es la única pareja que he tenido. Ya llevamos más de un año juntos– informo con cierto orgullo. Algo extraño se remueve en mi interior, tal vez era el hecho de que yo estaba conversando amenamente con mi madre mientras que mi novia luchaba contra la muerte en un hospital. Entonces reacciono nuevamente y mi rostro vuelve a ponerse neutro.
—Ella estará bien. Perdió mucha sangre pero vivirá, ya lo verás – intenta tranquilizarme tomando mis dos manos. —Confía en mí – pide sonriéndome para darme a entender que sin duda alguna todo estaría bien.
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Pueden lanzarme todas las piedras que quieran, estaré aquí acostada (mientras pueda) en mi cama esperando las pedradas por no haber actualizado en 1207277489 años ;)
Que si tuve tiempo de escribir? Sí
Que si tuve inspiración? Casi no
Sin embargo también tuve un mes algo ajetreado la verdad. Si leíste éste capítulo gracias por esperar ❤️
Las quiere: Caro xx