Capítulo 13

476 39 42
                                    

Termino de ponerme la pijama y camino en dirección al cuarto de Harry. Toco la puerta y ésta se abre permitiéndome el paso. Dentro está él bajando por completo la camiseta de su pijama.

—¿Dónde dormiré? – me atrevo a preguntar.

—En mi cama – contesta él con obviedad.

—¿Y dónde dormirás? – cuestiono un tanto extrañada.

—¿En mi cama? – y más que una pregunta suena como una afirmación. —Dormiría en el sofá pero, oh sorpresa, no tengo sofá y no es que quiera dormir en el suelo frío – explica mientras lleva su ropa sucia al cesto.

—Oh... – susurro con los nervios brotando desde mi interior.

La plática se da por sentada. Harry quita una esquina de las colchas tendidas de su cama adentrándose en ella. Yo le imito un tanto dudosa. Los truenos, la lluvia y los relámpagos aún son audibles en el exterior haciendo mi cuerpo estremecer. En un principio la incomodidad me invade, no es como si siempre durmiera con chicos en sus camas, de hecho el único hombre que ha dormido en mi misma cama, sin contar a mi padre, fue mi primo cuando éramos niños antes de que se mudara.

Después de pasar algo de tiempo sin poder dormir mis párpados se vuelven pesados y se cierran por completo.

El gran lobo negro corre delante mío con intenciones de juego se echa al suelo repleto de flores. Me recuesto junto a él y le abrazo cómodamente.

Mis ojos se abren con pesar, en un principio me es imposible reconocer la habitación en la que me encuentro pero entonces todo lo sucedido ayer llega a mi mente. Miro mis brazos, los cuales rodean el cuerpo del castaño. Sorprendida y avergonzada los retiro instantáneamente de su cuerpo y me volteo. Aún me siento extraña, incluso cuando desperté seguí sintiendo la presencia del gran lobo, su protección y apego. Seguramente son cosas mías, pero esa sensación de tenerle cerca no me abandona.

En seguida escucho un bostezo detrás mío indicando que despertó. Roto mi cuerpo de forma que quedamos frente a frente. Él al verme sonríe y luego toma asiento.

—¿Cómo te sientes? – pregunto refiriéndome al estado de sus heridas.

—Muy bien, creo que están sanando correctamente – anuncia.

—Uhmm... creo que debería ponerte unas vendas limpias, ya sabes, para sentirte más cómodo – propongo. Él me mira con duda pero luego asiente.

—Está bien pero no creo que sea muy necesario, mis heridas ya casi sanaron – comenta nerviosamente.

—Mientras no estén cerradas deben ser cubiertas para evitar infecciones – contradigo de manera desafiante.

—Claro. Pero primero debo darme una ducha, no pienso llegar a la escuela apestando a sudor – dice mientras toma una toalla de su armario dirigiéndose a la puerta del cuarto para salir.

Mientras se baña yo me quedo sentada en la orilla de su cama, al igual que él yo también necesito una ducha con urgencia pero seguramente no podría asearme hasta que no estuviera con Ross en su casa o en algún hotel.

Giran la perilla abriendo la puerta dejando ver un Harry cambiado ya completamente, trae puestos unos jeans de mezclilla azul marino y una camisa negra de manga corta. Seca sus rizos con una toalla frotándolos en ésta. Cuando termina voltea a verme con una mirada pensativa.

—Si quieres puedes ducharte, en el baño hay una toalla nueva en su empaque, usa esa – ofrece.

—Sí gracias. En seguida voy. Pero recuerda que tus heridas deben ser vendadas – advierto mirándole a los ojos.

WolvesWhere stories live. Discover now