Capítulo 9

551 44 34
                                    

Me levanto de la cama sintiendo un mareo horrible, puedo sentir el cuerpo completamente adolorido y la garganta casi cerrada, y rasposa, exageradamente rasposa como si de una lija se tratara.

Me visto sin ganas, "lista" para ir a la universidad. Desafortunadamente hoy no me puedo permitir faltar ya que es entrega de proyecto y si no entrego a tiempo me bajarán un punto sobre la calificación final. Milagrosamente hoy sólo me toca tomar tres horas de diferentes clases y entonces podré regresar.

Salgo de mi hogar sintiendo mi cabeza explotar "maldito catarro y maldito proyecto" pienso para mis adentros. Hoy opto por tomar mi carro e irme en él, afortunadamente el camino de ida está casi vacío así que no tengo incidentes. Llego sin problema y me dirijo a la primera clase.

Ésta es tortuosa, por suerte la maestra nota mi estado y evita preguntarme cosas o hacerme participar. Recargo mi cabeza en el escritorio intentando prestar atención a lo que la profesora dice. La primera clase por fin termina y entra el segundo maestro, éste igualmente nota mi vulnerable estado y me manda a la enfermería para que tome una siesta, yo agradecida le sonrío y me levanto del asiento encaminándome a la enfermería. Pongo una alarma para evitar quedarme dormida por mucho tiempo, pareciera que apenas pasaron cinco minutos desde que me dormí, pero no, ya una hora ha pasado y agradezco a la enfermera por haberme dejado quedar.

Con mucho esfuerzo me levanto y camino de regreso al salón. El profesor llega seguido de mí y nos saluda a todos, en seguida pide los proyectos. Una gran mayoría se lo entrega, incluyéndome. Después de eso prosigue la clase sin problema haciéndonos apuntar concepto tras concepto después de explicarlo. La hora termina y yo me siento desfallecer así que reúno las pocas fuerzas que me quedan para salir. Doy una mirada a mi teléfono para saber la hora; 12:00 pm.

Me paro en una sombra producida por el sol y decido sentarme en una banca cerca para relajarme y recargar fuerzas.
No pasa mucho tiempo antes de comenzar a sentir mis párpados pesados quedándome dormida ahí mismo.

En mis sueños siento unos ligeros toques, que constantemente se intensifican hasta sentir unos delicados jalones. Poco a poco abro los ojos encontrándome con una irreconocible cabellera rizada y ojos verdes desconcertados. Sus labios están ligeramente abiertos, tan rojos como cerezas listas para ser comidas. Sorprendida de mí misma descarto esos pensamientos de mi mente y sigo en silencio observándolo.

—Olivia – suelta Harry una vez que despierto del todo. Ha pasado ya un mes desde la primera vez que lo vi con las marcas todavía abiertas apenas con una que otra costra para que al día siguiente al verlo de nuevo las tuviera ya casi sanando. Las cicatrices seguían ahí pero extrañamente ya no se veía rojo, tan sólo se veían unas rayas y unos puntos de sutura completamente cerrados.

—M... mande – mi voz suena ridículamente rasposa y grave a comparación de la mía de siempre.

—Estabas durmiendo aquí plácidamente, sólo te recuerdo que aquí es un instituto, no un hotel y esa silla no es una cama como para que te quedes dormida – comenta con el ceño fruncido, yo asiento tomando mi bolso y parándome, sin embargo me tambaleo y por poco caigo pero el rizado lo impide.

—Lo... siento, sólo quería dor- mir – me disculpo. Mis palabras suenan cortadas y lentas, muy lentas. Mi voz es rasposa y me duele como el infierno el simple hecho de tragar saliva. La comprensión parece golpearlo brutalmente ya que en seguida quita su cara de enojo y la sustituye por una preocupada y apenada.

—¿E- estás enferma? – cuestiona, yo asiento evitando hablar. —Perdona mi actitud anterior, ¿cómo regresarás a tu casa?, ¿caminando?.

WolvesWhere stories live. Discover now