Capítulo 4

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Mientras caminamos los dos juntos doy un mal paso de modo que la mitad de mi pie queda fuera de la banqueta provocando una completa pérdida de mi equilibrio, el chico alarga su brazo rápidamente tomando mi muñeca y tirando de ella evitando el gran impacto que me esperaba.

— Eres muy torpe con los pies – comenta.

— Lo se, no hace falta que me lo recuerden – farfulleo apenada y de mala gana.

— Si no quieres que te lo recuerden no seas distraída ni despreocupada, podrían pasarte cosas peores – advierte suspirando, probablemente piense que soy un verdadero caso perdido. Dejo de ver sus ojos y dirigo mi mirada al suelo con dureza mientras asiento pausadamente.

Seguimos caminando en silencio, primero llego yo a mi casa y Styles se despide con un seco "adiós".

Cierro la puerta detrás mío y suspiro, este chico si que sabe cómo ponerme nerviosa. Probablemente sea su indiferencia hacia mí la que me impide sentirme bien a su alrededor.

Arribo al comedor y entonces suelto un pequeño grito de emoción al ver a mi mamá y papá sentados sonriéndome abiertamente. Camino hacia ellos y los saludo feliz, a pesar de sólo haber pasado menos de una semana los extrañaba.

— ¿Cómo les fue? – tomo asiento en una silla y dirijo la primera cucharada de comida a mi boca saboreándola.

— Muy bien, hemos ido a una conferencia a parte de el trabajo que realizaríamos – comenta mi progenitora.

— Me alegro que disfruten el trabajar juntos – digo y luego sonrío.

— Hija, ahora lo que nos preocupa eres tu, ¿segura que estas bien? Probablemente de ahora en adelante tendremos que salir a conferencias, eventos y a patrocinar por lo que podríamos estar ausentes hasta por una o dos semanas de casa, no será tan seguido pero si con cierta frecuencia – papá avisa preocupado.

— No importa papá, solo quiero que ustedes dos hagan lo que siempre quisieron hacer, que es trabajar juntos y en lo que les gusta, y estaré bien, les prometo no hacer nada indebido – intento calmar a mis padres.

Los dos asienten y seguimos comiendo mientras hablábamos sobre anécdotas y sucesos que han pasado a los tres.

Al terminar de comer subo a mi cuarto y hago todas las tareas pendientes.

2 meses después...

Cierro la puerta con seguro y parto a la escuela con prisa, pues voy diez minutos tarde. Mis pies cada vez toman más velocidad hasta que me encuentro a mi misma corriendo con prisa para intentar recuperar esos diez minutos de tardanza.

Llego a la escuela sintiendo mi corazón desbocarse, el sudor recorre mis sienes al igual que pequeñas gotas emergen de mi nariz, mis pulmones arden, paro y coloco mis manos en las rodillas mientras recupero el aliento.

— Sin duda necesito un auto – murmuro para mí misma, a pesar de preferir caminar para tomarlo como ejercicio había veces de emergencia en las cuales era necesario ir en automóvil.

Una vez que me nivelo y dejo de sudar camino en dirección a mi casillero.

Cuando tengo lo necesario en mis brazos me encamino en dirección hacia el aula. Al llegar me percato de la presencia de el profesor y maldigo en voz baja, toco la puerta atrayendo la atención de la clase entera incluyendo la profesor, el cual me ve con una mirada reprobatoria.

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