Ya eran las 4 pm, el rey de picas se estaba aprontando para salir al pueblo. Era algo de el, tres veces a la semana salía como descanso. Ir al pueblo le recordaba a cuando el era más joven.
Puso su capucha para no ser visto y salió, sin antes avisarle a la reina.
Salió por la salida trasera del castillo. La salida de emergencias que tenían si llegaba haber algún ataque al castillo. Nadie sabía de ella, solo los reyes jacks y as, después nadie más.
Empezó a caminar, intentaba tapar su rostro para que nadie lo reconociera. Ahora su ropa era completamente distinta, llevaba ropa de clase media, una campera con capucha oscura, una bufanda, unos pantalones un poco sueltos y zapatos bajos. No parecía el mismo, no parecía ser el rey, no parecía ser elegido por la diosa... aunque para el, nunca lo fue.
El pueblo de picas era hermoso. Colores fríos por doquier, distintos tonos y matices de azul. Iba desde un turquesa hasta un violetazulado. Muchos de los árboles de la plaza estaban casi sin hojas, todas sus hojas estaban en el piso. Y el cielo estaba despejado.
Esto último le alegro, era extraño que a esas horas el cielo este así, muchas veces solo está así en las noches.
Era agradable sentir el sol junto a la brisa en su rostro. Era como una mezcla de calor y frío. Perfecto para el.
Camino enfrente de muchas casas y tiendas. Aunque también pasó por enfrente al hospital, la escuela, el orfanato, entre otras.
No podía dejar de sonreir cuando veía a los adultos y a los niños divirtiéndose, estando feliz de sus logros. Lo llenaba de felicidad, no sabia el por qué, solo sabía que lo hacía.
Paro enfrente a un edificio, no era muy alto, alrededor de 4 pisos. Además era más ancho que otra cosa. Deuz entro allí. Y en la recepción de allí pudo ver a dos personas. Una chica y un chico.
La chica era pelirroja de tez morena. Ella usaba un vestido azul oscuro y el su larga cabellera estaba atada en una trenza. El chico, su cabello era anaranjado, con parte de este rapado y parte atado en un moño. Se estaban hablando, no sabia si podría ser llamado hablar o discutir, lo más seguro era la segunda.
Entro sin hacer ruido, no quería ser chusma, pero la curiosidad le mataba, quería saber por qué discutían.
-vamos, no es tan complicado- Decía la chica- Además no debe de ser ahora, puede tardar un tiempo, pero no mucho.
-Toddy, ya te dije, en el estudio ya hay demasiadas habitaciones, sería imposible construir otra, No hay espacio- El chico hablo esta vez. Estaba tranquilo, siempre hablaba con el mismo tono bajo.
-Si hay, mira- La chica saco un plano de su bolso. Era un plano del estudio.- Sabía que ibas a decir eso así que antes de venir me quedé viendo que lugar sería bueno para poner una nueva habitación.
El otro río. Dios, Toddy enserio lo conocía. Los dos se miraron fijamente, la chica le sonreía, mientas que el la miraba serio.
-¿Y?
-No
Su expresión cambio, ya no estaba más sonriendo. Ahora daba miedo, Oxy sabía que la había cagado. Intento alejarse un poco, pero no pudo. La chica lo tomo del cuello de su buzo y lo acercó a ella. Sus rostros estaban a pocos centímetros de tocarse. Los ojos azules de la chica miraban fijamente a lo ojos naranjas-rojizos llenos de miedo del otro.
-Mira Oxy querido, yo ya te estoy haciendo un favor que requiere que utilize mi tiempo libre para ayudarte. Saber que si quiero puedo dejar de hacer eso y ya no te ayudaría más. -Oxy tragó saliva, ella tenía razón.- Además ni que tuvieras que hacerlo tú solo, tienes ayuda de tus otros amigos, así que piénsalo bien, ya que estás jugando con fuego.
En eso Toddy lo soltó, Oxy se paro recto, la diferencia de altura entre ellos era más que notoria. A Deuz le causaba gracia como Oxy siento alguien que da miedo al verlo, sea todo lo contrario cuando lo conoces.
Oxy y Toddy se quedaron haciendo unos papeles, lo más seguro para la construcción de la habitación. La pelirroja tenía una cara de victoria, mientras que Oxy estaba concentrado en los papeles y el plano del lugar.
Al terminar con ello, Toddy sonrío más que antes.
-Gracias cariño. Después te veo- Y así no más se fue.
La sala quedo en silencio, Oxy apoyo su cabeza en la mesa y soltó un largo suspiro. Deuz se acerco a su amigo y con delicadeza, le tiro del moño para llamarle la atención. El mayor levanto la cabeza, estaba molesto. Pero Deuz se mantuvo serio, sabía qué no pasaría nada.
-No sabia que tú y Toddy eran algo-
Esto tomó totalmente de sorpresa al de mayor altura, logrando hacer que casi se cayera de la silla y logrando dejar su cara completamente roja.
-¿Q-qué?- tartamudeo- ¿Por qué piensas eso? Además no es mi tipo de persona, solo la veo como una amiga, una amiga que me está ayudando con algunos temas por eso ahora la veo más que antes, no por otra cosa, no no, no hay nada entre nosotr- Oxy fue callado por la mirada de Deuz, no se había percatado de que empezaba hablar de más. Siempre que este se ponía nervioso por algo, empezaba a balbucear, a decir cosas con o sin sentido.
- No era para que te pusieras así grandulón-El de marca real rodeó el cuello de su compañero con uno de sus brazos y hizo que este se agachara.- Solo pensé que quedaban bien juntos.
Oxy rió nervioso, le molestaban ese tipo de opiniones. No sabía por qué, solo le molestaban que digieran que con quien alguien se veía bien o no, sentía que era algo que dependía de una persona solo, no de los demás.
-Si, si, como digas, su alteza- Al decir eso recibió un pequeño golpe del menor, el otro se rió por eso. Era gracioso como se enojaba solo por qué lo trataran formal- De todas formas... ¿Que haces aquí? ¿No deberías están en el castillo?
-Quería venir y entregarte algo- Deuz soltó a su amigo y busco algo en sus bolsillos.
De la nada saco la gema que los Jokers le habían dado y se la entregó a el. Oxy estuvo unos segundos viéndola, sentía que si la tomaba la rompería. El moreno le acercó más la gema, insistiendo para que la tomará. El de ojos rojizos suspiro y la tomo con mucho cuidado.
El rey le explico cómo funcionaba la piedra preciosa y las funciones que tenía. Le explico cómo funcionaba y como lo había conseguido.
-Espera... ¿lo dieron en la fiesta? Wow, no me acuerdo de nada.- Río- no tuve que tomar tanto
-Bueno, no tuviste que hacer una competencia de beber con Onnie.-
El pelinaranja se atragantó con su propia saliva. ¿Había escuchando bien? ¿Que el y Onnie hicieron una competencia de beber? ¿Qué?
-Espera, ¿Que yo que?
-mierda... No dije nada- Deuz se alejó, se olvido que no le iba a contar, y no lo iba a hacer pero Oxy seguía queriendo respuestas.
El menor se alejó despacio y cuando vio el mejor momento, corrió hacia la puerta ignorando las preguntas de su compañero.
Al salir, el viento frío golpeó su rostro, igual, no le molestaba aquello. Ya estaba acostumbrado.
Se subió la bufanda que tenía para taparse, no era que le iba a servir de algo ya que todos los picas tenían las extremidades y partes del rostro (como nariz, orejas y labios) fríos. Así que no cambiaba mucho el abrigarse o no.
Deuz siguió caminando hasta la plaza. Allí busco uno de esos relojes gigantes que marcaban la hora, esos de los que normalmente había en las estaciones de trenes, eran casi las 5, ya era tiempo de volver al palacio.
Sus pies pateaban las hojas y algunas eran pisadas. Al hacer eso se podía escuchar un crujido de estas rompiéndose. Ya saliendo del parque y la zona media de la capital. Entro a la parte donde se encontraban muchas casas de dueños de empresas o gente con plata.
Allí no había muy bien ambiente como lo había en la otra zona, o por lo menos para el.
Allí era donde más se podía notar el espíritu de picas. Gente en busca de fama y poder, ser el centro del mundo, según Deuz. No le gustaba, le hacía recordar cómo era el antes de ser rey. Antes de vivir con Eak, Usagi y Félix. Antes de saber que era el cariño de verdad.
Deuz se quedó tan perdido en sus pensamientos que no noto alguien acercándose a sus espaldas. Esta persona lo tomo rápidamente y lo llevo a un callejón cercano.
Todo estaba oscuro allí, no podía ver el rostro de aquella persona. Pero no necesito aquella información visual para reconocerlo.
-Buenas tardes mi rey, ¿No debería estar en el castillo?-
Esa voz no le pertenecía a nadie más que a Leo. No necesito ver su piel bronceada o sus cabellos lilas claros para reconocerlo. No, nada de eso. Solo necesitaba escuchar su voz, su tono al hablar, su tono al decir "mi rey". No había nadie más con un tono y voz así.
-¿Deuz? ¿Que haces fuera del castillito? -Leo se fue acercando más y más a Deuz. Este, no podía ni moverse, quería pero no podia.
Lo más seguro era por qué sabía que no podía correr a otro lugar mientas el mayor estaba cerca.
Leo al darse cuenta de su ventaja, se acercó hasta quedar a poca distancia del moreno. Empezó a agacharse y tomo el mentón del menor. Deuz por su parte, miraba para otra parte, menos a Leo. No quería verlo directamente.
El de tez bronceada subió el mentón de Deuz e hizo un ruido para que el menor lo mirara. Lo logro, Deuz sin darse cuenta miro para allí, chocando sus ojos azules con los plateados del otro. Leo sonrío.
Empezó a acercar sus rostros, Deuz cerró los ojos, no debía dejar que lo hiciera, no quería que lo hiciera.
Al estar a unos centímetros de diferencia de cada uno, el cuerpo de Deuz por fin volvió a reaccionar empujándolo lo más lejos posible. Aplicó toda su fuerza en solo eso, logrando haciendo que este terminara no solo lejos si no que también tirado en el piso.
Sin mirar para atrás, sin mirarlo a él, Deuz empezó a correr. Se alejó lo más lejos posible de aquel lugar, no quería volver a ir para allí. Podría buscar un atajo para volver al castillo de la ciudad, otro camino, cualquiera, menos ese.
Llego al castillo, entro por la puerta trasera del castillo y fue directo a su oficina. No aviso que había llegado, no quería hablar con nadie. Entro a la oficina, se sentó y se puso a trabajar, quería olvidar lo qué pasó, el trabajo capaz que lo ayudaría a lograrlo.
El tiempo pasó, y el chico seguía con el trabajo. No se le presto atención a nada más que a ello, hasta que escucho la puerta abrirse. Se dio la vuelta y se encontró con Félix.
Su rostro formó una expresión de sorpresa, sus ojos estaban brillosos, como si estuviera a punto de llorar.
El de ojos ámbar corrió y abrazo a su amigo.
-Pensé que te había pasado algo... ¿Por que no avistaste que llegaste?- Félix se separó del abrazo para ver a Deuz a la cara- ¿Sabes hace cuanto que te fuiste? ¿Sabes al menos que hora es?
-¿Las 5 y media?-Pregunto dudoso, en realidad no tenía la más pálida idea de que hora era y no quería saber.
-Son las 7 Deuz, las 7- Suspiro y apoyo su frente con la de Deuz- No supimos nada de ti por 3 horas, nos preocupaste, me preocupe mucho.
-Lo siento
-No, tranquilo cariño, está bien... solo avisa la próxima vez.
-Ok...
Félix tomo el rostro de Deuz y le beso la punta de la nariz.
-Te quiero
Esas palabras, esas simples palabras, lograron hacer que Deuz sonriera y se olvidara de todo lo malo que le había ocurrido en el día.
-...yo también te quiero...