Reproducir "Balada De Un Encuentro Fugaz" de Mar de Copas
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Junio, 2012
Los cambios ocurren lentamente, tan lentamente que no los notamos hasta que este ha dejado secuelas permanentes. Camila no sabía esto. Mientras leía el libro de Howe recostada sobre su cama, no se dio cuenta de lo muy cuerdo y sabio que se había mostrado al inicio, ni de como poco a poco la demencia invadía sus palabras. Solo se dio cuenta de el gran cambio que había atravesado el relato cuándo las palabras del lunático se volvieron un sin sentido de oraciones.
Nada tenía ningún sentido, y Camila dudaba que Lauren leyera aquel libro por otro motivo que no fuese reírse de la locura del escritor. Fue entonces que, casi como si la pintora hubiese leído su mente, su teléfono comenzó a reproducir los primeros acordes del tono de llamada, anunciándole a Camila que estaba recibiendo una llamada. Y no era una llamada cualquiera... Era la llamada de Lauren.
Camila: ¡Lern Jergi! -Saludó con entusiasmo antes de cerrar el libro de Howe con brusquedad. Lo cierto era que la demencia del pobre había comenzado a darle dolor de cabeza.
Lauren: ¿Lern Jergi? -Repitió- Es un apodo un tanto extraño, -Reconoció tras el auricular del teléfono- pero me gusta. -Camila casi pudo deducir que la joven estaba sonriendo.
Camila: ¿Casi tanto como la Nutella? -Intentó bromear.
Lauren: Casi tanto como tú... -Corrigió- y tu rico derrier,... -Agregó- pero no planeaba decir eso porque habría sonado poco romántico.
Camila simplemente se echó a reír nerviosamente. Habían pasado 2 semanas desde lo sucedido en el departamento de Lauren y, aunque cualquiera habría creído, al escuchar las conversaciones que habían mantenido, que las cosas cambiarían; ese no fue el caso.
No se habían besado en esas 2 semanas, y tampoco habían tenido peleas estúpidas. Lauren no había avanzado mucho con la pintura de Camila, pues siempre terminaban distrayéndose 5 minutos después de empezar... Y los motivos de sus distracciones eran siempre tan estúpidos que cualquiera habría rodado los ojos al escucharlos.
Camila: ¿Podemos hablar de lo demente que Howe estaba? -Cuestionó con una sonrisa- Juro que a partir del 8° capítulo el pobre estaba alucinando... Y puedo jurarlo porque se olvidó de escribir el capítulo 8.
Lauren: Es de lo único que hemos hablado durante estas 2 semanas... -Reconoció- Pienso que te has leído los 5 libros de Howe traducidos que te he prestado solo para burlarte de él.
Camila: ¡Por supuesto que no! -Se negó no demasiado alto. Ally estaba dormida en la cama inferior de la litera de al lado y no quería despertarla. Como era de noche, Dinah y Normani trabajaban- Lo hago porque quiero entender que es lo que ves en estos libros.
Lauren: No vas a entenderlos si tratas de entenderlos.
Camila: ¡Esto es confuso! -Se quejó- ¡Y estresante! -Añadió.
Lauren: Tú también sueles estresarme cuándo te llamo y solo comienzas a hablar de Howe, pero no suelo quejarme de esto. -Camila rió y respiró hondo antes de hablar nuevamente.
Camila: Esta bien, lo siento... ¿De qué quieres hablar?
Lauren: Iré al estudio mañana para recogerte. Quiero pintarte un poco más... Y tal vez, al fin, nos podamos besar... Créeme que me estoy volviendo loca por eso. -Camila debía de admitir que también lo estaba, pero el momento nunca parecía ser el indicado.
Camila: Esta bien. Te esperaré a las 6...
Lauren: En realidad, quería ir antes. Al mediodía, si es posible... Quiero hacer unos dibujos de ti mientras tatúas a otras personas solo por el hecho de que me gustas tanto que quiero llenar mi departamento con tu rostro. -Sobre la cama, Camila se sonrojo.
Camila: Simón... el no... él... no te... no te dejará... -Tartamudeó.
Lauren: Si lo hará. Mis padres son dueños de una famosa empresa y toda esa mierda, así que no se negará porque el dinero es poder y blah, blah, blah...
Camila: ¿Sabes que eso de que "mis padres son dueños de..." se escucha muy propio de cualquier chibola pituca (chica de la "alta sociedad") que siempre quiere lo que sea, si eso la lleva a los berrinches?
Lauren: Sí, -Afirmó- pero estoy segura de que esas pituconas berrinchudas no tienen el cuerpo tan atractivo como el mío... Además, soy quien soy, así que eso cambia la historia...
Camila: Podrías ser una... Es decir, algo es algo.
Lauren: No gracias. Prefiero pintar la desnudez de las tatuadoras bonitas. -Afirmó seductoramente. Camila tragó saliva con dificultad, intentó tranquilizar a su tan suelto corazón y respiró un par de veces- ¿Mañana al mediodía? -Intentó confirmar.
Camila: OK. -Afirmó.
***
Camila estaba comenzando a trazar los contornos de las alas de un ángel en la espalda de un joven bastante hablador cuando escucho las palabras de Troy anunciando la llegada de Lauren. De inmediato, la hizo pasar y le ofreció sentarse en una silla que reservaba para los acompañantes de sus clientes. Llevaba una chaqueta, pantalones y botas altas, todo de color negro, como siempre. Entre manos sujetaba un cuaderno de dibujo y una caja metálica con colores. Parecía casi tan emocionada como una niña en su primer día de escuela.
Keaton: ¡Oye! -Dijo el cliente de Camila al ver a la pintora sentarse en la silla y cruzar sus piernas-. Yo te conozco... Eres Lauren Jáuregui. Me pintaste. -Camila alejo la máquina de la piel del chico y observo a Lauren con el ceño fruncido. El pecho se le oprimió. Sentía celos, aunque no había motivos. Ellas no eran nada después de todo. Y aunque lo fuesen, aquel sentimiento era estúpido... Lauren debía haber pintado a ese chico mucho antes de conocer a Camila- Soy Keaton, ¿me recuerdas?
Lauren: No. -Se negó de inmediato con expresión neutra. Camila supo que no mentía. Se preguntó por primera vez desde que conocía a la pintora cuántas personas habrían tenido la oportunidad de deleitarse con su cuerpo, los dolorosos celos apoderándose de su corazón casi al instante, y se sintió asqueada al pensar que la cifra podía superar los 2 dígitos.
Keaton: Me pintaste hace 6 meses. ¡Debes recordarme!... Además, dijiste que te di el mejor sexo de tu vida y que me llamarías. -Bien. Ahora estaba furiosa. Es decir, Lauren había estado con Keaton antes de verla por primera vez, pero aun así...
Lauren: Mentía -Afirmó.
Keaton: Pero...
Lauren: Cállate, huevón. -Dijo groseramente, y había asco en su voz. Y Camila supo que la pintora no sentía asco solo hacía el chico, sino también hacía la chica que había sido- Deja que Camz haga su trabajo y que yo haga el mío.
Keaton: ¿Camz? ¿Eso es un apodo cariñoso? -Camila trago saliva pesadamente y contó hasta 10. El joven era tan metiche que probablemente sabía hasta el más oscuro secreto del presidente. La tatuadora pensó que si no se controlaba terminaría clavándole la maquina en el ojo- ¿Acaso Lauren Jáuregui, la pintora sin control, tiene una novia?
Lauren: Ella no es mi pareja... -Dolía, aunque no mucho, pues era la verdad- aún. -Eso estaba mejor.
Keaton: Cuándo mi brother lo sepa, estará tan impresionado como yo...
Camila: ¿También te acostabas con él? -Preguntó a la pintora mientras retomaba los trazos del tatuaje sobre la espalda del chico.
Lauren: ¿Qué? Tenía que pagarle de alguna forma. -Contestó mientras se encogía en hombros.
Camila: ¿Sabías que existen billetes y monedas llamados "Nuevos Soles"? -Había burla en su voz, pero un dolor en su corazón.
Lauren: Gracias por el dato, Camz.
Camila: Eres una tonta.
Lauren: Tú me haces tonta... -Murmuró con una sonrisa que cualquier chica habría deseado recibir de la persona de la cual se estaba enamorando- Ahora cállate para que yo pueda dibujarte y tú dejes de ser tan metiche (chismosa) para que sigas haciendo ese bonito tatuaje.
***
Luego de Keaton, la tatuadora había recibido 2 clientes más. Por suerte, ninguno conocía a Lauren. La pintora había hecho 2 dibujos bastante buenos de ella mientras tatuaba, y se había sorprendido cuando, al finalizar estos, Lauren no había dicho que amaba la forma en la que su chompa y su sostén hacían parecer que sus pechos habían aumentado una talla. En realidad, había suspirado mientras la miraba, diciéndole con una sonrisa que era hermosa. Palabras simples para alegrar un corazón complicado. Fue 5 minutos después de que Camila terminara un tatuaje tribal en la espalda de un chico cuando Lauren recibió una llamada. Contesto sin que le importase que Camila estuviese allí.
Lauren: ¿Papá?... Estoy ocupada ¿Qué?... ¿Es una broma verdad?... No estoy para bromas papá... Papá,... oye,... esto no es para nada divertido... ¡Te advierto que...! -Su voz se iba debilitando poco a poco, hasta que finalmente se convirtió en un triste murmullo ahogado- ¿Cuándo?... Esto no es posible, él... Él se estaba medicando... Él... Él... -Cerró los ojos y respiro hondo, y poco a poco su ceño comenzó a frunciese y sus cejas casi llegaron a juntarse - ¡Es un imbécil!... ¡No me pidas que me calme, papá! -Ahora sonaba molesta-... ¡No iré a verlo! ¡Fue un completo imbécil!... ¡No me pidas que no sea tan dura! ¡El muy imbécil está muerto! ¡MUERTO! ¡Su cabeza tiene una bala en medio! -La realidad de las palabras golpeó duramente a Camila. Lauren acababa de perder a alguien más...- No iré. -Se negó. Sus manos estaban aferradas al borde de la silla en la que estaba sentada, y sus nudillos se habían vuelto blancos- Diles a mis primos que lamento que su padre fuese un conchudo y que, si hubiese estado allí, habría sido yo quien le hubiese disparado. Chau. -Y esa fue toda la conversación.
Camila: Lauren... ¿Estás bien? -Susurró con delicadeza desde su lugar, aún sin acercarse. No sabía qué hacer con exactitud. La pintora tenía su mandíbula tensa y sus ojos estaban cristalizados. Temblaba ligeramente. En cuanto la escucho hablar, Lauren miró hacía la pared, fijándose en la caricatura de Zayn Malik escupiendo fuego- Lauren...
Y un sollozo escapó de los labios de la chica, seguido por otro y otro, para finalmente terminar con las mejillas llenas de lágrimas. Camila no pudo resistirse más y la rodeo con sus brazos, Lauren apoyando su cabeza en su pecho mientras lloraba y sujetaba fuertemente la chompa de la tatuadora.
Lauren: Esto... no... es... justo,... -Sollozaba, sujetando con más fuerza aún la tela de la chompa de Camila con cada palabra, como si de esta forma pudiese descargar su ira y su dolor- fue... un... imbécil...
Camila: Lauren... -No iba a decirle que todo estaba bien, y tampoco intentaría que dejara de llorar. Howe decía en uno de sus libros que llorar ayudaba al corazón a sanarse y a los pensamientos a reconstruirse, y luego terminaba hablando de duendecillos voladores, pero ese es un tema que no va al caso. El punto es que lo único que la tatuadora estaba intentando era que aflojara su angustia, pues sentía que pronto la chompa terminaría rompiéndose.
Lauren: Es un conchudo, Camz -Susurró contra su pecho- Estoy tan enojada. Esto me friega bastante.
Camila: ¿Necesitas estar sola un momento? Podrías ir al almacén y...
Lauren: Lo que necesito ahora es un nuevo tatuaje. -Decidió.
***
Camila: ¿Estás segura, Lauren?... Podría hacer un boceto y...
Lauren: Ya te dije que no. -Se negó de inmediato mientras colocaba su rostro empapado en lágrimas sobre sus manos, recostándose boca abajo sobre la silla de trabajo de Camila. No traía ni su chaqueta ni su camiseta, y su brasier estaba desabrochado para que Camila pudiese trabajar en el área- Tiene que ser una libélula recontra fea, sin ningún tipo de relleno, y no usaras un boceto para que sea tan huachafa. Y tiene que faltarle un ala, porque ese cobarde no se merece un tatuaje completo.
Camila: Lauren... Los tatuajes son permanentes. Tendrás una libélula fea por el resto de tu vida.
Lauren: Camila, mi tío acaba de morir porque es un maldito imbécil que dejo de tomar sus antidepresivos porque era demasiado cobarde como para seguir luchando... Dije que me haría un tatuaje por cada persona que perdiera, y quiero cumplir mi palabra... Pero no quiero recordar a ese cobarde de la misma forma en la que recuerdo a Katherine, o a Chris, o a mi abuela...
Camila: Aún creo que es mala idea...
Lauren: Tú solo has tu bendito trabajo para que después podamos ir a mi departamento. Quiero pintarte y olvidarme del estúpido de mi tío.
Camila: ¿Estás segura de esto?
Lauren: ¡CARAJO, POR DIOS! ¡SÍ! ¡Ahora hazlo antes de que cometa una locura!
Camila: ¿Una locura?
Lauren: No te hagas la ilusa, Camila. -Murmuró mientras le enseñaba su muñeca, la gran herida que se había hecho dos semanas atrás comenzando a sanar- Sabes que Parker no me hizo esto.
Los cambios ocurren lentamente, tan lentamente que no se notan hasta que este ha dejado secuelas permanentes... Pero a veces, en determinadas ocasiones, el cambio es tan brusco que es igual de difícil de notar.