Un mes antes del compromiso
Pov Christian
Finalmente lo logré, el contrato que tanto quería con los representantes de un astillero en Tailandia es mío. Tuve que hacer un viaje al que se me sumó Megan y un ajuste con el personal de seguridad, esta mujer me estaba frustrando, pero a la final puedo decir que disfruté el pequeño paseo que permití que hiciéramos. No me gustó tanto que Meg insinuara todo el tiempo que quería acostarse conmigo, por lo que acabé rápidamente con el paseo y le dejé en claro que este era un viaje de negocios y que estaría con ella cuando sintiera que esta relación era algo más. La verdad era que aún tenía frescas en mi mente la manera en que Ana se había entregado a mi y no podría con ello en mucho tiempo.
Estaba claro que no era justo terminar con Megan sin motivo alguno, con Ana habíamos charlado y quedamos en tratar de olvidar aquella noche para no tener problemas y retomar nuestra amistad por el bien de nuestras reputaciones. Yo sabía que la había cagado de manera monumental y esperaba que este tiempo me ayudara a tomar la decisión correcta.
El trato con mis padres era otro asunto que había quedado en suspenso debido a que apenas tenía tiempo para hacer nada, entre tres contratos importantes y un proceso de apertura de una nueva planta de energía eólica, estaba hasta las narices de trabajo y sumado a eso los compromisos sociales a los que me veía obligado a participar.
Definitivamente odiaba ir a galas y eventos en los que el dinero era una forma de hacerse notar y la excusa eran los más necesitados. Pero al menos tenía a un par de conocidos con los que podía conversar y pasar el tiempo y definitivamente tener a Ana y Megan ayudaba bastante. Era, por otra parte, muy difícil ver como otros hombres las rodeaban con halagos y esas mañas que hacemos los hombres para atraer a una mujer, pero definitivamente tenía que controlarme cuando Ana accedía divertida a las solicitudes de algunos de ellos. Y como un idiota, iba a por Megan para estar en el mismo lugar al que llevaran a Ana, si era a dar un paseo, o un baile, o simplemente tomar una copa.
- Eres como un pesado hermano mayor.- había dicho Megan cunado notó cuales eran mis intenciones.
Por supuesto que dije que si, no era tan estúpido como para negarme, pero también Ana se había dado cuenta y me regañó por eso.
- Oye! ¿Qué sucede contigo? Déjame vivir! - reclamó cuando espanté a un sujeto que no estaba mas que interesado en sus pechos.
- No estaba haciendo nada, solo mencioné que su acompañante estaba buscándole en la fiesta.- dije caminando hacia fuera de la carpa con las manos en el bolsillo. Creo que Megan estaba en el baño o algo así.
- Estás saboteando mis citas a propósito.- exclamó tomándome del brazo para detenerme.
- No estoy saboteando nada. Solo hice el comentario y ya.- como siempre, a la única persona que le daba explicaciones de mis acciones.
- Ya, y le dijiste lo mismo a los últimos tres hombres que me han invitado en las anteriores reuniones, luego fuiste por ahí diciendo que era tu protegida, y la vez anterior directamente no dejaste que estuviera sin un abrigo porque "mi espalda estaba muy expuesta".- comenta cruzando sus brazos sobre sus pechos, esto no es bueno.
- Solo lo hago para protegerte de esos buitres Ana.- respondo buscando una salida para mi comportamiento celoso, porque si, lo admito, me pongo celoso de que otros puedan obtener lo que tuve en una noche.
- Pues no tienes derecho. No eres mi novio, no eres mi hermano. Solo mi mejor amigo, y lo estás arruinando siendo idiota con otras personas.- Ella está realmente molesta y yo estoy aguantando la risa. No la voy a dejar ir con cualquiera.
- Vamos Ana... solo estaba haciendo mi trabajo como tu mejor amigo.- traté de que no estuviera tan enojada conmigo.
- No eras así antes de lo que sucedió ese día. No soy tonta Christian, me he dado cuenta y no me gusta nada. Quiero mi espacio, mis citas y hablar y vestirme como quiera.- El tono era firme, por primera vez estaba siendo una Anastasia fría y, curiosamente, me encantaba. -Tómalo o déjalo Grey.-
Ella se alejó molesta y refunfuñando hacia la carpa en donde estaba todo el mundo, pero dudaba que permaneciera en ella mucho tiempo. Cerca pasó un mozo con una charola con bebidas y tomé una copa, estaba satisfecho al haber alejado a un par de personajes que acechaban a mi preciosa amiga, pero ahora tendría que lidiar con su enfado y que esta vez era diferente, mucho más intenso que antes.
- Ana se acaba de ir toda enojada y cuando le pregunté que pasaba me dijo que le pidiera explicaciones al idiota de mi novio. ¿Algo que decir? - Megan estaba a mis espaldas y con una pose de madraza pidiendo explicaciones.
- Solo es terca. Se le pasará otro día.- concluí y la tome del brazo para volver a la fiesta.
No tardé mucho en hacer que Ana cambie de humor conmigo, pero de todas formas obtuve una advertencia y se que no lo dejará pasar como si nada. Al menos ahora estaba intentando realmente llevarme bien con Megan, contaba con Ana como mi amiga y mis padres estaban satisfechos, aunque todo lo externo estaba en relativo orden, era mi cabeza y mi corazón el problema.
Finalmente con ayuda de mi psicólogo, había admitido que mis sentimientos por Anastasia eran amor y cariño genuinos y probablemente esté enamorado hasta la médula de ella, pero la perspectiva es clara: Ana no me quiere a su lado de esa forma y lo dejó claro en más de una oportunidad.
Todo esto es una mierda que al fin y al cabo he generado yo solito por no hablar con tiempo y huir de mis sentimientos, pero ahora veo la parte agradable de Megan y me pregunto que tanto podré aguantar a su lado.
Mis días en la empresa pasan con normalidad hasta que un par de semanas después tengo un almuerzo con mi padre que ha venido de sorpresa hasta mi oficina. No es como que estemos en una relación de miel sobre hojuelas, pero no le voy a negar un poco de mi tiempo porque es mi padre, y después de todo le aprecio por haberme dado las posibilidades y la vida que de alguna forma mi madre biológica no quiso darme.
- Señor Grey su padre está en el elevador.- anuncia Taylor por mensaje y le devuelvo uno diciéndole que revise los expedientes de los nuevos guardaespaldas. Era un proceso en el que estábamos por ser época de renovación de contratos.
Tres minutos después tenía a mi padre entrando a mi oficina y le recibí algo distante, pero era el trato de siempre y ahora me daba cuenta de que no era un hijo muy ejemplar que digamos.
- Hola hijo.- el hombre lucía cansado, seguramente ha de tener algún que otro caso complicado entre manos y sabía que mi madre odiaba cuando se ponía enfermo por ello.
- Hola padre, no te ves muy bien.- comenté luego de darle la mano y deseando que el café que había ordenado a Andrea sirviera de algo.
- Es la cantidad de casos de niños abandonados que hay, cada día aparecen nuevos y simplemente me abruman.- Esa era la tarea de Carrick Grey, rescatar niños abandonados a su suerte, justo como yo lo fui en su momento.
- Eso es simplemente horrible.- esas eran el tipo de cosas que le daban un sentido a mi trabajo humanitario anónimo, mi objetivo era casi imposible, pero haría todo lo posible porque la mayor cantidad de niños y jóvenes fueran rescatados y tuvieran un futuro.
- Si que lo es...- nos quedamos en un silencio que nos sumió en nuestros pensamientos acerca del tema hasta que finalmente lo rompió. - Hoy me encontré con el padre de Megan.- puff... que forma de cambiar el tema.
- Que bien. ¿En el juzgado?- pregunté inclinándome en mi asiento. No es como que me interesara mucho el Sr. Parker a menos que fuera para negocios, lo cual no estaba muy lejos de ser realidad si movía ciertos hilos.
- No exactamente, fue a mi oficina.- tomó un largo sorbo de café antes de continuar. -Me pidió que hablara contigo porque tiene una oferta que hacerte.- Ahora si que lo estaba escuchando.
- Que tipo de oferta.- insistí. Realmente no quería entrar al negocio editorial, suficiente tenía con las acciones de SIP que manejaba Megan lo suficientemente bien como para necesitar mi ayuda, pero no era tonto y si conseguía parte de Editoriales Parker, seguramente podría venderlas luego a un precio mayor.
- Quiere dejar de trabajar y seguir ganando dinero, básicamente propone que seas un accionista importante de su editorial y te quedarías con una buena cantidad de beneficios a los que podrías acceder si firmas sus condiciones.- explicó con cautela.
La sola mención de la palabra "condiciones" me daba mala espina, pero no opinaría nada hasta tener al tipo frente mío con una carpeta y explicando su propuesta.
- Entiendo... le llamaré y haré una cita para esta semana.- dije y lo anoté mentalmente porque me intrigaba. ¿Desde cuando el Sr. Parker se quería retirar y me dejaba a cargo?
Conversamos un poco sobre las cosas en general, como llevaba la empresa, si había novedades de nuevas amenazas o algo por el estilo, como estaba mamá y finalmente llegó el turno de hablar de Anastasia, debí suponer desde un principio que no era porque me extrañaban el que viniera a visitarme.
-Tu madre me habló sobre tu situación con Anastasia Steele. Esto no puede ser hijo.- me dijo como si tuviera de vuelta diez años y hubiera llegado tarde y fuera del toque de queda habitual.
- No tengo diez años.- declaré antes de que comience con su charla moral. - He hablado con mi madre y con Ana y hemos llegado al acuerdo de hacer como que nada ha sucedido, no lo revuelvas y listo.- Había sonado grosero, pero aún no había resuelto mis sentimientos como para que se sumaran nuevas palabras a este asunto.
- Bien, pero ya sabes lo que es bueno y lo que no. Tu elegirás.- dijo poniéndose de pie y haciendo que esta improvisada reunión terminara de manera abrupta.
Estas eran las clases de cosas que me jodían. Todo el mundo opinando, tomando decisiones por mi y metiéndose en mi vida a pesar de tener casi 25 años. Ya era suficientemente malo que me reprochara en mi cerebro que estaba haciendo mal las cosas, pero era absolutamente peor que otros me martillaran con lo mismo.
Cancelé toda la agenda de la tarde y me fui con la única persona que me entendía o que al menos me escuchaba sin decidir por mi. Sip, con Ana.
- Steele.- contestó del otro lado del teléfono mientras iba de camino a su oficina, aunque estaba más bien enfrente de la puerta.
- Ya se que eres tu.- contesté un poco divertido.
- ¡Christian! lo siento, estaba concentrada en...- pero la interrumpí, sabía lo que estaba haciendo.
-... un manuscrito. Lo se nena.- la oí suspirar y me eché a reír.
- Odio que todo el mundo me diga lo mismo, Megan lo hizo, luego mi madre y ahora tu.- bufó y pude imaginar su ceño fruncido. - Ok no prestes atención a mis cosas ¿Por qué llamas? No es habitual a estas horas.- preguntó.
- Es solo que necesito a mi amiga, la buena y magnífica Anastasia Steele, para hablar un momento antes de explotar. ¿Estás disponible?- La oí titubear y luego vino una frase que nunca me habían dicho antes.
- Del uno al diez ¿Qué tan urgente es?- OK no le podía decir que diez porque imaginaría cualquier cosa.
- Un ocho, solo porque estaba involucrado mi padre en esto. - Entonces obtuve la respuesta que esperaba.
- Humm ok, ¿A que hora nos vemos?- dijo y de inmediato empecé a entrar y subir por el elevador.
- Dentro de cinco minutos, estoy en el elevador.- contesté.
- ¡Qué! Estás demente! - si supieras...
- Lo se, ahora abre la puerta Anita. - dije solo para picarla un poco más.
Si algo había en el mundo que odiara Anastasia era que la llamaran Anita, era un sobrenombre que había descubierto que detestaba y usualmente la había llamado así la suficiente cantidad de veces como para que llegara a odiar el nombre. Si de por sí no le gustaba que la llamaran por su nombre completo, hacerlo con este apodo era como sentenciar tu propia muerte.
- Me dijiste Anita.- fue la frase que me recibió cuando llegué a su oficina. Ella estaba de brazos cruzados y con su teléfono aún en su mano.
- Aunque te enfades eres adorable.- dije picando su nariz. Es lógico que es un gesto que no haría si no fuera porque estamos completamente solos en este pasillo, de lo contrario recién en la comodidad de su oficina tal vez lo haría. -Ahora quiero entrar y sentarme para hablar con mi amiga, ¿Se puede?-
Ana se hizo a un lado y se ubicó en su asiento detrás de su escritorio aún molesta y murmurando cosas como que era un tonto demasiado guapo.
- Joder!- masculló cuando le terminé de contar lo que mi padre había dicho.
- Se que es un poco jodido, pero al final me parece que cada vez pierdo un poco más del control y eso es mucho peor.- ella estaba pensando y yo me sentía como en casa después de haber liberado todo.
- Todo esto es mi culpa... no debí haberte seguido.- ahora estaba molesta de nuevo y se culpaba otra vez por lo mismo.
- No es todo tu culpa, aunque yo no me arrepiento del todo... solo hubiera preferido haber hecho las cosas bien desde el principio y evitarme el pesar de tener a mis padres hablando en mi oído.- ella me miró y vi la compasión asomar por sus ojos.
- Bueno, entonces no me revuelco en mi miseria y tu tampoco o terminaremos peor que antes.- una sonrisa y ahora todo estaba en orden de vuelta ¿Así funcionaba? Tal vez era el efecto Ana.
Volvía mi vida a su cause algo alterado pero regular, en fin. Solo me quedaba resistir la tentación de volver a estrellar aquellos carnosos labios con los míos y obtener esos ojos azules como el cielo mirándome mientras la acariciaba teniéndola en mis brazos. Y si había una cosa de la que estaba seguro, es que no resistiría para siempre, Megan tenia que demostrarme que podía hacerme olvidar a Ana o terminaría mi relación con ella en una semana. Lo tenía decidido.