Esposa de mi jefe © (Borrador...

By R1Aguirre

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Alexandra Carlin, es una chica recién graduada de la universidad, sin éxito en el campo laboral, es contratad... More

Importante leer:
Parte 1
Parte 2
Parte 3
Parte 4
Parte 5
Parte 6
Parte 7
Parte 8
Parte 9
Parte 10
Parte 11
Parte 12
Parte 13
Parte 14
Parte 15
Parte 16
Parte 17
Parte 18
Parte 19
NOTA
Parte 20
Parte 21
Parte 22
Parte 23
Parte 24
Parte 25
Parte 26
Parte 27
Parte 28
Parte 29
Parte 30
Parte 31
Parte 32
Parte 33
Parte 34
Parte 35
Parte 36
Parte 37
Parte 38
Parte 39
Parte 40
Parte 41
Parte 42
Parte 43
Parte 44
Parte 45
Parte 46
Parte 47
Parte 48
Parte 49
Parte 50
Parte 51
Parte 52
Parte 53
Parte 54
Parte 55
Parte 56
Parte 57
Parte 58
Parte 59
Parte 60
Parte 61
Parte 62
Parte 63
Parte 64
Parte 65
NOTA
Parte 66
Parte 67
Parte 68
Parte 69
Parte 70
Parte 71
Parte 72
Parte 73
Parte 74
Parte 75
Parte 77
Parte 78
Parte 79
Parte 80
Parte 81
Parte 82
Parte 83
Parte 84 (Capítulo final)
♥Importante leer♥
♥IMPORTANTE♥
Esposa de mi jefe con Contenido Inédito

Parte 76

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By R1Aguirre


—Dile "hola" a la tía Alex —Stefanie toma el pequeño brazo de mi bello sobrino que cada día está más guapo y hace una simulación de saludo con él. El pequeño es sólo risas, por Dios, lo amo.

—Stefanie, regálamelo —digo, sin titubear, ella vuelve su mirada a la cámara y niega con su cabeza con una sonrisa.

—No, tú puedes tener los tuyos —le da un beso al bebé en su mejilla, ya está mucho más grande que la última vez que lo cargué.

—Alex —escucho la voz de mi madre —si algún día tienes bebés quiero que sea una niña.

—Mamá, eso no es algo que se pida —me cruzo de brazos, ella pone toda su cara frente a la cámara y ocupa toda la pantalla de mi computadora.

—Mamá —habla Stefanie —ella puede oírte desde aquí, no es necesario que te acerques a la cámara —no puedo evitar reír mientras tira de la blusa de mi madre para que se siente a la par de ella. De inmediato el bebé se remueve en los brazos de mi hermana y mi madre lo toma en los suyos.

—Por cierto, publicarán el libro —digo con entusiasmo, ambas vuelven a la cámara con sus ojos bien abiertos y una expresión de sorpresa.

—¿El que t... tu padre... dijo que publicaras? —mi madre balbucea, asiento con mi cabeza con una sonrisa.

—Bueno, aún falta un tiempo para que salga... —ambas chillan interrumpiéndome.

—Por Dios Alex, tu padre —mi madre hace una pausa, aún mencionar esa palabra duele —el siempre dijo que estaba seguro que lo publicarían —Arqueo la comisura de mis labios en una media sonrisa y las tres nos quedamos en silencio hasta que el bebé se carcajea haciendo que nosotras salgamos del silencio incómodo y nos carcajeamos junto con él.

—Y tuvo que sacar la personalidad de Alexandra, riéndose en los momentos menos indicados —menciona mi madre— prepárate para todas las locuras que este niño vaya a hacer —Stefanie ríe levemente y yo miro a mi madre con desaprobación.

— ¡Ja! ¡Ja! —digo, entre pausas, y sigo viendo a mi madre fijamente.

Y así estuve con ellas hablando por algún par de horas, hasta había olvidado que estaba esperando a Oliver para ir a almorzar, pero no se apareció. Cuando terminé la llamada con ellas, voy hasta mi celular y ni siquiera hay un mensaje, mejor voy donde Natalie antes que me den ganas de matar a Oliver, ese pensamiento, más ver el programa de Esposas Asesinas no es buena combinación, pero no puedo portarme egoísta con él, aunque haga estas cosas él ha sido muy buen esposo, atento y caballeroso, sólo esperaré que pase este tiempo que él me ha pedido que lo comprenda, no creo que dure mucho más.

Llamo a Natalie y contesta casi de inmediato con un chillido.

—¡Joder! Natalia, vas a dejarme sorda —ella suspira sonoramente.

—Alex, te he dicho que no me llames Natalia, así se llamaba mi abuela —menciona de la otra línea.

—¿Podemos almorzar? Teng... —escucho risitas del otro lado y una voz masculina que me interrumpe.

—Creo que llamé en mal momento ¿Cierto? —rasco la parte de atrás de mi cabeza mientras me siento en el filo de la cama.

—No, está bien, ya paso por ti —enuncia y más risas, sólo espero que no sea lo que pienso porque esas risas no son de David.

No había pasado ni diez minutos cuando ya estaba tocando el claxón fuera de mi casa, abro la puerta principal y se abalanza en mí haciendo que casi caigamos al piso.

—Nata...

—Lo siento, es que no te había visto, no sé desde hace cuanto.

—¿Ayer? —cuestiono, la miro con los ojos entrecerrados ¿Por qué tan feliz, Natalie? Sospechoso.

—Ya lo conseguí —evade mi pregunta —el lugar es estupendo y lo alquilan por unas horas.

Si algo amo de Natalie, es que no importa que tan ocupada esté, siempre me ayuda en lo que le pido.

—¿En serio? ¿El del tipo ese amigo tuyo que tiene el restaurante que le gusta a Oliver? —me cruzo de brazos, mientras toma mi mano y me lleva a jalones hacia su auto.

—Ese mismo, dejarán libre una sala el día del cumpleaños de Oliver. Incluso puedes darle su noche apasionada ahí mismo —golpea mi antebrazo.

—¿Y dónde? ¿Arriba de la mesa? —interrogo y ella suelta una extraña risa, sigo preguntándome ¿Qué la trae de buen humor?

Comienza a cantar una canción que suena por la radio, nunca la he escuchado, pero es una canción de amor actual, continúo viéndola con mi ceño fruncido. Llegamos al set de filmación dónde trabaja, bajamos del auto y ella toma mi mano llevándome a jalones hasta el interior, no puedo dejar de ver esos sus zapatos que parecen las zapatillas de cristal de la cenicienta, pero muchos más altos.

—Alex, no quería decirte esto... pero... tengo que hacerlo —se para de pronto frente a mí y me mira entusiasmada ¡Ha! ¡Por Dios! ¡Está embarazada!

—No me digas que no es de David —menciono suspirando.

—¿Qué? ¿De qué estás hablando?

—Que querías decirme —interrumpo, me cruzo de brazos y la miro con intriga.

—Te aceptaron —grita, y comienza a dar saltitos.

—¿Qué? ¿Dónde? ¡Jesús! Por favor dime que no me metiste en algún concurso de belleza como aquella vez —ella frunce su entrecejo y se cruza de brazos.

—Alex ganaste, agradécemelo.

—Sí, gracias por hacerme ver como una plástica en ese lugar y decir estupideces como "quiero la paz mundial" sólo porque lo viste en aquella película que no sé cómo jodido me convenciste a ver.

—Tú eres una malagradecida.

—En fin ¿Dónde me aceptaron? —interrumpo, ya que me diga de una buena vez, ya me miro en al saber cuántos escenarios modelando en una pasarela con altos tacones y cayéndome desde arriba, Oliver se muere.

—Señora Schmitt —la voz de un hombre bastante rasposa nos saca de nuestra plática y ambas volvemos a ver en esa dirección ¿Señora Schmitt? ¿Natalie? Me contengo de reír —¿Es ella? —el señor con cabello grisáceo me mira y acomoda sus lentes. Frunzo mi entrecejo de inmediato.

—Así es, señor Aronofsky—miro a Natalie con curiosidad ¿Qué diablos....?

—El guionista se quebró ambos brazos en un accidente en su motocicleta —que Oliver no escuche eso por favor — y necesitan un reemplazo urgente. Le hablé de ti y le mostré algunos guiones que escribías para torturarme.

—Natalie, en esos guiones todos al final morían —murmuro.

—Alex, no es como que los zombies vivan felices para siempre ¡daahh! —la miro con mis ojos entrecerrados. Y vuelvo mi mirada al señor Aronow...Aronovz... como sea...

—Es un placer, Alexandra, soy William Aronofsky —me extiende su mano y la tomo —El trabajo es suyo si quiere. Creo que tiene una mente bastante creativa. Si se decide, la espero en mi oficina —dicho esto el señor con bigote también gris se retira y continúa hacia unos camerinos. Natalie chilla y me sacude.

¡Auch! Mi cuello.

—Alex, acepta, trabajaremos juntas. Y esto será grande ¿Sabes quién es William Aronofsky? Hasta ha ganado un Oscar. Y es algo que tú amas hacer —ella comienza a caminar con mi mano enlazada con la suya —por cierto, te envié fotos de tiaras el otro día, no me dijiste cuál te gustaba más.

Continúo caminando analizando lo que acaba de pasar, ahora que mi cerebro lo capta, tomo a Natalie de su antebrazo y la giro hacia mí.

—Natalie, me acabas de conseguir empleo como guionista, en este programa.

—Por supuesto, la primer persona que pensé fue en ti y que te gustan todas esas cosas diabólicas como las llama tu madre.

Chillo, yo... yo... la amo, la abrazo fuertemente, es algo así como mi trabajo soñado.

—Natalie, te amo ¿Lo sabes?

—Sí, no le digas a Oliver porque lo más seguro es que mande a matar —sonríe graciosa y se separa un poco de mí.

~~~~~~~~

Espero a Natalie mientras recoge sus cosas cuando escucho mi celular sonar, lo saco de mi bolsillo mientras observo al interior de una máquina de sodas.

—¿Oliver? —digo, al descolgar.

—Alex ¿Dónde estás? —ahora si recuerda que existo.

—¿Ahora si te acuerdas que tienes esposa? —suspira.

—Alex, por Dios.

—Me dijiste que almorzaríamos juntos —riño, apartando algunos mechones de cabello de mi rostro.

—Alex... me invitaron a almorzar unos socios, puedes preguntarle a Dav...

—Me vale una mierda David —interrumpo —No te tomaba más de dos minutos enviarme un mensaje que no ibas a poder llegar.

—Mi amor, mejor hablemos esto en persona, llego por ti ¿Dónde estás? —me debato entre decirle o no, porque la verdad estoy molesta —¿Alex...?

—En el set de filmación donde trabaja Natalie.

—Bien, dame unos quince minutos.

Pero no, ya van veinte minutos y él aún no se aparece, cuando ya me había acostumbrado a su frase "15 minutos para mí son 15 minutos" esto es estresante. Saco mi teléfono celular mientras deposito un billete en la máquina de soda, desde hace rato esta jodida máquina me está llamando. Pero... no pasa nada ¿Dónde está mi soda? Observo alrededor de la máquina y no me había percatado del jodido papel sobre ella "Maquina Dañada" ¡Maldición!

—¡Maldita sea! ¡Jodida máquina! Devuélveme mis cinco dólares — comienzo a sacudirla — Hija de puta.

En ese instante escucho unas risas a la par mía, vuelvo mi mirada al sonido y Matthew está ahí con una expresión de diversión en su rostro ¡Genial! Y yo diciendo malas palabras ¡Qué vergüenza! Dá un golpe a la máquina y la estúpida soda sale ¿Porqué no pensé en la violencia? Toma la soda y me la extiende, sonrío apenada y la tomo.

—¡Gracias! —exclamo, forzando una sonrisa mientras rasco la parte trasera de mi cabeza.

—Tú eres la que piensa en violencia todo el tiempo y no se te ocurre usarla aquí —menciona, mostrando esa perfecta sonrisa suya.

En ese preciso momento escucho la puerta principal abrirse, miro por sobre el hombro de Matthew y ahí viene Oliver, sip, es como si alguien le dijera cuando un hombre se me acerca, siempre hablando por teléfono y al ver a Matthew frente a mí, cuelga la llamada y camina hacia nosotros a paso firme ¡Seee! ¡Ahí si no importa con quién esté hablando! Se acerca a mí depositando un beso en mis labios, mira a Matthew quién sólo le esboza una sonrisa.

—Un placer verte, soy Matthew Hayes, creo que nos conocimos en Miami—Oliver frunce su entrecejo y relaja sus facciones al parecer lo ha recordado.

—Ya recuerdo —Matt extiende su mano a Oliver, y él la mira por unos cuantos segundos tomándola finalmente, pasa su mano por mi cintura y me encamina hacia la puerta de salida. Siempre logra poner a Matthew incómodo, sí, es lo que le gusta a él.

—No puedes estar sola unos minutos porque ya tienes buitres encima —dice, mientras abre la puerta del copiloto de su auto, quito la mirada de mi celular y la llevo hacia él.

¿Minutos? ¡Claro!

—Es Matthew —suspiro y subo al auto sin ningún tipo de expresión, ya quiero llegar a casa y dormir.

Comienzo a textearle a Natalie para que sepa que Oliver vino por mí, él rodea el auto y se sube del lado del conductor cuando Natalie me contesta "ok, el rubito y yo llegaremos por la noche" ¿El rubito? Sonrío, cuando Oliver toma mi celular y lo mira, frunzo mi entrecejo y lo pone en mis manos de regreso. Ruedo mis ojos exasperada.

Al llegar a casa, comienza a contarme de las cosas de su trabajo mientras preparo la cena, Rosa se fue temprano porque una de sus hermanas está de cumpleaños, me alegra saber que todo para Oliver va bien, aunque no puedo dejar de pensar en el señor Anderson ¿Qué opinará él de esto? Debe estar decepcionado. Aunque no entiendo ni mierda finjo que sí e intento sonar interesada aunque no sé de qué puta habla. Cuando me siento a comer a la par suya, comienzo a contarle de la propuesta que me hizo el director del programa para el que trabaja Natalie pero observo que no me está poniendo atención.

—Parece que logramos más de lo que teníamos pensado —menciona, tiene una sonrisa de oreja a oreja con su mirada puesta en el computador.

—¿Significa que ya me pondrás atención? —enarco una ceja, y él levanta su mirada hacia mí.

—Alex —suspira —yo te pongo atención ¿Por qué dices eso?

—¿Por qué? ¿Todavía preguntas? ¿Qué fue lo último que te dije antes que hablaras? —no dice una palabra, sólo me observa, cierra su laptop, la aparta y entrelaza sus dedos con sus antebrazos sobre la mesa.

—Bien, te escucho... ¿Qué me decías? —lo miro fijamente, las cosas no son así.

—Algún día vas a llegar a esta casa, y yo ya no voy a estar aquí, pero lo más seguro es que no te des cuenta por estar consumido en ese jodido trabajo y tu maldita computadora —sus ojos se agrandan, y me observa mientras tomo mi plato de comida —"con permiso" —menciono, antes de retirarme hacia mi habitación.


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