Un reemplazo

Da _Darkneko_

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Yuki siempre a vivido a la sombra de su hermana Jessica, eso carece de importancia, pues la admira de una man... Altro

Matrimonio por conveniencia
Luna de miel continuación
Problemas de regreso en la escuela
Tres son multitud
San Valentin
Vecinos
Celos
Acorralada
Una promesa
Adiós
Trampa
Engaño
Solo tuyo
Roba novios
En el bar
La decisión de Axel
Una persona especial
¿No puedo ser ella?
Una historia familiar
La determinación de Yuki
Una horrible verdad
Los planes de Jessy
Desde cero

Luna de miel

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Da _Darkneko_

Cuando Yuki finalmente despertó se encontraba en un lugar alejado a su casa, se encontraban en un avión muy pequeño, quizás era privado, pero eso a ella no le importaba, lo que tenía que saber era porque le estaba ocurriendo eso a ella precisamente.

- Me duele la cabeza... ¿Por qué a mí? ¿Dónde estoy? - su mano se posó gentilmente en su cabeza intentando en vano aliviar el malestar que sentía, estaba algo mareada, donde se encontraba se bamboleaba ligeramente y eso le acarreaba problemas con el estómago; observó la ventana, por ella, las nubes pasaban lentamente, el cielo se mostraba de un azul tan profundo y bello que casi olvido que estaba completamente mareada por el movimiento.

- Finalmente despertaste.  Ten agua. - le paso la botella de agua fría, era necesario hidratarla, pues llegarían a un lugar bastante caluroso.

Yuki sabía que sus padres no le responderían nada y que la habían engañado por completo, así que no serviría de nada intentar sacar una respuesta de su parte porque no sabía si realmente podía confiar en sus palabras.  Por otra parte estaba Axel quien se encontraba sentado, moderadamente alejado de ella, con ese rostro severo y silencioso, sus rasgos eran bastante atractivos pero sabía que podía bajar la guardia, no tenía experiencia alguna con los hombres, pero su ideal del amor no consistía en casarse y hacer familia con una persona diez años mayor.

- ¿Qué te ocurre? Luces pálida. - no podía creerlo, Axel quien apenas la conocía, se había dado cuenta de que se sentía mal con solo mirarla, recordaba los viajes familiares y las excusas de sus padres para no darle un respiro a su estomago.

- Estoy mareada.

- ¿Mareo por el movimiento? Que infantil.  Tu hermana no se marea en los viajes ¿O si?. - mostró una sonrisa burlesca, estaba algo aturdida, no solo por el malestar que sentía por el movimiento, sino porque no comprendía porque se había casado con ella si estaba interesado en su hermana, según lo veía era mucho mejor haber esperado a que apareciera Jessy.

- Descuida, no pasa de que vomite en la alfombra para sentirme mejor. - su rostro lucía pálido y su mano se posaba con suavidad sobre su estomago, tenía ganas de devolver, pero no tenía nada en el estomago, no había desayunado o tomado la merienda de mediodía por culpa de la escuela y su cita con el estilista, su estomago dio un vuelco, ella bajo la cabeza, miró de reojo la pequeña ventana donde las nubes pasaban lentamente y la cerró, quizás si no veía las nubes el malestar pasaría, pero no tuvo éxito, el bamboleo era demasiado al igual que sus ganas de vomitar.

- ¿Quieres medicina? - Axel traía consigo un botiquín lleno de medicamentos conocidos por ella, eran lo que usualmente compraba, su hermana tenía la costumbre de darle medicamento contra el mareo y las nauseas cada que salían de viaje, ni siquiera sus padres sabían que se mareaba cuando iban de paseo.

- Gracias... - tomó el pequeño frasco y regresó a su asiento, esa medicina era amarga y pegajosa, dejaba un sabor horrible en la boca y la garganta al pasarla, pero era necesario si deseaba poder ver el paisaje, uno de sus sueños siempre había sido volar en un avión y ahora que se cumplía no podía disfrutarlo, necesitaba algo para calmar el mal sabor de boca, algo como...

- ¿Chocolate? - Axel nuevamente había acertado, su hermana siempre compraba varios chocolates y un poco de jugo de naranja para quitarle el mal sabor de boca, cómo era posible que él supiera exactamente qué hacer en estos casos, si ni sus padres sabían eso.

- Tranquila, sé muchas más cosas de ti, no soy un hombre que se case con una mujer sin conocerla a fondo.  Sé que tienes un peluche con el que duermes, es un conejo que te regalaron desde que tenías seis años, también sé que duermes boca abajo porque te cuesta conciliar el sueño si no te acarician la espalda; siempre quisiste ser médico pero te marea la sangre, te gusta bastante la música oriental al igual que su comida siendo que solo tienes el nombre de esa región y tienes un lunar en el...

- Ya, gracias, gracias, sé donde tengo lunares.  No es necesario que lo digas...

- También sé tus medidas, busto...

- Cállate, ya sé mis medidas, siempre tengo problemas con eso, no necesito que te burles... - sentía que sus orejas estaban rojas, no deseaba mirar a Axel a los ojos, sabía a la perfección que estaba sonriendo, quizás burlándose, pero era algo que le causaba problemas con hombres y mujeres en su escuela, los hombres porque solo eran lobos hambrientos y las mujeres porque creían que solo se lucía frente a las demás.

Axel besó las pequeñas palmas de sus manos que cubrían su boca, él no veía eso como algo malo, al contrario, sería de mucha ayuda, por su físico podía pasar por alguien mayor y no serían vistos de forma extraña, diez años de diferencia en otras circunstancias podrían ser un gran problema.

Yuki no dijo nada más, se limitó a comer el chocolate para sacarse el mal sabor de boca debido al medicamento, poco después ya se sentía mucho mejor por lo que no tuvo inconvenientes en mirar el cielo despejado, no sabía a donde iban y mucho menos que le deparaba el destino, pero una cosa la tenía clara, no conocía en nada a este sujeto frente a ella, pero era de fiar para ciertas cosas, después de todo él era un adulto.

Yuki lamentó terriblemente el no haber probado nada del bufete de la fiesta de bodas; parpadeo un par de veces para aclarar sus ideas, recordaba la ceremonia donde había sido engañada, también recordaba que Axel había levantado el velo y besado sus labios, después de que le robaran su primer beso todo se volvía confuso.

- ¿Y la fiesta? - preguntó desconcertada, no sabía por cuánto tiempo había perdido la consciencia, pero no pudieron ser muchas horas, o si.

- Eso fue ayer, llevas inconsciente ocho horas, fue algo irritante decirle a las personas que te encontrabas algo indispuesta, algunos incluso pensaron que estabas en cinta, vaya tontería, pero no se puede evitar, tienes algo hinchado el vientre. - nuevamente se burlaba de ella, estaba en pleno desarrollo por eso tenía un poco de peso extra, de ahora en adelante y solo para cerrarle la boca bajaría por lo menos cinco kilos para regresar a su peso ideal, lamentaría haberle llamado gorda.

Así que se había perdido la fiesta, era mejor de esa forma, no deseaba fingir estar feliz cuando realmente no se sentía de esa forma, no le agradaba mentir; lo que realmente lamentaba no era el vals, tampoco era el corte del pastel y mucho menos el vals del dinero que su madre había organizado, lo que realmente le molestaba era que se había perdido toda la riquísima comida del banquete que habían preparado, los inflables que habían rentado para el disfrute de los pequeños, todas y cada una de las atracciones que habían traído para el disfrute de los invitados; bueno no podía llorar sobre algo que ya había pasado.

- Sé que querías probar la comida, así que traje un poco de todo, no sé si quieras comer cuando aterricemos. - esa niña era fácil de leer, su vida marital no sería ningún problema.

- ¿A dónde vamos a ir? - preguntó mirando con sus enormes ojos cafés el rostro inmutable del único adulto que hasta el momento no le había mentido.

- A nuestra luna de miel.  Descuida, no vamos a consumar nada hasta que no termines como mínimo la preparatoria. - le guiñó el ojo, no era como si ella supiera a lo que se refería con la palabra "consumar" pero estaba segura de que sería algo pervertido, según había descubierto con sus compañeros de clase todos pensaban en cosas pervertidas, como senos o como tocarlos.

Suspiró, sería imposible para ella disfrutar de las vacaciones teniendo en cuenta de que entre más grandes de edad eran los hombres más pervertidos se volvían, por lo menos eso le había dicho su hermana varios meses atrás, cuando la talla de su sostén volvió a aumentar una talla más.  Además no podría conciliar el sueño sin su muñeco favorito, el mismo que le regaló su padre cuando apenas tenía seis años, no importaba si no tenía la cola o si los bigotes ya los había perdido, seguía siendo su muñeco favorito, el único que le ayudaba a entrar en aquella preciosa fase del sueño, también aseguraba le ayudaba a ahuyentar las pesadillas, por lo que sino dormía con él tenía sueños malos.

- El señor bigotes esta en el maletero.  Vamos a ir a la playa, escuche de tu madre que siempre has querido ver el atardecer y el amanecer en la playa pero siempre te levantas tarde.  Me aseguraré de que lo veas.  Por cierto, estaremos de viaje una semana, en tu escuela dimos una parte médica que dice que tienes fiebre y que se recomienda reposo por una semana, supongo que no quieres que nadie se entere de que estas casada, seria problemático el solo explicarlo.  Solo lo diré una vez, soy un hombre muy celoso y posesivo, sino quieres que te encierre será mejor que no seas tan provocativa. - Axel sonrió de forma tranquila Yuki no supo si estaba fingiendo para molestarla o si realmente lo había dicho en serio.

Yuki pasó el resto del viaje mirando a través de la ventana, el paisaje era realmente hermoso, bajo ellos el mar se vislumbraba imponente, las aguas pasaron a ser de un color verdusco a un azul tan claro que incluso el cielo parecía gris comparado a esas aguas claras; la medicina había hecho efecto de forma tan rápida que no parecía que hubiera sufrido hace tiempo de mareo por el movimiento.

No supo cuando se había quedado dormida y mucho menos en que lugar se encontraba, lo único de lo que fue consciente fue del calor del hombre que la cargaba cual princesa, con una gentileza como si pensara que cualquier movimiento brusco podría despertarla, aquella colonia que olía levemente a madera se mezclaba de forma exquisita con el sudor de esa piel un tanto más morena que la propia, desearía poder seguir oliendo aquel aroma por más tiempo, la relajaba y le hacía sentirse protegida, no se dio cuenta de que no necesito al señor bigotes durante ese tiempo.  Cuando su cuerpo fue depositado en la cama, comenzaron las pesadillas; en ellas se burlaban sus padres de ella, por haberla defraudado, por haberle mentido de forma tan descarada, se mofaban de su desgracia; su hermana que hacía unos días se encontraba desaparecida estaba a su lado con una sonrisa triunfante, ella no sería sacrificada por el bien de la familia.

Yuki, despertó alarmada, se encontraba sudando, no sabía cuanto tiempo había pasado, pero definitivamente habían pasado varias horas, el lugar se veía oscuro, las estrellas brillaban con mucha intensidad, Yuki nunca había imaginado que había tantas estrellas en el firmamento nocturno; la luna brillaba en las olas del mar tranquilo, en el aire se respiraba salado y la brisa era fresca, realmente se sentía muy bien estar en un lugar así.

- Eres bastante dormilona. - Axel llegó por su espalda, abrazándola desde atrás, sus manos se juntaron en su vientre, posó su mandíbula en la cabeza de Yuki, Axel era bastante alto a comparación de ella, cerca de quince centímetros de diferencia.

- No me abraces con tanta confianza.

- ¿Por qué no?  Eres mi esposa después de todo.  Puedo hacer lo que quiera, incluso esto... - tomo su barbilla y acerco su rostro, cerrando sus ojos en el momento, Yuki sentía que su corazón se le iba a salir por la boca, Axel no dudaba en hacer ese tipo de cosas y eso era algo que simplemente ella no podía tolerar, intentó escapar, pero Axel no se lo permitió, la apresó con su mano libre y tomó posesión de sus labios.

Yuki se dio cuenta en ese momento que sin importar el como ella se sintiera estaba a merced de Axel.

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