"Una mujer es fuerte porque ha sido débil, es hermosa porque sabe sus defectos y vive sin temor porque una vez tuvo miedo"
Carolina Herrera
Las semanas pasan una tras otras y parecen meses. El trabajo se ha intensificado y aquello en cierta medida nos ha ayudado a dejar atrás nuestro último encuentro íntimo en su departamento. Admito que ha seguido intentando robarme algún beso o lanzando ciertas frases en doble sentido, pero mayormente no estamos solos, es un trabajo de equipo y por tanto requiere que la mayoría de los miembros de la Agencia estén también en los arreglos porque se requiere de su punto de vista. Pero lo cierto es que a Nelson le gusta hacer partícipe a todos y eso logra que la Agencia esté muy unida y salgan innovadoras ideas.
Actualmente estoy siquiera durmiendo unas tres horas diarias sin contar los fines de semana que creo se trabaja más. La ventaja es que se acerca la feria para que los diseñadores presenten su trabajo y se nos quitará un peso de encima, al principio creímos hacerlo de un día, pero al parecer ha tenido mucha acogida que pensamos extenderlo a tres días, contamos con el apoyo de Erick lo cual es una gran ventaja. Miro mi pantalla mientras bostezo, llevo tres cafés y no se me pasa el sueño. Creo que en cualquier momento se me van a cerrar los ojos.
—¿Dónde está la hermosa novia mía? —pregunta Rodrigo. Lo miro con malestar y se ríe —. Parece que mi noviecita está enojada hoy, seguramente no la estoy atendiendo como debe ser.
Sonrío al escucharlo. Tras la situación que viví con Nelson pensé en terminar con la farsa de novio con Rodrigo, pero el muy granuja me hizo ver ciertas ventajas y por eso no lo hice. Ahora que lo veo insoportable es cuando me arrepiento y al mismo tiempo me da risa.
—No estoy con ánimos de jugar, hoy sí estoy como una fiera salvaje, tengo mucho sueño.
—Tome fiera salvaje —extiende una bebida —. Fui a beber un café y pedí chocolate para ti y unas galletas.
—Aww, te amo novio mío —digo burlándome —. Eres el mejor. —Doy un sorbo a la deliciosa y fría bebida.
—Si supieras que soy mejor en la cama con más razón me dirías que soy excelente. —dice divertido.
—Pues no me interesa —digo sin ganas y bebiendo el chocolate.
—Sacando a Nelson del listado, ¿con quién te acostarías de la empresa?
—¿Es que tú solo piensas en eso, Rodrigo? Ponte a trabajar y pensar en cosas productivas.
—No te enojes, es solo curiosidad. De seguro yo estoy en la lista. Soy un buen candidato —asegura mientras se da la vuelta sonriente y lo miro divertido. Aunque venga con sus tonterías y a veces se comporte de forma insoportable ha hecho que se me vaya el sueño. Al final agradezco que venga a molestar de vez en cuando.
Es un buen hombre y atractivo. Su cabello castaño va bien con sus facciones y sus ojos color miel. No tiene un gran cuerpo, pero es fornido para cualquier mujer resultaría atractivo, pero la triste realidad es que siempre lo he visto como un gran amigo y más ahora que está feliz junto a su novia. En conclusión, no me llama la atención como hombre, así que aprovecharé para molestarlo.
—Para ser sincera no pondría tus ojos en ti, tal vez en un modelo —digo sonriendo.
Agranda los ojos sorprendido fingiendo indignación y enojo. Al final sonríe de oreja a oreja. Pego un grito cuando me toma de la silla de forma sorpresiva y me rueda hacia atrás para sentarse en el escritorio frente a mí. Me trae de nuevo hacia él rodando para quedar muy pegados.
—¿Dime quién es? —pregunta curioso.
—No te voy a decir, es un secreto —digo seria, pero me quiero reír al verlo muerto de curiosidad. Es un vil chismoso, pero es confiable el condenado.
—Vamos no seas así dime si, solo para darte un visto bueno —Insiste por un buen rato.
—Chris —enfatizo.
Mira al frente como tratando de ubicarse con el nombre. No necesito decirle el apellido porque, aunque tarde en ubicarlo sé que lo recordará.
—¿Christopher Navas? —pregunta aun con dudas. Asiento con la cabeza para darle la razón y doy otro sorbo de chocolate —¿Por qué él?
—Mmm no sé, me parece un hombre atractivo y es con el único que me animaría a tener algo. Los demás, sencillamente no me atraen.
—Tienes buen gusto —admite —. Es un buen hombre quizás para una, dos o hasta cinco noches. ¿Lo han hecho? Porque en varias ocasiones vi que él también te prestaba atención.
No puedo evitar soltar una carcajada al escucharlo, lo dice de forma tan seria y al mismo tiempo parece una plática con alguna mujer. Aquello me hace dar más risa.
—Eso no te lo puedo decir —digo mientras hago gesto de lo que pienso —. Es como si yo te dijera que me cuentes con quienes has estado en la agencia sin tomar en cuenta los rumores. Así que no te lo voy a decir.
—¡Que aburrida eres! —exclama levantándose del escritorio —. Para que lo sepas no mezclo trabajo con placer.
—Te creo, tranquilo no titubees dándome tantas explicaciones —digo para que cambie el giro de la conversación, lo conozco tan bien.
—Mille, apenas termine mi horario me voy. Hoy no voy a poder ayudar, mañana sin falta colaboro.
—No te preocupes, ya llevamos avanzado el evento. Creo que lograremos tener todo listo antes de tiempo.
—Me alegro mucho. Al rato vengo a darme otra vuelta por aquí —dice mientras se dirige a la salida.
—Está bien. Gracias por el chocolate, novio.
Hace un gesto con la mano y su frente. Y camina cerrando la puerta con cuidado.
Después de unas horas avanzo con cierto pendientes y me levanto para ir a dejar archivado unos documentos cuando veo entrar a Nicolle. Como siempre no saluda y va directo a la oficina de Nelson.
—Nelson no está, Nicolle —digo cuando la veo que va a entrar. Se refleja malestar en su bello rostro cuando gira para mirarme.
—¿A qué hora va a llegar? —pregunta mientras se ve las puntas de su cabello cuidadosamente arreglado.
—No tiene hora de llegada —indico brevemente sin necesidad de dar detalles.
Ni siquiera alcanzó a llegar a la oficina porque tenía una reunión a las ocho de la mañana y después iba a almorzar con otras personas. Hoy tiene una agenda bien apretada fuera de la oficina, es probable que no llegue hasta la noche para seguir con los preparativos, pero eso no le voy a informar.
Me mira con enojo ante mi escueta respuesta, aunque no solo es la respuesta porque siempre me ha odiado y nunca he comprendido el motivo.
—¿Le dejo algún mensaje? —pregunto ante su silencio y mirada asesina. Enseguida la veo acercarse como una leona lista para cazar. Lo atrayente es que nunca pierde el estilo que tiene. Se posa frente a mí y al igual que ella le sostengo la mirada.
—Cualquier cosa que le quiera decir se la digo personalmente. Disfruto dándole todo, personalmente. —completa la última frase de forma insinuante y ya sé hacia donde se dirige. Todo el tiempo disfruta sugerir lo que hacen.
—Está bien, solo quería ser amable —respondo.
Lo más chistoso es que cuanto más simpática le respondo, más se enoja. Ese odio mal infundado que tiene hacia mí no puede contenerlo, así como ahora lo está expresando con su mirada.
—Te odio, Millena. Y no trates de ser amable porque no te queda.
—Nicolle. ¿Se puede saber por qué me odias? Es triste que te desprecien y te digan cosas ofensivas sin saber el motivo. Al menos dime la razón.
—Te odio porque crees que llegarás a ser igual que yo. Pero escúchame bien, nunca llegaras a ser modelo ¿lo captas?
—Pues has dicho tantas veces que quiero ser modelo que en uno de estos días me lo voy a creer —Suelto una risilla sin intención —. Pero no te preocupes querida, no voy a hacerte competencia.
—Idiota —sonríe con amargura —. ¿Crees que podrías siquiera llegarme a los talones? Sigue soñando.
—No te confíes, Nicolle. Yo también sé conseguir lo que me propongo.
—Nunca, escúchame bien, nunca lo conseguirás —habla con amargura —. Arruinarías la empresa si Nelson te lo permite.
No comprendo lo que dice, pero vuelvo a creer que cada día está más loca que una cabra, sin ofender al pobre animalito. No sé porque se le ha metido la idea a la cabeza que quiero ser modelo, pero sea lo que sea no debería importarle, me da enojo de verla tan convencida de lo que dice.
—Lo que Nelson decida es problema de él y mío. Si me convence de que modele yo lo hago y no te compete en nada. Yo también disfruto personalmente todo con él.
Quiero reírme luego de molestarla, pero a ella no le provoca diversión como a mí, así que al ver la furia surgir en ella me arrepiento de haberle dicho eso.
—No te confíes, Millena. Puedo hacer que te vayas de aquí ¿me entiendes?
—Pues la que no debería confiarse eres tú, nena. También tengo poder.
Mi pecho sube y baja del enojo, pero no se lo demuestro. Nunca he peleado a golpes con nadie y Nicolle expresa furia con sus expresiones y mirada que debo de prepararme por si me salta en cualquier momento.
—Podrías tener poder, pero te digo algo: Antes de hacer el ridículo pensando en ser modelo, debes fijar tu mirada en un espejo. Si logras ver algo de forma en tu amorfo cuerpo podrías recién plantearte la idea de ser una de nosotras.
Sonríe y sale de la oficina repiqueteando los tacos de sus zapatos. Me quedo estática hasta que ya no escucho su caminar. Respiro tratando de tranquilizarme. Sé que no tengo un cuerpo como ella, pero soy muy guapa y lo más importante es que estoy contenta como soy. Siempre trata de hacerme sentir mal cuando no tiene nada más que decir. Antes lo conseguía, aunque reconozco que a veces vuelve a lograrlo, pero no como antes. Nicolle saca lo peor de mí, por eso considero que debería probar algo de su propio veneno porque debe saber que el físico o ser hermosa no garantiza que lo puede alcanzar todo en la viday pasarse humillando a los demás.
Así que debo hacer dos llamadas y le mostraré una pequeña parte de mi poder y que, aunque no tenga su hermosa figura tengo sentido común y unos cuantos vínculos por allí. A veces las personas tienen que chocarse para saber que duele.