Capítulo 20

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"La medida del amor, es amar sin medida"

Anónimo


Admito que ser valiente, tener un carácter fuerte y estar segura de mis decisiones no es parte de mis fortalezas. Soy todo lo contrario, evito arriesgarme para no tener que lidiar con grandes "cuestiones de la vida". Tomar una decisión trascendental en mi vida me lleva mucho tiempo y no debería ser así.

Cuando decidí irme de casa para buscar trabajo fue una decisión a muy largo plazo, mi papá me decía todas las ventajas de quedarme en casa y mi mamá las desventajas de irme. Debo reconocer que si no habría sido por Laura jamás hubiese salido de casa, ella me animó a aceptar su propuesta de venirnos juntas y rentar un departamento. No fue nada fácil, buscamos por unos meses donde trabajar. Actualmente no me arrepiento del trabajo que pude obtener, me ha permitido desenvolverme más en todo ámbito, tanto personal como laboral y aunque me cueste admitirlo a pesar de las desilusiones que he tenido, también he logrado cosas muy buenas. Poco a poco he obtenido seguridad de mi misma y conocer a Nelson ha contribuido en cierta mesura.

A medida que caminamos y nos acercamos a la sala principal la música se escucha más fuerte. Miro de soslayo a Nelson. Su mano izquierda sostiene la mía mientras que con la otra está marcando algo en el móvil.

—¡Chris! —habla por teléfono. Casi se me sale el corazón al escuchar ese nombre —. ¿Podrías llevar a Aurora a su casa?

Nelson es un descarado al pedirle eso a Chris y al mandar a su acompañante con otro. Ay no, pero soy la culpable. No escucho lo que le sigue diciendo mientras me avergüenzo por mi decisión y nos adentramos al lugar.

—Lo haces con cierta intención, ¿verdad? —reprocho.

—¿Yo? ¿Qué cosa? —pregunta como si no estuviera al corriente de lo que hace. Arquea una ceja, la comisura de su labio parece levantarse, pero hace un gran esfuerzo para no reírse.

Logro zafarme de su agarre y se sonríe, pero no aguanta y suelta una carcajada. Al ingresar al Salón me abraza por la cintura y me pega a su cuerpo y enseguida me ofrece un beso húmedo en mi cuello. Mi piel se eriza inmediatamente y no solo por la acción del beso sino por su contacto.

—Nelson, por favor ¡Suéltame! No me toques, nos van a ver.

—Está bien —susurra en mi oído —. Pero más tarde te toco todo lo que yo quiera. Estoy seguro que vas a suplicar por más.

Me suelta y por poco pierdo la estabilidad. Este hombre me tiene a flor de piel no quiero ni pensar lo que sucederá más tarde. ¿Será cierto que le pediré más? Siento una corriente eléctrica en todo mi cuerpo al imaginarme en su departamento.

Avanzamos a través de la pista y las mesas mientras algunos nos saludan a medida que avanzamos y mi cara la siento caliente de la vergüenza. Pareciera sentir que todos me miran y que están al corriente que nos dirigiremos a su departamento. Es absurdo, intento caminar más rápido para que no me vean con él, pero enseguida razono que llevo cuatro años a su lado y todos deberían de estar acostumbrados a vernos juntos.

«Es que sabes lo que vas a hacer» pienso. Soy un mar de sensaciones en este momento que me aturde por completo. Emoción, nervios, miedo, ansiedad, no sé lo que mi cuerpo está asimilando, pero necesito salir de este lugar o moriré. Percibo que ni respiro, su presencia a mi espalda me aturde más. Ni siquiera me atrevo a fijarme a mí alrededor, no quiero que mi mirada se cruce con Chris, me apenaría tener que verle la cara o darle alguna explicación.

—Millena —saluda de repente Iñaqui con un beso en la mejilla muy alegre —. Un gusto verte.

—Lo mismo digo, espero que te encuentres bien.

Inesperado IWhere stories live. Discover now