Esposa de mi jefe © (Borrador...

By R1Aguirre

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Alexandra Carlin, es una chica recién graduada de la universidad, sin éxito en el campo laboral, es contratad... More

Importante leer:
Parte 1
Parte 2
Parte 3
Parte 4
Parte 5
Parte 6
Parte 7
Parte 8
Parte 9
Parte 10
Parte 11
Parte 12
Parte 13
Parte 14
Parte 15
Parte 16
Parte 17
Parte 18
Parte 19
NOTA
Parte 20
Parte 21
Parte 22
Parte 23
Parte 24
Parte 25
Parte 26
Parte 27
Parte 28
Parte 29
Parte 30
Parte 31
Parte 32
Parte 33
Parte 34
Parte 35
Parte 36
Parte 37
Parte 38
Parte 39
Parte 40
Parte 41
Parte 42
Parte 43
Parte 44
Parte 45
Parte 46
Parte 47
Parte 48
Parte 49
Parte 50
Parte 51
Parte 52
Parte 54
Parte 55
Parte 56
Parte 57
Parte 58
Parte 59
Parte 60
Parte 61
Parte 62
Parte 63
Parte 64
Parte 65
NOTA
Parte 66
Parte 67
Parte 68
Parte 69
Parte 70
Parte 71
Parte 72
Parte 73
Parte 74
Parte 75
Parte 76
Parte 77
Parte 78
Parte 79
Parte 80
Parte 81
Parte 82
Parte 83
Parte 84 (Capítulo final)
♥Importante leer♥
♥IMPORTANTE♥
Esposa de mi jefe con Contenido Inédito

Parte 53

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By R1Aguirre

Chicas (y tres chicos que me leen), me acabo de hacer un Twitter :D quiero compartir cosas sobre esta novela (curiosidad, aclaraciones, etc) ¡Síganme! ----- @r1aguirre  


__________

Y lloro sin parar, inhalar su aroma me hace calmar un poco, no me gusta que me mire de esta forma, él lee la carta y sé que le ha pasado lo mismo que a mí, la ha leído más de una vez, acaricia mi cabello y lo escucho sorber por la nariz, me limpio las lágrimas poco a poco, y respiro profundo, nunca había llorado tanto en mi vida.

—Dámela, la quemaré —digo a Oliver y él levanta su mirada hacia mí y me mira atónito, sus ojos están húmedos.

—No —espeta de inmediato —si no la guardas tú, lo haré yo. Algún día la querrás volver a leer. Niego con mi cabeza.

—Ya me hizo llorar suficiente. Qué vergüenza —él sonríe y vuelve su mirada a la carta.

—Joder, voy a tener que contratar a tu padre para redactar artículos. Creo que él no sabe que ese talento lo sacaste de él —sonrío tristemente, tomando la carta nuevamente, otra lágrima sale de mi rostro.

—Deshazte de ella —digo, mientras le entrego la carta, aunque muy en el fondo sienta que no quiero deshacerme de ella. Oliver toma la carta y me mira mientras yo dirijo mi vista hacia otra dirección. Toma mi rostro con su mano y con el dedo pulgar limpia las lágrimas que están volviendo a correr por mi rostro.

—Vamos a la habitación ¿Te parece? No quiero que te resfríes aquí afuera —asiento con mi cabeza y entro a la casa esperando no ver a nadie para evitar molestas preguntas.

Antes de entrar a mi habitación pienso en lo que me dijo Alexander y voy hasta la suya, golpeo la puerta por si hay alguien en su interior pero por suerte está vacía, busco como me dijo debajo del colchón, y si, es verdad, ahí están algunas historias que escribía para Stefani cuando era niña, y también, están todas y cada una de las cartas desde el día de mi cumpleaños número 7, el día que me di por vencida y supe que nunca iba a tener un padre.

Me siento en la orilla de la cama y comienzo a ojear papel por papel y más lágrimas comienzan a correr por mis mejillas y al final, hay muchas fotos suyas sosteniéndome de bebé.

Hay una foto por cada día de mi vida junto a él en mis primeros meses. Él y mamá tan jóvenes y felices, yo ni siquiera sabía que teníamos un álbum familiar. Hay más fotos mías tomadas a los lejos, unas frente al computador, tendría unos 16 años, otras con mi bendita taza de café que nunca pude dejar, otras con mi madre riendo a carcajadas, estoy segura que esta fue la vez que le encontramos un vibrador en el bolso de viaje a la abuela con el nombre de Elvis Presley. Entre lágrimas, río al recordar eso. Me agradan todos estos recuerdos.

Salgo de la habitación dejando las cosas como estaban, no quiero que Alexander sepa que vine y que me conmovió, tengo que pensar todo esto bien sin ser interferida emocionalmente. Oliver está en la habitación sentado en la orilla de la cama observando la carta nuevamente y levanta su mirada al verme entrar.

—Como que te gusta esa carta -me mofo, pero no me sale —dile a tu padre que te elabore una.

–El dia que mi padre me haga una de estas te juro que me dará un infarto —sonrío y me siento a la par de él. Nunca he tenido necesidad de que alguien me aconseje pero en este caso creo que lo necesito. Y el único que podría hacerlo creo que es Oliver.

—¿Qué crees que debo hacer? —él me mira a los ojos y esboza una media sonrisa.

—La verdad que yo fracaso como psicólogo —contesta —la última vez que David me hizo esa pregunta terminó en la cárcel por delitos de agresión —río, pero no puedo ni reírme con tantas ganas —Escucha —lleva su mano a mi rostro y se acomoda mejor para quedar frente a frente —sé que he estado todo este tiempo insistiendo en que hagas las paces con él, pero creo que necesitas tiempo; él tiene razón, cuando tu corazón esté listo para perdonar hazlo, pero si te aconsejo que hagas un esfuerzo por ahora para llevarte bien con él, ya verás que con el tiempo y dejando atrás malos recuerdos ambos se van a sentir mejor.

Esas palabras me tocan el corazón y de alguna manera me hacen sentir mejor.

—¿Fracasaste como psicólogo decías? —ríe a carcajadas y lleva sus codos a sus rodillas.

—Me sale lo cursi a veces —sonrío —excepto con David, a ese maldito lo agarro a golpes si lo miro llorando —no puedo evitar reír, no sé qué haría sin Oliver en estos momentos, siguiera llorando a cántaros sobre el pasto.

Ese dia me cuesta conciliar el sueño, pero entre los brazos de Oliver y contándome de una manera bastante inusual el cuento de los tres cerditos mis problemas pasan a un segundo plano.

—El hijo de puta lobo se quería comer al pobre cerdito, sopló y sopló la primera casa pero como el cerdo era un holgazán como David la casa de paja cayó y se fue a esconder en la segunda casa que no recuerdo de que putas era —risas sonoras de mi parte no pueden evitar salir.

—De madera ...creo —balbuceo entre risas.

—Ah si... y la casa de madera también fue derribada y la única que quedó fue la que con tanto esmero el mayor de los cerditos construyó con ladrillo.

—¿Y qué pasó con el hijo de puta lobo? —río nuevamente.

—¡Muchacha! Lavaré tu boca con jabón —se hace el ofendido.

—Osea... ¿Tú puedes decirla y yo no?

—Las mujeres de sociedad no hablan así —me causa gracia su comentario.

—Lo bueno es que no soy ni quiero ser una mujer de sociedad.

Y así continúa con su historia y cómo el lobo no volvió a molestar a los cerditos, y entre risas por fin el sueño me está comenzando a vencer. Mis pestañas comienzan a cerrarse y en instantes me quedo dormida.

Alex...

Papá...

Alex, ¿Dónde estás?

Papá, aquí estoy... ¿Porqué escucho tu voz alejarse?

Me están llamando.

Quién?

El lugar está oscuro, miro a mi alrededor. Miro hacia todos lados, doy vueltas en el mismo lugar.

Alex, hija... la voz está más lejos.

Papá no te vayas lágrimas corren por mi rostroPapá contesta.

Papá... lloro sin consuelo y caigo de rodillas sobre el suelo¿Dónde estás?

Escucho un sonido de un cerillo rozar contra la pared, levanto la vista y ahí está él, sostiene el cerillo con su mano derecha y solo alumbra la mitad de su rostro. Limpio mis lágrimas desesperadamente y me intento acercar a él, él se aparta.

—¿Qué pasa?

Me están llamando.

—¿Quién papá?

Me tengo que ir.

Noooo...

Deja caer el cerillo y este se apaga, lo busco con mis manos pero no logro dar con él.

Alex, perdóname escucho a lo lejos.

Alexander, vuelve mis lágrimas comienzan a correr nuevamente No me dejes aquí. PAPÁ... REGRESA..

Me pongo de pie y comienzo a dar vueltas buscando una salida.

PAPÁ....

Despierto de golpe, miles de sudores y lágrimas toman posesión de mi rostro. Mi respiración está agitada y no puedo moverme, mis manos están frías. Ya ha amanecido, Oliver está plácidamente dormido, cuando por fin logro controlar mi cuerpo me levanto sigilosa pero casi me es imposible porque mis piernas tiemblan. Corro a cómo puedo, necesito saber si Alexander está bien. ¿Dónde está? La puerta de su cuarto está entre-abierta y no hay nadie dentro, Stefanie tampoco está en su cuarto. Bajo las escaleras y el silencio es escalofriante, mi corazón saldrá de mi pecho en cualquier momento, me sostengo de las paredes, que no sea lo que pienso... Yo... Yo... Tengo que calmarme... Trago saliva e intento retener una lágrima que quiere escaparse. Voy hacia la puerta principal y abro.

Joder... siento como una ola de distintas emociones me envuelven, no sé si reír o llorar, ahí está él sosteniendo su taza de café junto al tío Frank por su expresión sé que estaban riendo. Ambos me miran, corro hasta Alexander y lo rodeo con mis brazos, no voy a llorar, aquí está el tío Frank y luego me hará bullying, ya de por si lo hará por mi short de Deadpool.

Alexander se sorprende y parte de su café se derrama por la taza y cae al suelo.

—Alex, ¿Estás bien? —intenta corresponder mi abrazo, desconcertado.

—Sí ¿Y tú? —busco sus ojos y tiene su entrecejo levemente fruncido, asiente con una media sonrisa, las carcajadas del tío Frank nos hacen a ambos verlo curiosos.

—Alex ¿Que hace esa mierda de deakpool en tus pantalones? —arrugo el espacio entre mis cejas y volteo a verlo.

—Es Deadpool, Frank.

—Como sea, le compraré uno de esos a mi esposa.

—Pero... tú no tienes esposa.

—Exacto, si la tuviera jamás le compraría uno de esos —ríe nuevamente, lleva la taza de café a su boca y camina hacia la puerta principal.

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