𝐂𝐚𝐬𝐭𝐚𝐧̃𝐨 𝔸𝕫𝕒𝕓𝕒𝕔�...

By sasuade

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Andraya Caro era una joven inteligente y decidida, enfocada en su carrera profesional. Su esfuerzo se vio rec... More

Preludio
Parte 2
Parte 3
Parte 4
Parte 5
Parte 6
Parte 7
Parte 8
Parte 9
Parte 10
Parte 11
Parte 12
Parte 13
Parte 14
Parte 15
Parte 16
Parte 17
Parte 18
Parte 19
Parte 20
Parte 22
Parte 23
Parte 24
Parte 25
Parte 26
Parte 27
Parte 28
Parte 29
Parte 30
Parte 31
Parte 32
Parte 33
Parte 34
Parte 35
Parte 36
Parte 37
Parte 38
Parte 39
Parte 40
Parte 41
Parte 42
Parte 43
Parte 44
Epílogo

Parte 21

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By sasuade

—¿Y bien? —Raya dio una vuelta para que pudieran verla.

Ivonne y Siro entrecerraron los ojos y se miraron como hablando entre ellos, utilizando solamente los ojos. Andraya empezó a dudar de su elección. Sabía que la vestimenta para ir a club nocturno no era tan formal, pero al tratarse de una inauguración, complementó el vestido negro que había elegido con un recogido de media trenza al costado izquierdo.

—Muy linda —concluyó Ivonne en nombre de la pareja.

—Gracias.

—¿Estás segura de que solamente es una cita de trabajo? —interrogó la rubia con una mueca.

—Ya te lo dije, la invitación proviene de un huésped muy importante y no la he podido rechazar —le mintió a la pareja.

Miró el reloj que estaba colgado en la pared y buscó su pequeño bolso. Antes de salir de su departamento controló que todo lo que necesitaba estuviera adentro. Zack ya estaba esperándola abajo, parado frente a su convertible negro.

—Te ves bien —fue el máximo halago que pudo sacarle al hombre.

—Tú no estás nada mal —le sonrió con expresión coqueta.

Zack se veía tan apuesto como siempre. No entendía cómo un solo hombre podía provocarle tantas sensaciones con solo mirarlo. Se acercó lentamente y se subió al auto cuando él le abrió la puerta.

—No creí que hubieran convertibles en el país —comentó mientras se ponía el cinturón de seguridad.

—Lo importé desde Holanda, aunque esta es la primera vez que lo saco del garaje. Por las mañanas el sol es muy intenso...

—Y la ciudad es insegura por la noche, no puedes dejarlo en cualquier lugar —completó Andraya asintiendo.

—Me gustaría conversar acerca de nosotros. Estoy casi seguro que quieres mantener en secreto que estamos saliendo y quiero saber el motivo.

La castaña pensó bien antes de responder.

—El hecho de que trabajo para ti podría complicar las cosas, en el caso de que todos se enteraran que estamos saliendo.

—No sabía que las habladurías te importaran tanto.

—Lo que digan los que no me conocen no me importa, pero no quiero que mis amigos más cercanos se entrometan.

—¿Por qué lo harían?

—La verdad es que tienen la tonta idea de que en el fondo soy una romántica y soy tan frágil como un pétalo —dramatizó la última parte llevando su mano al pecho.

En ese momento se detuvieron en un semáforo. Zack se volteó hacia ella y le robó un beso. Andraya lo tomó de la corbata para que no se apartara tan deprisa.

—Yo conozco tus espinas —aseguró él después de separarse— y te puedo prometer que conmigo estás a salvo.

Ella recordó la cachetada que le había dado en la boda de Tricia y por primera vez, se alegró de haberlo golpeado.

—Tienes que saber que no estoy buscando amor —susurró volviendo a recostarse en el asiento.

—Solo quieres sentirte bien. Te entiendo.

Era refrescante saber que Zack comprendía su situación. Quizá él pasó por lo mismo en algún momento de su vida. Ella había estado buscando sentir algo con algún hombre y ahora se sentía bien. No había mucho que explicar. Pero no deseaba que los demás supieran que Bale salía con ella. No quería que el rumor llegara a oídos de Alucar ¿Y si le impedía volver a ver a Zack? Ella aún no podía decidir por sí misma.

El club nocturno se encontraba casi en el centro de la ciudad, en un edificio que antes había sido una galería de arte. Había muchas personas formando fila para ingresar. Dos guardias de seguridad vigilaban la entrada y cada vez que abrían la puerta, la música y las luces parecían querer escapar. A un costado se encontraba una puerta especial para que los invitados más importantes pudieran unirse a la fiesta sin demorarse. Andraya caminó casi abrazada al brazo derecho de Zack, hasta que los ubicaron en su mesa. Allí fue presentada a Rigo y Marlene, una pareja sueca de turistas muy amigos del dueño. Hablaban español sin dificultad y se mostraron interesados en saber qué relación existía entre la castaña y el azabache. Andraya le dejó la respuesta a Zack y estalló en carcajadas al presenciar que él había hablado en una mezcla de español y guaraní para que la pareja no comprendiera nada.

—Vamos a bailar —propuso Andraya.

Bajaron al primer piso y se mezclaron entre la gente. Ella ya estaba acostumbrada a los ambientes bulliciosos y quería disfrutar de la noche. La música electrónica que sonaba no le pareció conocida, pero aún así pudo llevar el ritmo a la perfección. Por un momento, casi olvidó que estaba bailando acompañada.

—No sabía que hablaras guaraní —se acercó a su oído para que la escuchara.

—Sé hablar varios idiomas.

—Muchos extranjeros no saben hablarlo.

—Es un idioma interesante, lo aprendí después de averiguar que también es un idioma oficial en este país.

La música movida cambió a una más lenta y el hombre la tomó de la cintura mientras ella rodeaba su cuello con los brazos.

—¿Qué te parece si nos conocemos mejor? —propuso sin estar segura de que él la pudiera escuchar bien.

—Me parece bien, ¿no quieres beber algo antes?

—Aún no. ¿Cuál es tu color favorito?

Zack sonrió antes de conocer.

—Me gusta el café mezclado con gris. ¿Y a ti?

No pudo evitar sonrojarse. Estaba describiendo el color de sus ojos.

—El verde.

Era tan sencillo concentrarse solo en la voz de Bale, era como si todo lo que proviniera de él estuviera diseñado para llamar su atención. Aunque no le parecía justo pensar que él no pudiera escucharla bien. Quería que él participara tanto como ella en la conversación así que decidió posponerla.

—¡Vaya, Vaya! —exclamó una mujer con acento francés separando a la pareja—. Es una sorpresa encontrarte aquí, querido Zack.

Andraya la observó de pies a cabeza. La desconocida llevaba un vestido lila que se amoldaba a su perfecta figura. Su cabello negro tenía un corte perfecto hasta la altura de su mandíbula y las joyas se llevaban se veían muy exclusivas. La castaña estaba casi segura de que se trataba de una super modelo.

—Andraya, te presento a Louisa Agendi. Louisa, ella es Andraya Caro —las presentó.

—¿Y ustedes son? —preguntó la recién llegada después de pasarle la mano a la castaña.

—Trabajo para Zack —tuvo que repetir dos veces para que ella la escuchara.

—Zack, ¿por qué no nos acercas unos tragos? Ya sabes lo que me gusta —le pidió al hombre.

Andraya se encogió de hombros antes de seguir a Louisa para indicarle dónde estaba su mesa. La castaña hizo una mueca al ver que Rigo y Marlene fueron a la pista de baile y ella debía quedarse a solas con Louisa.

—Y bien... , así que eres una empleada de Zack —la observó como a una posible competencia.

—Sí, y tú ¿de dónde lo conoces? —intentó iniciar una conversación.

Louisa sonrió antes de contestar.

—Mi padre hizo negocios con él en Francia. Nos conocimos en una fiesta que se celebró en mi casa y nos hicimos muy buenos amigos.

Andraya intentó parecer celosa ante la respuesta de Louisa pero no estaba segura si había acertado con su expresión. Le parecía algo ridículo que la mujer que estaba sentada a su lado esperara que ella sintiera celos del pasado de Zack. Si ese hubiera sido el caso, no habría salido esa noche con el azabache.

—Eso suena interesante. ¿Qué tan amigos?

—Oh, ¿es que acaso tú y él están en una cita? —fingió sorpresa.

—No —se apresuró a negar—. Solo preguntaba para tener algo que comentar mañana en la oficina, ya sabes cómo chismoseamos las empleadas mientras los ejecutivos hace el trabajo duro —dijo con ironía.

A Louisa pareció agradarle la contestación.

—Es un alivio, por un momento temí que te hubieras emocionado con Zack. No eres su tipo ¿sabes?

—Eres muy amable por preocuparte por mí, pero ya estoy saliendo con alguien. Vine por obligación a esta inauguración y antes de que llegaras estaba haciendo tiempo para que mi retirada fuera socialmente aceptable.

Bueno, Andraya estaba empezando a asustarse por la rapidez con la que su cerebro hilaba historias imaginarias. No debía continuar o comenzaría a divagar tanto que todos sus inventos caerían por su propio peso. Debía reservar su imaginación para cuando interpretara a Luna.

Zack regresó acompañado de un mesero que traía las bebidas en la bandeja que sostenía. Bale se sentó al lado de Andraya quien sonrió disimuladamente mientras bebía una margarita. Su pequeña victoria duró muy poco ya que Louisa recién comenzaba con su tarea de llamar la atención de "su querido Zack". A los pocos minutos, Andraya se encontró en un rincón mientras la francesa estaba al otro lado de Zack hablando sin parar en su idioma natal.

Al parecer, Louisa pensaba que ella no entendía francés y eso le daba una ventaja. Escuchó atentamente la conversación mientras era consciente de que Zack no hacía nada cuando la intrusa le tocaba el hombro o la pierna. ¿No se daba cuenta de que la francesa intentaba seducirlo? Raya se había convertido en el mal tercio.

Afortunadamente, un atractivo moreno se acercó a su mesa y, al ver que no estaba acompañada, la invitó a bailar. La castaña aceptó porque era la manera perfecta de escabullirse de la situación incómoda que estaba atravesando.

—Mi nombre es Andraya ¿y el tuyo?

El hombre se acercó demasiado para susurrarle la respuesta.

—Sergio. Tienes un nombre muy lindo, pero no va con lo hermosa que te ves.

—Gracias, supongo.

La música que sonaba era una cumbia mezclada con pop. La castaña decidió que después de ese baile se iría de allí, con Zack o sin él. Odiaba el hecho de que no podía ir a besarlo para que Louisa lo dejara en paz, tendría que soportar. La otra opción, verlo salir con varias mujeres, seguro la amargaría por dentro.

—¿Me permites? —preguntó Bale a Sergio cuando la música terminó.

—Claro. Fue un placer, Andraya —le besó la mano derecha.

El DJ cambió un ritmo más rápido mientras preparaba la siguiente pista. La castaña se movió igual al resto de los bailarines, con la cabeza a los lados y con los brazos arriba, pero Zack se quedó parado tan quieto como un bloque de hielo.

—¿Qué sucede?

—Me dejaste solo con Louisa, creí que esta era nuestra salida.

—Y lo era, hasta que ella llegó. ¿Quieres ir a otro lugar?

—Vamos —miró hacia atrás antes tomarla de la cintura y besarla apasionadamente.

Apenas tuvo tiempo para reaccionar a otro inesperado beso. Era incapaz de resistirse al contacto con ese hombre. No pudo evitar acariciar la mejilla del azabache y lo abrazó para detener sus impulsos. Fue ahí que se percató de que Louisa los había estado observando y se veía furiosa.

Zack la llevó a la costanera de Asunción. La brisa los envolvió a medida que caminaban. Había un par de parejas disfrutando del paisaje y eso ayudaba a que el romanticismo se hiciera casi palpable. Zack había dejado el saco del traje en el auto, en el camino se remangó las mangas y desabrochó los tres primeros botones de la camisa. Era la primera vez que lucía realmente relajado.

La mayoría de las estrellas estaban ocultas y la luna no parecía querer tener compañía esa noche. El río se veía mucho más ancho de lo que recordaba y el sonido del agua apenas se percibía. No bajaron hasta sentir la arena, prefirieron caminar por el paseo central.

—Esta noche me he ganado una enemiga sin siquiera haber iniciado el beso, ¿no es gracioso cómo trabaja la mente femenina?

—No sabía que Louisa estaba en la ciudad —sonó casi como una disculpa.

—¿Y está aquí por?

—Vacaciones.

Andraya se recostó por el barandal.

—Entonces está aquí por ti. Nadie vendría de vacaciones a este país para quedarse en la capital. Lo normal sería buscar un lugar tranquilo cerca de las atracciones turísticas que estratégicamente se encuentran cerca del hotel que lleva tu apellido. Un momento... —se volteó hacia él—¿Se está hospedando en el hotel?

—No me lo ha dicho, pero eso es fácil de comprobar. Mencionó el artículo de la revista que salió hace días. Me temo que no ha tenido el efecto que he querido.

—Ha atraído a tus ex novias.

—No tengo ex novias.

—Oh, no intentes ponerme celosa, no lo lograrás —le aclaró—. Utilizo la palabra "novia" para no incomodarte. Soy consciente de que eres mayor que yo y ya calculé la cantidad aproximada de amantes que tuviste solamente —elevó la mano—hasta que cumpliste veinte años. Soy muy analítica, es algo que notarás.

—No te equivoques. Mi intención no es presentarte a cada mujer de mi pasado ni restregártelas. No me divierte que me persigan como lo hacen.

—Pero si tienes un club de fans.

—¿Crees que es agradable estar rodeado de hombres de seguridad al entrar y salir de un lugar?

—No tengo idea. Pero tener mucho dinero siempre tiene consecuencias —miró por los alrededores—. No veo a ningún guardia por aquí.

—Mi abogado consiguió una orden judicial a favor de mi privacidad. Ya no necesito guardias en acontecimientos que no están en mi agenda oficial.

—Me parece bien. Ya es momento de cambiar de tema.

—Estoy de acuerdo. Me interesa saber si tienes más sugerencias acerca del desarrollo de nuestra relación aparte de que no quieres que los demás sepan que salimos.

—Creo que te toca —le brindó la oportunidad a él de pedir lo que quisiera.

—Quiero que lo nuestro sea exclusivo. De manera que los demás sabrán que estás saliendo con alguien.

Andraya aceptó, sería raro pero lo haría.

—Tengo otra: como considero que el sexo solamente complica las cosas, no pasará nada entre nosotros. Si quieres puedes decirles a los demás que tienes una apasionada relación secreta, pero aún no sucederá.

—Aceptaré esa sugerencia —sonrió de medio lado—aunque pareces muy segura de que yo seré el incitador.

—Yo no lo haré.

—¿Así que yo te deseo y tú no? —elevó una ceja algo incrédulo.

—Es-eso —tartamudeó involuntariamente—no está en discusión. Lo único importante es que por el momento no dormiré contigo.

No podía explicarle que tenía un lado inmortal porque la trataría de loca y seguramente perdería su trabajo. Aún no quería alejarse de él, no se sentía lista.

—Solo escuché que dijiste "dormiré contigo".

Andraya soltó una carcajada por la ocurrencia del hombre. Zack solo oía lo que le convenía.

—No lo dudo —fueron acercando sus rostros—. Creo que es momento perfecto para saber más de ti, Zack.

—¿Algo como un secreto? —ella esquivó sus labios, dejándole saber que debía decir algo más—. Estoy desafiando muchas cosas al salir contigo, pero creo que vales la pena.

Eso alegró el corazón de la mujer. Se abstuvo de preguntar ya que ella también desafiaba mucho al salir con él y no creía que los motivos de Zack fueran más poderosos de los suyos.

—Eso es tierno —le dijo antes de besarlo—. Mi confesión no es tan especial como la tuya —susurró al separarse—. Mi ropa interior siempre combina con mis zapatos.

Pudo sentir cómo Bale se tensó.

—¿Siempre? —interrogó con la voz ronca.

Andraya no pudo confirmar ya que los labios del azabache le impidieron hablar. Estar en los brazos de ese hombre era demasiado placentero. Podía comprender la obsesión de sus ex novias ya que los labios de Bale eran adictivos.

Después de descargar toda la momentánea pasión desenfrenada en el beso, caminaron un poco más antes de regresar hasta el auto.

—¿Quieres conducir? —preguntó el hombre balanceando sus llaves.

—¿No te sentirás menos hombre?—observó detenidamente las llaves del automóvil.

Zack sonrió de lado y la tomó de la cintura.

—No tengo problema con eso. A menos que quieras que te demuestre cómo me siento en este momento. Solo tenemos que encontrar un lugar más privado —susurró mirando a los costados—. Podríamos ir a mi casa.

—Tal vez si no hubiéramos aclarado ese punto hace minutos, me subiría a tu auto y te rogaría que te dieras prisa —dijo antes de tomar las llaves.

—Seguiré intentando —prometió Zack, encogiéndose de hombros.

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