Esposa de mi jefe © (Borrador...

By R1Aguirre

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Alexandra Carlin, es una chica recién graduada de la universidad, sin éxito en el campo laboral, es contratad... More

Importante leer:
Parte 1
Parte 2
Parte 3
Parte 4
Parte 5
Parte 6
Parte 7
Parte 8
Parte 9
Parte 10
Parte 11
Parte 12
Parte 13
Parte 14
Parte 15
Parte 16
Parte 17
Parte 18
Parte 19
NOTA
Parte 20
Parte 21
Parte 22
Parte 23
Parte 24
Parte 25
Parte 26
Parte 27
Parte 28
Parte 29
Parte 30
Parte 31
Parte 32
Parte 33
Parte 34
Parte 35
Parte 36
Parte 37
Parte 38
Parte 39
Parte 40
Parte 41
Parte 42
Parte 43
Parte 45
Parte 46
Parte 47
Parte 48
Parte 49
Parte 50
Parte 51
Parte 52
Parte 53
Parte 54
Parte 55
Parte 56
Parte 57
Parte 58
Parte 59
Parte 60
Parte 61
Parte 62
Parte 63
Parte 64
Parte 65
NOTA
Parte 66
Parte 67
Parte 68
Parte 69
Parte 70
Parte 71
Parte 72
Parte 73
Parte 74
Parte 75
Parte 76
Parte 77
Parte 78
Parte 79
Parte 80
Parte 81
Parte 82
Parte 83
Parte 84 (Capítulo final)
♥Importante leer♥
♥IMPORTANTE♥
Esposa de mi jefe con Contenido Inédito

Parte 44

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By R1Aguirre

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________

—¿Papá? —pregunto, aún perpleja por su presencia, no puedo creer que este señor esté frente a mí en estos momentos, ha cambiado mucho, ya no se ve tan fuerte y fortachón como hace unos años, la mayoría de su cabello rubio está teñido en gris, los círculos oscuros alrededor de sus ojos verdes le dan un aspecto cansado, mamá tenía razón, ha estado enfermo.

Aún sin palabras, sólo intercambiando miradas, ni siquiera siento el impulso de abrazarlo.

El también me mira, sin articular una palabra, varios segundos de silencio que para mí se vuelven horas, Oliver inmediatamente lo rompe y se acerca a él efusivo.

—Señor Carlin, es un placer conocerlo en persona —le estrecha la mano mientras mi padre hace lo mismo con una sonrisa en el rostro, sino fuera Oliver Anderson no le sonriera como a todos las personas que había traído a casa.

—El placer es mío Oliver —él sacude su mano y ahora dirige su mirada hacia mí.

—¿Cómo estás, Alex? —pregunta, esbozando una cálida sonrisa que no recuerdo haber visto antes cuando se dirigía hacia mí.

—Bien —digo cortante, también sonrío, fingido; pero le sonrío, todo esto me confunde, si yo no estuviese con Oliver, estoy segura que me hubiese dicho que me fuera. No sé si será descortés pero no se me apetece preguntar cómo ha estado él, aunque su aspecto aún bajo esa camisa a cuadros me dice que ha desmejorado.

—Es normal que Alex no le hable a nadie de la marca de vino que poseemos —añade finalmente, aún observándome.

—¿Poseen una marca de vino? —Oliver observa a mi padre intrigado, él asiente con la cabeza y vuelve a postrar su mirada en mí.

—Si me das tiempo Frank y yo podemos llevarte a recorrer el viñedo y pruebes nuestro vino —Oliver esboza una amplia sonrisa.

—Eso sería estupendo, creo que me voy a emborrachar hoy —añade, lo que hace a mi padre soltar una leve risa.

—Todas las visitas que llegamos a tener aquí terminan ebrios —agrega el señor Carlin, con toda la naturalidad del mundo, como si Oliver fuera su gran amigo, lo que hace el dinero a las personas. El tío Frank baja rápidamente los escalones, tomando nuestras maletas.

—Señor Frank, no es necesario —Oliver se voltea hacia él —yo puedo llevarlas.

—No sobrino, Walter y yo vamos a ayudarles.

—¿Walter? —interrumpo, viendo al tío Frank con desconcierto mientras toma una de las maletas.

—Y yo que creí que ibas a ser lesbiana —la voz de Walter, me hace voltearme rápidamente hacia él. El mismo flaco, largirucho, con los ojos marrones más expresivos que haya podido conocer. No me imaginé que vendría desde Inglaterra.

—¡TU! —exclamo con una sonrisa —necesitas una hamburguesa muchacho —todos ríen a carcajadas mientras él me observa con su mirada más de odio posible, me acerco a él y me abraza, es incluso más alto que Oliver, recuerdo que la última vez que lo vi yo era más alta.

—Bueno Oliver, te contaré todas las veces que Alex casi me mata, desde un árbol, desde el segundo piso, desde estos escalones de aquí...

—Walter... —le interrumpo, con una mirada pulverizadora; él sonríe, se va a divertir conmigo esta vez.

—Yo de ti tengo cuidado —continúa, mientras se cruza de brazos.

—Cuando Alex se enoja mejor desaparece —agrega el tío Frank, arrastrando la maleta de Oliver sobre las rueditas que contiene y deslizándola por el pavimento.

—Eso ya lo sé —añade Oliver, mirándome divertido.

—Pasen por favor —menciona mi padre tras nuestro —supongo deben de estar cansados —extiende su mano en dirección al interior de la casa, Oliver toma mi cintura y nos dirigimos hacia esa dirección, abre la puerta para que pasemos y luego la cierra a sus espaldas.

—Tu habitación es la misma, Alex —hablar Alexander, volteo a verlo, con cierta expresión de intriga en mi rostro.

—¿Aún tengo habitación en esta casa? —recuerdo perfectamente cuando Stefanie me comentó que él estaba pensando en convertirla en bodega.

—¿Por qué no? Esta es tu casa también —me mira de nuevo, ladeando sus labios, algo así como una sonrisa —descansen por hoy, mañana podemos hacer el recorrido, Oliver.

—Eso suena espectacular, Señor Carlin.

—Alexander, por favor —menciona él de inmediato.

Oliver asiente con la cabeza y mi padre se retira, perdiéndose al entrar por la puerta del comedor.

Camino en dirección a las escaleras en búsqueda de mi antiguo cuarto, veo que nada ha cambiado desde que me fui, los mismos cinco cuartos, el mismo piso de madera, el mismo color marrón, la única diferencia es una piscina en las afueras que antes no existía por el temor de mi madre que yo muriera ahogada ahí. Sí, exagerada como siempre.

El tío Frank y Walter dejan las maletas en la habitación, ambos se retiran. Cierro la puerta y al girar sobre mis talones me encuentro los azules ojos brillantes de Oliver mirándome fijamente.

—¿Poseen una marca de vino y no me lo habías comentado? —se cruza de brazos y enarca una ceja.

—Oliver no es la gran cosa —contesto, como la más obvia, rodeándolo para ir hacia mi cama.

—Sí lo es, Alex. Es parte de tu vida —menciona, girando en mi dirección.

—¿No era que me habías investigado? —yo también enarco una ceja y me cruzo de brazos.

—Te dije que no, no te había investigado, la única que me comentó cosas sobre ti fue Natalie —¿Natalie? —pero cosas que yo ya sabía, nunca me comentó que tenías dinero.

—Yo no tengo dinero —interrumpo —esta cosa es de mi padre y sus hermanos. Yo no sé nada de esto porque mi padre nunca me permitió aprender por esas tonteras machistas que las mujeres no son para ese tipo de trabajo.

—Creo que tienes un mal concepto sobre tu padre.

—Tú no conoces a mi padre Oliver. ¿Cómo vas a defender a alguien que me decía todo el tiempo que yo era un fracaso?

—Creo que exageras.

—¡No Oliver! —camino hacia él para hablar frente a frente —Y no puedo creer que ese mismo hombre nos esté haciendo discutir en este mismo momento.

—Alex, no estamos discutiendo, tú eres la que está molesta —suspira y se sienta a la orilla de la suave cama de mi habitación que está cubierta con sábanas rosadas —ven acá mi amor —da palmaditas suaves sobre el colchón para que me siente a su lado. Lo observo por unos segundos y accedo, se acomoda y me toma el rostro con ambas manos.

—Prométeme que vas a darle una segunda oportunidad a tu padre. Me dijiste que lo harías.

—Oliver... no...

—Alex... —de inmediato interrumpe mis palabras —promételo —lo observo, tiene puesta esa intensa mirada en mí, a la que no puedo decir que no. Esa mirada que me cautiva y me enloquece.

—Bien —suelto mis hombros en señal de derrota. Oliver pone suavemente sus labios sobre los míos, de una forma tan especial y agradable como sólo él lo sabe hacer, así se pasea por cada uno de mis labios y finalmente besa delicadamente mi nariz.

—Esa nariz es la más bella que haya visto —me hace soltar una leve risa.

—La tuya también es bella, Oliver —doy un pequeño beso también en la suya y él sonríe.

—¡Alex! —la voz de mi madre al otro lado de la puerta nos hace percatar del mundo que hay allá afuera.

—¿Si? —contesto, luego de aclarar mi garganta.

—Bajen a comer, luego continúan haciendo sus cochinadas —frunzo mi entrecejo, eso fue vergonzoso y Oliver ríe a carcajadas una vez que ya no se escuchan los pasos de mi madre por el pasillo.

—Mi madre.... Es única —agrego, con mis mejillas rojas por la vergüenza.

—Bien, bajemos, nuestras cochinadas las podemos hacer a cualquier hora del día —ríe nuevamente, poniéndose de pie como un resorte, toma mi mano para ayudarme a ponerme sobre mis pies.

Como es de imaginarse, Oliver se lleva con todos, hasta con el tío Samuel que no es muy amigable con nadie, ríen mientras le explican a Oliver sobre la fabricación del vino, me hace reír verlo tan interesado prestándole atención a cada palabra dicha por el tío Samuel, él es el experto en el proceso, mientras el tío Frank y el señor Carlin son los expertos en la siembra y cosecha, todo esto es un mundo nuevo para Oliver mientras él les enseña sobre negocios, publicidad y esas cosas que solo él entiende y como expandirse a nuevos mercados, espero no quiera hacerse socio con ellos también.

—Holis —Stefanie se sienta en la silla playera a la par de la mía.

—¿Holis? —enarco una ceja y ella simplemente sonríe.

—¿Desde cuándo te interesan las pláticas de vino? —al parecer me ha observado tan intrigada en estos hombres y su plática cuando yo en realidad sólo miro a ese guapo con su copa de vino en manos.

—Desde siempre Stefanie —espeto, tomando un tazón de frutas que traía en manos para mí — que papá no me haya dejado ser parte es algo muy diferente.

—Bueno, es que tiene razón eso no es algo para chicas —odio esos comentarios machistas que Evan ha metido en la cabeza a Stefanie.

—¿Y una escuela militar si? —la miro arqueando mis cejas, y ella también me observa y suspira.

—Contéstame, ¿Tú, especialmente tú, hubieses preferido la escuela de ballet? —la observo, no... la verdad no.

—No —contesto titubeante, llevando mi mirada al frente.

—¿Lo ves? —la observo llevarse una cereza a su boca que había picado con un tenedor.

—¿Y cómo va Stefan Junior? —digo, cambiando de tema.

—¿Stefan Junior? —sonríe —no se llamará Stefan, Alex.

—Por favor, tampoco Evan, no lo llames así —contesto —arruinarás su vida.

Stefanie ríe levemente, incorporándose en la silla playera mientras mira al frente.

—Quiero volver a la universidad, Alex —dice, luego de unos segundos.

—¿Y por qué aún no lo has hecho?

—Porque Evan no me lo permite —suspira —dice que ahí sólo llegan hombres a buscar chicas...

—Ya —la interrumpo —no me sigas contando más de Evan porque en serio, lo golpearé cuando lo mire, ya déjalo de una vez, Stefanie; date la oportunidad de salir con otra persona que sí te valore y te apoye en tus proyectos.

—Alex ¿Cómo puedo salir con otro hombre teniendo un hijo?

—¿Cómo? ¿Cómo crees que saldrá él teniendo un hijo? —cuestiono, miro sus ojos castaños, con la luz del sol que los golpea se ven bastante claros —no puedes quedarte encerrada en esa relación tóxica con Evan, no sólo porque tengas un hijo tienes que encerrarte.

—No es lo correcto.

—¿Qué es lo correcto? ¿Verlo a él salir con quién se le dé la gana? ¿Revolcarse por ahí con cualquier zorra? Mientras tú lo esperas en casa con la cena preparada. Lo entiendo de una mujer que no tenga nadie quién la apoye, pero tú... tienes una familia, tus padres nunca van a dejarte sola Stefanie, yo no voy a dejarte sola —sus ojos se humedecen y en lo que va a articular una palabra mi madre nos interrumpe dándonos un sándwich a cada una.

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