Regreso al living con un poco de jugo de naranja para mamá. Tomo asiento al lado de ella y le ofrezco el vaso, a lo que me sonríe agradeciendo mi atención y tomando el líquido rápidamente. De forma distraída la observo pasar con sutileza su mano por sobre la enorme barriga que mis mellizas le han creado. Aparto su mano desde aquel lugar y dejo el vaso de jugo ya vacío sobre la mesita de té, tratando de no molestar a Steven quien con vehemencia y con una impresionante concentración colorea uno de sus dibujos familiares.
Descanso mi cabeza sobre el vientre de mamá y me sumerjo en el estruendoso y movedizo mundo de mis hermanas. Se siente tan relajante y tan placentero, en estos momentos envidio el confort que deben sentir ellas.
Sin analizarlo mucho mi mente juega con la idea de verme así como está ahora Victoria. Sus ojos brillan y tiene aquella mirada que hace decir "si, es feliz".
No me considero ser a futuro una muy buena madre como Victoria lo ha sido conmigo y mis hermanos, incluso me sorprendo de no haber entrado en pánico la primera vez que sostuve a Steven, teniendo apenas un par de horas de vida. No se en qué minuto mamá me confió aquello, pienso que gozó al ver mi cara de pánico.
Lo que tengo fe es que Peter será un buen padre. De tan sólo ver lo feliz que es al enseñarle a sus pequeños el corazón se me encoge y eso precisamente es el empuje de confianza para decir que al lado de él no todo lo haré mal.
Abrazo la barriga de mamá y ella apoya su mano sobre mi mejilla. Están todos tan animados conversando que me desligo completamente de la plática, escuchando de vez en cuando la risa estruendosa de papá por lo que creo es alguna tontera que Ian relata.
Un movimiento desde la mesita de té me hace desviar mi concentración y veo como Steven comienza a bostezar y restregarse sus ojitos con pereza. Me agacho a su altura y acaricio su rebelde cabello.
- ¿Tienes sueño amor?- afirma de forma efusiva. - Vamos-
Me levanto con cuidado desde el refugio de mamá, cuelgo la mochila de Stev en mi hombro y lo tomo en brazos para avanzar con él hasta mi habitación no sin antes decirle a mamá que me llevaba al pequeño a dormir a mi cama.
Con una maestría increíble abro la puerta de la habitación sin tener que soltar al pequeño que ya dormita en mi regazo. Lo coloco sobre la cama y le acerco su mochila, dejando que intrusee dentro de ella, alcanzando dentro de ésta su pijama.
- ¿Quieres que te ayude? - Le digo al ver que está dormitando sentado, dando un sutil cabezazo al aire.
- Soy gade yayi- Me responde él, negando por completo mi ayuda.
Lo dejo luchar con su ropa y camino hacia el baño para poder lavar mis dientes y hacer mis necesidades rápidamente, tratando de no dejar mucho tiempo sólo al diablillo. Salgo del cuarto de baño y me lo topo ya acostado, sonriendo demostrando que él sólo pudo acostarse.
- ¿Dormirá comigo Yayi?- Pregunta curioso Steven ladeando su cabecita.
Miro mi reloj, indicando que son las 09:25 de la madrugada. No lo pienso dos veces y avanzo hasta acostarme a un lado de Steven. Estoy en unas muy improvisadas vacaciones y puedo darme el lujo de dormir las horas que quiera y puedo aprovecharme.
- Me quedaré a tu lado amor- Me acomodo sobre el colchón mi y apoyo mi cabeza en la palma de mi mano. Aparto un mechón de cabello rojizo y lo veo cerrar sus ojos con pereza.
Mamá deberá estar desde pre-grado apartando a las niñas que quieran ser novias de Steven, no exagero... Victoria sabe hacer unos muy guapos hombres y no lo digo solo por decir.
- Te amo Yayi- Lo escucho decir débilmente para luego bostezar.
- Igual te amo Stev-
Acaricio con lentitud su cabello quedando a los minutos dormida.
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9 de octubre de 2014 (23 años)
La casa pareciera recobrar vida por si sola, la alegría que emanan los dos pequeños es inmensa. Desde la cocina podía escuchar como Paul regañaba a Steven por no querer tomar su biberón y que dejara de jugar con los botella de leche, mientras la risa estruendosa de William se mezclaba con los alegatos de mi hermano mayor.
Acomodé lo que quedaba de loza limpia en las estanterías y seque mis manos con un paño limpio.
- ¡No quero!- Escuché gritar a Stev con notorio enojo.
Cuando el pequeño pelirrojo esta de malas no hay quien le aguante.
Caminé hacia el pasillo que conecta las demás habitaciones con la intención de ver si yo podía convencer a Steven de terminarse el biberón pero vi la puerta principal abierta y un mal presentimiento me invadió.
- Paul, ¿dónde está Stev?- Pregunté elevando un poco la voz. No quería hacerme notar tan alarmista, podía ser que papá la dejara así para que entrara algo más de aire.
- No se, en tu habitación- Lo escuché decir y antes de oír algo más caminé hacia mi cuarto. Rebusque con rapidez dentro de la habitación y el cuarto de baño pero nada.
Con el corazón ya incrustado en la boca corrí hacia las afueras de la casa. No podía ser que llevara un día cuidando de él y se me perdiera tan rápido de la vista. Mamá me matara cuando llegue de las compras.
- ¿Que te pasa?- Escuché decir a Paul mientras cruzaba el pasillo pero no quise perder tiempo.
Bajé las escalerillas del frontis con torpeza y asome mi cuerpo hacia la calle. Pareciera que todo se lo hubiera tragado la tierra, no había ninguna alma rondando por las calles. La angustia y el temor de pensar en que podría estar perdido o hasta que pudiera haber tenido algún accidente me carcomía el cerebro, llegando a sentir culpa.
De pronto, como si un radar se tratara escuché la risa de Steven y giré por completo mi cuerpo viéndolo venir desde la esquina. El alma me volvió al cuerpo al verlo bien y con un buen humor en brazos de Joshua, quien sin importarle mucho dejaba que el pequeño pasará su diminuta mano por su colorida cabellera.
Sentí la necesidad de gritar, pero me iba a contener. Era muy pequeño como para descargar mi ira con él.
Avancé hacia ellos y antes de siquiera dejarme hablar, Steven me miró con una amplia sonrisa.
- Mira yayi tene mi pelo- Dijo él con anotorio asombro en su voz, pasando una vez más su mano por la cabellera roja de Josh quien al verme rodó los ojos.
- Si amor muy lindo- Dije controlando las ganas de matar algo. - ¿Puedes entrar a la casa, quieres?-
- No... Quero juar con amigo- Cerré los ojos controlando las ganas de gritar, sentía mis mejillas rojas de tan sólo controlar mi enojo. Escuché la risa baja de Josh que confirmaba lo graciosa que podía verme enojada.
- Hey amigo, por que mejor no entras y haces caso - Le aconsejó el peliteñido en un susurro.
Steven como con una genética igual a la mía arrugó su frente y su boca dejando ver que no le agradaba la idea. Pidió bajar de brazos de Josh y a pasos marcados entró al entrejardín de la casa.
Exhalé una gran bocanada de aire relajando mis músculos, cerré mis ojos y volteé hacia Joshua, quien me esperaba de brazos cruzados, esperando a que yo hablara. Rodeé los ojos con molestía.
- Antes que me digas que secuestro niños- Controlé las ganas de reír, por que aún estaba molesta por el susto que Steven me había dado. - Venía a visitar a mi querida princesa y me lo topé algo perdido-
- Se le escapó a Paul -
Observé como elevaba media ceja en señal que no entendía a lo que me refería. Bufé y rodé los ojos.
- Vamos dentro y te explico-
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PUEDE QUE MAS ADELANTE ARREGLE ESTE CAPÍTULO... QUEDO UN POCO ENREDADO, PERO QUERÍA SUBIR ALGO XD.
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