7 Octubre del 2014 (23 años)
- Cambia esa cara amor- Me regaña William a un costado mío. Ruedo los ojos y le sonrió con sarcasmo.
No se en que momento pude ser convencida por mi abuelo y Ashley de asistir al juego de basquetbol de la semana. Aún no estaba del todo tranquila por la salud de papá pero me había hablado tanto del partido entre el equipo de Worthington Cristian School y el Cristian Columbus East. Un clásico para el estado y que con pesar debía admitir que nunca William se ha perdido un partido. Era fanático del equipo de mi antigua escuela, los warrior estaban a un par de partidos de ganar las regionales y las graderías del gimnasio donde yo alguna vez llegue a representar estaban repletas tanto de gente que apoyaba al equipo como familiares con entusiastas pancartas alzadas.
- No fue buena idea el traerte papá, aún estás algo convaleciente y mañana debemos ir a médico- Digo con fastidio. Lo que menos necesitaba era algún reclamo de parte del doctor por la gripa que papá contagio antes de ayer.
- No te preocupes mujer. Acá hace la suficiente calor como para sudar la gripa- Contuve la risa apretando los labios con fuerza. - ¿Lo ves?-
- Una sola tos William y escúchame bien, nos vamos- Lo amenazo tratando de sonar firme. Papá sólo ríe mientras rueda los ojos.
Hago un recorrido con mi vista hacia la demás gente identificando a lo lejos a un par de conocidos de mamá y de William. Obviamente es fácil no reconocerme, tanto papá como Victoria y mi hermano aún conservan la cabellera rubia dada en el nacimiento, en cambio yo llevo un fuerte color negro casi azabache. Mi abuelo no me habló por dos semanas al enterarse de mi cambio, no lo entendía y tampoco se convencía cuando le dije que era por un "nuevo comienzo" al enterarme que había sido aceptada en la Universidad de arte de Nueva York hacía ya tres años.
Suspire con frustración al ver que aún no comenzaba el partido. Se oía la gente con impaciencia y el vitoreo me estaba mareando. William sonreía con júbilo esperando a que el balón rebotara ya.
- Como es eso que papá está enfermo y no puedo salir- Escuché de pronto que me decían tras las espaldas.
Cerré los ojos maldiciendo hacia mis adentros. Era obvio que me toparía con alguno de los Joseph hoy. Jay el menor de los cuatro hermanos era algo así como la Estrella del equipo. William me había relatado de camino al gimnasio que era ver jugar a los dos hermanos mayores en uno solo y que incluso tenían la esperanza de que ganara una beca deportiva en las mejores Universidades, como le fue ofrecido a Tyler en su momento de gloria en los warrior.
Giré mi cabeza hacia donde provenía la voz y le sonreí tratando de disculparme.
- Tenía a papá enfermo pero miralo- Dije apuntando hacia mi abuelo con la cabeza.
- Buenas noches Joseph- Saludó con entusiasmo William hacia Tyler.
- Buenas noches Señor Ross-
- Quiso venir igual- Comenté con disgusto mirando de mala gana a papá que mantenía una sonrisa amplia.
- Aún así pudiste haberme avisado y los traía con gusto- Me rebatió Ty, fundiendo sus brazos cruzados sobre su pecho cubierto por una gruesa chaqueta negra.
- Para una siguiente ocasión lo haré, lo juro- Asintió complacido para después sonreír. Maldita forma que tiene para convencer a la gente.
- Mamá divisó desde la otra gradería a William y pensó que estaba sólo- Rodó los ojos lo que me hizo reír. - pero le conté que estabas acá y me pidió por favor que te dijera que eras una ingrata por no ir aún a saludarla-
Mordí mi labio inferior debatiendo de forma interna en que punto mi visita se había echo una sorpresa para todos. Kelly no me soltaría por nada del mundo, al igual que Victoria lo haría con alguno de los Joseph si fuera así la ocasión.
- Después del partido iré- Sonreí encogiéndome de hombros.
De pronto los altavoces rechinaron para luego oírse un voz que indicaba que el partido empezaría. Me acomodé a un lado de William y deje un buen espacio para que Tyler se sentara a mi lado. La gradería frente a nosotros estaba repleta y no tenía esperanza en que pudiera conseguir un buen lugar para ver.
Lo vi pensarlo unos segundos pero aceptó.
Los equipos entraron al gimnasio recibiendo los criterios y aplausos del público. Debo admitir que fui una más de ellos y grité con entusiasmo al divisar lo grande que se había puesto Jay. A simple vista podía calcular que el pequeño de los Joseph sobrepasaba en estatura no sólo a sus padres, si no que a sus propios hermanos.
Después de la presentación de cada uno y que obviamente Jay recibiera la mayoría de los vitoreos, un chico bajo y delgado se paraba frente a un micrófono. El público quedó en silencio y a capela el chico entonó el himno nacional. Miré de soslayo a Tyler a mi derecha quien no despegaba la mirada desde la cancha.
A mi mente vino el recuerdo de las miles de veces en que era escogido para cantar el himno en todos los partidos a los que él visitaba o jugaba y en donde la señorita White lo divisara para traerlo del brazo hacia la pista. Al recordar aquello una sonrisa acompañada de una risa se me escapó y que al instante tapé con mi mano. Sentí la mirada de Tyler sobre mí sospechando en su mente a lo mejor del porque de mi risa.
- Oh vamos, era desesperante cantar los mismos versos tres veces por semana- Lo escuché decir con molestia provocando en mí una nueva risa que tuve que tapar con mis manos.
- Lo siento, no puedo evitarlo- Me escuso mientras me encojo de hombros. - White tenía un radar para encontrarte en el público y lanzarte al frente con Jackson a cantar-
- Apestaba- Rió con ganas y yo a la par, ganándonos una que otra mala mirada de parte de la gente que nos rodeaba. Si lo hubieran vivido de verdad les parecería gracioso.
El chico de cabellos cobrizos se alejó del micrófono y el anfitrión de la noche dio por empezado el partido.
A medida que el partido avanzaba miraba de vez en cuando a William para cerciorarme de que todo anduviera bien con él, pero vamos parecía un adolescente de dieciocho años vitoreando cada vez que una jugada se formaba y Jay o alguno de los demás chicos anotaba puntos para la escuadra.
Sonreí con pesadumbre al recordar las veces en que en el pasado era una de las tantas chicas que desde detrás de las bancas gritaba, celebraba o regañaba a alguno de los chicos. Ashley y Madison me acompañaban en todo aquello pareciendo tres entrenadoras frustradas y alocadas.
Era divertido ver un partido como los del pasado: un Joseph se destacaba siempre en el equipo y todo eso era gracias a Kelly y Cris. Desde que tenía memoria ambos ayudaban a sus hijos en los entrenamientos y cuando yo entré al equipo de voleibol también se empeñaron en hacerlo.
La hora avanzaba y el partido se mantenía igualado a 44 puntos. Mi estómago estaba pidiendo algo de comer en estos momentos pero los nervios y la insistencia mía por no perderme de nada era mayor.
De soslayo miraba a Tyler de vez en cuando, sosteniendo su vista desde el partido con seriedad y podría jurar que estaba mentalmente creando alguna jugada que él haría. Lo conocía lo suficiente para saberlo.
Quedaban cinco segundos para que el partido finalizara y en una jugada algo rara el defensor de los warrior quita el balón del oponente lanzándola hacia el menor de los Joseph que a largas zancadas avanzó hasta el aro. Mi corazón colapsó y al igual que muchos de los asistentes - Y William- me paré por inercia sin despegar mi vista desde el partido cuando Jay frena su avanzada y antes de la línea de tres puntos lanza el balón con la esperanza de anotar esos tres jodidos y desempatar el partido. Por desgracia el balón rebota en el borde del aro dejándome por un microsegundo con un infarto y unas ganas infinitas de maldecir al cielo. Pero no todo estaba perdido ya que de la nada uno de los chicos con el nombre en sus espaldas de apellida Shoemaker la introduce dentro del aro haciendo que el marcador anotara dos puntos extra para los warrior y que el partido finalizara con un estruendoso bocinazo.
No recordaba cuando había sido la última vez que presenciaba un buen partido y de esos que te dejar con el corazón en la garganta. Pude ver a la gente saltar y gritar con emoción, contagiándome de toda la alegría emanada. Por inercia salté llegando a abrazar con ímpetu a Tyler quien no se esmeró en recibirme sintiendo sus brazos sobre mí cintura.
Quité mi rostro desde su hombro quedando a escasos centímetros de su rostro. Lo vi sonreír con amplitud, mostrando así sus imperfectos dientes blanquecinos dejándome embobada por segundos, dejándome con un fuerte rubor sobre mis mejillas. Con lentitud saqué mis brazos de su cuello y él con algo de torpeza quitar sus manos de mi cintura. No deseaba mirar a William en estos momentos, no quería volver a enrojecer mi cara sintiendo su mala mirada.
Después de aquel incómodo momento y de soportar la mirada divertida de William sobre mí, me di el valor de saludar a los demás Joseph que habían asistido al partido.
Kelly no podía creer mi cambio de look ni lo "bella" que me había puesto con los años. Como era de esperarme no fue capaz de soltar de mí hasta que Tyler nos dejó a mi y a papá en casa.
No todo lo pasado podía ser mal y menos el recordar la emoción de un partido.
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Deseo agradecer a mi amigo Fabián y su obsesión por el Basquetbol gringo ( ama a los Spurf o algo así de la NBA xd) que me instruyó en el tema... Aunque el nunca sabrá el por qué lo hinche tanto para que soltara weas.
Me gustó demasiado esto 🙊