Esposa de mi jefe © (Borrador...

By R1Aguirre

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Alexandra Carlin, es una chica recién graduada de la universidad, sin éxito en el campo laboral, es contratad... More

Importante leer:
Parte 1
Parte 2
Parte 3
Parte 4
Parte 5
Parte 6
Parte 7
Parte 8
Parte 9
Parte 10
Parte 11
Parte 12
Parte 13
Parte 14
Parte 15
Parte 16
Parte 17
Parte 18
Parte 19
NOTA
Parte 20
Parte 21
Parte 22
Parte 23
Parte 24
Parte 25
Parte 26
Parte 27
Parte 28
Parte 29
Parte 30
Parte 32
Parte 33
Parte 34
Parte 35
Parte 36
Parte 37
Parte 38
Parte 39
Parte 40
Parte 41
Parte 42
Parte 43
Parte 44
Parte 45
Parte 46
Parte 47
Parte 48
Parte 49
Parte 50
Parte 51
Parte 52
Parte 53
Parte 54
Parte 55
Parte 56
Parte 57
Parte 58
Parte 59
Parte 60
Parte 61
Parte 62
Parte 63
Parte 64
Parte 65
NOTA
Parte 66
Parte 67
Parte 68
Parte 69
Parte 70
Parte 71
Parte 72
Parte 73
Parte 74
Parte 75
Parte 76
Parte 77
Parte 78
Parte 79
Parte 80
Parte 81
Parte 82
Parte 83
Parte 84 (Capítulo final)
♥Importante leer♥
♥IMPORTANTE♥
Esposa de mi jefe con Contenido Inédito

Parte 31

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By R1Aguirre


Llegamos a un lugar de ventas de celulares un poco demasiado elegante para mi gusto, al estar cerca de la entrada la puerta se abre automáticamente y se puede divisar todo tipo de persona bien vestida trabajando en este lugar.

—Por allá está Ken —menciona Oliver, llevo mi vista en dirección a lo que sea que esté viendo.

—¿Ken? ¿Y también está Barbie? —pregunto con una expresión se seriedad en mi rostro.

El me mira, aplana sus labios para no reír, al final, lo termina haciendo.

—¿Lo ves? Luego dices que eres la persona más seria del mundo —el tal Ken se acerca a nosotros. Saluda a Oliver con un abrazo,

—Ken, ella es mi esposa Alex —nos presenta Oliver, él me extiende su mano con una sonrisa luego de acomodar su saco gris.

—Mucho gusto, Ken —enuncio, estrechando mi mano hacia el joven hombre bien vestido, su camisa interior negra sin corbata combina a la perfección con su barba y su cabello.

—El gusto es mío —dice, mientras sacude mi mano.

—Quiero que repares una reliquia que mi esposa dejó caer por accidente y no quiere cambiar.

Enarco una ceja, ¡Claro! ¡Por accidente! ¿Más irónico no puedes ser, Oliver? Le doy mi teléfono a Ken, ojalá logre resucitarlo sino mato a Oliver, todos mis contactos están ahí; bueno, no es como que tenga muchos.

Salimos del lugar mientras Ken se dispone a revivir mi celular, y la playa está a unos cuantos metros, el clima está perfecto. Pasamos por una elegante joyería como siempre Oliver y su adicción a los relojes que valen más que mi viejo auto, entramos al lugar y Oliver se mide algunos que al ver el precio casi me da un infarto, un collar fino llama mi atención, de oro blanco, de éste cuelga una preciosa perla, me acerco a ver la etiqueta del precio, intento disimular mi asombro y miro hacia otro lado, eso es exactamente 5 meses de renta de mi apartamento, ya no me llama la atención.

Salimos del lugar y Oliver me toma de la cintura haciendo que me estremezca, llevo mi mirada a él y toma mi mano para cruzar la puerta.

—Hay un parque de diversiones en la otra calle ¿Quieres ir? —pregunta, con su mirada puesta en mí, el azul de sus ojos resalta con la luz del sol, amo esos ojos.

—Por supuesto —sonrío, intentando bloquear el sol de mis ojos con mi mano.

Llegamos al parque de diversiones y hay una serie de juegos mecánicos. Oliver me arrastra hasta la montaña rusa y no puedo evitar ver ese enorme aparato con temor que Oliver no pasa por desapercibido, como siempre.

—Oh por Dios ¡No me digas que le temes a esto! —pregunta enarcando una ceja, provocándome aún más nervios con esa mirada.

—La verdad... No es uno de mis juegos favoritos Oliver —él ríe y me lleva a jalones hacia la fila de personas que esperan subir con ansias a esa horrorosa cosa.

—¿Por qué mejor no vamos a aquel estúpido gusano de por allá? —pregunto, señalando el juego mecánico de un enorme gusano que es más para niños.

—No, tú me haces hacer cosas que yo no quiero, así que tienes que soportar, para que pienses dos veces hacerme sufrir —bien, eso debería darme risa o furia, pero no puedo pensar en ello por estar viendo lo alto que llega esa montaña, el rodea mi cintura desde atrás, su rostro está muy junto al mío, ni siquiera me percato de esta cercanía por ver a todas las personas en lo más alto de la montaña rusa gritando a todo pulmón. ¡Demonios! Dios, mejor llévame ahora.

La montaña rusa se detiene lentamente, se que ahora si es mi turno, todos los nervios se apoderan de mi, todas las personas con los pelos de punta comienzan a bajar de la montaña ¡Maldición! Espero un temblor o un terremoto o un tsunami, lo que sea que haga que no sigan estos juegos, pero no pasa. Me subo a la par de Oliver quién mira mi cara de preocupación divertido y sonríe, por suerte vamos casi de últimos, no soportaría ir de primera.

El joven de cabellera rojiza y una camiseta con el logo del parque se acerca a asegurarnos en nuestro lugar, una barra de metal sobre nuestras piernas y un agarre sobre nuestros hombros. Esto no es suficiente, saldré volando por los aires.

La montaña rusa comienza a moverse, sostengo la mano de Oliver, se está divirtiendo más conmigo que con la montaña rusa. Llegamos a lo más alto y comienza a descender desenfrenadamente, no puede ser, no sé si reír o llorar, o tirarme de aquí, moriré... prefiero cerrar mis ojos y no darme cuenta la forma en que voy a morir. Cuando por fin creí que el tormento había finalizado abro los ojos y estoy en la cúspide de nuevo y comenzamos a descender ahora con más fuerza. No sé como Oliver puede disfrutar esta mierda, pero al menos se está divirtiendo en algo que no sea trabajo.

Cuando siento que mi corazón ya estaba de fuera junto con todas mis entrañas, abro los ojos y todo está oscuro.

—Alex...

—Dios, ¿eres tú?

—No, soy Optimus Prime —ironiza Oliver soltando leves risas, aunque no me veo le estoy lanzando mi mirada más fulminante posible —es obvio que no soy Dios.

—Ya me di cuenta —y sigue mi mirada fulminante hacia él.

—Mi mano es que verá a Dios si no me sueltas.

Me percato que he apretado la mano de Oliver en toda esta traumática experiencia, la suelto rápidamente; ya vamos saliendo del túnel, ya se va deteniendo y ¡Por fin! puedo bajar. El mismo joven pelirrojo nos quita la seguridad del aparato y salgo lo más rápido que puedo, me tiro al suelo y comienzo a acariciarlo como si es lo más preciado en este mundo, y lo es cuando has estado a esas alturas y sientes que el estómago te saldrá por la boca, un Oliver muriéndose de risa va tras mío.

—Alex... Que... ¿Qué haces? —balbucea entre tanta risa.

—Por favor, dile a mi familia que los amo, y que los llevé en mi corazón hasta el último minuto de mi vida.

—Alex, ponte de pie, maldición. No vas a dejarme viudo —más risas de Oliver, no... así no puedo ser seria.

—Oliver no es gracioso —se pone de cuclillas para acercarse a mí.

—¿Y para tu esposo no hay palabras? —dice, tomando mi mano para levantarme.

—Sí, que lo espero en el infierno.

Su risa incontrolable me hace reír también, ya incluso he olvidado el hecho de que casi muero en esa montaña rusa, Oliver me ayuda a levantarme y lo llevo casi a arrastres a una heladería que diviso a unos 10 metros de nosotros.

—Vainilla, ¿cierto? —pregunto a Oliver quién solo asiente con su cabeza mientras revisa su teléfono celular.

—Uno de vainilla y otro de chocolate por favor —le digo a la mujer de cabello rubio tras el mostrador que se le queda viendo a Oliver más de lo normal, ¡Por Dios! ¡Es como diez años mayor! ¿Qué le pasa?

Pensaba quedarme en el lugar pero la mirada de la mujer pervertida hacia Oliver me pone incómoda, tomo ambos helados y los pago, Oliver se ha percatado demasiado tarde e insiste en devolverme el dinero.

—¿Qué? ¡No! Te lo he invitado alégrate —digo, dándole su helado de vainilla que él toma guardando su celular mientras salimos de la heladería.

—No me gusta que pagues, Alex. ¿Quieres que digan que soy un tacaño que dejo que mi esposa pague todo por mí?

—No dirán eso, Oliver. Son sólo helados, además es del dinero que tú me pagas así que es como que te los invites tu mismo —él esboza una sonrisa mientras lengüeteo mi helado, Oliver maliciosamente golpea mi helado haciendo que este se unte a mi nariz.

Cierro mis ojos, Alex... cálmate... recuerda, autocontrol.

—¡Oliver! —exclamo con paciencia, mientras él ríe a carcajadas y me ayuda a limpiarme con la pequeña servilleta que envolvía su helado.

En un descuido suyo, entierro mi helado en su nariz, él retrocede chocando contra una pared y lo acorralo, comienzo a lamer el helado y él sólo ríe, pone su mano en mi cuello y me besa, haciendo que lo que quedaba de helado en su cara ahora se embarre en la mía; su beso sabor a chocolate, ni siquiera me importa que esté pasando gente a la par nuestra y al parecer a él tampoco, me gusta saborear estos labios. Pone su mano en mi cintura, mientras con la otra sostiene su helado, está recostado sobre esa pared, haciendo que casi seamos del mismo tamaño, él rodea mi cintura con su brazo y me apega mas a él, el beso se vuelve más intenso, pero no es de esos besos como los anteriores, este es diferente, dulce y apasionado, como un primer beso, ahora sé que es sentir esas mierdas de maripositas en el estómago y es la primera vez que siento algo así... ¡Mierda! Detengo el beso y lo miro, el también me ve, esa mirada azul... Esos labios... Oliver...

No puedo quitar mi mirada de la suya, no sé que tiene este hombre que me está haciendo perder la consciencia, no sé que estará pensando él que no despega sus ojos de los míos, he besado muchos pero él es el único que me ha hecho sentir cosas así, su celular nos interrumpe haciéndonos a ambos estremecer..

—Lo siento —dice, vacilando si quitar sus ojos de los míos y ver su celular.

—Está bien —aclaro mi garganta y trago saliva viendo hacia otro lugar.

¿Qué fué eso?

—¿Cómo estás Vanessa? —¿Vanessa? Frunzo mi entrecejo ¿Vanessa?¿La tipa con la que salió aquel día? ¿Por qué diablos esa tipa va a llamarlo si no tuvo nada con ella? —No es cierto, es solo David —susurra, su rostro dibuja una sonrisa maliciosa en sus labios —¿Cómo estás David?

¿Qué? ¿Cómo? ¿Acaso está jugando conmigo?

—No, es sólo una broma para Alex —continúa con esa sonrisa triunfante en sus labios, lo maldigo.

Comienzo a buscar cualquier cosa que yazca en el suelo para lanzarle a Oliver. Este comienza a correr por instinto riendo a carcajadas, maldito, comienzo a recoger todas las piedras y botellas que encuentro. Lo mato.

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