Razón uno; tu entrega
Jongin y yo terminamos la escuela mucho tiempo después de nuestro primer mes. No nos sentimos para nada intimidados por los cambios o la distancia puesto que vivíamos cerca, y ambos habíamos decididos aplicar para la misma universidad, sólo que en diferentes campus. Yo quería aprovecharme de que era el genio de las mentes, sabiendo cómo manipular a mi antojo, aunque más allá de eso, era mi necesidad de conocer más la mente de ser el humano, así que terminé haciendo un examen de muchos preguntas y la mayoría en base a la psicología. Yo no quería alardear pero si en la vida real se pudiese poner esas uñas de WhatApp en ese momento lo hubiese hecho.
Era el Papi de la psicología.
Por otro lado, Jongin dijo algo que sonó como «Cuando vaya al mercado, yo no voy a pedir mis verduras en base a la tabla periódica, y para lo único que voy a necesitar los números es para volverme millonario», así que el aplicó para lo que destacaba más. El arte, porque mi bebé era arte pura.
Si no fuera tan celoso, lo prestara para que hicieran bustos de él y su figura desnuda, pero sólo yo tenía derecho a observar semejante pieza de arte.
A Jongin le costó mucho aplicar para la universidad porque, a pesar de que en artes había destacado rotundamente, en las respuestas de otras ramas se había vuelto un verdadero ocho, aunque sólo estaba exagerando, él estudió a mi lado tanto como pudo, día y noche. Yo lo ayudé, le prometí mamadas y pollos si aprobaba y él se esmeró (quise creer que fue por la oferta de la mamada y no por el pollo) sudó mucho, ensayó para sus exámenes físicos y al final, logró aplicar con un promedio estable, no para una beca como le había pasado a Luhan, pero lo suficiente como para que él tuviera una casa en la qué llevar sus estudios.
Fueron unas vacaciones terribles, porque nos distanciamos en la recta final con el fin de no distraernos. Sin embargo, cuando los resultados llegaron a mi casa, no más me puse mis zapatos salí corriendo a la casa suya siendo recibido por sus labios, y brazos, celebrando su triunfo. Como le había prometido pollo, cumplí mi promesa llevándolo a cenar todo lo que quiso esa tarde, y cuando llegamos a su casa, con el descaro de que sus padres estaban en su habitación descansando, dejé que me follara la boca sin rogarle que me dijera Papi. Se había ganado el mérito, yo estaba feliz, su estómago estaba feliz; su pene y el mío corrieron por la pradera.
Fue hermoso.
—Estoy muy emocionado de que comiencen las clases —alegó efusivo, un día de esos en el jardín. A veces el hacía trampa y buscaba lugares públicos para vernos sólo para sentirse protegido de que no me lo iba a sabrosear—. Sé que es una locura pero esta etapa nueva quiero comenzarla con todo.
Asentí sonriendo a su efusividad, la verdad es que no me sorprendió lo emocionado que Jongin estaba por comenzar la universidad. Él había logrado entrar gracias a su esfuerzo y quería gozarlo al máximo, yo sólo estaba allí para aplaudir sus logros y besarlo desprevenido, amaba su rostro de «¡Me besaste!» Como si no fuésemos novios que compartían sus fluidos. Era tan lindo.
—Sólo recuerda que esto es un paquete, estamos juntos en esto.
Esperaba que rodara los ojos y me ignorara pero (a lo mejor fue la emoción) él extendió su mano tomando la mía y me sonrió. Besó cada uno de mis dedos con una sonrisa y luego se acercó a mis labios para besarlos con dulzura. Cuando hacía esas cosas yo salía de mi orbita, nunca podría acostumbrarme a sus arranques de cariño, siempre era yo el de los gestos cariñosos-melosos-perversos.
—Nada ni nadie va a separarnos una vez comience la universidad —siseó muy suave, se separó de mis labios pero entrelazó nuestro dedos y caminamos así a pesar de las miradas curiosas—. Nos costó mucho estar juntos, este paquete no se deshace sólo porque sí.
Había una parte de mí que tenía miedo de que Jongin se olvidara de lo nuestro una vez comenzaran las clases, ya saben, con eso de que no teníamos la misma carrera universitaria. Me daba miedo en el fondo de mi corazón que todo lo que pasó en la escuela fuera sólo eso, cosa de escuela. Sin embargo sus palabras tranquilizaban mi agitado corazón. Yo no sabía si él estaba al tanto, pero él era lo más importante para mí, y perderlo me iba a tumbar rotundamente sin esperanza de poder levantarme. Amaba a Jongin tanto que tenía miedo de tantas cosas con respecto a nuestro futuro incierto.
—Muchas gracias por prometerlo —susurré, besando su mejilla.
—Y no sólo eso, voy a mantener mi palabra —me dijo, con la misma sonrisa que robaba mi alma y mi corazón—. Te quiero, hyung.
—Yo también, Jongin —respondí abrazándolo, de repente sentía tantas ganas de llorar aunque no sabía por qué, no sabía si era felicidad de tener a un maravilloso hombre en mi equipo, viviendo días de miel o por la incertidumbre y el presentimiento de que las cosas en la universidad, con nuestros horarios de terror, iban cambiar dramáticamente.
Posiblemente estaba siendo paranoico, Jongin no parecía estar al tanto de estos miedos, y si él estaba seguro y confiado de que nada iba a pasarnos, yo podía aférrame a ello como lapa, así como me aferré a él en el pasado a pesar de sus desplantes y sus muchos te odio. No iba a pasar nada, tan sólo eran cosas mías y conjeturas locas que no tenían fundamento.
—¿Cuándo nos volvimos tan cursis? —preguntó él, a modo de risa, reanudando nuestro cursi paseo por el parque tomados cursimente de la mano.
—Desde el momento en que me besaste con tus labios de chocolate y me dijiste que me odiabas y que me amabas —siseé, y él se echó a reír, su sonrisa era tan tonta y sosa, parecía una doña riéndose, pero era mi doña y yo quería ser su don.
—Necesito recuperar mi virilidad —comentó, a modo de broma.
—Oh cariño, sigue intacta entre tus piernas, aún no me la he tragado.
—¡Yah, Do Kyungsoo!
—¡A tus órdenes, cielo!
Salí corriendo en el momento en que él se echó a correr detrás de mí jurando atraparme y hacerme cosquillas en los costados porque sabía que eso me desmantelaba totalmente; no sabía si era capaz de hacerlo puesto que estábamos en público pero con esa declaración de hace un rato, anormal en él, me podía esperar cualquier cosa.
Corrimos por todo el parque, yo era veloz pero él lo era más con esa piernas que se gastaba, daba dos pasos y ya llegaba a China. Al cabo de unos minutos terminé agotándome y sin más qué hacer Jongin me cayó encima acorralándome entre sus piernas para proceder a hacerme cosquillas por los costados, arrancándome las risotadas de un solo golpe y haciéndome llorar porque no lo soportaba.
En algún punto de nuestra escena cliché de dramas, Jongin dejó de reírse a carta abierta para simplemente mostrarme esos ojos de ensueño, y dejar una pequeña sonrisa tinturada en sus labios. Era el rostro de la introspectiva, el rostro de la persona que a fin de cuentas amaba con la misma pasión de todos los días.
—¿En qué piensas? —le pregunté, llevando mis dedos hasta su rostro y haciéndolo suspirar de mera dicha.
Jongin se colocó a mi lado, dejando caer inmediatamente su cabeza en mi pecho; permaneció en silencio por un breve instante en el que sólo se dedicó a hacer círculos por encima de mi ropa, escuché su respiración pausada, casi podía escuchar las cosas que pasaban por su cabeza.
—¿Alguna vez te imaginaste que íbamos a estar así? —preguntó, con un tono dudoso en sus palabras.
Sonreí, sabía que él estaba pensando mucho en ello que, a pesar del tiempo que habíamos pasado juntos, aún no lo podía creer.
—Lo soñé muchas veces —respondí, aferrándome a sus brazos, y al olor de su cabello—. Estaba al tanto de que era una locura que de la noche a la mañana me vieras con otros ojos, pero no podía dejar de recostarme en mi cama y soñar que estábamos juntos, que podíamos tener este tipo de contacto sin que me saltaras encima. Creo que me enamoré de ti a primera vista.
—Y por eso me acosaste en todas mis clases particulares, tonto —siseó, en tono jocoso.
—No teníamos ninguna clase juntos, así que me aventuré, la verdad es que nunca quise ser mejor o peor, simplemente quería verte un poco más de tiempo. Yo…, nunca había conocido a alguien tan lindo como tú.
Jongin levantó el rostro de mi pecho y me sonrió, dejando un casto beso sobre mis labios antes de volver a su cómodo lugar.
—Yo nunca lo imaginé, llegué a soñarlo, pero lo tomé como una pesadilla.
Yo no me podía enojar por sus pensamientos, a fin de cuenta, nos costó estar donde estábamos, a él le costó aceptar sus sentimientos, y día a día, descubría algo nuevo por mí y trataba de demostrarlo. No me podía quejar en absoluto porque después de todo, éste era el Kim Jongin del que yo me había enamorado.
—Pero…, debes saber que ahora yo no podría estar sin ti, ¿lo sabes, verdad? ¿Sabes que te quiero más que nada?
Él no tenía que preguntarlo, porque yo lo sabía.
Le apreté el pene, esa era mi mejor respuesta.
🐧🐧🐧
Como arruinar el romance, by Kyungsoo, Vol II 😚
No se acostumbren al fluff, mi gente, no lo hagan 😂😂
Espero que les haya gustado, por cierto, ¿Ya leyeron Inocente/Indecente?
Deberían... 🌚🌚