That One Thing

Od tebardz

38.8K 477 139

Nicole parece solo preocuparse por vivir su vida y dejar a los chicos atrás, pero eso va a cambiar cuando tre... Více

Capítulo 1: Nuevo en la ciudad
Capítulo 2: ¿Sólo amigos?
Capítulo 3: Arriesgarse
Capítulo 4: Él es diferente
Capítulo 5: Nuevo trabajo
Capítulo 6: Desaparecido
Capítulo 7: ¿Otra vez tú?
Capítulo 8: ¡Aléjate de ella!
Capítulo 9: Amor en el aire
Capítulo 10: Noche de películas
Capítulo 11: Tenemos que hablar
Capítulo 12: Fiesta para dos
Capítulo 14: Nunca lo imagine
Capítulo 15: La familia Sharp
Capítulo 16: ¿Celos?
Capítulo 17: Es mío
Capítulo 18: Cena conflictiva
Capítulo 19: Competencia de surf
Capítulo 20: Funeral y algo más
Capítulo 21: Ha terminado
Capítulo 22: De vuelta en casa
Capítulo 23: De todas maneras iré
Capítulo 24: ¡Feliz cumpleaños, Anna!
Capítulo 25: Un atardecer inolvidable

Capítulo 13: Varados en medio de la nada

1.3K 20 4
Od tebardz

-Tengo hambre –comenté.

-¿Pedimos una pizza? –ofreció Alex.

-Sería estupendo, estoy muriendo –reí.

Seguíamos en su departamento pero esta vez ya había vuelto la luz, no era muy tarde, eran las ocho de la noche. Alex se dirigió al teléfono de la sala y lo escuche pedir una pizza mediana de pepperoni.

Regresó a la cama y se acostó al lado de mi, estábamos viendo la televisión otra vez hasta que sonó el timbre y supimos que era la pizza.

-No he buscado el dinero –dijo Alex hurgando con desesperación por los cajones.

-Yo iré por ella.

Me dirigí a al ascensor esperando que se abriera y justo cuando lo hizo vi la caja de la pizza pero quien la sostenía era lo que me había sorprendido.

-¡Paul! No sabía que trabajabas –dije.

Paul no me había respondido, se había quedado mirándome fijamente y hasta después me percate de que era porque solo traía una camisa, y era la de Alex, no me cubría casi nada. Alex llegó con el dinero y también se sorprendió al verlo.

Paul seguía sin hablar solo miraba nuestra ropa perplejo, Alex llevaba su camisa desabrochada y los dos nos veíamos en una situación muy prometedora debido a nuestro aspecto.

-Hey, Paul –Alex lo saludó- Qué coincidencia.

Me sentía algo avergonzada.

-Mm… Si –dijo él entregándonos la pizza.

-¿Te quieres quedar un rato? –le preguntó Alex.

-No puedo, tengo trabajo que hacer. Ustedes… Sigan en lo suyo. –dicho esto Alex le pagó y él se marchó rápidamente.

-¿Siempre es así de raro? –me preguntó Alex después de que se fuera.

-Conmigo no es así. –le respondí.

Después de comer y entretenernos un rato, Alex me llevó a mi casa, se quedó otro rato conmigo y se fue.

Al día siguiente tenía planeado volver a ver a Alex, entonces me cambie y me dirigí a su casa. Cuando las puertas del ascensor se abrieron él me recibió con un dulce beso.

-¿Qué haremos hoy? –pregunté entusiasmada.

-Me acompañaras a comprar unas cosas, al otro lado de la isla.

-¿Al otro lado de la isla? –pregunté- ¡Eso está muy lejos!

-Lo sé, pero para eso existen los autos.

Tenía razón. Casi nunca iba al otro lado de The Rocks, prácticamente no era una isla pequeña, parecía mas bien un país. Era demasiado grande y solo había estado muy pocas veces del otro lado, pero no había casi nada por allá. Me preguntaba que quería ir a comprar.

Pasaron varias horas para llegar al otro lado de la isla, estaba muy desolado por allá.

Llegamos hasta un pequeño taller, era azul y tenía una tienda al lado con accesorios para autos y todo ese tipo de cosas.

En ese momento me acorde de mi auto que aun seguía en el taller, ¿qué rayos le estaban haciendo? Se habían tardado demasiado, pero tendría que esperar por su llamada.

Entramos al pequeño lugar y vi a un hombre de tez morena debajo de un auto gris, salió de ahí abajo y al instante que vio a Alex lo saludó como si hubieran estado esperando ese momento.

-Tanto tiempo sin verte, muchacho –dijo sonriendo- Y, ¿quién es esta hermosa señorita? –preguntó percatándose de mi presencia.

-Mi novia –contestó Alex con orgullo.

-Soy Nicole –dije presentándome.

-Hermoso nombre.

-Gracias –le sonreí.

-Yo soy George.

-Mucho gusto, George.

Después de unos minutos escuchando la conversación entre ellos, Alex le preguntó:

-¿Tienes lo que te pedí?

-Todavía no llega, es que lo tuve que pedir –explicó George.

-En verdad lo necesito.

Supongo que estaban hablando de algún objeto para el auto de Alex, nunca he entendido eso.

-¿Manejé cuatro largas horas para nada?

-Me viste a mí –dijo George sonriendo- ¿No te hace eso feliz?

-Me alegra haberte visto pero…

-Lo sé, perdón. –se disculpó- Yo te aviso cuando me llegué.

-Está bien –dijo Alex resignado.

Nos despedimos y nos dirigimos de nuevo al auto. Los días se me estaban pasando demasiado rápido, de hecho ya estaba prácticamente oscuro, también fue porque se quedaron hablando de su vida por un largo tiempo.

La carretera estaba desolada y Alex manejaba a gran velocidad con un brazo recargado en la ventana mientras sonaba ‘’Don’t Wanna Go Home’’ de Jason Derulo. De repente, escuchamos un fuerte crujido, nos dimos cuenta de que había sido una llanta. Alex frenó y se bajo a revisar que había pasado.

-¡Demonios! –lo escuché gritar.

-¿Qué pasa? –pregunté alarmada.

-Un vidrio se incrustado en la llanta, se desinflo.

-¿¿¡¡QUÉ!!?? –grité- ¿Ahora qué vamos a hacer?

-Tranquila, podemos llamar a alguien –dijo buscando algo en su bolsillo que al parecer no logro conseguir- Dejé mi celular en el departamento.

Busqué en mi bolsillo y yo si traía el mío, me relajé.

-Yo traigo el mío –dije sacándolo.

Al presionar un botón, la pantalla se iluminó pero al instante vi que aparecía un pequeño aviso:

‘’Batería baja.’’

Y se apagó.

-¡No es cierto! –me había olvidado de cargarlo esta mañana.

-Al parecer somos un desastre –dijo riendo.

-Estamos varados en medio de la nada –dije.

-Creo que la única opción que tenemos es caminar y esperar que pase algún auto.

-Estamos del otro lado, Alex. Nadie va a pasar por aquí –dije estresada- Y tampoco pienso caminar.

-Entonces, ¿qué hacemos? –preguntó algo molesto.

-Esperemos mejor aquí –sugerí.

Pasaron horas y horas, no había ni un alma en ese lugar. Comenzaba a sentir miedo de estar allí en medio de la noche, lo bueno era que no estaba sola.

-Veámosle el lado bueno.

-¿Cuál sería ese? –pregunté.

-Que estamos juntos y lo mejor es que solos. –me sonrió pícaramente.

Su expresión me ocasiono una risa, pero en medio de esa diversión salió un bostezo de mí. Ya tenía mucho sueño y hacía frío.

-Será mejor que entremos al auto y durmamos un poco.

Me subí y Alex presionó un botón que hacía que el techo del auto nos cubriera. Me pase a la parte de atrás mientras Alex buscaba en la cajuela unas cobijas.

Se sentó a mi lado y me abrazó.

-Hace unos días hablé con Sam. –dije de la nada.

Noté como Alex se ponía tenso.

-¿Te está volviendo a molestar?

-No, esta vez hablamos como personas civilizadas.

-¿Qué quería? –preguntó Alex secamente.

-Que volviéramos… -le dije.

Alex no respondió ante aquello.

-Me pidió disculpas por como se había comportado y quedamos como amigos. –expliqué. Sentí como Alex se relajaba poco a poco.

-Sigue sin caerme bien.

-Lo sé, pero quería comentarte eso –le dije- Sam nunca había sido así, lo conozco. Por eso le di otra oportunidad para arreglar las cosas, pero solo como amigos –afirmé.

-Bueno, solo que si te llega a tocar no dudare en… -lo interrumpí.

-Tú no tienes competencia –le dije sonriendo.

Alex esbozó una sonrisa de oreja a oreja y me besó tiernamente.

-Gracias por confiar en mí.

Lo volví a besar y ya se me había quitado el sueño. Comenzamos a hacernos preguntas, estábamos realmente aburrido y no hallábamos que hacer. Eran como las diez de la noche y seguíamos haciendo estupideces. Me divertía tanto con él, no importaba el lugar, ni la hora, ni nada, si estaba con él todo cambia y me sentía feliz.

-Vamos a la playa. –dije.

Estaba a un lado de nosotros así que fuimos a admirar el mar un rato. Nos sentamos escuchando las olas en silencio y disfrutando de aquel hermoso momento. No necesitábamos palabras para describir como nos sentíamos. Simplemente nos amábamos.

Parecía un locura, que en tan poco tiempo eso llegué a pasar, normalmente las personas creían que no duraríamos pero me agradaba la idea de que les habíamos demostrado que no era así.

Alex me dejó sola por unos minutos mientras iba a buscar unos pequeños troncos para prender un fogata.

Regresó y la encendió rápidamente, Alex era bueno para casi todo.

Me acosté a un lado del fuego para que no me diera frío y él se puso en frente de mí, tomó mi rostro entre sus manos y me dio un cálido y suave beso.

Creo que después de todo no había sido tan malo quedarnos varados. Solo éramos nosotros dos en medio de la nada, escuchando el mar y admirando las estrellas. Era uno de esos momentos tan perfectos que siempre recordaras a lo largo de tu vida.

Me estaba quedando dormida y sentí como Alex se acomodaba al lado de mí, mientras yo me apoyaba en su fuerte y musculoso pecho para dormir mejor.

-Ha sido un gran día –me dijo con felicidad.

-Sí –respondí y tras eso me quedé profundamente dormida en sus brazos.

Cuando abrí los ojos ya el sol brillaba desde lo más alto y me di cuenta de que estaba sola. ¿Dónde estaba Alex? Comenzaba a asustarme, pero decidí tranquilizarme un poco antes de ponerme a pensar en todas las películas que he visto donde secuestran a las personas.

Bajé por una pequeña montaña de arena y ahí lo vi, a la orilla del mar apreciando ese esplendor. Alex se dio la vuelta y me vio, esbozó una hermosa sonrisa y cuando llegué a su lado vi como esos impactantes ojos grises brillaban como nunca.

La camisa que tenía hacía que su complexión musculosa resaltara más de lo que ya era, me ruboricé al notar que él me veía de una manera seductora.

-Has dormido mucho –dijo dándome un beso y abrazándome.

-Creo que estaba agotada –reí junto con él- Pero, ahora tendremos que caminar.

-Es la única opción porque la de anoche no funciono muy bien.

-Fue mi culpa –me disculpé.

-No lo fue. Fue una de las mejores noches de mi vida, siempre lo son cuando estoy contigo.

Apenas escuché lo que dijo y me emocioné tanto que salta sobre él y le di un apasionado beso.

-No me merezco a alguien tan bueno como tú.

-Gracias a ti pude olvidar todo lo que pasa con mi hermano –me dijo entre besos.

-Sabes que nunca pasaras por eso otra vez –le dije mirándolo directamente a los ojos.

Caminamos hasta el auto tomados de la mano y haciendo bromas, como siempre. Decidimos seguir por la carretera esperando a que pasar alguien, pero nada. No estábamos muy alejados del auto pero estaba totalmente desierto por ahí.

-Tengo mucha sed.

-Yo igual y mucho calor –dije.

A nuestro la izquierdo estaba la playa y al lado derecho la selva, nos adentramos entre los árboles y me senté en una pequeña roca que había cerca, Alex hizo lo mismo. Cuando nos quedamos totalmente en silencio escuchamos agua caer a lo lejos.

-¿Agua? –pregunté confundida.

-Eso creo.

-Vamos a acercarnos.

Caminábamos y caminábamos pero tan solo seguíamos escuchando. Cada vez se escuchaba más fuerte, y tras quitar unos arbustos de nuestro camino vimos una cascada con un lago y varias rocas alrededor. Se veía realmente hermoso, como el de una película, la cascada era algo alta y el agua caía en el lago causando un sonido agradable, una brisa llego hasta nosotros haciendo que pequeñas gotas mojaran nuestro rostro.

Alex no lo pensó dos veces y me tomo entre sus brazos y me lanzó al agua. Me sorprendí, esto ya era como una mala costumbre de él. Saqué mi cabeza del agua y lo miré desafiante. Siempre me tomaba por sorpresa, pero ahora ya sabía que cuando hay agua me tengo que mantener alejada de él, la verdad es que no me había molestado que me lanzara al agua ya que hacía demasiado calor pero yo lo seguía mirando seria mientras él se reía a carcajadas.

-Nunca cambiaras –dije resignada.

Se quitó la camisa y sus marcados abdominales se veían demasiado bien para ser real.

Entró al agua en un perfecto clavado y cuando salió de ella le dije:

-Por lo menos avísame para no quedar siempre empapada.

-Es la emoción del momento –me guiño un ojo.

Nadamos hasta donde caía el agua y ahí nos refrescamos. Vi una soga colgar de un hablar y enseguida salí del agua.

-¿Qué haces? –preguntó Alex confundido mientras yo trataba de subirme en la soga.

-Quiero algo de diversión –dije cuando por fin lo logré y me balancee en ella.

Escuchaba como Alex reía y finalmente me solté y caí en el agua. Él empezó a hacer lo mismo y así estuvimos un rato hasta que nos cansamos. Salí del agua y me senté un rato mientras Alex aun en el agua me miraba fijamente.

-Te ves muy sexy cuando estas mojada.

Ese comentario me hizo estallar en carcajadas, él se acercaba a donde yo estaba y de un momento a otro tiro de mi brazo y caí al agua, de nuevo. Me acorraló contra una roca dejándome sin escapatoria, puso sus brazos uno a cada lado y se acerco a mí posando sus labios sobre los míos haciendo que mis emociones se volvieran locas. Me acerco más a él mientras yo entrelazaba mis manos en su cabello, nos fuimos hundiendo poco a poco y cuando estuvimos bajo el agua nos besamos más apasionadamente, salimos de debajo del agua y me volvió a acorralar.

-Me encantas. –dijo Alex.

Lo acerqué de nuevo a mí y lo bese con desesperación. De su cabello caían pequeñas gotas en mi rostro, mis manos recorrían su pecho y él paso de mis labios hasta mi cuello marcando un camino de besos hasta llegar a mi hombro, siguiendo el mismo camino volvió a mis labios entrelazando sus manos en mi alborotado cabello.

-Será mejor que volvamos –le dije.

-Está bien –dijo Alex resignado.

Nos apartamos y salimos del agua. Como siempre tenía toda mi ropa mojada y Alex estaba más seco que yo.

Caminamos y podría jurar que nos habíamos perdido.

-No fue una muy buena idea. –dije.

-No me arrepiento de nada. –dijo Alex esbozando una enorme sonrisa.

Por fin encontramos el lugar por donde había pasado y regresamos hasta el auto. Esperamos ahí durante un buen tiempo esperando a que pasara alguien a nuestro rescate, mientras físicamente me encontraba ahí mi mente viajaba a otro lugar. Siempre que estaba con Alex divirtiéndome sucedía algo, él se ponía muy intenso, lo cual no me molestaba pero aun no estaba lista y la verdad es que me daba miedo llegar más allá por la intensidad del momento, sabía muy bien cuando parar pero requería de mucho esfuerzo de mi parte.

El sol estaba radiante e hizo que me secara al instante, llevaba unos jeans negros y una blusa azul cielo. Mientras me concentraba viendo mis Converse escuché un ruido, era un auto. Alex también lo escuchó y al segundo apareció por la carretera mientras nosotros hacíamos señas para que se detuviera. Cuando al fin se detuvo vimos a un señor mayor, como de unos cuarenta años, salir del auto.

-¿Se encuentran bien? –preguntó preocupado.

-Sí, solo que se nos daño el auto –contestó Alex- ¿Podría usted prestarnos su teléfono para llamar a la grúa?

-Claro –dijo el señor dándonos su celular.

Cuando Alex terminó la llamada se dirigió a mí.

-Dicen que vendrán mañana por el auto. Tengo que dejarlo aquí. –no parecía muy convencido de esa idea.

-Yo los puedo llevar a su casa, no hay problema –ofreció el señor.

-¿En serio? –contesté esperanzada- Sería muy amable de su parte.

-No hay problema.

En seguida nos subimos al auto y después de unas horas por fin llegamos a casa de Alex. Le agradecimos al señor y nos salimos del auto, subiendo por el ascensor.

Miré el reloj y ya eran las cuatro de la tarde. Había pasado mucho tiempo y yo moría de hambre, al igual que Alex.

Ordenamos comida china y estuvimos ahí un buen rato, hasta que oscureció por completo y le pedí a Alex que me llevará a casa.

Durante el trayecto desde su casa hasta la mía no podíamos parar de reír de que de verdad nos hubiera ocurrido eso.

Llegamos a mi casa y lo invité a pasar, al instante que entramos sonó el teléfono, corrí para tomar la llamada.

-¿Sí? –contesté.

-¿Nicole? ¿Estás bien? –preguntó Paul preocupado al otro lado del teléfono.

-Si, ¿por qué?

-Te he dejado miles de mensajes, hasta fui a tu casa a ver si te encontrabas bien.

-Tan solo estaba con Alex –no quería decirle que me había quedado varada en medio de la nada.

-Oh, claro. Tu novio –dijo algo desanimado. No supe cómo interpretar aquello que me decía.

-¿Quién es? –preguntó Alex desde la cocina.

-Un amigo, el hermano de Dan, Paul –respondí.

-Me alegra saber que estas bien –continuó Paul después de escuchar la voz de Alex.

Últimamente Paul había estado raro así que decidí proponerle algo.

-¿Qué te parece si mañana salimos a comer un helado o lo que sea? –propuse entusiasmada.

-Perfecto –sentí como su tono de voz cambiaba después de eso- Paso por ti en la tarde.

-Ok, nos vemos mañana.

-Adiós. –dijo él terminando la llamada.

Regresé a la cocina y vi a Alex buscando por todos los cajones.

-¿Qué pasa?

-¿No tienes chocolate? –preguntó.

Reí ante su pregunta, él era igual a mí. Se podría decir que teníamos una adicción.

-Los guardo en mi habitación. –respondí- Si los dejo aquí Carla se los comería y nadie quiere que eso pase, créeme.

Cuando Carla comía chocolate se volvía loca. Demasiado hiperactiva se podría decir y llegaba a decirle cosas a mi padre enfrente de mí que no eran de mi agrado.

Subí a mi recamara y Alex me seguía, busqué algunos chocolates y se los di. Él los devoró al instante. Después se dedico a observar todas las fotos que tenía con Dan y Anna pegadas en mi pared, eran muy buenos recuerdos, los mejores podría decir yo.

-Se ven tan lindos juntos. –dije cuando él se detuvo a observar una de Dan y Anna.

-Como nosotros dos. –dijo finalmente Alex.

-Mañana saldré con Paul. –le informé.

Me di cuenta de cómo Alex se ponía algo tenso.

-¿Qué hay con esa tal Paul? –preguntó- Pensé que me caería bien pero ahora que lo pienso mejor…

-Vamos a ir por unos helados, es un gran amigo. –dije- En lo poco que lo llevó conociendo se ha portado muy bien conmigo.

-¿Pasas mucho tiempo con él, no?

-¿Celos? –pregunté entre risas. Era obvio que Alex los comenzaba a sentir.

-¿Sería tan malo si así fuera?

-En absoluto –le sonreí- Te ves lindo cuando estas celoso.

-Yo diría más bien que soy una bomba sexy. –dijo pícaramente.

Me reí junto con él.

-Lo eres –dije mientras lo besaba.

-Hablé con mis padres y ellos se mueren por conocerte.

¿Ya los conocería? Estaba ansiosa. Eso quería decir que si íbamos en serio y me entusiasmaba ante la idea pero al ver la expresión de Alex pude ver que también había algo malo con aquello.

-Pero… -dije.

-Brian y Julie estarán ahí.

-Puedo con ellos –dije sonriendo.

-Lo sé –dijo- Pero si se te hace algo incómodo solo dime y yo… -lo interrumpí.

-Puedo con ellos –repetí- Además yo voy a conocer a tus padres, no a ellos.

-Qué valiente –me dijo mientras se acercaba a mí seductoramente.

-Siempre. –lo besé.

-¿El miércoles te parece bien?

-Me parece excelente. –dije- ¿Cómo tengo que ir vestida? –pregunté algo apenada.

-Aunque vayas llena de barro te verás perfecta.

-Mm… ¿Un vestido casual?

-Lo que tú quieras –dijo dándome un suave beso en la mejilla.

-No me estás ayudando.

-No lo necesitas –esbozó una sonrisa.

Lo acompañe hasta la puerta y me despedí de él con un pequeño beso pero como era de esperarse para Alex nunca es suficiente entonces me besó por un largo rato y después se marchó.

Subí a mi recámara y tomé una ducha. Había sido un día perfecto, pase lo que pase siempre lo será si estoy ahí con Alex.

Conocería a sus padres, de verdad me estaba poniendo nerviosa. Quería su aprobación. Además eran los Sharp, tenía que causar una buena impresión. Iban a estar ahí su ex novia y su hermano, si sería algo incómodo, lo admito pero no dejaría que se interpusieran entre nosotros.

***

PERDON PERDON PERDON. En mi casa no hay internet y por eso no subi el capítulo, espero que lo disfruten.

En los primeros capítulos había escrito que Nicole tiene 17 años pero no, ella tiene 18 perdon por mi error pero mejor tarde que nunca, de todas maneras ya lo arregle.

Comente y voten por favor :) 

Pokračovat ve čtení

Mohlo by se ti líbit

73.8K 3.9K 53
Eva, una talentosa fotógrafa en ascenso, y Jase, un apuesto modelo, se cruzan en una fiesta caótica donde Jase, tras beber en exceso, cuenta con la i...
8.7M 1M 53
[COMPLETA] Adam tiene una fascinación por las frases de asesinos. Reachell ama tocar el piano. Adam es reservado y misterioso. Reac...
47.2K 1.7K 26
¿Que pasaría si te sintieras completamente atraída por la prima de tu nueva compañera de trabajo? Descubre la historia de Chiara una artista emergent...